Antecedentes
Como ya he relatado en 1994 Fernando Calle, Diego Carrión y Jorge García presentaron al Rector de la PUCE, padre Julio Terán S.J., una propuesta para crear la Facultad de Arquitectura y Diseño en la U. Católica.
El rector autorizó abrir un “programa
especial” de arquitectura y diseño, cuya inauguración tuvo lugar el 9 de junio
y el inicio de actividades el 26 de septiembre de 1994, con Diego como Decano,
Fernando como Sub-Decano y Jorge como director del Área de Arquitectura.
En 1995 asumió el Rectorado el padre
Hernán Andrade S.J, quien respaldó la decisión de Rector Terán, de apoyar el
sistema, objetivos y contenidos de la FAD; convencido de que “sería el germen
de cambios significativos en la PUCE”. En ese año Luis Bossano asumió la dirección
del Área de Diseño y la FAD incorporó el Área de Artes a sus actividades. La
denominación de “Facultad” fue conferida a partir del tercer trimestre.
En el año 2000 la FADA graduó con
éxito la primera promoción de arquitectos y diseñadores. En ese año Diego
Carrión renunció a sus labores como Decano fundador de la FADA. Fernando Calle
fue nombrado Decano y yo asumí el Sub-Decanato. También en ese año el padre José
Ribadeneira S.J., se posesionó como nuevo rector de la Universidad, por
designación del provincial de la Compañía de Jesús, padre Alan Mendoza S.J.
Visiones
contrapuestas
El nuevo rector había manifestado su
oposición a la forma como sus predecesores habían autorizado la creación de la FADA
y desde el principio de sus labores se dedicó a “enmendar” lo que para él se
salía de los cánones de funcionamiento académico y administrativo en la PUCE.
En las facultades tradicionales de la
PUCE quien llevaba el peso de las actividades administrativas y académicas era
el secretario-abogado, personaje de confianza del Rector. En la FADA ese rol lo
tenía el Decano. Para el Rector Ribadeneira eso era intolerable; a él le
gustaba decidir y controlar y era muy poco dado a delegar y a confiar. Un
modelo basado en nuevas formas de entender lo académico y lo administrativo no
encajaban en sus ideas ni en sus prácticas. Al poco tiempo de posesionado todo
comenzó a parecerle mal.
Para el padre Ribadeneira era
impensable que una facultad operara sin una planta docente fija de profesores
principales, agregados y auxiliares, que en lo financiero y organizativo no
dependiera del control centralizado de la PUCE y por supuesto, estaba en total
desacuerdo con que fuese auto sostenible en lo económico y que pudiera tomar
sus propias decisiones en la estructuración de su presupuesto y en sus gastos.
El 2001 las contradicciones llevaron a
un período de crisis muy grave que voy a tratar de reseñar en este relato.
Inicio de la
crisis
A fines de marzo del 2001 el Consejo
de Facultad de la FADA se reunió para analizar ciertas decisiones del Rector. Preocupaba
la poca comprensión de las autoridades respecto al currículo académico de la
FADA y a las interrelaciones entre lo académico y lo administrativo. Paulatinos
recortes de su presupuesto impedía la contratación o renovación de contratos de
docentes y coordinadores y limitaban las actividades de investigación y
extensión universitaria; por el progresivo deterioro de los salarios varios profesores
habían renunciado y otros planteaban la imposibilidad de seguir laborando. Todo
ello estaba afectando el funcionamiento de la Facultad y hacía difícil sostener
la óptima calidad educativa que se había buscado desde el inicio.
En el seno del Consejo Universitario Fernando
planteó esas inquietudes manifestado su anhelo de que se las pudiera resolver “gracias
a la comprensión y al diálogo”… el Rector se molestó sobremanera por los que
calificó de un “grave desacato” a sus decisiones como “primera autoridad de la
universidad”.
La FADA había previsto iniciar el
nuevo semestre académico el lunes 26 de marzo pero las autoridades de la PUCE
no resolvieron con agilidad la contratación del personal docente requerido para
ese nuevo período académico. El 23 de marzo el Rector comunicó que no se podrían
iniciar las clases mientras no estuvieran firmados los contratos de los
profesores. Fernando se reunió con el Rector y el Director de Recursos Humanos
y solicitó que esa dependencia trabaje el fin de semana para tener listos los
contratos; sin embargo el lunes cuando los profesores quisieron firmarlos se
toparon con la sorpresa de que no estaban listos.
