Como comenté en un relato anterior entre el 23 de febrero y el 11 de marzo, pasaron muchas cosas. Esos días fueron los más alocados e intensos que haya podido vivir en este tipo de eventos internacionales que me son familiares desde hace más de tres décadas.
Raymond había organizado un concurso para jóvenes estudiantes Escuela Nacional Superior de Arquitectura de Marsella para que se encargaran del diseño y la construcción de la “Casa del ciudadano y el agua” en el “Parc Chanot”, sitio que recibiría las exhibiciones del “Foro del agua” entre el 12 y el 17 de marzo.
Un jurado eligió la propuesta ganadora entre diez proyectos; el vencedor planteaba construir la “Casa” con sacos de yute rellenos de arena. El problema radicaba en que para ello se necesitaba conseguir, rellenar, transportar y superponer uno sobre otro, mil ochocientos sacos.
Raymond me enseñó el proyecto, le sugerí que, en mi opinión, se debía pensar en un plan “b” para poder tener a tiempo la “Casa” para su inauguración el 12 de marzo; me comentó que otro de los proyectos había planteado una propuesta usando andamios metálicos, lo cual me pareció una buena alternativa; llamó a Nicolás Magnan, arquitecto que había participado como miembro del jurado y le consultó si conocía algún proveedor de andamios de alquiler y él nos puso en contacto con Nasser Difallah.
Con los datos técnicos que este caballero nos proporcionó logré esbozar unos esquemas de la “Casa” conformada con andamios, velas de barco y los sacos de arena como elementos escultóricos y límite de los espacios.
Raymond llamó al profesor que había coordinado el concurso y le comentó todos estos temas. Nos reunimos con él y le insinuamos que tal vez sería interesante reunir a los dos equipos de estudiantes, al de los sacos con el de los andamios, para tratar de sacar una solución mixta, pero esta opción le pareció por demás complicada. Luego de despedirnos, sin resultados, Raymond me comentó que la decisión de tener un plan “b” había sido una muy acertada decisión.
El lunes 27 visitamos las oficinas de “SADE” una empresa que accedió a llenar los sacos con arena y transportarlos al “Parc Chanot”; los estudiantes debían colaborar para coserlos y apilarlos sobre paletas para su traslado.
Visitamos también “Henry Blanc”, la empresa importadora de café que prometió proporcionarnos al menos trecientos sacos de yute durante esa semana.
Visitamos también “Henry Blanc”, la empresa importadora de café que prometió proporcionarnos al menos trecientos sacos de yute durante esa semana.
Estábamos en estas citas y reuniones cuando nos enteramos que Raymond debía salir al día siguiente hacia Montreal, pues se había confirmado una importante reunión el miércoles 29 a primera hora. Yo tendría que quedar a quedar a cargo del operativo junto con Elisabeth, su esposa, no había otra opción. Le tranquilizamos, asegurándole que confiábamos en hacer todo de la mejor manera para tener lista la “Casa” para la apertura del Foro.
Ahí comenzaron -como ya he dicho- los días más alocados e intensos que haya podido vivir en este tipo de eventos.
Después del almuerzo fuimos al estudio de Nicolás, le enseñamos el plano, comentó que le gustaba y que iba a poder hacerse realidad con mucha facilidad. Nos presentó a Clarisse Rocca y le pidió que dibujara mi boceto en autocad.
En la tarde nos reunimos con Nasser para enseñarle el plano que yo había esbozado y darle las explicaciones del caso para que pudiera presentarnos una proforma por el alquiler, montaje y desmontaje de los andamios. Al terminar la reunión declaró que “le caíamos bien” y que nos iba ayudar; nos sugirió que para confinar los espacios de la “Casa”, se podían prever las redes que él usaba en los andamios para evitar afectar a peatones y vehículos. Nos pareció una estupenda idea y le pedimos que incluyera también una cotización de ese tipo de malla en su proforma.
