El origen del problema
El río Paute se origina al norte de la provincia del Azuay, es parte del límite fronterizo entre las provincias del Azuay y Cañar y después desciende hacia la provincia de Morona Santiago como afluente del río Santiago, para desembocar luego en el Amazonas.
En el tramo del río conocido como la
"Cola de San Pablo" se construyó hace muchos años, el Complejo
Hidroeléctrico Paute que genera buena parte de la energía eléctrica del país.
El lunes 29 de marzo de 1993, a las
nueve de la noche, en el Cerro llamado Tamuga situado en la cuenca media del río Paute, se produjo un
impresionante deslizamiento de aproximadamente 30 millones de metros cúbicos de
tierra y rocas; el alud represó las aguas en el sector denominado “La Josefina”
a 17 kilómetros de la ciudad de Cuenca.
Aproximadamente 200 millones de m³ de agua se acumularon en
el sector, en el lapso de un mes. Más de sesenta casas quedaron sumergidas bajo
el agua. Además se cortaron las principales vías de comunicación, la carretera
Panamericana y el ferrocarril. La magnitud de la tragedia fue tan grande que,
un mes después, las autoridades no podían precisar el número de víctimas y la
magnitud de los daños.
Como el nivel del represamiento seguía subiendo, una serie de instalaciones fabriles, numerosas quintas y la propia capital del Azuay estaban seriamente amenazadas. Las autoridades tomaron una resolución dramática: con la ayuda de explosivos y de misiles de poco impacto, el dique fue debilitado y la fuerza del agua hizo el resto.
Como el nivel del represamiento seguía subiendo, una serie de instalaciones fabriles, numerosas quintas y la propia capital del Azuay estaban seriamente amenazadas. Las autoridades tomaron una resolución dramática: con la ayuda de explosivos y de misiles de poco impacto, el dique fue debilitado y la fuerza del agua hizo el resto.
El 30 de abril, un mes después de que
el deslizamiento de tierra generara ese enrome represamiento, el agua comenzó a
fluir por el cauce seco del rio.
Parecía que todo se había solucionado.
Cuanto la avalancha llegó al valle del
Paute, las aguas turbulentas abandonaron el cauce e inundaron las fértiles y
productivas vegas próximas al poblado. Pero lo peor estaba todavía por verse.
El torrentoso desfogue acarreaba
rocas, troncos y todo tipo de escombros… todos esos materiales de acumularon contra el puente metálico que
cruzaba el río a la salida del poblado, represando nuevamente las aguas.
El torrente arrasó con todo, en las
manzanas más cercanas al rio, tumbó muros, rompió puertas y ventanas y penetró
en las casas colmándolas con un espeso lodo que acabó con muebles y
electrodomésticos y llegó a las manzanas más distantes inundando calles, patios
y huertas con más de un metro de agua lodosa, de olor nauseabundo.
El problema
luego del desfogue
En la zona de Paute, el desfogue de
las aguas del represamiento de La Josefina afectó una embotelladora de licores
y dos plantaciones de flores para la exportación, destruyó 2000 hectáreas
dedicadas a actividades agropecuarias y dejó inservibles 112 unidades agrícolas
campesinas. También se afectaron 36 fincas vacacionales y residencias de fin de
semana.
Las fuentes de trabajo asalariado y las actividades productivas rurales sufrieron un serio impacto que se prolongó por meses. Las vías de comunicación, las redes eléctricas y un canal de riego también se destruyeron, ello agravó la reconstrucción y la reactivación económica de la zona.
Las fuentes de trabajo asalariado y las actividades productivas rurales sufrieron un serio impacto que se prolongó por meses. Las vías de comunicación, las redes eléctricas y un canal de riego también se destruyeron, ello agravó la reconstrucción y la reactivación económica de la zona.
En los asentamiento humanos la
situación fue también muy grave: Lumapamba desapareció totalmente y se
destruyeron -o sufrieron serios daños- numerosas edificaciones en Paute, Zhumir, El Cabo, La Estancia, Chicti,
Tutucán, Uzhupud, Amaluza y Guachapala. En todos estos poblados las actividades
comerciales y los servicios se vieron afectados no sólo por los daños, sino
también por el desabastecimiento y la crisis económica posterior al desastre.
