miércoles, 8 de junio de 2011

Costa Rica 5: Los líos de un concurso de belleza

Como ya he relatado conocí San José en 1985 como docente del cur­so "Transporte Urbano en Áreas Metro­poli­ta­nas de América Latina" y regresé a esa ciudad en 1990 para participar en el seminario "Posible gestión coordinada de los servicios de agua y saneamiento y la cuestión del medio ambiente” y en 1991 para asistir al Coloquio "CIUDAGUA REGIONAL: MÉXICO, CENTROAMÉRICA Y CA­RIBE".

En junio de 1990 también fui a San José para participar en una reunión de coordinación previa a ese Coloquio, que fue organizado por la FMVJ, la Municipalidad de San José, REDES y CSUCA.

Fue una semana bastante entretenido pues la selección de fútbol de Costa Rica que estaba participando en el Campeonato Mundial Italia 90, tuvo una participación más que exitosa y pese a quedar eliminada, el país celebró como su mayor éxito deportivo el paso a octavos de final y pudimos vivir  el gran recibimiento a su selección.
 
El grupo del comité coordinador estaba integrado por Jean Marie Tetart, Marcelo Nowerzstern y Daniel Faudry de la “Federación Mundial de Ciudades Unidas” (FMVJ); Mario Lungo y Marian Pérez del “Consejo Superior Universitario de Centro América” (CSUCA), yo en representación de REDES, un representante de la “Asociación Latinoamericana de Empresas y Entidades Prestatarias de los Servicios de Agua Potable y Alcantarillado” (ALCEAPA) y otro del “Comité Coordinador Regional  de Instituciones de Agua Potable y Saneamiento de Centroamérica” (CAPRE) y nuestros anfitriones: varios Regidores del Municipio de San José, así como el “Ejecutivo Municipal”.

Nos enteramos que según la ley, en esa época al menos, en Costa Rica no se elegía alcalde de los diversos cantones sino sólo a los Regidores del Concejo Municipal. En ese cuerpo colegiado se elige, de entre sus miembros, al Presidente del Concejo y se contrata luego, de una terna presentada por éste, al “Ejecutivo Municipal” (una suerte de “gerente”, encargado de la gestión administrativa y financiera del cabildo) que asume sus tareas por contrato y no por elección popular.

Como debíamos pasar un fin de semana en Costa Rica para proseguir la reunión el lunes siguiente, las autoridades de San José no invitaron a pasar un par de días en la playa. 

Viajamos el viernes en la noche y nos alojamos en un bonito hotel no lejos de Punta Arenas. A la mañana siguiente, cuando bajamos en busca del desayuno, descubrimos que estábamos en un verdadero paraíso. 

El hotel tipo Resort, tenía varias piscinas, lindísimas playas frente a un mar profundamente azul, arena blanca y una exuberante vegetación tropical con altísimas palmeras y frondosas cucardas o hibiscus con flores rojas, rosadas, amarillentas, naranjas o salmón; de corola doble algunas y simple, otras.

Frente a la playa y alrededor de las piscinas numerosas tumbonas de color blanco y confortables cojines de colores pastel, invitaban al descanso y a disfrutar del entorno. 

Entre las palmeras se distribuían varias chozas con techo de paja que albergaban agradables bares, parrillas y lugares de estar y de recreo donde los huéspedes podían encontrar diversas bebidas, cócteles y platos típicos.

Un gran espacio -también tipo choza- era el comedor del conjunto. Allí los huéspedes podíamos disfrutar tanto del desayuno como de fantásticos almuerzos y cenas tipo buffet. En la noche ese local -abierto y ventilado- se transformaba en discoteca y sala de espectáculos.

Agradecimos  a nuestros anfitriones y comenzamos a recorrer el territorio para tomar posesión de ese oasis tan bello, en el cual por añadidura, caímos en cuenta, había una inusual presencia de bellas muchachas por todo lado: en las piscinas, en la playa en los espacios deportivos... por todo lado.

Estábamos admirando todo ese colorido paisaje, cuando la jefa de relaciones públicas de la Municipalidad nos pidió un instante de atención.
 