Nos contó que ya había participado con sus andamios en una importante feria de la moda junto a una escenógrafa de teatro que había “vestido” a sus andamios con tela. Nicolás comentó que esa podías ser la solución para el auditorio de la “Casa”, conocía a una joven profesional que se ocupaba de ese tipo de actividades. Así pudimos contactar a Marie Keller e hicimos una cita con ella al día siguiente.
Al final de la tarde, Clarisse nos entregó el plano de la “Casa” dibujada en autocad, entre ella, Marie y Nassser nos salvaron la vida. Gracias al profesionalismo y amabilidad de estas tres personas y al apoyo de Nicolas, pudimos sacar adelante la construcción de la “casa” en tiempo verdaderamente récord.
El martes 28 con Elisabeth, fuimos temprano a Marignane para dejar a Raymond en el aeropuerto (situado a 25 kilómetros de Marsella) y de inmediato enfilamos hacia la ciudad, teníamos numerosas cosas que hacer. Nos trasladamos a la ofician de Nicolás y allí nos reunimos con Marie y Nasser para acordar una serie de asuntos. Ella podía conseguirnos, a buen precio, una alfombra para cubrir el piso, también podía averiguar precios del alquiler de cortinas de escenario para el auditorio y buscar cotizaciones de los proveedores de instalaciones eléctricas, sonido, alquiler de equipos (proyectores, televisores, reproductores de video, micrófonos, aparatos de amplificación, etc.). Ella podía encargarse de colocar la alfombra y las cortinas y de supervisar el trabajo de los responsables de las instalaciones técnicas. Nasser coordinaría con ella el montaje de los andamios (tarea que, necesariamente, debería ser hecha luego de la colocación de la alfombra) y la colocación de la malla (que, a su vez, debería ser posterior a la finalización del cableado de las instalaciones eléctricas y de sonido).
Con Marie y Nasser hicimos una revisión detallada sobre el plano, espacio por espacio, de los requerimientos eléctricos y de sonido; así como de las áreas necesarias de alfombra, cortinas y malla para poder cotizar todo al menor precio; con Nasser revisamos el plano para acordar el numero exacto de módulos de diversas dimensiones que se requerían para conformar la “Casa”, tomando en cuenta que casi todo iba a tener 2,50 metros de altura y el auditorio un metro más. Convenimos además en que sus obreros podrían darnos una mano para ubicar los sacos de arena en su sitio según el diseño. Nosotros, en cambio, debíamos buscar la manera de que llegasen al “Parc Chanot”.
Nos comentaron que de acuerdo a su experiencia, debíamos conseguir de los organizadores del Foro, un conjunto de formularios por los cuales certificásemos la solidez y estabilidad de las estructuras, así como la incombustibilidad de todos los elementos y asumiésemos la responsabilidad sobre el pago de los servicios, el desalojo de desechos y el desmontaje y disposición de todo luego de la finalización del Foro. Con Elisabeth nos comprometimos a recabar y conseguir esos formularios pues ella había visitado con Raymond a la persona que había autorizado la presencia de la “Casa” en el “Parc Chanot”. Marie por su lado iba a pasar por el “Parc Chanot” con una copia del plano verificar las medidas y averiguar sobre algún otro requisito.
Quedamos en volvernos a reunir al día siguiente al final de la tarde para intercambiar información, revisar los precios de las proformas y tomar decisiones. Con Marie llegamos a un acuerdo respecto al monto de sus honorarios, por el trabajo previo, la coordinación y por el montaje que debería hacerse entre el jueves 8 y el domingo 11 de marzo.
Al final de la tarde, nos comunicamos con el profesor de arquitectura, pues él no nos había llamado como ofreció, quedamos en vernos al día siguiente temprano, en la cafetería “La Samaritaine” para discutir el tema de la construcción de la “Casa” y el involucramiento de los estudiantes en ese reto.
