El epicentro fue localizado en Rumipungo, zona rural no lejos de Pujilí,
cabecera del cantón del mismo nombre.
La ciudad de
Pujilí fue fundada en 1657 y está ubicada a 10 kilómetros de Latacunga, capital
de la provincia de Cotopaxi.
El 80% de
las edificaciones de la zona urbana de Pujilí y el 70% en la zona rural fueron afectadas
por el sismo. Las construcciones de adobe y tapial no resistieron la intensidad
del evento, pero también edificaciones de otros materiales sufrieron serios
daños.
En esa época
yo era profesor de la Facultad de Arquitectura y Diseño de la Universidad
Católica; el 2 de Abril (cinco días después del evento sísmico) dirigí una
comunicación a mi amigo Diego Carrión, decano de la facultad, para informarle
que con los estudiantes de Tercer Semestre de la cátedra de “Taller de Diseño
Arquitectónico” que tenía a mi cargo, nos habíamos propuesto realizar una
visita a Pujilí para verificar in situ los efectos del sismo y realizar un inventario
de los principales tipos de daños originados en las edificaciones por ese
evento.
Le
mencionaba que habíamos creído conveniente realizar este inventario como una
contribución de la FAD tanto para las actividades de reconstrucción previstas,
cuanto para evidenciar los más frecuentes errores de tipo técnico-constructivo,
mencionando que aspirábamos a que -con la visita- pudiéramos contribuir a la
formación integral de los estudiantes y -con el documento- a que, en el futuro otras edificaciones del
país no se vieran afectadas de manera tan desbastadora como había acontecido en
esa oportunidad en Pujilí.
Terminaba mi
comunicación solicitando la autorización del decanato para realizar este trabajo
el sábado 6 de Abril entre las 7 de la mañana y las 7 de la noche en la zona del
desastre.
Diego aceptó
con agrado la iniciativa, nos dio su apoyo y ofreció brindarnos toda la colaboración
de la Facultad para el éxito de nuestra visita. Sin embargo el tiempo
programado para ese viaje era tan corto que no podía ayudarnos ni con el
transporte ni con ningún apoyo logístico; nos pidió posponer una semana la
visita pero yo tenía miedo que las tareas de reconstrucción se hubieran ya iniciado
y no fuera factible observar todos los estragos y los daños en las
edificaciones… Tomé la decisión de no aplazar el viaje… así que aquel sábado, nos
trasladamos en vehículos particulares hacia la ciudad de Pujilí, apenas nueve
días después del evento.
Los involucrados en ese viaje fueron mis estudiantes: Gabriela Aguilera, Diego Arteaga, Wilfrido Avala, Cinthya Ayarza, Diana Bernal, Víctor Chávez, Silvia Díaz, Diego Flor, Andrés Gavela, Diego Gavilanez, Pablo Moreno, Erika Muñoz, Francisco Muñoz, Sebastián Ordoñez, Tanya Pico, Diego Portero, Verónica Reed, José Luis Rojas, Ana Gabriela Salvador, Julio Saransig, Esteban Swoboda, Carlos Vilaña, Enrique Villacis, y Cristina Villalba.
Los involucrados en ese viaje fueron mis estudiantes: Gabriela Aguilera, Diego Arteaga, Wilfrido Avala, Cinthya Ayarza, Diana Bernal, Víctor Chávez, Silvia Díaz, Diego Flor, Andrés Gavela, Diego Gavilanez, Pablo Moreno, Erika Muñoz, Francisco Muñoz, Sebastián Ordoñez, Tanya Pico, Diego Portero, Verónica Reed, José Luis Rojas, Ana Gabriela Salvador, Julio Saransig, Esteban Swoboda, Carlos Vilaña, Enrique Villacis, y Cristina Villalba.
Recuerdo que
nos acompañaron también estudiantes de otros paralelos que fueron alumnos míos en los semestres precedentes: Pablo Cárdenas, Ronny Cifuentes,
Janine Gallo, Carlos Guerra, Ana Isabel Gutierrez, Diego Guayasamín, Pamela Mendieta, Andrés Villamarín y algunos otros que se me
escapan.