Los actores
de la reconstrucción y la reactivación
Hernán Rodas es ese tipo de personas
que resultan inolvidables cuando se las conoce; tiene la cabeza en constante
ebullición; permanentemente está inventando proyectos y acciones de beneficio
comunitario; trabaja infatigablemente en sus labores pastorales; adora el
vino, toca guitarra y charango y el número de pasillos, boleros, rancheras,
vallenatos, cuentos, anécdotas e historias que conoce sólo es comparable al
número de libros que acumula su nutrida biblioteca.
Es un artista notable; en numerosas iglesias, en los talleres comunales, en la hospedería pastoral, en la sede de CEDECO y en su propia casa en Paute, pueden observarse cuadros, vitrales y detalles de buen gusto que surgen de sus manos como guiadas por la mano de Dios.
Es un artista notable; en numerosas iglesias, en los talleres comunales, en la hospedería pastoral, en la sede de CEDECO y en su propia casa en Paute, pueden observarse cuadros, vitrales y detalles de buen gusto que surgen de sus manos como guiadas por la mano de Dios.
El programa de reconstrucción de Paute
fue un éxito. En seis meses intervinieron en toda la zona, atendieron la
reconstrucción y reparación de viviendas; apoyaron de manera diferenciada a
quienes habían perdido todo y a quienes sufrieron daños parciales pues lo que
buscaban era reactivar la economía y normalizar las actividades cotidianas;
formaron un banco de materiales y otro de mano de obra y propiciaron la
formación de talleres y microempresas de producción de insumos para la
construcción.
Respetaron la voluntad de cada familia
de regresar al lugar donde estuvo su casa antes del desastre; permitieron que
cada una decidiera sus requerimientos de áreas y ambientes; y, no cometieron el
error de diseñar prototipos de vivienda para no generar desarraigos o
contradicciones culturales o sociales.
Meses después, cuando su labor tenía ya
positivos efectos, visibles en la zona, CEBEMO decidió emprender una evaluación
del proyecto; pidió al Comité Ecuménico de Proyectos (CEP) que buscará un
consultor para evaluar los resultados y… yo fui invitado para realizar ese
trabajo.
Viajé a Cuenca y luego a Paute y pude
conocer los detalles de la tragedia y los logros del proceso de reconstrucción
emprendidos por estos amigos en esa zona gravemente devastada y afectada.
De las notas del informe que presenté
como fruto de esa visita, he extraído algunos materiales para hilvanar estos
recuerdos y evitar que queden en el olvido luego del gigantesco esfuerzo de estos
colegas y de los magníficos resultados a los que llegaron en aquel momento.
Reconstrucción
y reparación de viviendas
CECCA decidió que el proyecto
atendería básicamente la reconstrucción y reparación de viviendas de los
habitantes más pobres de la zona. La decisión fue adecuada pues en la mayoría
de los casos eran personas de escasos recursos sin acceso al crédito bancario o
a otras formas de financiamiento.
CECCA promocionó la idea de que el objetivo de la acción no era "hacer casas" sino ayudar a las personas a que superen el impacto negativo del desastre; que encuentren un soporte para que dejen de considerarse "damnificados a perpetuidad".
CECCA promocionó la idea de que el objetivo de la acción no era "hacer casas" sino ayudar a las personas a que superen el impacto negativo del desastre; que encuentren un soporte para que dejen de considerarse "damnificados a perpetuidad".
Pérdidas
totales y pérdidas parciales
La magnitud de los daños era diferente
en las distintas unidades domésticas y entre los diferentes tipos de afectados.
CECCA decidió apoyar de manera diferenciada a quienes habían perdido todo y a quienes
sufrieron daños parciales o menores en sus viviendas. 150 viviendas se destruyeron totalmente y 198 se
afectaron de forma parcial. El proyecto atendió a todas esas familias en la
construcción o en la rehabilitación de las edificaciones; sin embargo, aquellos
que perdieron todo, requerían más ayuda.
La ubicación de las viviendas
afectadas era muy variada: muchas habían estado situadas en las áreas urbanas y
otras eran viviendas campesinas, dispersas en la zona afectada. CECCA decidió
intervenir en la totalidad de la zona, sin generar diferencias por la
implantación de las casas en la etapa anterior al desastre.
¿Ayuda, apoyo
o préstamo?