De otra parte, se enteraron que el
Rector había decidido eliminar el pago de horas de “preparación de actividades
académicas (reuniones, evaluaciones, coordinación etc.)” y se les notificó que
se les pagaría sólo por las horas dictadas de clases.
La Comisión Académica había iniciado
el proceso de categorización de profesores en la universidad; en el caso de la
FADA de 55 profesores previstos en la programación, 49 habían sido aceptados y
categorizados, 5 estaban pendientes y uno había sido rechazado. Tampoco se
aprobó el ascenso de categoría de siete profesores. Este tipo de inconvenientes
afectaba sobre todo a las materias optativas. El problema radicaba en que los
créditos para seguir esas materia ya habían sido pagados por los alumnos y
ellas ya constaban en la programación semestral.
La crisis
sube de tono
El 30 de marzo, la FADA envió al
Rector una carta con aclaraciones y justificativos de la necesidad de contar
con los profesores que no habían sido contratados, para que se revea la
situación. Además se solicitó -con la
debida justificación- el pago de actividades académicas de los profesores
puestas en entredicho por las autoridades de la PUCE.
En esa carta se solicitaba que se
mantenga el pago de los honorarios de acuerdo a la programación presentada y se
solicitaba una explicación del por qué a los profesores de la FADA se les reconocía
tan solo el 13.5% de incremento salarial cuando al resto de profesores de la
universidad se les había incrementado el 27% de sus remuneraciones.
Al no tener una respuesta a esos
pedidos. El Consejo de Facultad se reunió el jueves 5 de abril y decidió enviar
un carta al “Consejo Superior de la Universidad” respecto al malestar creado en
la FADA y solicitando que se nombrara una Comisión de Alto Nivel para que evalúe
a la Facultad durante ese semestre y en función de ello, se hagan o no cambios
para el siguiente.
El consejo decidió también convocar a
una reunión de profesores para dar una explicación y los representantes estudiantiles
ante el Consejo, se comprometieron a su vez, a informar a todos los estudiantes
de la Facultad sobre estos problemas.
Comunicado de
la FADA
Pasados varios días sin recibir una
respuesta del Rector, la FADA dirigió una carta pública a la Comunidad
Universitaria. En ella se señalaban algunos antecedentes y se describían los
detalles que había conducido a lo que podía calificarse como una situación de
crisis.
Se puntualizaba que la PUCE había aceptado
el funcionamiento de la FADA gracias a dos principios: a) que fuese autofinanciada
y b) que se estructurase como un modelo académico innovador; que tuvieron apoyo
y reconocimiento de los rectores anteriores durante 7 años.
Sin embargo, desde que el padre
Ribadeneira asumió el rectorado, la PUCE había procedido de manera contradictoria
en relación a esos principios: a) Autofinanciamiento: el dinero ya no entraba a
la FADA, pasaba a engrosar la caja común de la Universidad; b) Modelo académico:
el programa de la FADA recibió recortes e intervenciones “desde afuera” sin
propiciar ninguna forma de concertación ni de diálogo.
Se puntualizaba que la FADA no se
consideraba “especial”, rara”, ni “privilegiada” al interior de la PUCE, pero
aspiraban a poder seguir siendo innovadora y conservar la integralidad, de las
tres carreras y de su pensum. Señalaba que su estructura académica no era un
modelo cerrado, siempre se había propiciado y buscado que crezca, se
enriquezca, varíe, se modifique..., buscando hacer las cosas de forma “cada vez
mejor” y se invitaba a las autoridades de la PUCE a participar en ese proceso
de enriquecimiento desde una perspectiva de diálogo y trabajo conjunto y no
desde la imposición autoritaria.
Finalmente la FADA señalaba en esa
carta que no se consideraba un “ejemplo a ser imitado a ultranza”; pero que antes
de proceder a una homogenización “hacia abajo” para que sea igual a todas las
Facultades de la Universidad, era deseable que se haga una evaluación integral
de la FADA para ver si convenía una homogenización “hacia arriba” en el que las
otras Facultades rescaten ciertos referentes positivos de la experiencia de
Arquitectura.
Asamblea de
estudiantes
El lunes 9 de abril la Asociación de
estudiantes convocó a una asamblea para conocer y debatir la situación de la
FADA en ese momento. Cuando la asamblea se estaba desarrollando, el Rector
irrumpió en el lugar de la reunión, sin aviso ni invitación previa. Desde ese
momento la reunión no pudo desarrollarse normalmente.