Nos comentó que el certamen de belleza que se organizaba en Costa Rica para elegir  la “Tica Bonita” celebraba su décimo quinto aniversario. La elección de ese año tendría lugar en ese hotel y quería pedirnos que algunos de nosotros formásemos parte del jurado calificador.  

Jean Marie Tetart, Marcelo Nowerzstern, Daniel Faudry y yo, junto al  representante de ALCEAPA y el de CAPRE, todos extranjeros, fuimos escogidos para cumplir esa particular responsabilidad.

Pedimos alguna información adicional y nos explicaron que ese concurso era muy tradicional en el país, desde su inicio docenas de jóvenes han desfilado por sus pasarelas y en muchos  casos ese concurso les había abierto las puertas a una destacada carrera en el campo del modelaje y hacia otros certámenes de belleza como Miss Universo y Miss Mundo a donde concurrían en representación de Costa Rica.

Desde 1975 la Comisión de Festejos Populares de San José aprobó el nombre de “Tica Bonita” para denominar lo que hasta ese momento y en años anteriores era la  elección de la Reina de San José.

No tuvimos más remedio que aceptar el amable pedido de nuestros anfitriones.

En la mañana disfrutamos de la piscina y de la playa y a la hora del almuerzo, nos volvieron a reunir en las instalaciones del hotel para entregarnos nuestra designación oficial y un instructivo escrito con los procedimientos y reglas del concurso.

El documento agradecía nuestra disposición a participar en la elección como miembros del jurado y explicaba en breves rasgos que el concurso “Tica Bonita” buscaba relevar el talento y la belleza de las jóvenes costarricenses y que, luego de arduo proceso de preparación y entrenamiento, el punto culminante sería la elección que tendría lugar esa noche, en un evento de alta calidad artística.

Explicaba luego a breves rasgos que para la elección se habían previsto cuatro presentaciones distintas de las bellas candidatas: a) en traje de baño, b) en traje casual, de coctel o deportivo, c) en traje de noche y d) respuestas individuales a diversas preguntas escogidas al azar.

En el instructivo se nos pedía tomar en cuenta que, en cada una de esas presentaciones debíamos verificar: el desenvolvimiento, la armonía corporal y la belleza del rostro, el cabello y la piel de las candidatas.

Para el efecto, en cada presentación, debíamos establecer un puntaje entre uno y cinco (uno mal, dos regular, tres bueno, cuatro muy bien y cinco excelente).

Los miembros del Jurado Calificador íbamos a contar con una hoja por candidata con el número de cada una; en esas hojas constaban todos los aspectos mencionados en una espacie de tabla, para poder calificar cada presentación.

Cada candidata tenia un número asignado ello nos permitiría ubicarlas sin que necesariamente debiésemos recordar su nombre.  

Al finalizar la presentación de las participantes el Jurado debía pasar una boleta en la que constaba el número de cada joven y la calificación otorgada. Un persona recogería esas boletas y dictaría los puntajes a un digitador.

En las presentaciones en los distintos trajes debíamos tomar en cuenta  la imagen, la postura, la elegancia, los movimientos, la expresión y la presentación del traje.

En relación a la contestación dada por cada concursante a las preguntas que los maestros de ceremonia –un hombre y una mujer- iban a formularles, debíamos evaluar: el coherencia, la creatividad, el desenvolvimiento, la dicción y la pertinencia y contenido.

En la noche nos ubicamos en una larga mesa, frente a la pasarela por la que iban a desfilar las concursantes. La elección era al aire libre, en medio de ese entorno tropical de ensueño.

Como en todo concurso de belleza, los maestros de ceremonia agradecieron a los auspiciantes y se hizo la presentación de los miembros del jurado… todos debíamos ponernos de pie y saludar al público, cuando nuestro nombre, país de proveniencia y funciones, eran leídos por el maestro de ceremonia. Yo no sabía por qué diablos había aceptado participar en ese enredo…

Disfrutamos luego de dos o tres números artísticos y comenzó la elección.