La situación económica de la mayoría
de las familias afectadas era muy conflictiva pues sus viviendas habían desaparecido
o estaban seriamente dañadas; también se habían afectado o perdido sus
cultivos, empleos o fuentes de ingresos.
CECCA decidió que las intervenciones se harían a título de ayuda o apoyo y no de préstamo pues la capacidad de pago de los beneficiarios era prácticamente nula al momento y se preveía que continuaría afectada por un buen tiempo adicional. Los más pobres no hubieran podido ser calificados como sujetos de crédito y la capacidad de pago de cualquier tipo de préstamo era casi nula en el resto de la población. Por ello esta fórmula resultó la más adecuada.
Un banco de
materiales y otro de mano de obra
El objetivo del proyecto era la
reconstrucción de las viviendas pero la población sufría al mismo tiempo de
otras necesidades y problemas igualmente prioritarios. Si las familias recibían
una ayuda monetaria, ésta habría podido encauzarse hacia otros requerimientos y
aún dilapidarse de muchas maneras.
CECCA decidió apoyar a la reconstrucción sin entregar dinero, sino proporcionando materiales de construcción y pagando la mano de obra requerida. Formó para ello un banco de materiales y otro de mano de obra (albañiles, carpinteros, plomeros, cerrajeros, etc.) para abastecer a las familias que emprendían la reconstrucción de sus casas.
CECCA decidió apoyar a la reconstrucción sin entregar dinero, sino proporcionando materiales de construcción y pagando la mano de obra requerida. Formó para ello un banco de materiales y otro de mano de obra (albañiles, carpinteros, plomeros, cerrajeros, etc.) para abastecer a las familias que emprendían la reconstrucción de sus casas.
Este propósito, sin embargo, fue
superado por el curso de los acontecimientos; en la práctica, la reconstrucción
comenzó a ejercer una demanda de mano de obra mucho mayor que la oferta y todos
quienes habían aceptado integrarse al banco de "mano de obra", pronto
comenzaron a cotizar cada vez más alto
su salario y optaron por trabajar para quienes podían pagarles más. Esta
situación fue de difícil control y por ello el rubro de mano de obra se elevó
considerablemente en todas las acciones del proyecto.
Talleres y microempresas
de producción de insumos para la construcción.
El Proyecto propició por otro lado, la
formación de talleres y microempresas de producción de insumos para la
construcción. Se formaron microempresas de producción de bloques de concreto,
puertas de madera y ventanas de hierro.
La decisión de hacer bloques fue
lógica porque se disponía de abundante grava y arena arrastradas por la
correntada. De otra parte, debido al mal estado de los caminos era más fácil
transportar cemento y ardex desde Cuenca que ladrillos o tejas desde algún otro
sitio. La decisión de hacer sólo las puertas de madera y confeccionar las
ventanas de hierro fue adecuada; no se generó una demanda excesiva de madera
-lo que habría encarecido ese material- y se brindó oportunidades de trabajo a
otros artesanos (cerrajeros).
Los
materiales de construcción
Como se ha dicho, cada familia
recibía ayuda, no en dinero sino en
materiales de construcción. Las familias retiraban los materiales producidos
localmente, directamente de las microempresas; mediante un recibo de
entrega-recepción.
El microempresario cobraba luego del proyecto según en
número de unidades entregadas.
En muchos casos también se destinó un monto para el transporte de materiales hasta la construcción familiar. El material pétreo y los áridos requeridos para las edificaciones fueron extraídos del río y entregados a cada familia según un volumen previamente especificado. Para el efecto, el municipio proporcionó maquinaria y equipos (tractores, cargadoras, volquetes).
El problema
del tiempo: planificar o reconstruir.
La totalidad de familias afectadas
estaban viviendo en carpas en varios campamentos por lo cual la intervención
tenía que ser efectiva y rápida para que la normalización de la vida doméstica
y la reactivación de las actividades económicas y cotidianas pudiesen
producirse en el menor plazo.
CECCA decidió superar de forma ágil
todas aquellas etapas de planificación y programación arquitectónica que
habrían requerido un tiempo considerable y habrían prolongado la permanencia de
las familias en los campamentos. Cada
casa fue "diseñada" prácticamente en el terreno, sobre la base de los
requerimientos de cada propietario. Los planos fueron más bien esquemas y se
brindó asesoría técnica a manera de recomendaciones. El peso de la
planificación y construcción recayó sobre los propios beneficiarios y de los
maestros de obra.