Nos topamos allí el miércoles 29 a las 9 de la mañana. Asistieron los profesores Jean-Marc y Carole y los estudiantes Caroline y Vincent. Al principio de forma muy diplomática traté de que entendieran nuestra situación. La reunión fue bastante tensa; los cuatro trataron de seguir defendiendo el proyecto de los sacos, al final tuve que asumir la desagradable posición del “malo de la película” y les manifesté que no había discusión posible, la “Casa” iba a hacerse con andamios y les enseñé el plano que nos había dibujado Clarisse. Les mencioné que habíamos decidido que la presencia de los sacos sería en tres elementos escultóricos de un metro cincuenta de alto usando máximo los trecientos sacos que nos habían ofrecido en la empacadora de café.
De inmediato, luego de un momento de silencio en el cual el aire, frío y denso casi podía atraparse con las manos, Carole, la profesora, hizo mención al tema de los permisos y certificados en lo cual, otro de los estudiantes llamado Joël, había avanzado en las semanas previas. Nos dijo que no podrían proporcionarnos esa información porque había requerido de tiempo y trabajo que habían sido invertidos para la “Casa” de sacos de arena y que no creía que fuese justo entregárnosla para una propuesta diferente.
De paso, nos informó que tendríamos menos de 48 horas para hacer todo de nuevo. Joël, sin embargo, podría enviarnos una copia de los formularios para que buscásemos la manera de llenarlos. Mencionó que le pediría además que informara a los organizadores del Foro que ellos ya no se iban a ocupar de esos trámites y que todo quedaba ahora en manos del SIA
No me dejé chantajear y le dije que no había problema. Nosotros nos ocuparíamos de esos papeles.
Les expliqué el arreglo al que habíamos llegado con SADE para que nos proporcionara la arena, nosotros debíamos recuperar los sacos en la empacadora “Henry Blanc” y que la empresa que iba a colocar los andamios se ocuparía también de la colocación de los sacos en la “Casa”.
Convenimos en la participación de un grupo de 8 a 10 estudiantes para el llenado y cocido de los sacos en SADE y de 2 o 3 para supervisar el montaje de los muros y quedamos en que, de acuerdo a lo ofrecido por Raymond, se vería la forma de compensar ese trabajo a través de una beca simbólica del SIE. Plantearon que debido a sus horarios y compromisos académicos ellos podían participar en el llenado de los sacos el miércoles 7 y el jueves 8, de esa manera su traslado podría hacerse el vienes 9 y la colocación el sábado 10. Aceptamos esta sugerencia y quedamos en que nosotros nos encargaríamos de coordinar con SADE y con “Henry Blanc”.
Al despedirnos, Carole, la profesora, mencionó como si lo hubiera olvidado, que según las exigencias de los responsables de la seguridad del Foro, los sacos debían ser tratado con un producto para hacerlos incombustibles… Nos recomendó hacerlo con antelación para que tuviesen al menos, 72 horas para secarse antes de ser llenados. Luego dio media vuelta y se retiró despacio. No pude ver la sonrisilla que seguramente esbozaba en su rostro, pero expresé en el mío una sonrisa de piedad y ternura a la vez.
Propuse a Caroline, la estudiante, que fuésemos ese mismo rato a las dos empresas para coordinar las fechas acordadas y poder dejar todo previsto para la siguiente semana.
Al llegar, nos topamos con que las dos, estaban cerradas pues era la hora del almuerzo y debido a la congestión del tránsito nos fue imposible llegar antes de la hora de cierre. Acompañamos a esta amable joven a su casa -que felizmente no era lejos- y luego de almorzar en un agradable restaurante vietnamita, Elisabeth y yo nos presentamos en la sede de SADE.
Coordinamos todo el operativo con el responsable de los talleres y materiales, un amable caballero llamado Michel; logré convencerle de que enviara un camión a la empacadora de café para retirar los sacos (felizmente no era distante) y convenimos que esa tarea debía hacerse a más tardar el martes, pues el llenado de los sacos debía realizarse el miércoles. Quedó claro igualmente que el traslado de los sacos hasta el “Parc Chanor” se haría el viernes en la mañana pero, que ellos no tendrían ninguna responsabilidad en su posterior desalojo.
Fuimos luego a la sede de “Henry Blanc” para confirmarles que debían guardarnos 300 sacos y que éstos serían retirados por personal de SADE el martes 8.