Desfilaron las hermosas chicas en traje de baño, cada miembro del jurado fue estableciendo en su hoja la puntuación que creía justa en función de los parámetros que constaban en el instructivo y entregaba luego, la boleta con el número de la concursante y el puntaje respectivo, a una persona que circulaba frente a la gran mesa para recabar esos papelitos. En esta oportunidad, quien desempeñaba esa tarea era uno de los Regidores del cabildo. Su función repito, era recoger las boletas y dictar las cifras que habíamos consignado en ellas, a un digitador sentado frente a una computadora al final de la mesa.

Luego de los desfiles en traje casual y en traje de noche. El computador se encargó de sacar las cuentas y se entregaron los resultados. Los maestros de ceremonia fueron llamando a las muchachas que habían resultado finalistas.

Todas las candidatas eran bellas, pero me dio la impresión viendo sus números que no eran las que, al menos a mí, me habían parecido las mejores… las más guapas, las de mejor cuerpo, las más elegantes, las de mejor desenvolvimiento en le escenario…en fin…

Luego las diez o doce finalistas respondieron las preguntas. Volvimos a  emitir los votos, el funcionario municipal recogió nuestras boletas y dictó las cifras de las calificaciones que habíamos otorgado a cada candidata luego de escuchar sus respuestas.

El computador emitió los resultados, se imprimieron y luego de otra presentación de algún cantante, se leyó el resultado.

Dos o tres muchachas fueron elegidas  señoritas, simpatía, amistad y.. .qué se yo que otra cosa, y… finalmente, se leyó el  nombre de la “Tica Bonita “de ese año.   

Todo el mundo aplaudió, las chicas se felicitaron, se coronó a la reina y todos fuimos invitados al coctel y a la fiesta, previstos para cerrar el evento.

Todas las finalistas eran bellas, pero me dio la impresión también en esa ocasión, que quienes resultaron electas no eran las que, al menos a mí, me habían parecido las mejores… ni las más guapas ni las que mejor habían respondido a las preguntas.

Pero mi voto era tan sólo uno y el jurado había tomado su decisión de forma democrática…en fin…

Nos dirigimos al hotel dispuestos a disfrutar del coctel y de la música. Una vez allí y con un vaso en la mano, comenzamos a platicar con los amigos sobre la singular experiencia que no había tocado vivir como jurados de esa elección en un lugar tan bello.

Lo curioso fue que -a todos- nos había acontecido lo que ya he relatado. Habíamos votado seriamente y al final la computadora había elegido a unas muchachas distintas de aquellas que habían merecido una mejor calificación de todos nosotros -los miembros foráneos del jurado-. No conocíamos a los otros, así que no profundizamos en nuestras investigaciones sobre el tema y decidimos que algo raro había acontecido pero no sabíamos exactamente, qué.

Un tanto más entrada la noche, cuando ya los efectos del ron y el whisky habían generado agradecimientos, abrazos, amistades, amores y desamores, escuchamos que se armaba un alboroto en un grupo donde se hallaban los Regidores municipales.

La cosa se fue encendiendo, el asunto -parecía- que era grave, habían reclamos, discursos vehementes,  palabras altisonantes,,,, así que optamos más bien por retirarnos.

Salimos despacio, sin hacer ruido y nos dirigimos a nuestras respectivas habitaciones para descansar de los trajines del día y sobre todo para no vernos involucrados en los extraños acontecimientos de esa noche.

Al día siguiente bajamos todos a desayunar y nos topamos con que ya  no se encontraba allí, ninguno de los miembros del cabildo. 

Pasamos toda la mañana en ese acogedor hotel y en la tarde un bus vino a buscarnos para conducirnos a San José.

Retomamos nuestra reunión al día siguiente y seguimos discutiendo los pormenores  organizativos y académicos del Coloquio "CIUDAGUA REGIONAL: MÉXICO, CENTROAMÉRICA Y CA­RIBE" que estábamos co-organizando con la Municipalidad de San José.

Antes de dejar el país -a la mitad de la semana- nos enteramos de los líos políticos que pueden ocasionarse en un concurso de belleza.