Con los estudiantes realizamos un recorrido general y pude explicarles que debían prestar atención a los principales errores constructivos que propiciaron daños en las edificaciones.
Con los estudiantes realizamos un recorrido general y pude explicarles que debían prestar atención a los principales errores constructivos que propiciaron daños en las edificaciones.
Esos errores
o fallas técnicas podían verificarse tanto en la conformación de los cimientos,
como en los distintos tipos de mampostería usados, en los diferentes tipos de
estructuras utilizadas y en las soluciones más frecuentes de techos y cubiertas.
En otros
casos los daños se debían a errores técnicos en la implantación de las
edificaciones y por otro tipo de fallas y errores constructivos.
La gente
estaba laborando febrilmente en la remoción de los escombros y la recuperación
de los materiales y elementos constructivos que se hubieran salvado.
A pesar del
apoyo anunciado del gobierno y de las autoridades seccionales los moradores de
Pujií y de las áreas rurales había iniciado por su propia iniciativa, la
reparación de los daños y la reconstrucción de sus viviendas.
El antiguo Palacio
Municipal y la iglesia matriz se contaron entre las edificaciones históricas y
patrimoniales afectadas por el sismo, al igual que otras iglesias y numerosas
escuelas y edificaciones públicas.
A medida que
realizábamos el recorrido por calles y plazas verificando el impactante
resultado del sismo en las edificaciones, yo iba explicando los errores
constructivos, que pudieron llevar a aumentar la vulnerabilidad de las
edificaciones.
Les expliqué
que la vulnerabilidad de un objeto arquitectónico o de un asentamiento humano tiene
que ver con su incapacidad para soportar los efectos de fenómenos naturales (o
humanos) peligrosos y su incapacidad para recuperarse de ellos.
Les expliqué
que los desastres no son sino la coincidencia entre un “fenómeno o evento peligroso”
-de origen natural o humano- y determinadas condiciones de vulnerabilidad de
las edificaciones y los asentamientos humanos. Generalmente se usa de forma
inapropiada el término "desastre natural".
Los eventos
o fenómenos pueden ser naturales (de la naturaleza) pero los desastres no,
éstos pueden evitarse si se disminuyen las condiciones de vulnerabilidad y
riesgo en las edificaciones y asentamientos humanos.
Los riesgos
son el peligro, probabilidad, contingencia… de daños o pérdidas humanas provenientes
de la amenaza de un fenómeno natural (terremoto, inundación, deslave,
hundimiento, alud, derrumbe, etc.) o de una obra del hombre (desplome, derrumbe
de una obra construida).
En nuestro
recorrido por Pujilí pudimos verificar que muchos errores técnicos y
constructivos habían aumentado la vulnerabilidad de las construcciones y el
riesgo para los seres humanos. La cantidad de casas colapsadas, seriamente
afectadas o parcialmente destruidas así lo evidenciaba.
Fuimos
tomando nota de los principales problemas constructivos y al final de la tarde
nos reunimos para hacer un resumen de las observaciones, ello nos condujo a
diversas constataciones en relación a los diversos tipos de problemas.
Entre los
principales tipos de errores en la cimentación de las edificaciones afectadas
se podían contar: a) utilización de piedra bola o de río en zócalos o
sobrecimientos; b) deficiencias de la argamasa o mortero (barro, terrocemento
pobre, exceso de arena en la mezcla, etc.); c) desplome de cimientos o zócalos
en suelos de relleno o por ubicación de la edificación al borde de cauces o
caminos (falla del suelo); d) ausencia de cimentación (sobre todo en áreas
rurales).