El Rector se sentó en la mesa
directiva, tomó la palabra y aclaró que estaba allí “dispuesto a contestar todas
las preguntas de los estudiantes ante rumores del cierre de la Facultad”; enfatizó
que todo eso era infundado pero, dijo: - “se están haciendo correctivos para
enderezar esta facultad que nació como un ‘programucho’ de estudios que había
demostrado tener muchos problemas en todos esos años”.
Señaló que la FADA había nacido mal y
que si él hubiese estado al frente de la PUCE hace siete años: -“no hubiera
autorizado esas carreras…” Señaló
además, que para su criterio: -“en la facultad
había corrupción, pues numerosos profesores contratados a tiempo completo, no
cumplían con las horas de clases estipuladas en sus contratos”.
La intervención generó profundo
malestar en los estudiantes, el Rector fue abucheado luego de realizar sus
polémicas afirmaciones. Los representantes de los estudiantes se dirigieron al
decanato e invitaron al Decano, al Sub-Decano y a otros directivos a concurrir
al auditorio donde se desarrollaba la Asamblea, para escuchar también sus
puntos de vista.
El Rector mencionó que le tenía mucho
aprecio al Decano a quien conocía desde “guambra”, pero que eso no le daba
patente de corso para hacer y deshacer en la Facultad. Fernando aclaró cómo fue
el nacimiento de la Facultad y las instancias que lo aprobaron, mencionando que
la Universidad aceptó esa propuesta académica y la hizo suya. Luego aprovechó
para mencionar que conocía al Rector desde hacía muchos años, que incluso se
tuteaban… pero le mencionó que en público, él le decía “señor Rector” y no
“suco” como le trataba en privado.
El Rector a quién se notaba indignado…
habló que no era fácil aceptar las presiones de la Facultad por el déficit
económico que tenía la Universidad. - “No me pidan plata”, dijo “más bien denme
plata” recalcó, alzando la voz… Se
refirió a un supuesto déficit de la FADA, que ascendería a USD 470.000. Sin
embargo, cuando el Decano replicó que eso no era así, y los estudiantes
exigieron al Rector que demostrara su aseveración…él simplemente se exaltó…
exigió respeto, -“soy el rector”, dijo... añadiendo: -“no voy a permitir que
duden de mi palabra”…
Luego de un momento sumamente tenso en
el que parecía que las cosas podían salirse de control… las autoridades de la
FADA lograron que se restablezca la calma… La reunión continuó y el Decano pudo
referirse al problema de profesores que no habían sido contratados, de otros que
habían sido reclasificados muy bajo, del malestar de los estudiantes ante la
separación de buenos profesores, de la no contratación de profesores de
materias optativas etc.
El Rector sin embargo no dio ningún
tipo de salida y acusó al Decano de ser causante de todo. El ambiente fue muy
tenso, las autoridades tuvieron que calmar en varias ocasiones a los
estudiantes pues las respuestas del Rector no lograron satisfacer sus
inquietudes.
Reunión
general de profesores y estudiantes de la FADA
El martes 10 de abril el Decano
convocó a una reunión general de profesores y estudiantes y leyó la carta que
el Consejo de Facultad iba a enviar al Consejo superior de la PUCE. Los
asistentes insistieron en que se invite a un diálogo a las autoridades de la
Universidad, se nombró un Comisión y se solicitó las firmas de apoyo al
documento.
Esa misma tarde el Decano, el Sub-Decano,
los Directores de Área, docentes y delegados de los alumnos de la FADA se
reunieron con el Rector, el Vicerrector y el Presidente de la Comisión
Académica de la PUCE. Se entregó al Rector la carta con la firma de respaldo de
profesores y estudiantes pero, como iba dirigida al Consejo Superior, el Rector
se excusó de contestar ninguno de los puntos.
Se hicieron algunas preguntas por
parte de estudiantes y profesores; se recalcó que no era el dinero lo que preocupaba
a los docentes sino que no se bajara la calidad de la enseñanza y se pidió
generar mecanismos de diálogo para superar la crisis. En principio las
autoridades manifestaron su acuerdo con esos planteamientos.
El Decano planteó la posibilidad de
formar una comisión de la Dirección General Académica que decida la
contratación de profesores y coordinadores pues las clases se habían iniciado y
los estudiantes no podían seguir sin docentes. El Rector replicó que ya vería
qué hacer.
Reuniones en
la Dirección General Académica (DGA)
El lunes 16 y el martes 17 se iniciaron
las negociaciones con la DGA. Asistieron el Decano Fernando Calle, el Sub-Decano
Mario Vásconez, por parte de la FADA y por la DGA: el Dr. Manuel Corrales S.J.,
Vicerrector, el Ing. Pablo Iturralde, Director General Académico (e), la Mtra.