Parece ser que el número de Regidores que debían elegirse para el Concejo Municipal de San José era de once en total. La votación había tenido lugar unos pocos días antes de nuestra visita. En esa oportunidad habían triunfado en las elecciones cinco candidatos del partido PLN (liberacionista) y cinco de la coalición PUSC formada por Unificación Nacional, demócratas cristianos y conservadores. El restante Regidor era un candidato de los partidos de izquierda.

Desde 1948 los dos bandos políticos se habían disputado el poder tanto a nivel nacional cuanto a nivel de los gobiernos locales.  A partir de 1983 se gestó en Costa Rica el sistema bipartidista que dio lugar a una “civilizada” alternabilidad en la que los dos partidos mayoritarios hegemonizaban  la política nacional en todos sus niveles.

Casi enseguida de nuestra reunión el Concejo Municipal debía reunirse para elegir entre los once regidores al Presidente del Concejo. En esa ocasión -por el acuerdo de alternabilidad- el cargo le correspondía al representante designado por uno de los dos partidos tradicionales; no recuerdo por cual de ellos.

Sin embargo ese personaje, ya designado… (sólo debía ratificarse su designación en una sesión formal del Concejo), cometió un error imperdonable.

Fue él quien recogía los papelitos del jurado en la elección de la “Tica Bonita” para dictar los puntajes al digitador.

Parece ser que, en el coctel posterior a la elección y ya con unos tragos entre pecho y espalda... declaró a sus colegas que él había escogido a la ganadora… pues dictó lo que le vino en gana, alterando las puntuaciones consignadas en nuestras boletas.

Muy ufano se reía de su actuación y de cómo había sorprendido al jurado, a las candidatas, al digitador, a la computadora y al público, esa noche… 

Ese fue el motivo del grave incidente que presenciamos antes de retirarnos muy sigilosamente del salón, cuando nos dimos cuenta que la cosa iba a pasar a mayores.

Le costó el cargo.

Supimos luego que el Concejo lo descalificó y si bien su suplente lo reemplazó en el seno de ese órgano de gobierno local, los dos bandos opositores no llegaron a ponerse de acuerdo en la designación del nuevo Presidente Municipal. Ninguno de los dos quería ceder pociones. Al final tuvieron que elegir al Regidor de la tendencia de izquierda… Fue él quién nos recibió -como Presidente Municipal- meses más tarde, cuando llegamos a San José para participar en el Coloquio CIUDAGUA de 1991.

Menudo lío ocasionado por un concurso de belleza. Cosas que pasan en nuestra tierra. Macondo grande.

martes, 7 de junio de 2011

Costa Rica 4: El fútbol pasión mundial


Como ya he relatado conocí San José en 1985 como docente del cur­so "Transporte Urbano en Áreas Metro­poli­ta­nas de América Latina"; regresé a esa ciudad en 1990 para participar en el seminario "Posible gestión coordinada de los servicios de agua y saneamiento y la cuestión del medio ambiente” y luego, en 1991, para asistir al Coloquio "CIUDAGUA REGIONAL: MÉXICO, CENTROAMÉRICA Y CA­RIBE".

En junio de 1990 también fui a San José para participar en una reunión de coordinación previa a ese Coloquio, que fue organizado por la FMVJ, la Municipalidad de San José, REDES y CSUCA.
 
El grupo del comité coordinador estaba integrado por Jean Marie Tetart, Marcelo Nowerzstern y Daniel Faudry de la “Federación Mundial de Ciudades Unidas” (FMVJ); Mario Lungo y Marian Pérez del “Consejo Superior Universitario de Centro América” (CSUCA), yo en representación de REDES, un representante de la “Asociación Latinoamericana de Empresas y Entidades Prestatarias de los Servicios de Agua Potable y Alcantarillado” (ALCEAPA) y otro del “Comité Coordinador Regional  de Instituciones de Agua Potable y Saneamiento de Centroamérica” (CAPRE) y nuestros anfitriones: varios regidores del Municipio de San José.