Entre los principales tipos de errores en la conformación de las mamposterías de las edificaciones afectadas se podían contar: a) ausencia de trabe en las esquinas y encuentros de paredes; b) falta de sección o de contrafuertes en esquinas; c) falta de arriostramientos (sobre todo en cerramientos); d) excesiva luz de los paños de pared (distancia entre apoyos o arriostramientos); e) inadecuada ubicación o distribución de contrafuertes; f) marcada asimetría en la ubicación de muros portantes; g) fallas de argamasa o masilla; h) altura excesiva de paredes (sobre todo en culatas); i) falta de adherencia y flexibilidad de los tímpanos por el uso de materiales inadecuados; j) apertura indiscriminada de puertas y ventanas; k) deterioro de la base de la mampostería por falta de impermeabilización del muro respecto al suelo; l) deterioro de la base de la mampostería por ausencia de aleros suficientes y m) mampostería soportante de poca resistencia (deficiente calidad de la tierra por exceso de limo o de arcilla; por inadecuada resolución de tos aparejos -trabas de los componentes o rellenos-; por el uso de mamposterías mixtas (piedra sillar y piedra pómez, por ejemplo y por la utilización del bloque alivianado de cemento como mampostería soportante).
Entre los principales tipos de errores en las estructuras de las edificaciones afectadas era frecuente la ausencia de cadenas inferiores o deficiencias constructivas de las mismas, por ello: a) no había amarre o confinamiento de los pies de las columnas; b) no había un anillo de consolidación inferior y c) no había solidaridad estructural ante fallas del cimiento.
a) sección insuficiente, y/o
b) inadecuada distribución de estribos, y/o c) inadecuada conformación de
estribos, y/o d) luces excesivas.
Entre los principales tipos de errores en las
estructuras de madera se podían verificar los siguientes:
a) supresión arbitraria de contravientos o diagonales; b) marcada asimetría en la ubicación de las columnas; c) ausencia de soleras superiores; d) no había anillo de consolidación superior; e) no había amarre o confinamiento de cabezas de columnas; f) utilización de elementos inadecuados como soleras superiores (tablas o listones); g) falta de vínculo de las soleras con tos muros y h) dinteles de puertas y ventanas, demasiado cortos.
a) supresión arbitraria de contravientos o diagonales; b) marcada asimetría en la ubicación de las columnas; c) ausencia de soleras superiores; d) no había anillo de consolidación superior; e) no había amarre o confinamiento de cabezas de columnas; f) utilización de elementos inadecuados como soleras superiores (tablas o listones); g) falta de vínculo de las soleras con tos muros y h) dinteles de puertas y ventanas, demasiado cortos.
Entre los principales tipos de errores en las
cubiertas de teja se podían verificar los siguientes:
a) falta de tensores entre tijeras; b) tijeras con luces excesivas; c) falta de arriostramientos para vibración; d) excesivo peso de cubiertas (en relación a paredes o estructura portante); e) carga adicional excesiva en cubiertas (cielo rasos, o soberados); f) inadecuado anclaje de estructura de cubierta con las soleras.
a) falta de tensores entre tijeras; b) tijeras con luces excesivas; c) falta de arriostramientos para vibración; d) excesivo peso de cubiertas (en relación a paredes o estructura portante); e) carga adicional excesiva en cubiertas (cielo rasos, o soberados); f) inadecuado anclaje de estructura de cubierta con las soleras.
Entre otros tipos de errores se podían constatar
los siguientes:
a) falta de juntas constructivas entre edificaciones aledañas; b) torres o frontispicios excesivamente esbeltos y c) campanarios, remates de torres o frontones, pesados y sin anclaje suficiente.
a) falta de juntas constructivas entre edificaciones aledañas; b) torres o frontispicios excesivamente esbeltos y c) campanarios, remates de torres o frontones, pesados y sin anclaje suficiente.
La
experiencia para los jóvenes estudiante fue impactante; ver las edificaciones
colapsadas o gravemente afectadas y ver a la gente lanzada al trabajo para
recuperar lo poco que podían rescatar y al mismo tiempo para tratar de
recuperar su vida, era algo aleccionador.
Los moradores de la ciudad y del campo no esperaban ayuda externa, estaban trabajando en mingas y de forma individual, con tesón, con optimismo… la vida seguía… había que borrar el susto, el temor y la tragedia y seguir adelante.