Germania Espinosa, el Dr. Alberto Padilla y el Ing. Galo
Cevallos, miembros
de la Comisión.
Los miembros de la DGA escucharon los
planteamientos de la FADA y prometieron tomar decisiones lo antes posible. El
Decano solicitó que la respuesta fuese enviada con premura por las condiciones de incertidumbre que se
vivía en la FADA.
El miércoles 18 se esperó infructuosamente
una respuesta. El jueves 19 los estudiantes organizaron una manifestación
pacífica para hacer conocer el problema de la FADA a los representantes de la
Asociación de Universidades Confiadas a la Compañía de Jesús en América Latina
(AUSJAL) que celebraban una reunión en la PUCE.
Más reuniones,
comisiones y renuncias
El viernes 20 el decano convocó a una
reunión a los profesores para informarles sobre lo sucedido y debatir sobre las
acciones a tomar. Se conformó una comisión de profesores para entregar
información referente al problema a los medios de comunicación y a otros
actores.
La Comisión se reunió con los miembros
de la AUSJAL, con los decanos de las otras facultades y con el Vicecanciller
de la PUCE, padre Alan Mendoza S.J., quien nombró una comisión de alto nivel
conformada por el Economista Eduardo Valencia y el Ingeniero José Chacón,
miembros del Consejo Superior, para que se ocupasen del problema.
Frustrados por los acontecimientos esa
noche renunciaron el Diseñador Enrique Vásconez profesor de Artes y de Diseño y
3 profesores más.
El lunes 23 de abril las autoridades
de la FADA se reunieron con la Comisión nombrada por el Vicecanciller. Expresaron
que no tenían poder de decisión; tan solo ofrecieron conversar con la otra
parte y dar su informa lo antes posible.
El martes 24 de Abril se organizó una
reunión de Profesores de la FADA; el Decano les comunicó la situación, luego de
varios pronunciamientos se mantuvo la propuesta de que la comisión prosiga con
el trabajo. Simultáneamente el rector comunicó que había aceptado la renuncia
de los cuatro profesores de Artes.
El Decano convocó a una reunión extraordinaria
del Consejo de Facultad. Se decidió
enviar una nueva comunicación al Rector pidiéndole: a) que autorice continuar
con la programación del semestre tal como fue presentada por la FADA, b) que autorice
al Decano contratar los profesores requeridos a la brevedad posible y c) que dé
marcha atrás en la aceptación de las renuncias de los profesores de Artes.
La situación
de complica aún más.
El miércoles 25 de abril los padres de
familia de la FADA se auto-convocaron a una reunión en el auditorio. Manifestaron
estar muy preocupados y molestos… apoyaron la gestión de las autoridades de la
FADA y enviaron una carta al Rector solicitando que los estudiantes puedan
seguir normalmente con sus clases. Incluso llegaron a plantean la posibilidad
de promover acciones judiciales contra la PUCE.
El jueves 26 de abril el Rector brindó
declaraciones en varios medios y manifestó categóricamente: -“que no había ningún
problema en la FADA, todo era culpa del Decano….”
Se produjo una nueva reunión de la
comisión de profesores con los miembros del Consejo de Facultad; allí se decidió
presentar a los medios de comunicación la versión de la FADA y llamar a una reunión
más amplia de profesores para el día siguiente. En esa asamblea de profesores
se delegó a los arquitectos Hernán Orbea y Alexis Mosquera para que se reúnan
con las autoridades de la Universidad en un intento adicional por resolver el
problema.
El 2 mayo los estudiantes de la FADA
organizaron una marcha en los predios de la PUCE, cubrieron con papel periódico
el edificio de la Facultad con la leyenda “cerrada por remodelación” publicaron la revista "Bitácora" y brindaron
entrevistas en varias radios, medios de prensa escrita y televisión.
Las autoridades ordenaron limpiar esa "instalación". De paso destruyeron una exhibición de afiches que los estudiantes de Diseño y Artes, montaron para difundir el problema y los planteamientos de la FADA.
Los estudiantes volvieron a cubrir de papel al edificio. Parecía que la confrontación no tendría salida. Sin embargo...
El Vicerrector y los Directores Generales enviaron una comunicación aceptando la estructura modular y la programación académica y autorizando a la FADA a proponer profesores para las materias pendientes y un incremento progresivo de sueldos hasta nivelarse con los otros docentes de la PUCE. (Funcionaron los buenos oficios de la Comisión de Alto Nivel conformada por el padre Mendoza. Supongo que todos estos personajes aconsejarían no seguir metiendo leña al fuego y evitar más confrontaciones). Luego de una reunión con la Dirección General Académica, ésta resolvió autorizar la contratación de seis profesores y dos coordinadores para el Área de Diseño.
