viernes, 5 de octubre de 2012

Ecuador 47: En helicóptero: el Parque Metropolitano Guangüiltagua desde el aire.

Como ya he relatado el Consorcio CIUDAD-Ecogestión administraba el Parque Metropolitano Guangüiltagua (PMG) luego de haber ganado un concurso convocado por el Municipio Metropolitano y la Corporación “Vida Para Quito”.

Tuvimos a nuestro cargo la gestión integral del parque por màs de tres años, desde fines de 2006 hasta el 31 de agosto de 2010.

Ahora que los helicópteros de Aeropolicial han cumplido un rol importantísimo en el control de los incendios forestales, he recordado un vuelo que realizamos con oficiales de ese organismo para recorrer el Parque Metropolitano Guangüiltagua y definir la posible ubicación de un sitio para el aterrizaje de ese tipo de aeronaves en casos de emergencia. 


El 02 de junio de 2009 recibí una carta de la licenciada María del Pilar Loachamín, Administradora de la Planta de Agua Potable de la EMAAP-Q, ubicada en el PMG, en la que me pedía realizar un reclamo formal a la Comandancia General de Policía por cuanto un helicóptero de “Aeropolicial” había realizado un aterrizaje no autorizado en los terrenos de esa planta de potabilización el sábado 30 de mayo.

Me comuniqué de inmediato con María del Pilar para pedirle más información y me reiteró lo sustancial de su carta, añadiendo que el aparato había aterrizado de improviso sobre los tanques de almacenamiento de agua que están debajo de una losa de hormigón, recubierta de césped… su alarma se debía a que el peso del aparato podía haber comprometido la estructura y originado un desastre de proporciones desconocidas si hubiese llegado a trizar la cubierta de esos tanques que abastecen de agua a la mayor parte del norte de la ciudad.

Ya con más elementos de juicio dirigí una carta al General Freddy Martínez, Comandante General de la Policía Nacional, pidiendo nos aclarara el incidente y adjuntando el reclamo de la EMAAP-Q

Nuestra solicitud fue tramitada de inmediato y a los pocos días recibí la amable visita del Teniente Coronel Guillermo Ortega, Comandante del Servicio Aeropolicial, quien personalmente me traía una copia del Informe firmado por el Mayor Byron Haro, explicando que tuvo que realizar ese aterrizaje en el PMG al haber detectado fallas técnicas al sobrevolar zonas habitadas y construidas del norte de la ciudad.

Agradecí al Teniente Coronel Ortega su amable deferencia y acepté las explicaciones que eximían de toda responsabilidad al Mayor Haro. Le aclaré sin embargo, que los terrenos en los que aterrizó, aún si parecen un campo verde, son en realidad losas de hormigón cubiertas de césped y deberían registrar ese particular para no repetir la maniobra en el futuro.

Quedamos en hacer una visita técnica para poder establecer un sitio adecuado para el aterrizaje de helicópteros en el Parque para cualquier emergencia -como la que se presentó en esa ocasión con la aeronave policial-, pero también para que el Parque  y la planta de la EMAAP-Q pudieran disponer de un espacio para aterrizaje de  helicópteros para atender cualquier requerimiento de seguridad o de auxilio a usuarios, visitantes o trabajadores.

El Teniente Coronel Ortega me invitó a realizar un sobrevuelo del parque al día siguiente para poder detectar posibles lugares donde se pudiera prever un “helipuerto” en el PMG.

El posible soporte de Aeropolicial en caso de emergencias era una necesidad vital para el disminuir la vulnerabilidad del PMG, así que acepté gustoso el ofrecimiento del comandante de esa unidad. Yo tenía un par de ideas de los posibles sitios para ubicar una plataforma para aterrizaje de helicópteros, por tanto quedamos en verificar -in situ- si brindaban las facilidades y condiciones requeridas.

El 18 de junio de 2009 a las 07h30, con Anita Torres, la famosa “Pequitas”, nuestra  comunicadora y relacionadora, fuimos hasta el aeropuerto Mariscal Sucre, donde nos esperaban el piloto y su acompañante para hacer el sobrevuelo con nosotros.




A las 08h00 luego de recibir ciertas indicaciones básicas de seguridad, sobre la forma de comunicarnos internamente mediante radio y de cumplir la rutina de verificación de una serie de detalles previos al vuelo, nuestro pequeño helicóptero se elevó rumbo al Parque.


Luego de salir de los terrenos del Aeropuerto, recorrimos la avenida 10 de agosto, el sector fabril de El Inca; la avenida Eloy Alfaro y llegamos hasta la avenida Granados. Ingresamos al Parque a la altura del Redondel del Ciclista; brevemente pudimos ver la pista de BMX que con tanto esfuerzo construyeron los padres de familia y los deportistas del Club Deportivo de la UTE.


El territorio del Metropolitano que tantas veces recorrimos y nos resultaba tan familiar y querido, era en esta ocasión diferente e, incluso, impresioantemente grande, visto desde el aire.