Fue una semana bastante entretenida pues la selección de fútbol de Costa Rica que estaba participando en el Campeonato Mundial Italia 90, tuvo una actuación más que exitosa.

Cuando todos creían que el humilde cuadro de ese país centroamericano, iba a ser goleado por sus rivales: Brasil, Escocia y Suecia, la realidad fue otra. Costa Rica derrotó a Escocia por un gol a cero, perdió con el poderoso Brasil por el mismo marcador; derrotó a Suecia por dos tantos a uno y clasificó -segundo de su grupo- a los octavos de final de ese macro evento mundial, bajo el mando de Bora Milutinovic, quien anteriormente había sido con gran éxito el Director Técnico de los “Pumas” de la UNAM y posteriormente de la selección mexicana.
En la clasificación de Costa Rica tuvo un papel preponderante la excelente actuación de su arquero, el popular Luis Gabelo Conejo, que hizo atajadas increíbles para mantener su valla invicta en los tres partidos que pudo disputar. 

Varias revistas especializadas eligieron a Conejo como el mejor portero del Mundial al haber realizando las mejores paradas del torneo.

Cuando llegamos a San José a mitad de la semana, el país tenía “perdida la cabeza” por la actuación de su equipo.

Pese a caer eliminada frente a Checoslovaquia (en parte debido a que no pudo contar con su arquero titular que se lesionó en el partido con Suecia) la selección Tica celebró como su mayor éxito deportivo el paso a octavos de final y el país entero preparó un gran recibimiento a su selección.

Estábamos en San José cuando ese hecho se produjo, no recuerdo si el 28 o 29 de junio. 
Salimos a las calles a ver el recibimiento y la fiesta popular preparada. 
¡Tremendo error de nuestra parte!


 
Toda Costa Rica se volcó a las calles, todo el país se paralizó… no había como circular, las avenidas que iban a servir para el desplazamiento del bus que llevaría  a la selección desde el Aeropuerto al centro de la ciudad para un homenaje público que la municipalidad y el gobierno nacional había preparado para los jugadores, estaban abarrotadas de fanáticos, familias con sus niños, vendedores de refrescos, helados y todo tipo de comida, recuerdos del mundial, fotos de la selección en todos los tamaño posibles, fotos de Conejo durante los partidos volando para desviar el balón en sus ya célebres atajadas, banderas de Costa Rica, camisetas rojas, revistas deportivas y diarios en los que se destacaba el hecho histórico, casetes de VHS con los cuatro partidos disputados por el cuadro Tico. 

El taxi que tomamos desde nuestro hotel nos abandonó en algún punto del camino al no poder avanzar y nosotros, al no poderlo hacerlo a pie, debido a  la multitud que nos impedía el paso, debimos regresar al hotel -en medio de un formidable calor- para ver el acontecimiento en la televisión.

Un verdadero pandemónium… El país perdido el juicio. Recordé a Cortazar… “Mi país”… “vicecampeón del mundo en cualquier cosa…”

Si al día siguiente los ticos hubieran organizado elecciones presidenciales, Conejo habría ganado por un amplísimo margen. Costa Rica, tan parecida al Ecuador. Tan parecido a todos los demás países de América Latina… 

El tema del momento era el fútbol y nosotros estábamos preocupados por el agua... 

!Qué falta de sensibilidad!...

viernes, 3 de junio de 2011

Costa Rica 3: Hulk en el Key Largo

Como ya he relatado estuve en San José la capital de Costa Rica en 1985 como docente de un cur­so de Postgrado en Planificación titulado "Transporte Urbano en Áreas Metro­poli­ta­nas de América Latina", organizado por el Consejo Superior Universitario de Centro América – CSUCA conjuntamente con la Universidad de Heredia y REDES

Regresé a esa ciudad en 1990 para participar en el seminario "Posible gestión coordinada de los servicios de agua y saneamiento y la cuestión del medio ambiente” organizado por la Federación Mundial de Ciudades Unidas (FMVJ), la Municipalidad de San José, REDES y CSUCA.

Como también ya he referido, en las dos ocasiones visité el “Key Largo” un suigéneris bar ubicado la zona céntrica de San José  frente al acogedor Parque Morazán.