La programación y planificación
arquitectónicas suelen entenderse como pasos para buscar mejores soluciones
técnicas y funcionales a los requerimientos de espacios de la gente y se
concibe al arquitecto como el sujeto capacitado para buscar esas soluciones y
realizar aportes estéticos y formales.
Sin embargo, el 80% de las edificaciones del planeta no fueron hechas por arquitectos. Confiar en que la gente pueda hacer sus viviendas no fue una medida equivocada. El mundo está lleno de arquitectos descalzos. Es importante aprender a confiar en ellos.
Sin embargo, el 80% de las edificaciones del planeta no fueron hechas por arquitectos. Confiar en que la gente pueda hacer sus viviendas no fue una medida equivocada. El mundo está lleno de arquitectos descalzos. Es importante aprender a confiar en ellos.
No a los
prototipos de vivienda
Las edificaciones que debían
reconstruirse o repararse eran de muy diverso tipo, no sólo por su ubicación en
zona urbana o rural, sino también por el tipo de terreno donde debían
implantarse.
CECCA decidió no elaborar planos arquitectónicos pues prácticamente cada caso habría requerido una solución diferente. Por ello tampoco cometió el error de establecer uno o varios prototipos de vivienda; permitió que cada familia decidiera sus requerimientos de áreas y ambientes. Sin embargo dejó abierta la posibilidad de brindar asistencia técnica para la planificación y/o la construcción cuando ese apoyo fuese requerido y demandado por las familias beneficiarias del proyecto.
CECCA decidió no elaborar planos arquitectónicos pues prácticamente cada caso habría requerido una solución diferente. Por ello tampoco cometió el error de establecer uno o varios prototipos de vivienda; permitió que cada familia decidiera sus requerimientos de áreas y ambientes. Sin embargo dejó abierta la posibilidad de brindar asistencia técnica para la planificación y/o la construcción cuando ese apoyo fuese requerido y demandado por las familias beneficiarias del proyecto.
Cada familia
decidió sus requerimientos de áreas y ambientes
Cada damnificado diseñó su vivienda.
Esta resolución aumentó el entusiasmo de la población para intervenir y
participar en la reconstrucción. Uno de los graves conflictos que originan en
los usuarios los llamados "programas habitacionales" es la difícil
aceptación de un modelo único de pequeñas viviendas, repetido en largas hileras
y en interminables y monótonas manzanas. Esta decisión pudo ser cuestionable, pues
muchas casa quedaron inconclusas; pero ello no fue motivo de alarma; innumerables
familias de los sectores populares siguen construyendo su casa mientras la
habitan. Ello es parte de una estrategia de supervivencia. No pagan arriendo y
pueden acumular materiales y recursos hasta que les sea factible avanzar de a
poco. En algún momento acabarán su vivienda.
No elaborar
ni aprobar planos arquitectónicos
La decisión de dejar en libertad a
cada familia para construir su casa -a su manera y a su gusto- como una forma
de agilizar el proceso de reconstrucción, pero también de respetar sus opciones
y requerimientos, originó ciertas fricciones con personeros del municipio,
empeñados en hacer respetar ciertas regulaciones municipales como la aprobación
de planos.
La decisión de eliminar los planos
como un requisito formal, (bien dibujados y presentados, revisados y aprobados)
fue una medida adecuada. Si se piensa que se requerían 150 planos de casas
nuevas y 198 levantamientos de edificaciones semi-destruidas (e igual número de
planos para su reconstrucción) pensar en planos aprobados, mientras la gente
vivía en campamentos y viviendas improvisadas, era realmente absurdo. La
reconstrucción no podía esperar. En casos de desastre, planificar sólo lo
indispensable y actuar de inmediato, parece la medida adecuada.
Asistencia
técnica
Se formaron comisiones de construcción
y control en las propias comunidades. Contaron siempre con asistencia
técnica (equipos de maestros mayores y
técnicos de CECCA). Con buen criterio, no se optó por formas, tecnologías o
sistemas constructivos "innovadores", sofisticados o desconocidos en
el medio, que hubieran podido generar rechazo en la población o problemas con
la calificación de la mano de obra. Los moradores de la zona y los obreros de
la construcción están familiarizados con tecnologías como el hormigón, la
mampostería de piedra, ladrillo, bloque,
etc. por ello las viviendas se construyeron sin problemas y en poco tiempo.