Cruzamos la zona boscosa del límite noroccidental del PMG y llegamos hasta la Comuna Miraflores; pudimos ver la cancha de uso múltiple y el kiosco que construimos durante nuestra gestión en el área comunal de ese conglomerado humano. Se veía también las obras de la Casa Comunal que los moradores habían comenzado a levantar para reemplazar la vieja sala de reuniones que estaba en territorio del Parque. Reconocimos las casas de muchos de nuestros colaboradores pues los miembros de la Microempresa “Ashintaco”, encargada del mantenimiento, limpieza y jardinería del Parque, al igual que varios miembros de la Empresa de Guardabosques, eran moradores de la “Comuna”.

Sobrevolamos luego la cancha de la Liga Barrial Miraflores. Ese espacio deportivo y sus instalaciones no forman parte del territorio de la Comuna Miraflores. En los campeonatos y otras actividades de la Liga Barrial participan varios equipos y deportistas de la Comuna pero la Liga agrupa a numerosos otros equipos de barrios vecinos al Parque. Sus precarias instalaciones y sus prácticas deportivas y cerveceras dependen de la Federación de Ligas Barriales de Quito. Con el presidente de la Liga tratamos muchas veces de conseguir del Municipio la donación de otro terreno más adecuado para las actividades de esta agrupación. Sin embargo nuestras gestiones no tuvieron éxito y la Liga Barrial sigue usando el espacio del Metropolitano para sus prácticas y entretenimientos, deportivos y non-santos.

Nuestro vuelo continuó luego hacia el sur, atravesando el bosque del borde occidental del Parque desde donde pudimos ver las urbanizaciones cercanas y con mucha claridad, el Estadio Olímpico “Atahualpa” de El Batán.

Seguimos por sobre las líneas de trasmisión que vienen desde Cumbayá y atraviesan el parque hasta la Sub-Estación de la Empresa Eléctrica Quito y llegamos hasta la Quebrada “Ashintaco” y luego al parqueadero del mismo nombre

Nosotros restauramos el Parqueadero “Ashintaco” con tecnología y materiales ecológicos gracias al concurso de la firma "Consolit" representada en el Ecuador por nuestro buen amigo Felipe Adolf.

Atravesamos la vía de acceso al Parque, aquella que une la calle Guangüiltagua con la planta de Tratamiento de Agua de la EMAAP-Q y llegamos al nuevo parqueadero “Chuquipata” que construimos también en nuestro periodo, merced  a un contrato suscrito con el Ingeniero Raúl Duque.

El parqueadero “Chuquipata” lo planificamos usando el trazado, los bordillos y el alcantarillado existentes, de varias manzanas de la antigua urbanización que la Cooperativa de empleados y trabajadores del IETEL (Instituto Ecuatoriano de Telecomunicaciones) pretendió construir en ese territorio.

En esa zona existían varias casas y numerosos cerramientos que algunos miembros de la cooperativa edificaron tratando de presionar por ese medio su permanencia en el actual Parque Metropolitano. Sin embargo prevaleció la declaratoria de utilidad pública y cuando nosotros nos hicimos cargo de la administración del Parque tuvimos que derrocar esos cerramientos y rellenar las calles que habían sido trazadas y excavadas.

Recuperamos así el perfil original de la colina y reforestamos con especies nativas las antiguas manzanas para poder integrar esa zona, al territorio del Parque. Restauramos dos de las casas ruinosas existentes para dedicarlas a otras funciones: una, llamada Yuyu-Tambo (la Posada de las yerbas) la dedicamos a la producción y expendio de hierbas medicinales y hortalizas orgánicas, gracias al apoyo de la ONG Chisp-Ecuador; y otra; llamada Puma-Tambo (la Posada de los Pumas) a la sede de la microempresa de Guardabosques del PMG, los famosos “Pumas”. Una tercera casa de propiedad de una familia Espinosa que seguían litigando para evitar ser desalojados del Parque, siguió en pie por casi todo nuestro período y solo fue derrocada por el Municipio merced a una orden judicial a mediados de 2010.

Volamos sobre la antigua urbanización del IETEL y pudimos observar la iglesia que aquella cooperativa comenzó a edificar en ese espacio. Hernán Burbano nos hizo un maravillosos proyecto para restaurarla como sede de la administración del Parque y  “Centro de actividades culturales” pero su ejecución no fue aprobada por “Vida para Quito” a pesar de nuestras innumerables cartas y pedidos… Allí sigue, sin uso y deteriorándose, cuando puedo estar operativa y brindando adecuados servicios a usuarios y visitantes.

El helicóptero se desplazó luego hacia el oriente  y sobrevolamos la vía con parterre central que, por mucho tiempo, fue el único parqueadero del Parque, vimos la “pista de  socialización canina” y la “zona deportiva” que construimos y rehabilitamos en nuestra gestión y el “Centro de Información y Servicios Generales” de donde salieron a saludarnos nuestros colaboradores y colegas que sabían que realizaríamos esa inspección aérea.

Pedimos a nuestros pilotos enrumbar el vuelo del helicóptero hacia la planta de tratamiento de la EMAAP-Q para pudieran verificar que el sitio dónde ellos se había posado en días pasados no era un prado -como eventualmente pudo parecer desde el aire- sino una losa con recubrimiento vegetal.