Un año después, en 1991 regresé a tierras ticas para asistir al Coloquio "CIUDAGUA REGIONAL: MÉXICO, CENTROAMÉRICA Y CA­RIBE", organizado por la FMVJ, la Municipalidad de San José, REDES y CSUCA. 

Lo primero que hice al llegar nuevamente a San José fue contar a todos mis amigos de REDES y de la FMVJ, acerca del -ya célebre- “Key Largo” ese extraordinario bar que había conocido en mi primer viaje a Costa Rica, a donde también tuvimos la ocasión de ir con varios amigos en mi segunda vista a la capital Tica.

Los amigos me hicieron relatar con lujo de detalles las características del local, su historia, su arquitectura, sus cambios de uso y la particular convivencia que se podía vivir en su interior con una variada clientela de todos los géneros, edades y nacionalidades; “profesionales”, “semi-profesionales” y “amateurs” -todos y todas- apasionadas por la música, el trago, la comida y la vida disipada.

La historia que se hizo famosa y debí repetir para todos quienes no la habían escuchado fue la del “mensaje” enviado -a través del cantante de la orquesta- al Ingeniero Raviglia. Este personaje era el responsable de la “Asociación Latinoamericana de entidades prestatarias de los servicios de Agua Potable y Alcantarillado” que se empeñaba en llamar “usuarios” a los dirigentes barriales y comunitarios, a los representantes de la población sin acceso a los servicios. No logramos  nunca que haga suya la palabra “pobladores”, seguía refiriéndose a los hombres y mujeres que luchaban por el derecho al agua como “usuarios” de ese derecho conculcado.

En el “Key Largo” se podían encontrar guapas muchachas que  brindaban sus “servicios” a la clientela foránea; pero esa “oferta turística” convivía en paz con quienes iban -en grupo o en pareja- a tomar un trago, a escuchar música o a bailar.

Por eso, al descubrir al Ingeniero Raviglia con intenciones de “clientela foránea” yo aproveché  para enviarle un saludo muy especial, a nombre de “las usuarias”.

Huelga decir que “los pobladores” quedaron vengados y el personaje no volvió a aparecer por el “Key Largo”

Con todas estas historias contadas y recontadas a los amigos de REDES que asistían al Coloquio CIUDAGUA, todos ellos  deseaban con vehemencia poder conocer el “Key Largo” y verificar de primera mano que todo lo que les había relatado fuese cierto.

Así pues… de común acuerdo, planearon que una noche irían todos en grupo, a dar una vuelta por el ya famoso “Key Largo” y naturalmente, un tipo tan conocedor de las particularidades de ese bar -como era yo- debía servirles de guía.

El grupo se hizo tan numerosos que tomé la precaución de ir hasta el bar la noche anterior para reservar una mesa que diera cabida a toda esa “manada”.

Casi todos nos alojábamos en hoteles cercanos del centro de la ciudad, así que no fue difícil darnos cita en alguno de ellos y caminar en tropel hacia el “Key Largo”. Cuando llegamos la noche estaba ya “prendida” la música era buena y mucha gente bailaba al ritmo de pegajosas melodías caribeñas.

En el grupo estaban Mario Lungo y Marian Pérez del país anfitrión, Alejandro Suárez de México, Maribel Carrera y Anna Sugrangnes de Guatemala, Ninnete Morales y Virginia Rojas de Nicaragua, Lily Caballero de Honduras, Álvaro Uribe de Panamá, Esther Marcano de Venezuela, Samuel Jaramillo y Luis Mauricio Cuervo de Colombia, Diego Carrión y yo de Ecuador, Néstor Espinoza  del Perú, Tito Vargas de Bolivia, Alfredo Rodríguez y Oscar Figueroa de Chile, Laura Faxas de República Dominicana, Fernando Brunstein de Argentina, Regina Pacheco de Brasil, Jean Marie Tetart, Marcelo Nowerzstern y Daniel Faudry de Francia y varias otros colegas de diversos países. En total casi treinta personas.

