En agosto de 2004 recibí una llamada de Alfonso Ortíz Crespo. Me pidió que dirigiera unas pocas palabras en la presentación de la “Guía de la arquitectura de Quito” que se iba a realizar en la capilla del viejo “Hospital San Juan de Dios”, hoy “Museo de la Ciudad”.
Le agradecí su amabilidad y acepté preparar un texto para la ocasión.
Escribí unas pocas líneas bajo el título: “Guía de la arquitectura de Quito: Ejemplo de interacciones y diálogos”.
La noche del lanzamiento, cuando el maestro de ceremonias mencionó mi nombre como la persona encargada de hacer la presentación de la obra, pasé al podio y saludé a las autoridades y al público presente…
Dejé pasar unos largos segundos sin abrir la boca, para captar la atención del auditorio… Recorrí con la mirada las distintas filas de sillas, observando a la concurrencia casi de forma individual y, cuando percibí ya un leve nerviosismo, tomé el micrófono y con voz enérgica afirmé:
¡Señoras y señores, debemos sentirnos complacidos!...
Hice nuevamente una leve pausa y seguí…
¡Quito cuenta, a partir de hoy, con una magnífica guía que recoge lo más significativo de su arquitectura, editada conjuntamente, como un ejemplo de interacciones y diálogos, por el Municipio Metropolitano de Quito, la Embajada de España en el Ecuador y la Junta de Andalucía!.
A continuación leí el texto, de forma clara, pausada, mirando al auditorio, haciendo pausas, buscando miradas:
Comencé preguntando:
¿Qué tiene de particular esta Guía?
Si me permiten responder a esa interrogante... diría que varias cosas.
No sólo es particular en su apariencia: un bonito formato, una sobria carátula, dos tomos manejables y un plano general que complementa su uso.
Es muy especial en cuanto al contenido. Su principal valor está obviamente en sus páginas. En ellas es posible adentrarse en las interacciones y diálogos de la ciudad, sus calles, sus plazas y su gente. Entre sus méritos está precisamente el hecho de presentar no sólo los grandes monumentos: las iglesias, conventos, palacios y museos, sino también las casas, las escuelas, ciudadelas y barrios.
La guía se ha estructurado para mostrar aquello con “valor arquitectónico” -desde lo más antiguo hasta lo más reciente- y muestra que todos los ejemplos, interactúan y dialogan- en este todo urbano; creando y recreando de forma permanente esta ciudad magnifica, sin importar su escala, sin importar su valor monetario, sin importar la zona, la función primigenia o su uso al momento.
La Guía recoge muestras trascendentes de los espacios públicos (calles, avenidas, barrios, plazas y parques); la religiosidad (iglesias, capillas, asilos y conventos); la cultura (bibliotecas, museos, auditorios y teatros); del tema educativo (universidades, escuelas, colegios, facultades); de administración estatal y del propio cabildo; de edificios privados (de bancos, de comercios y múltiples servicios); de equipamiento público (albergues, hospitales, estadios, terminales) y arquitectura habitacional, vivienda (unifamiliar, conjuntos y altos edificios). Todos, en diálogos e interacción constantes.
Para quienes gustan de las cifras, en la Guía se presentan 334 inmuebles de cuatro períodos: de la colonia (1534 - 1822): 81 registros; de la independencia y primeros años de la república (1823 – 1900): 27 registros; de los albores de la modernidad (1901 – 1942): 103 fichas; y de la arquitectura contemporánea (1943 – 2000): 123 edificios.
La información referida a todas estas edificaciones se ha dispuesto en 23 agrupamientos territoriales que corresponden a sendos recorridos que la guía propone a sus usuarios; comenzando como debe ser, por la Plaza Grande y sus edificaciones vecinas, ese es el Recorrido Uno (R-1, siguiendo el código de la Guía que hoy nos convoca).
La Guía como ya he mencionado, está estructurada en dos volúmenes de utilidad distinta.
El primero -286 páginas- permite utilizarla con facilidad, en recorridos y visitas interactivas. Nuevamente, para los amantes de cifras y de números, este tomo incluye 345 fotos en color, 22 fotos históricas -éstas en blanco y negro- y 329 planos en miniatura de las edificaciones y espacios urbanos que el libro nos presenta.
Para cada uno de ellas se detalla -a manera de ficha- información relevante como: su identificación actual, su identidad de origen, año de diseño y autor, período y responsable de su edificación, rediseño o remodelación (si fuese el caso), su uso original, sus funciones actuales, premios y distinciones, facilidad de acceso y claro, su dirección, sector de la ciudad, ubicación en el plano y recorrido del que forma parte.
El volumen incluye un estudio histórico introductorio -bellamente ilustrado- y se complementa con un glosario de términos y una importante bibliografía (más de 300 títulos).