Reconstruir:
¿dónde?
Las diversas familias solicitaron
reconstruir sus viviendas en sus respectivos barrios y terrenos, por razones
afectivas, culturales y/o económicas. Cada familia regresaría a su lugar de
origen, salvo aquellas cuyo terreno se hubiese afectado seriamente o presentase
graves riesgos o inconvenientes. No se emprendieron programas habitacionales
que hubiesen podido generar desarraigos o contradicciones culturales o
sociales. Muchas viviendas se construyeron o reconstruyeron en los propios
sitios donde estaban ubicadas originalmente. Si a más del conflicto del
desastre se propiciaban desarraigos, el impacto podía multiplicarse y el
programa llegar al fracaso.
CECCA contribuyó en la búsqueda y
adquisición de terrenos para algunas familias que debieron reubicarse ante un
peligro evidente o debido a la destrucción del terreno. En esos casos se les
brindó la oportunidad de seleccionar el sitio donde querían trasladarse.
Reconstruir:
¿qué materiales y tecnologías?
Se propició la reconstrucción de las
viviendas con los materiales y tecnologías preferidas por la población. Las
viviendas se construyeron con cimientos de piedra; plintos, columnas y vigas de
hormigón armado; muros de bloque prensado de cemento; cubiertas de ardex, pisos
de duela de eucalipto, puertas de madera, ventanas de hierro, cielo rasos de
estuco o madera contrachapada; enlucidos de cemento / cementína y pintura de látex.
Un intento de propiciar la reconstrucción
de las viviendas con materiales o tecnologías alternativas o el uso de sistemas
constructivos tradicionales (el tapial, por ejemplo); debe entenderse como un
proceso casi siempre largo y resultaba inconveniente en ese momento.
Reconstruir:
¿cómo?
El proyecto se propuso desde el
principio respetar el derecho de la gente de decidir sobre su forma de vivir.
La reconstrucción luego de un desastre es el momento menos adecuado para
experimentar formas de agrupamientos urbanísticos o usos del suelo distintos a
los que la gente conoce e identifica como suyos. Si las familias son de origen
rural (acostumbrados al chanchito, los cuyes, las plantitas medicinales y
tantas otras cosas) resulta un grueso error encasillarlas en modelos que pueden ser adecuados para ámbitos
urbanos. Y si las familias están acostumbradas a un espacio individual por más
humilde que fuere; también es equivocado el creer que podrá adaptarse a
fórmulas en condominio, de casas en hilera. La gente está contenta con la casa
"que quiso" en el Paute post-desastre.
Casas
comunales, centros infantiles, juveniles
y de ancianos
En ciertos casos CECCA emprendió otras
acciones que complementaban las anteriores, en acciones de beneficio colectivo
(construcción de casas comunales, un centro de capacitación o ayuda a la reconstrucción del centro
infantil, centro de ancianos y centro juvenil de la comunidad salesiana que
también fueron afectados por el evento).
Re-construir
un conglomerado social
En el Paute, el Equipo Pastoral y
CECCA propiciaron la re-construcción de un conglomerado social más que la
simple edificación de obras materiales. En cada barrio se crearon comités y
comisiones de construcción, distribución de materiales, fiscalización y control. La organización
comenzó en los propios campamentos donde las familias tuvieron que refugiarse
ante la perspectiva del evento y luego -cuando éste sobrevino-.
Del conjunto de comités salió
"Paute Construye", entidad que jugó un rol central en el proceso,
antes, durante y luego, de la reconstrucción. Un conjunto de palabras que
fueron seleccionadas como su carta de presentación, evidencian de manera
objetiva sus propósitos y sus logros: comunidad, cooperación, coordinación, colectividad,
cordialidad, creatividad, comunicación, cambio.
"Paute Construye" se conformó sobre la base de los Comités, CECCA, la curia y el municipio. Posteriormente actuó como un verdadero cabildo abierto donde se discutía los problemas, se analizaban soluciones y se tomaban decisiones inherentes a la gestión de la zona.
Se cumplió el propósito de esa forma
de entender la "re-construcción" que buscó apoyar con financiamiento
no sólo lo que tiene que ver con las edificaciones, sino también propiciar mecanismos
productivos y de desarrollo y fundamentalmente, formas alternativas de
participación y democracia.
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