Como he relatado, asistí a la “Cumbre Mundial del Desarrollo Sostenible” que tuvo lugar en Sudáfrica en 2002. Raymond Jost, cabeza y dinamizador del “Secretariado Internacional del Agua” logró desarrollar con enorme éxito, tres ideas-fuerza, en tres lugares diferentes y de forma simultánea: la “Casa del ciudadano y el agua”, los “Puentes de agua, con su lago” y el “Jardín de la gobernanza” con su “Árbol de las palabras”. Los tres concebidos como lugares de acogida, diálogo e intercambio sobre el tema del agua y el desarrollo sostenible.
Sin embargo, Raymond es un perfeccionista y cuando una idea le nace y comienza a rondarle en la cabeza, no se detiene hasta gestarla, darle forma, desarrollarla, conseguir los recursos y llevarla a la realidad; como él dice en francés, hasta “la pondre” (la mejor traducción a ese verbo -que se refiere a la “puesta de un huevo”- sería: …hasta “darle vida”, “parirla”). Le comenzó a preocupar que si bien los conceptos de la “Casa”, el “Jardín” y los “Puentes”, parecían sólidos, su realización atrayente y estéticamente bien resuelta; los tres debían tener algo en común, algo que los unificase, que pudiese ser el símbolo del “Secretariado Internacional del Agua” en los tres ámbitos en los que iba a estar presente y en la “Cumbre” misma.
Comenzó a buscar una imagen que fuese reconocible en todo lado, que tuviera un significado local pero también para los visitantes de todos los confines del mundo. Algo que perdurara y fuese de fácil recordación. En fin…, algo incluso que pudiese quedar como recuerdo luego de la “Cumbre”.
Parió la idea y la trasmitió a un gran artista, al artista italiano Vittorio Ferrucci. Este hombre sensible entendió a la perfección lo que Raymond quería. Hizo primero el diseño de una afiche en el que aparece un personaje multicolor del que brota agua hacia arriba, hacia abajo y hacia los costados, tituló su obra: “Water-Life-People”, “Agua-Vida-Gente”. El personaje del diseño puede representar a un ser humano de cualquier latitud, de cualquier raza, de cualquier color, de cualquier continente, de cualquier condición… Representa a la gente de todo el planeta… pero también, si se le ve bien, puede ser un ser humano-animal-vegetal…, representa en realidad la vida. Iconográficamente analizado podría ser también una máscara o la representación de un ser mítico, una divinidad de cualquier lado, un dios universal… del que brota el agua, que “da vida” a “la vida”, que “da vida” a la gente, que moja y que se moja, genera vida y vive, da y, al mismo tiempo, recibe.
Ferrucci y Jost en ese punto, descubrieron que su idea era más que bidimensional y el concepto de “el agua: fuente de vida” les llevó a un reto complementario en su propuesta; crearon un diseño tridimensional, una “fuente de agua”… Hicieron primero los planos y luego una maqueta, de la fuente “Water-Life-People”.
La fuente “Water-Life-People”
"Las cuatro bocas de la máscara simbolizan las cuatro esquinas del mundo y vierta agua, esencia de la vida, en la base de la fuente que representa el círculo de la vida. La máscara, es el símbolo del alma del hombre, expresa todas sus alegrías y pesares. Representa la unión del cuerpo y el espíritu."
Vittorio Ferrucci
Los mismos conceptos del afiche, pero concebidos como una fuente urbana de la que brota agua sobre un espejo calmo, un símbolo del SIA en los tres ámbitos en los que iba a estar presente. Algo que perdurase, algo que pudiese quedar como recuerdo luego de la “Cumbre”…
Pero Raymond no se detuvo allí… comenzó a trotarle en la cabeza la idea de un recuerdo de difusión masiva, que pudiese sintetizar todos estos conceptos, menos costoso que un afiche, menos banal que un volante o un folleto -que terminan siempre en el tacho de la basura-, de costo moderado y de gran atractivo. En eso estaba cuando vio que en Sudáfrica la gente vendía en al calle unos prendedores confeccionados con mullos, con cuentas de colores, hábilmente ensartadas: banderas, animalitos, insignias de los equipos de rugby y de fútbol… Se lanzó con vehemencia sobre los vendedores para averiguar dónde se confeccionaban esas artesanías. Cuando le mencionaron que eran tradicionales de Soweto, todo se ordenó en su cabeza. ¡Tenía la solución a aquello que buscaba… pero aun, más!