Luego fuimos a la oficina de Nicolas, nuestro centro de operaciones, allí recibimos por correo electrónico, los formularios enviados por Joël, el estudiante, y otro enviado por equivocación por Carole, la profesora, quien por esos imponderables de la informática envió un correo a “Jost” en lugar de dirigirlo a Joël… En ese correo recomendaba a su alumno, no darnos ningún tipo de información ni de apoyo y más bien, mandarnos “gentilmente” de paseo…le insinuaba que si le pedíamos colaborar en la cuestión de los permisos y certificados, no lo hiciera y… si decidía hacerlo, en caso de que necesitase el dinero, no dejara de cobrarnos bien caro…
Miserias humanas, cosas de la vida…
En la oficina de Nicolas nos reunimos con Marie y Nasser para tomar las últimas decisiones. La primera sorpresa fue que el plano no había sido aprobado. Parece que según las normas no podía excederse los 2,50 m de altura en las áreas perimetrales de un stand. Si el diseño era más alto en alguna parte, se debían contemplar retiros respecto a los corredores de circulación. No tuve más remedio que girar el auditorio para que las cabinas de traducción y proyección y la bodega que podían ser más bajas, se ubicaran hacia la fachada, dejando hacia el interior los andamios de 3,50 m que forrados de cortinas iban a conformar la sala y el estrado. Hice de inmediato los esbozos de la nueva versión y pedí a Clarisse que nos la dibujara en autocad.
Nasser había traído un diseño de ubicación de los módulos de andamios pero en función del plano precedente. Dijo que no tendría inconveniente en adaptar su propuesta al nuevo plano. Nos explicó sin embargo que había tenido que usar andamios de 0,75 m de ancho en vez de los de 0,50 m que yo había previsto porque presentó su diseño al comité de seguridad del “Parc Chanot” y no le aprobaron por la posible inestabilidad que podrían tener los andamios más angostos.
Me preocupó esta información pues los espacios útiles en tal caso, serían más pequeños que los previstos. Marie me tranquilizó pues ella por su lado, al verificar las medidas del área que nos habían asignado para poder colocar la alfombra, descubrió que en realidad disponíamos de un área mucho mayor que la prevista.
Aprobamos el tipo, el color y el precio de la alfombra pero en cambio nos pareció muy caro el precio del alquiler de las cortinas de teatro. A Marie le preocupaba además, que las cortinas tenían “una cara presentable”, la que ve el público y “otra no tanto”, aquella que ven los actores. Así que decidimos más bien comprar tela de un solo color que pudiera verse bien de los dos lados, desde el interior del auditorio y desde las fachadas exteriores de la “Casa”. Ella propuso además negociar con la costurera para que su pago pudiera hacerse en “tela” y no en “especies”.
Otra cosa bastante complicada fue decidir sobre las cotizaciones de las instalaciones y los equipos. Alquilar los proyectores, las pantallas, las televisiones y el cableado de electricidad y sonido, costaba una fortuna. Decidimos eliminar los proyectores y los equipos de amplificación, resultaba más lógico comprar varias televisiones y un sistema de multi-audífonos para el rincón del “Cine” y el del “Velero” y usar los audífonos de la traducción simultánea para que el público escuchara los videos y las presentaciones en powerpoint de los conferencistas. Marie se encargaría de cotizar esas adquisiciones y nos comunicaría el precio para poder darle luz verde.
Les entregamos -tanto a ella como a Nasser- copias de los formularios que se debían presentar para responsabilizarse sobre la estabilidad, seguridad y anti-combustibilidad de andamios, redes y telas. Los dos se comprometieron a llenar esa información y presentarla con toda la documentación exigida. Por nuestro lado firmamos un formulario por el cual les delegábamos las tareas de montaje de la “Casa” y nos comprometimos a adquirir un producto en spray para poder rociar a los sacos de arena y con ello pasar los controles de seguridad en cuanto al riesgo de incendio.