Volamos sobre el gran reservorio de almacenamiento de agua cruda y sobre los numerosos tanques en los que el agua recibe tratamiento para poder salir luego hacia la ciudad en condiciones óptimas para el consumo humano. La vista de todas estas instalaciones y la visión del paisaje de la cordillera en el límite oriental del valle de Cumbayá y Tumbaco eran sobrecogedoras desde el aire, con la luz de la mañana que se reflejaba en el agua de la planta y en la bruma que apenas estaba comenzando a  despejarse sobre el valle.

A más de guardar ese instante en una serie de hermosas fotografías, Pequitas hizo un lindo registro en video de esa parte del recorrido aéreo.

Luego de dar una vuelta para ver el bosque del límite oriental del Metropolitano, nos dirigimos hacia el sur. Volamos sobre la meseta llamada de las “Tortugas” por las esculturas allí localizadas.

Justamente pudimos ver desde el aire en primer plano la obra a la que la gente la conoce como “Las Tortugas” del escultor holandés Mark Brusse llamada realmente “Mirando al Señor Cotopaxi”; al fondo el gran arco multicolor denominado “Inducción Cromática Ecuatoriana” de Carlos Cruz Diez de Venezuela, escultura conocida como  “El Arco Iris” y a la derecha, las “Columnas” de Saturo Sato, artista japonés.
    
Nos dirigimos luego hacia el lugar donde se encontraba la escultura “Cenital” de Joseph María Camí de España. Al inicio de nuestra gestión, la escultura fue retirada por el Municipio para ubicarla en la avenida Simón Bolívar. Nos dejaron la base semi-destruida y cómo no hubo forma de lograr que la retirasen o la reparasen, optamos por usarla para conformar un ágora para actividades al aire libre conformando con tierra y césped unos graderíos semicirculares en su costado sur.

Ese era uno de los sitios que podría ser utilizado para el aterrizaje de helicópteros en caso de emergencia. Nuestros pilotos dieron varias vueltas y verificaron que el diámetro del círculo efectivamente era más que suficiente para esas posibles maniobras… sin embargo desecharon esa opción por la cercanía de grandes árboles de eucalipto en las inmediaciones, ello pondría en peligro un eventual aterrizaje, sobre todo en período de vientos.

Volamos luego la zona de bosque del límite sur del parque desde donde pudimos divisar las casas y edificaciones del Barrio Bellavista entre otros, la “Capilla del Hombre”, legado del connotado pintor Oswaldo Guayasamín. Desde allí se veían también la iglesia y residencias de Guápulo y los grandes edificios de la avenida Gonzáles Suárez.




No dirigimos nuevamente hacia el centro del Parque, allí quería que los pilotos evaluasen el otro posible lugar que podría servir para el aterrizaje de helicópteros: una semi-manzana de la antigua urbanización de IETEL, ubicada junto a la pista de socialización canina… El lugar les pareció ideal pues se encontraba distante de árboles, redes eléctricas o cualquier otro tipo de obstáculo; el terreno era plano y accesible para poder trasladar a cualquier persona accidentada o para permitir el desplazamiento de socorristas o policías para atender cualquier emergencia en el parque.


No aterrizamos en ese predio porque la vegetación estaba un poco alta… pero si lo hicimos en la pista de socialización canina, a un costado de los equipamientos que ésta disponía para ese tipo de servicio a la comunidad. 

No pudimos descender del aparato pues, inmediatamente después de nuestro aterrizaje, los curiosos comenzaron  a correr hacia el helicóptero y los pilotos tuvieron recelo que las aspas que continuaban girando, pudieran ocasionar un accidente.

Nos volvimos a elevar y luego de saludar con la mano a todos quienes se estaban acercando, emprendimos el viaje hacia el Aeropuerto de Quito en donde aterrizamos a las 08h47 luego de un interesantísimo tour de algo más de tres cuartos de hora.  

El acercamiento con la institución Aeropolicial, permitió que hayamos podido definir conjuntamente, el lugar idóneo para que las naves de Aeropolicial puedan realizar aterrizajes en el PMG para eventuales necesidades de apoyo y casos de emergencia.

En una carta que dirigí al Comandante General de la Policía, al Comandante del Servicio Aeropolicial y a nuestros pilotos, agradecí a nombre del Consorcio CIUDAD-Ecogestión las atenciones recibidas y les reiteré nuestro compromiso de colaboración para que la Policía Nacional y Aeropolicial puedan disponer de un lugar de aterrizaje para que puedan desarrollar sus actividades de la mejor manera para servicio de la comunidad y en beneficio de quienes laborábamos en el PMG.

Durante nuestra gestión mantuvimos podado y despejado de árboles u otros obstáculos el área prevista para posibles aterrizajes de helicópteros y sugerimos a nuestra colega Mayra Calderón, Directora del Parque Itchimbía, que destinara un espacio adecuado en ese Parque, para idénticos fines.

Ojalá el Municipio haya preservado esta iniciativa y no sólo el Metropolitano y el Itchimbía, sino otros espacios públicos puedan disponer de áreas adecuadas para este tipo de operaciones en casos de emergencia.

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