Soweto es un conglomerado urbano próximo a Johannesburgo que alberga a más de tres millones de personas. Curiosamente Soweto no es una palabra nativa, viene de "South Western Township", asentamiento que se desarrolló durante el “apartheid” para alojar a la población negra que comenzó a ser mayoritaria en la ciudad debido a una gran migración generada por el atractivo de la minería y la industrialización como fuentes de trabajo.
El hacinamiento, la pobreza y las carencias han caracterizado a Soweto prácticamente hasta nuestros días. Son célebres los reclamos del arzobispo Desmond Tutú, exigiendo escuelas, servicios e infraestructura para los habitantes de este verdadero getto. Soweto fue la máxima expresión de la oposición al “apartheid” y sus habitantes apoyaron abiertamente la propuesta de Nelson Mandela, que le llevó, luego de muchos años de prisión, a la Presidencia de la República y significó el fin de ese tipo de régimen opresivo e injusto.
Raymond decidió que a más de los afiches y plegables, haría un convenio con los artesanos de Soweto para confeccionar, con mullos de colores, cientos de prendedores con la imagen “Water-Life-People”, para repartirlos a los visitantes de la “Casa”, el “Jardín” y de los “Puentes”…Decidió que haría confecciona con otros artesanos de ese asentamiento humano, un modelo a escala de la fuente “Water-Life-People” para el “Jardín”, barquitos de materiales desechables con los nombres de todos las instituciones que habíamos colaborado para ponerlos a navegar en el lago de los “Puentes” y una versión tridimensional, un alto relieve, del diseño “Water-Life-People” para la “Casa del ciudadano y el Agua”.
Además previó que se debía donar el diseño, los planos y la maqueta de la fuente “Water-Life-People” al Municipio de Johannesburgo a condición de que se la construya en una plaza de Soweto. La donación y la construcción serían un símbolo de respeto a la lucha de sus habitantes, un símbolo de respeto a Tutú y a Mandela, un símbolo de que el agua, la vida y la gente deben ser prioridad de todos… superando toda forma de discriminación y segregación… un pilar fundamental del “desarrollo sostenible”.
Todo así se hizo. Fue un trabajo de titanes en poquísimo tiempo, pero la gente de Soweto cumplió todas esas tareas. Tuvimos, afiches, plegables, prendedores, maquetas y fuente; símbolo del SIA en los tres ámbitos en los que estuvo presente. Y para que ese símbolo pudiera perdurar luego de la “Cumbre”…hicimos un acto formal de entrega y una visita para hacer la donación simbólica del modelo de la fuente al municipio, para que éste emprenda su construcción en ese Soweto lleno de luchadores anónimos. En esa visita vimos la impactante miseria de sus habitantes pero, a la vez, sus sonrisas frescas, su alegría, su esperanza.
En un relato anterior decía que en Nairobi le había dicho a Raymond que iba a apoyar su idea de crear el “Secretariado Internacional del Agua”, porque me parecía que los creadores, los soñadores, los generadores de ideas efervescentes merecen apoyo de los demás… porque juntos podemos hacer más y porque me parecía que era un tipo confiable.
Fue un reto importante, una apuesta de locos, pero los impresionantes logros e iniciativas desarrolladas por este colectivo hasta ahora, muestran que Raymond tenía razón y que los que nos sumamos a su idea, nos jugamos por algo que valió la pena. Habrá sido casi un pecado de omisión no apoyar el SIA y sumarse a las acciones nacidas de la cabeza soñadora de Raymond. Jugué y acerté.
Esta historia demuestra que hay que seguir las intuiciones; no todo pasa por lo objetivo o lo concreto, poco por la razón, casi nada, por lo intelectualmente elaborado y mucho por los afectos y la complicad espiritual. En eso estamos.
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