El jueves 01 de marzo nos reunimos con Sophie, una colega que Raymond había contratado para dar una mano en los aspectos logísticos en Marsella, para pedirle que se ocupe de averiguar la adquisición de este producto y analizar con ella en el plano, espacio por espacio, los requerimientos de muebles, elementos de decoración, plantas, etc., para cada uno de los ámbitos de la “Casa”. Convenimos con ella que algunas cosas podían comprarse y otras podían alquilarse. Iba a dedicarse a esta actividad toda la mañana y nos reuniríamos al final de la tarde para analizar las decisiones más convenientes.
En la tarde nos volvimos a reunir y decidimos alquilar en el “mercado de pulgas” las sillas para el auditorio, la mesa para el salón de las autoridades y una vieja cámara de cine para decorar el espacio de los “EIAC”. Sophie había conseguido comprar por Internet seis sillas tipo “director de cine” para el ese mismo espacio y 6 latas de spray con el producto anti-combustión. Nos tenia demás una lista y las referencias del catalogo de IKEA de todos los demás muebles que necesitábamos. Convenimos en que el sábado iríamos a ese almacén para verificar, las diversas opciones y sus precios par tomar las decisiones respectivas.
El viernes 02 fuimos al aeropuerto a buscar a Raymond que venía de Montreal, vía París. Pasamos todo el día en esos ajetreos, pues una serie de retrasos en los vuelos hicieron que perdiera una tras otra las conexiones y recién llegó a Marignane como a las cinco de la tarde.
Raymond había traído desde el Canadá, seis cajas enormes con impresos, afiches, plegables y otra serie de objetos para los diversos proyectos: la “Casa”, el “Velero”, el “Parlamento” y el “Cine”. Como todo no cabía en el auto, tuvimos que alquilar una furgoneta, así que regresamos a la casa con los dos carros cargados hasta la bandera.
Al llegar a nuestra morada nos conectamos a Internet y descubrimos que nuestros ángeles de la guarda: Marie, Nicolas y Clarisse habían enfrentado y resuelto un complicado problema de última hora.
Marie había presentado los papeles en la administración del “Parc Chanot” y el plano nuevamente no había sido aprobado; esta vez, porque el diseño “tenía más del 50% del perímetro cerrado”. Así lo establecían las normas que manejaban los estudiantes, pero que nosotros desconocíamos…
Nicolas, al enterarse y sin poder localizarnos, tomo la decisión in-extremis de suprimir andamios en el plano, para poder cumplir la normativa y pidió a Clarisse que dibujara la nueva propuesta.
Según los requerimiento del "Parc Chanot", a más del plano (planta, cortes y elevaciones) se debían presentar un par de dibujos en 3-D de la propuesta. Nicolas pidió a Clarisse que hiciera dos perspectivas para poder presentar esa misma tarde, aquellos requisitos adicionales que tampoco conocíamos. Extremadamente amable, Clarisse se dedicó todo el día a estas tareas y, al final de la tarde, pudo entregar a Marie el plano y las perspectivas para que ella pudiera incluirlos en la carpeta con los demás papeles.
Según los requerimiento del "Parc Chanot", a más del plano (planta, cortes y elevaciones) se debían presentar un par de dibujos en 3-D de la propuesta. Nicolas pidió a Clarisse que hiciera dos perspectivas para poder presentar esa misma tarde, aquellos requisitos adicionales que tampoco conocíamos. Extremadamente amable, Clarisse se dedicó todo el día a estas tareas y, al final de la tarde, pudo entregar a Marie el plano y las perspectivas para que ella pudiera incluirlos en la carpeta con los demás papeles.
Marie logró presentar toda la documentación en la fecha límite y faltando minutos para la hora de cierre de esos trámites. Obtuvo así, el permiso de construcción y nos comunicó por correo electrónico ese particular. Al leer su nota, Raymond, Elisabeth y yo suspiramos tranquilos. ¡Lo habíamos logrado!
Ahora nos tocaba emprender todo tipo de esfuerzos para construir, amoblar y equipar la “Casa” en menos de diez días, pero eso será motivo de otro relato.