Como ya he relatado desde febrero de 2004 el Consorcio “CIUDAD-Ecogestión tomó a su cargo la administración integral
del Parque Itchimbía tras ganar un concurso convocado por el “Municipio
Metropolitano” y la Corporación “Vida para Quito”.
La Municipalidad del Distrito Metropolitano de Quito encargó a la Corporación de Salud Ambiental “Vida para Quito” entre otras tareas, la administración de los Parques Itchimbía y Metropolitano (ahora conocido como “Metropolitano Guangüiltagua”) mediante un convenio suscrito el 4 de septiembre de 2003. En ese documento se establecía expresamente que tal responsabilidad podía ser cumplida por “Vida para Quito” ya sea en forma directa o a través de la contratación de terceros.
El directorio de la Corporación de Salud Ambiental resolvió promover un
concurso al que fueron invitadas varias instituciones para presentar propuestas
para la administración y manejo integral de esos parques.
Las instituciones invitadas fueron: EcoCiencia, Fundación Natura,
Ecogestión, CIUDAD, Aves y Conservación, Fundación Zoológica del Ecuador, Fundación
Teleférico y Fundación Ambiente y Sociedad.
Meses atrás, el 30 de julio del 2002, Ecogestión y CIUDAD habían suscrito
un convenio de cooperación que establecía el marco para el desarrollo de
relaciones de apoyo mutuo a efectos de llevar a cabo acciones y proyectos de
común interés.
En el marco de ese convenio y luego de recibir la mencionada invitación
de “Vida para Quito”, CIUDAD y Ecogestión celebraron un acuerdo específico el
07 de septiembre del 2003, para diseñar conjuntamente las propuestas para el
manejo y gestión integral de los parques Itchimbía y Metropolitano y
presentarlas a esos concursos de acuerdo a los términos de referencia definidos
por la Corporación de Salud Ambiental para cada caso.
Esas propuestas las presentamos en versión digital e impresa, en los
plazos establecidos en las bases, bajo los nombres “Itchimbía: Balcón del Sol”
y “Metropolitano: Parque del agua”.
El Concurso para la gestión integral para el Parque Metropolitano fue
declarado desierto por el directorio de la Corporación de
Salud Ambiental pues la única propuesta
presentada fue la que preparamos CIUDAD y Ecogestión.
En el caso del concurso para el manejo del Parque Itchimbía se
presentaron cuatro propuestas: una de EcoCiencia, otra de la Fundación
Teleférico, una de Ambiente y Sociedad y la que presentamos conjuntamente CIUDAD y Ecogestión.
En noviembre de ese año, luego de analizadas la documentación, la
Corporación “Vida para Quito” resolvió que se adjudique el contrato a la propuesta
presentada por CIUDAD y ECOGESTION bajo el título “Itchimbía: Balcón del Sol”.
Sin embargo el Comité Ejecutivo de la Corporación nos convocó a los
directores de CIUDAD y de Ecogestión junto al representante de EcoCiencia, cuya
propuesta había obtenido el segundo puesto en el concurso, para sugerirnos que
tratásemos de estructurar una propuesta conjunta.
Este planeamiento nos pareció raro, pero como nuestras relaciones
personales e institucionales eran muy cordiales, aceptamos re-trabajar las
propuestas y unificarlas en una sola.
El 26 de noviembre en una comunicación dirigida a Andrés Vallejo,
Gerente de “Vida para Quito” le informábamos que una vez analizadas las dos
propuestas técnicas para la gestión integral del Parque Itchimbía, habíamos
visto que tenían muchos aspectos comunes y otros que podían complementarse
positivamente, enriqueciendo y potenciando la oferta que este parque podía
brindar a la ciudad de Quito.
Añadíamos que luego de haber realizado varias reuniones de trabajo entre
los equipos CIUDAD–Ecogestión y EcoCiencia para la estructuración de una
propuesta conjunta de las tres instituciones, estábamos haciendo llegar a la
Corporación de Salud Ambiental la nueva versión unificada -en versión impresa y
digital- para que sirviera de base para suscripción del contrato respectivo.
Ese documento los suscribíamos Mario Vásconez director de CIUDAD, Ramiro Morejón, director de Ecogestión y Galo
Medina director de EcoCiencia
Curiosamente una vez analizada este nuevo documento, el Comité Ejecutivo
de la Corporación, en sesión de 9 de diciembre de 2003, analizó que su pedido
de estructurar una nueva versión de la propuesta no encajaba en la legalidad en
que debían basarse los procedimientos de ese ente colegiado, pues el Directorio
de “Vida para Quito” ya había declarado ganadora a la propuesta de CIUDAD y
Ecogestión.
El Comité Ejecutivo decidió por tanto, que se adjudique el contrato a la
propuesta denominada “Itchimbía: Balcón del Sol”, presentada por CIUDAD y
ECOGESTION y dejó sin derecho al pataleo a esta nueva propuesta que presentamos
junto a EcoCiencia.