Recuerdo
una anécdota que relataban dos de las chicas que pudieron aproximarse a una
mísera choza, parcialmente colapsada… allí vivía una viejita en condiciones muy
precarias, sobre piso de tierra y protegida por muros de adobe y una vetusta
techumbre de paja. Uno de los muros se había caído y había destrozado su fogón,
sus pocas ollitas y había matado a sus cuyes… Las muchachas verificaron los
daños conversaron unos instantes con la señora y le preguntaron si por ese sendero
se llegaba hasta alguna otra vivienda…
La
viejita les respondió que efectivamente, más arriba había todavía algunas
casitas… añadiendo a continuación: - “pero allá viven los pobres”…
En
algún momento del ese día me topé con mi amigo Patricio Cevallos, en esa época
director de FUNHABIT. Él también estaba haciendo un recorrido para verificar
los daños de las construcciones. Le interesaba sobre todo el comportamiento de
las edificaciones de materiales tradicionales y los efectos del sismo en las
casas de tapial, adobe, bareque, madera y teja; pues FUNHABIT trabajaba
justamente en mejoras de esas técnicas y materiales para aplicarlas en la
edificación y mejoramiento de la vivienda campesina y de las construcciones
comunitarias en áreas rurales: casa comunales, escuelas, guarderías, puestos de
salud, etc.
Patricio es ingeniero de profesión y era profesor de la facultad de Ingeniería de la Católica. Le comenté lo que estábamos haciendo con mis estudiantes y le pareció muy interesante; se ofreció amablemente a revisar las notas que pudiera tener al final de esa jornada de trabajo y me sugirió que debería presentarlas a un fondo que tenía la universidad para publicaciones de sus docentes.
Patricio es ingeniero de profesión y era profesor de la facultad de Ingeniería de la Católica. Le comenté lo que estábamos haciendo con mis estudiantes y le pareció muy interesante; se ofreció amablemente a revisar las notas que pudiera tener al final de esa jornada de trabajo y me sugirió que debería presentarlas a un fondo que tenía la universidad para publicaciones de sus docentes.
Al día siguiente Patricio me respondió que había revisado la lista y que le parecía que se debería añadir un capítulo referido a errores de Implantación, allí podrían constar los siguientes problemas: a) implantación de la vivienda en suelos inclinados; b) ubicación de las edificaciones al borde causes, quebradas, caminos… (constaba en errores de cimentación); c) mala orientación respecto al sol y vientos; d) implantación en suelos con poco drenaje que colaboran a la humedad de paredes y e) implantación en suelos muy permeables y deleznables.
Adicionalmente
Patricio sugería que en los errores de cimentación se debía añadir: cimentación
inadecuada por poca profundidad. En errores de mamposterías se debía añadir: adosamiento
de paredes de diferentes materiales. En errores de las estructuras se debía
añadir: ausencia de soleras, vetustez y materiales inadecuados. En los errores
de cubiertas se debía añadir: vetustez de la estructura y finalmente en errores
varios se debía añadir: inexistencia de vereda perimetral favorece a la humedad
de las paredes.
Le
llamé para agradecerle los comentarios y le sugerí presentar la propuesta de
publicación de forma conjunta pues él era profesor principal, miembro de la
planta docente de la facultad de Ingeniería y tendríamos más posibilidades de
que la Universidad Católica aceptara publicar el texto.
Patricio
me sugirió que en todos los casos, a más del problema o error detectado,
deberíamos hacer constar una serie de sugerencia o recomendaciones
técnico-constructivas para mitigar la vulnerabilidad de las edificaciones y el riesgo
para las personas ante los fenómenos sísmicos.
Estuve
totalmente de acuerdo en esa sugerencia y de mi lado añadí que el documento
debería ser acompañado de gráficos e ilustraciones que lo hagan más atractivo y
útil, pues de lo contrario se corría el riesgo de que resultara un
documento-informe que nadie iba a leer.
A
la época yo era también profesor de la Facultad de Arquitectura de la
Universidad Central y había cursado una carta al decano, mi amigo el arquitecto
Antonio Narváez, solicitándole autorización para realizar una visita semejante a
la que realicé con mis estudiantes de la Católica.