Las autoridades ordenaron limpiar esa "instalación". De paso destruyeron una exhibición de afiches que los estudiantes de Diseño y Artes, montaron para difundir el problema y los planteamientos de la FADA.
Los estudiantes volvieron a cubrir de papel al edificio. Parecía que la confrontación no tendría salida. Sin embargo...
La crisis se fue superando
de a poco
El Vicerrector y los Directores Generales enviaron una comunicación aceptando la estructura modular y la programación académica y autorizando a la FADA a proponer profesores para las materias pendientes y un incremento progresivo de sueldos hasta nivelarse con los otros docentes de la PUCE. (Funcionaron los buenos oficios de la Comisión de Alto Nivel conformada por el padre Mendoza. Supongo que todos estos personajes aconsejarían no seguir metiendo leña al fuego y evitar más confrontaciones). Luego de una reunión con la Dirección General Académica, ésta resolvió autorizar la contratación de seis profesores y dos coordinadores para el Área de Diseño.
El viernes 4 de mayo se trabajó en la
reprogramación de las actividades, se limpió el edificio y se realizan otras actividades simbólicas para
reiniciar las actividades con nuevo espíritu.
El lunes 7 de mayo se reanudaron las
actividades. La Facultad cedió mucho y el Rector casi nada… en lo poco que pude
tratarle en ese período vi que se trataba de una persona nada flexible y poco
dada a los cambios y a la innovación… A mí me llegó a decir que jamás
permitiría que un comunista, una extranjera, un judío o un turco llegasen a
ocupar un decanato en la PUCE (se refería a cuatro profesores principales,
posibles candidatos para reemplazar a Fernando).
Como consecuencia de la crisis, Jorge y Lucho
renunciaron a sus funciones como directores de las carreras de Artes y Diseño.
Yo presenté mi renuncia pero Fernando me pidió acompañarle hasta que terminaran sus responsabilidades como Decano, así que permanecí algún tiempo más como docente y como Sub-Decano.
Yo presenté mi renuncia pero Fernando me pidió acompañarle hasta que terminaran sus responsabilidades como Decano, así que permanecí algún tiempo más como docente y como Sub-Decano.
Años después
A principio de 2003 Fernando fue
notificado que el Rector había decidido dar por concluido su período al frente
del Decanato y designó a los arquitectos Hernán Orbea y Alexis Mosquera, como
nuevo Decano y Sub-Decano, confirmándose un secreto mal guardado que corrió de
boca en boca desde cuando los dos se reunieron con el Rector como delegados de los
profesores un año y medio antes…, (el arquitecto Orbea era yerno del
Ing. Galo Cevallos, a la época: Director General Académico de la Universidad, hombre
de absoluta confianza del Rector).
En una escueta carta dirigida al padre José Rivadeneira le comuniqué mi decisión de alejarme de la PUCE.
Ahora, cuando la FADA cumple 20 años de funcionamiento, he tenido que bucear en la memoria y en viejos documentos para hilvanar estas líneas, pero me parecía importante que este período de crisis quedara registrado en este relato y sus pormenores no se traspapelaran por decisión u omisión de nadie.
En una escueta carta dirigida al padre José Rivadeneira le comuniqué mi decisión de alejarme de la PUCE.
Ahora, cuando la FADA cumple 20 años de funcionamiento, he tenido que bucear en la memoria y en viejos documentos para hilvanar estas líneas, pero me parecía importante que este período de crisis quedara registrado en este relato y sus pormenores no se traspapelaran por decisión u omisión de nadie.
Post scríptum
El miércoles 24 de septiembre, a las 15h00, recibí una llamada del arquitecto Alexis Mosquera, decano de la FADA, quién me comentó que había leído este relato y que tenía algunas comentarios que hacerme: a) Me dijo que en 2001 nunca acompañó al arquitecto Hernán Orbea a una reunión con el Rector; b) que en cambio, sí se reunió con el Rector integrando una comisión junto a los arquitectos José María Sáez y Roberto de la Torre, y c) que en 2003 se enteró que había sido nombrado Sub-Decano de la FADA cuando el arquitecto Hernán Orbea (designado Decano por el Rector) le informó de ese particular en una reunión a la que le convocó junto al arquitecto Francisco Urzúa.
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