En enero de 2004, suscribimos el respectivo contrato y el 28 de febrero de 2004 en un acto público
efectuado en la casa de la Hacienda Piedrahíta del Parque Itchimbía se realizó la ceremonia por la cual el “Municipio
Metropolitano” y la Corporación “Vida para Quito” entregaban el Parque al
Consorcio “CIUDAD-Ecogestión, para que nos encargáramos de su administración
integral.
Como presidente del Consorcio “CIUDAD-Ecogestión” dirigí unas pocas
palabras a las autoridades y público presente comprometiéndonos a realizar una
gestión innovadora y responsable del Itchimbía.
Titulé aquella intervención “El parque Itchimbía: un espacio de confianza,
complementariedad y reciprocidad” (ese texto sirvió de base para mi
discurso en un acto semejante, tres años después, cuando nos hicimos cargo
también del manejo integral del “Parque Metropolitano Guangüiltagua”).
En la ceremonia de entrega de las instalaciones de Parque Itchimbía,
estuvieron presentes el Alcalde Paco Moncayo; el Vicealcalde y Gerente de “Vida
para Quito” Andrés Vallejo, los concejales Alfonso Laso Bermeo y María
Cárdenas.
Recuerdo que nos acompañaron también el Concejal Gonzalo Ortiz, el
director del FONSAL, Carlos Pallares, el director de Forestación del Municipio,
Fernando Velasco, el Gerente de la EMAAP-Q, Juan Neira, entre otras autoridades
y funcionarios municipales.
Comencé mi intervención saludando a las autoridades y al púbico
asistente: - “Señor Alcalde, señor Gerente de la Corporación “Vida para Quito”,
amigas y amigos presentes…” y a continuación leí el texto que había preparado.
Ese texto fue reproducido meses después en un bonito formato a todo
color, en la revista ECUADOR – Tradiciones & Turismo que publicaba la Asociación de Municipalidades del Ecuador (AME), cuyo
secretario general era mi amigo Guillermo Tapia Nicola.
Hablé de la naturaleza y su relación con la sociedad y los seres
humanos… Del Itchimbía transformado en un espacio generoso, tan cambiado ahora luego
de haber sido un botadero de basura y desguazadero de vehículos…, hablé de las
relaciones de la tierra, el sol y los árboles... con la ciudad y su gente… me referí
a la acción municipal y a la confianza de los electores para sus autoridades y de los planes y realizaciones del cabildo que apuntaban a que todos, quiteñas y
quiteños, de nacimiento o de adopción, vivamos mejor en nuestra ciudad; insistí
en que los ciudadanos de Quito deberíamos felicitarnos por ello, mostrándonos agradecidos
y comprometidos para ser recíprocos con la acción de la municipalidad.
Hablé sobre los retos que asumía el Consorcio CIUDAD-Ecogestión, para
hacer bien las cosas respondiendo en los hechos a la confianza de quienes
creían que las organizaciones de la sociedad civil podíamos ser capaces de
trabajar con el gobierno local para buscar mejores rumbos para para los ciudadanos y ciudadanas de todas las edades, para la ciudad y el
ambiente.
Hablé de aquellas cosas que nos sirvieron para estructurar nuestra propuesta
para el manejo del parque: la relación del medio natural con lo edificado, hablé sobre el bosque, las flores y la fauna nativas que debíamos cuidar y preservar
y del “mirador natural” que ya era la colina y que nos proponíamos potenciar
como centro de observación, como “balcón del sol” para observar las piedras, los
muros, las tejas, las campanas, la luz... de nuestro Quito milenario. Me referí
al Itchimbía como mirador para contemplar no sólo la ciudad sino también su
entorno, el Cotopaxi al sur, el Antisana al este, el Cayambe en el norte, el
Pichincha al oeste y los valles circundantes a Quito que se habían sumado ahora al
conglomerado urbano…
Me referí al rol del Itchimbía como pukará que resguarda la ciudad y como
centro ceremonial, ¡intihuatana¡ (el lugar donde se busca amarrar el sol para
que no se ponga, tratando de alargar el calor y las horas de luz…).
Hice alusión a una cualidad importante de todo espacio público; que
sea fundamentalmente democrático, incluyente y amable para todos; para hombres
y mujeres, para niños y adultos, para los vecinos de la Tola, el Dorado y de
todo el centro Histórico, así como para visitantes del resto de la
ciudad y otros diversos confines del país y del mundo.
Hablé de nuestro reto de hacer del Itchimbía un parque que genere confianza,
un espacio seguro, un lugar agradable, un ámbito cordial, un espacio de todos…
Hablé de que el parque Itchimbía ya era pero quería mejorar en su rol
como pulmón de Quito y de su Centro Histórico. Hice alusión a que la administración
municipal había había plantado en el parque más de cuarenta mil árboles y entre
ellos… un tilo -el árbol dos millones de esa labor formidable- Agradecí a
Fernando Velasco por esas acciones a favor del ambiente y me comprometí a apoyarle
y a meter el hombro para continuar con ese tipo de acciones en el Itchimbía…
Me referí a que buscaríamos que el parque Itchimbía acoja a ciclistas,
gimnastas, trotadores y todo tipo de deportistas, a lectores que buscan la tranquilidad
de sus árboles, a los turistas, a los estudiosos e investigadores de temas
ambientales y urbanos.