Proponía
viajar a Pujilí con los profesores y estudiantes del Taller 2 de la materia de
Proyectos de la facultad de Arquitectura de la Central, el día viernes 12 de
Abril. Antonio me dio su autorización pero me comentó que la facultad no podría
apoyarnos económicamente para ese desplazamiento pues no tenía fondos para ese
tipo de actividades.
Como
coordinador del Taller 2, escribí un oficio al prefecto de la provincia para
solicitarle dos buses para que los estudiantes pudieran cumplir con el
propósito de visitar la zona afectada por el sismo y constatar los problemas
técnicos que habían contribuido a diversos tipos de daños o al colapso de las
edificaciones.
Desgraciadamente
no tuvimos una respuesta favorable de la prefectura y el viaje y la visita
prevista se frustraron. En una reunión interna del taller comenté a mis colegas
la experiencia y los resultados de mi visita con los estudiantes de la U.
Católica y me pidieron que con los materiales de ese viaje estructurara una
charla para los estudiantes del Taller 2 de la U. Central.
Así
lo hice. Con mis notas, las sugerencias de Patricio Cevallos y un video que
realicé durante la visita a Pujilí, preparé una charla para los profesores y
estudiantes de nuestro taller.
Durante
la charla que titulé “El terremoto de Pujilí: errores constructivos y recomendaciones
técnico-constructivas para mitigar riesgos sísmicos” entregué copias de mis
notas y fui ilustrando mis comentarios sobre los diversos tipos de errores
constructivos con diversos dibujos y esquemas.
Como
parte de las responsabilidades de los estudiantes, les pedimos que realizaran
una síntesis y sistematización de la charla para la siguiente clase.
Un
par de días después recogimos esos
trabajos y me topé con la sorpresa de que algunos eras realmente muy bien
estructurados y presentados.
Uno
que me llamó la atención era de los estudiantes Nello Manciati y Diego Parra,
ellos habían hecho una especie de tabla con los errores de las construcciones
que se puntualizaban en mi documento y acompañaban cada caso con dibujos del
problema y de su posible solución.
Me
pareció muy interesante su aporte así que les consulté si les interesaría
ilustrar la publicación que pensábamos proponer a las autoridades de la U.
Católica. Estuvieron de acuerdo y nos pusimos manos a la obra.
En
menos de un mes tuvimos el borrador listo para impresión. Entregué el documento
a Patricio para que tratara de lograr su publicación a través de la facultad de
Ingeniería pero todo se fue diluyendo sin una decisión favorable.
Paralelamente
yo había hablado con Diego para que tratara de publicarlo en la FAD pero
desgraciadamente no tenía fondos para la edición de textos o libros. Ese tipo
de productos tenían que ser decididos por las autoridades de la universidad a
través de mecanismos y decisiones centralizadas.
Diego
se movió y logró que se le autorizara solicitar a los profesores de la facultad
de Arquitectura y Diseño proponer textos de apoyo a la docencia para su posible
publicación.
El
17 de Julio de 1996 dirigí una carta a Diego en su calidad de decano de la FAD
– PUCE acompañando el documento elaborado luego del terremoto de Pujilí, que
podría ser de interés para fines docentes y como un aporte para prevenir
errores constructivos en el futuro.
El Título de
la posible publicación era: “El terremoto de Pujilí: errores constructivos que propiciaron
daños en las edificaciones / Autores: Arq. Mario Vásconez - Facultad de Arquitectura
y Diseño & Ing. Patricio Cevallos - Facultad de Ingeniería – PUCE / Gráficos:
Diego Parra y Nello Manciati
- Estudiantes de Arquitectura - FAU - U. Central / Contenido:
a) Presentación; b) Créditos; d) Principales
errores de: implantación, cimentaciones,
mamposterías, estructuras (madera / hormigón) y cubiertas; f) Recomendaciones /
Tipo de publicación: Folleto / Número de páginas: 18-20 / Formato: Medio INEN
A-4 / Papel: Bond 75 gr / Carátula: Cartulina 90 gr. dos colores / Detalles de Contenido:
Gráficos sencillos y textos cortos con principales errores, efectos del sismo y
soluciones posibles / Estado actual: Texto en diagramación básica; por
diseñarse el formato de presentación final, carátula: por diseñarse.