El segundo volumen da cuenta, en 471 páginas, de un estudio histórico detallado de los 334 edificios y ámbitos urbanos presentes en la guía. Los textos en cada caso, se presentan en castellano y en inglés y permiten al lector, informarse en profundidad sobre la historia de esos hitos arquitectónicos y conocer mejor la historia de la ciudad y su gente.
He mencionado, a propósito, interminables referencias en cifras, quería a través de ellas, que me pudiesen seguir en una idea importante; esta Guía es el resultado de un trabajo serio y concienzudo, paciente y dedicado…y muy profesional, de varios años (para los amantes de los números la Guía desgraciadamente, no menciona cuántos…).
Debemos este importante estudio que se presenta ahora a manera de Guía, al trabajo incansable de Alfonso Ortiz Crespo, arquitecto, historiador y hombre de cultura, quien tuvo a su cargo la dirección y coordinación de esta enorme tarea, los textos y buena parte de las fotografías también le pertenecen (perdón, omití hace un instante mencionar que él es, también, fotógrafo).
Pero, naturalmente -es casi obvio- un trabajo de esta importancia, un quehacer de esta magnitud, no puede realizarse en solitario. Esta Guía es el resultado del trabajo serio y profesional de don Alfonso Ortiz junto a dos otros queridos colegas: Evelia Peralta, arquitecta e historiadora ecuatoriana, nacida -por casualidad- en otros rumbos de nuestra patria grande y de Pablo Moreira joven arquitecto quien -descubro ahora, complacido- es también estudioso de nuestras heredades; y con ellos, un equipo de jóvenes profesionales que han unido su dedicación y empeño en este trabajo que todos aplaudimos y que ha llegado a puerto gracias a la noble y desinteresada contribución de la Junta de Andalucía.
El resultado de todos estos aportes y de esfuerzos, la Guía que hoy presentamos, muestra que el trabajo en equipo, interacciones y diálogos, el sumar y multiplicar sueños y esfuerzos, conducen a positivos resultados.
Los autores aclaran que se propusieron hacer esta guía desde la calle, desde el barrio, desde distintos sectores de la ciudad, desde sus vías, plazas y parques para que sea una guía de la ciudad viva y no únicamente de sus monumentos.
Mencionan además algo que, no nos es indiferente, bucearon y navegaron en un mar de información -histórica y gráfica- de gran cantidad de fuentes, de diversos archivos (analizaron más de 300 libros, revistas y folletos, tesis, memorias técnicas y otros documentos) y realizaron entrevistas en profundidad a innumerables arquitectos, ingenieros y colegas de otras profesiones.
Esta publicación beneficiará no sólo a especialistas sino a un público más amplio y gente interesada en conocer la historia de la arquitectura de Quito en su contexto. La Guía es en ese sentido, perfectamente coherente con nuestras realidades, pues la ciudad misma, muestra la formidable interacción y permanente diálogo entre lo natural y edificado. Esta ciudad enclavada en montañas es, a la vez, montaña, patio y balcón, plaza, mirador y destino obligado del sol equinoccial que con su calor, da vida a los árboles y con su luz da vida a la piedra, a los muros, las tejas, a la ciudad entera.
La Guía que hoy presentamos, muestra la formidable interacción y permanente diálogo del “todo” y de las “partes”… de nuestro Centro Histórico, de la ciudad moderna, del sur, del norte… de la gente de Quito; de una “unidad diversa” de casas y de calles de barrios y de plazas… que se suman y agrandan; generan vida y viven, hacen soñar y sueñan, invocan y convocan, evocan y provocan…
La Guía que hoy presentamos, aporta a la interacción y permanente diálogo que buscamos de “todos”… de hombres y mujeres, de niños y de adultos, de moradores nativos, de emigrados y visitantes de diversos confines de la patria y el mundo.
La Guía que hoy presentamos, es muestra indiscutible de interacciones y diálogos de propios y foráneos, de la alcaldía y la cooperación, de los autores y los lectores, busca aportar a “todos”, a la comunidad, los colegas, los gringuitos turistas, los vecinos de Quito… para que la gente, aprenda –conociéndola- a respetar aún más, esta ciudad de “todos”.
Las interacciones y diálogos de esta publicación, son palabras cabales, concretas, existentes…. ¡como lo son el sol, las tejas, la luz, las campanas de Quito!
Dejé pasar unos pocos segundos, para recapturar la atención del auditorio… Recorrí con la mirada las distintas filas de sillas, observando a la concurrencia casi de forma individual y volví a repetir las palabras del inicio…
¡Señoras y señores, debemos sentirnos complacidos!.
¡Quito cuenta a partir de hoy con una magnífica guía que recoge lo más significativo de su arquitectura!
¡Nuestras felicitaciones y agradecimientos a Paco Moncayo, Alcalde Metropolitano de Quito, al Embajador de España, a Manolo Ramos representante de la Junta de Andalucía y por supuesto, a los autores!.
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