Me referí al reto de incluir en el parque una variada oferta de comidas,
olores, colores, paisajes, sensaciones… mediante convenios y facilidades para
empresarios privados, iniciativas y micro emprendimientos de organizaciones comunitarias, de los
colegios, escuelas y vecinos… de ONGs, de los medios de comunicación, de la gente…
Me referí a la necesidad de estructurar y coordinar acciones con la
Corporación de Turismo pues el parque permite mostrar en 360 grados los
diversos destinos turísticos de Quito, como en maqueta…; antes de que locales y
foráneos inicien su peregrinar guiado por las iglesias y las plazas del centros
histórico y por los mercados y los volcanes de los otros destinos turísticos
del Distrito Metropolitano.
Hablé de que el parque Itchimbía debía ser pensado como centro de
creatividad, de cultura, de recreación…y del Centro Cultural del Itchimbía que se iba a inaugurar con la
muestra del “Señor de Sipán”: "El Centro Cultural magnífica realización del
FONSAL permitirá que la música, la escultura, la poesía, la pintura, se
instalen con confianza en el parque complementando la oferta de los espacios
recreativos y naturales".
Reiteré que durante nuestra administración el Itchimbía iba un espacio
abierto al público, de acceso libre a todos, previsto para informar y capacitar
sobre asuntos tan diversos como la historia de Quito, el desarrollo urbano, deberes
ciudadanos, el respeto al ambiente, la biodiversidad, los árboles, la
fauna y la flora nativos, la prevención de incendios, la gestión de riesgos, la
participación ciudadana y numerosos otros temas...
Anuncié que CIUDAD y Ecogestión las dos instituciones que nos habíamos
aliado para la gestión integral del Itchimbía íbamos a dar todo de nuestra
experiencia y nuestra creatividad para sacar adelante ese reto; tratando de ser
recíprocos con la confianza que la ciudadanía y las autoridades habían puesto
en nosotros.
Anuncié que habíamos confiado a Rodrigo Barreto la Dirección del
Parque y habíamos designado a Mayra Calderón y a Mario Vivero como sus
principales colaboradores
Terminé mi intervención dirigiéndome nuevamente a los personeros municipales y al
público presente reiterando "que no les íbamos a fallar".
Luego de la ceremonia de entrega-recepción del Parque, hicimos con las
autoridades un recorrido por sus principales instalaciones y por una serie de
exposiciones que organizamos para esa ocasión.
Rodrigo Barreto, colega de CIUDAD que fue nombrado Director del Parque
Itchimbía, acompañó al alcalde en una agradable caminata por ese espacio verde.
En el acto formal previo y en ese recorrido nos acompañaron la música
de la Banda Municipal, la alegría y algarabía de bellas bastoneras de varios
colegios capitalinos, zanqueros y comparsas de organizaciones culturales, los
amigos titiriteros de la “Rana Sabia”, escolares de las escuelas de la zona y
los moradores de los barrios vecinos para quienes íbamos a trabajar con tesón durante todo el tiempo que
duró nuestra gestión en el Parque.
En el contrato para el manejo del parque, nuestro Consorcio se
comprometió a administrar y operar el
parque, sus infraestructuras e edificaciones; a encargarse de administrar el
diseño, construcción, equipamiento y operación de otras obras de
infraestructura, edificaciones y servicios que se previeran construir; a
formular e implementar acciones, programas y proyectos de educación,
capacitación, cultura y recreación y a manejar los servicios de seguridad,
mantenimiento, jardinería y otros de atención al usuario.
El Consorcio se propuso recuperar la loma del Itchimbía como un hito
urbano del Centro Histórico de Quito y convertirla en un parque amigable dotado
de infraestructura, equipamiento y servicios suficientes para hacer posible el
desarrollo de actividades culturales, recreativas, turísticas y ambientales;
que permita elevar la calidad de vida de los habitantes del Centro Histórico de
Quito y de la ciudad, mediante la ejecución de programas y proyectos que
propicien la seguridad, la participación ciudadana y la recuperación del
concepto de “espacio público”.
En casi siete años en los que realizamos al manejo integral de ese parque hicimos lo mejor en cuanto a atención a usuarios y visitantes;
gestión administrativa y financiera; relación con instituciones; desarrollo de
actividades innovadoras de educación ciudadana, cultura, recreación, deporte,
turismo y manejo ambiental; servicios de seguridad y vigilancia; servicios de
limpieza, jardinería y mantenimiento.
El parque Itchimbía estuvo bajo nuestra responsabilidad hasta el 31 de
agosto de 2010. En todos esos años brindamos atención a más de veinticinco mil
visitantes mensuales en ese espacio público. Fue un reto y una experiencia
apasionante y aleccionadora, creemos ahora que efectivamente cumplimos
adecuadamente y no les fallamos ni las autoridades ni a los habitantes de Quito
que confiaron en nosotros.
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