Desgraciadamente
las autoridades de la PUCE no aprobaron la publicación con el argumento
peregrino de que los gráficos eran hechos por estudiantes de otra casa de
estudios.
Tuve que
buscar otra solución.
Esta llegó casi
dos años después. En ese momento yo era ya Director de CIUDAD y en esa institución
manteníamos un proyecto denominado “Vida en las Laderas”, que apuntaba al mejoramiento
del hábitat, a promover un adecuado manejo ambiental y a fortalecer la
organización comunitaria en los asentamientos vinculados a la Federación de
Barrios Populares del Noroccidente de Quito; ese proyecto era coordinado por
nuestra colega Silvana Ruiz; me reuní con ella y decidimos usar unos pocos
recursos disponibles para editar el texto preparado, a manera de cartilla de
difusión, como un producto de ese proyecto para ser repartido entre las
organizaciones de moradores de esos barrios.
Como tenía
el borrador preparado para la fallida edición de la U. Católica, lo entregué a
Anita García responsable de las publicaciones de CIUDAD y ella con gran celeridad
en menos de una semana le dio forma de
folleto.
Esa cartilla
fue publicada por El Centro de Investigaciones CIUDAD y la Federación de
Barrios Populares del Noroccidente de Quito con el título: “Recomendaciones técnico-constructivas
para mitigar riesgos sísmicos - Campaña por la vida” / Autores: Arq. Mario
Vásconez - Centro de Investigaciones CIUDAD e Ing. Patricio Cevallos - Facultad
de Ingeniería PUCE / Primera Edición: CIUDAD-FBPNQ / 1998 / Copyright: CIUDAD / Dibujos: Nello Manciati
y Diego Parra / Tiraje: 1.500 ejemplares /
Quito - Ecuador / Auspicio: “Programa Vida en las Laderas” - INTERMON - UNION
EUROPEA.
En la
presentación de la publicación Silvana señalaba: “Esta Cartilla forma parte de
la serie de materiales de difusión publicados por el Programa “Vida en las
Laderas”, implementado por el Centro de Investigaciones CIUDAD y la Federación
de Barrios Populares del Noroccidente de Quito, con el apoyo de Intermón y de
la Unión Europea”.
“Uno de los
problemas que sufren los sectores más pobres de la población ecuatoriana, es la
precariedad constructiva de sus viviendas, lo que las hace más vulnerables en
caso de eventos sísmicos. Una de las preocupaciones del “Programa Vida en las
Laderas”, es el mejoramiento de las condiciones habitacionales de los sectores populares,
por ello el objetivo de la presente Cartilla es apoyar el mejoramiento habitacional
a través de una exposición clara de defectos constructivos que pueden ser evitados
en la edificación de las viviendas salvaguardando de esta manera la vida de sus
moradores”.
“Su
contenido puede servir de guía no sólo a los habitantes del Noroccidente de Quito,
sino en general al conjunto de la población para la cual resulta prioritario
este tipo de información”.
Después de
haberle metido tanta energía y pasión a esta publicación, logré que viera la
luz aunque fuese con un mínimo tiraje: mil quinientos ejemplares apenas.
En esa misma
época en CIUDAD publicamos el folleto "Qué hacer ante una posible erupción
del Pichincha" del que logramos lanzar 55.0000 ejemplares en tres
ediciones y la cartilla "Guía para la organización comunitaria ante una eventual
erupción del volcán Guagua Pichincha", de la que lanzamos 15.000
ejemplares.
Los “riesgos
sísmicos” se quedaron en un 10% de ese tiraje…pero, así es la vida. Creo que su
contenido daba para que hubiera podido tener una aceptación masiva y ser de
gran utilidad para las facultades de ingeniería y arquitectura, para las
organizaciones que bregan con los desastres y la prevención de riesgos, para los
gobiernos locales y para las organizaciones comunitarias.
Ojalá algún
rato…
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