Entramos al bar y comenzaron a adecuarnos una larga mesa en la que pudiésemos caber todos. Yo había hecho una reservación para veinte y ahora llegábamos muchos más. Luego de un buen rato, como no resultaba fácil acomodar a tanta gente, casi todos seguíamos de pie.

La orquesta comenzó a tocar “Burbujas de Amor” y Biba Pacheco me dijo que le encantaba esa canción que era de un tal “Fágner”, cantante brasilero, yo le dije que no, que la canción era de “Juan Luis Guerra”, cantante dominicano. Nada que hacer… Ella  insistía en defender la autoría de su compatriota y yo la del cantautor dominicano. No pudimos ponernos de acuerdo, así que más bien la invité a bailar.

Como ya he relatado la casa donde funciona el “Key Largo” se desarrolla en diferentes niveles y espacios comunicados visualmente entre sí a los que se llegaba por gradas de máximo tres o cuatro escalones. En cada nivel había amplios salones adecuadas  con mesas de restaurante y otras más pequeñas para las áreas que funcionan como discoteca, en los patios interiores -cubiertos- existían distintas barras de bar y tablados para la presentación de cantantes, grupos y orquestas.

A nosotros nos estaban acomodando en uno de los salones, en una mesa muy grande con vista al jardín pero también con dominio a los aconteceres del interior. En esa sala era casi imposible bailar por la cantidad de gente y de mesas, así que pasamos a otro salón aledaño donde parecía, había más espacio libre.

Cuando llegamos las famosas “burbujas” ya habían dejado de sonar, así que optamos por esperar que tocaran la siguiente melodía para poder bailar y no regresar frustrados a la mesa.

Cuando la orquesta comenzó a emitir sus acordes y empezamos a bailar, Biba dio un salto algo asustada… le pregunté que pasaba y me respondió que alguien le había tocado las posaderas. Pensé que podía ser una casualidad pero ella se mostraba inquieta y a la defensiva; al poco tiempo se repitió el hecho y pudimos detectar al infractor. Ella le reclamó airada pero él tipo se rió y regresó a su mesa. Al poco tiempo como un niño malcriado se acercó nuevamente a la pista de baile agarro a dos manos las nalgas de mi amiga y se escabulló nuevamente hacia su mesa; allí comenzó a reír estrepitosamente con sus amigos.

Me acerqué para pedirle que se calmara… traté de razonar con estos personajes, al parecer algo pasados de tragos, y sólo obtuve como respuesta algún improperio.

Me iba a retirar, tendí la mano a Biba para dirigirnos hacia el otro salón, a nuestra mesa, cuando el tipo envalentonado, volvió a decirme algo altisonante y se atrevió a repetir su agresión.

Perdí la cabeza.

Me di vuelta y le acerté un tremendo puñetazo en el mentón con toda mi fuerza.

En las películas del lejano oeste se ven esas peleas de “saloon” en el que el protagonista hace volar al “malo” por encima de la mesa luego de propinarle un golpe en la quijada. 

Yo pensaba que ese tipo de escenas eran puramente ficticias y que el vuelo sobre la mesa era logrado por medio de algún truco escénico.

Pues no.

Cuando posé mi puño en la barbilla de mi propio “malo”, el tipo se elevó del suelo y literalmente voló sobre la mesa. Esta se rompió, se quebraron vasos y botellas y quedó tendido cuan largo era sobre los escombros.

Regresamos apurados a nuestra mesa.

Al llegar, nuestros amigos apenas estaban terminando de tomar asiento. Alguien había  pedido cervezas para todos y las botellas y los vasos apenas comenzaban a distribuirse en la gran mesa.

Me acerque a Diego y le dije: -¡creo que acabo de arruinar la noche, acabo de pegarle a un tipo en la otra sala!.

Estaba tratando de explicar lo acontecido cuando vimos llegar a los “malos” enfurecidos.

Eran cuatro. Vinieron directamente hacia mí y se lanzaron al ataque sin dar ni pedir explicaciones y tampoco, medir las consecuencias. 

Saltaron sobre nuestra mesa y comenzó la gresca. Yo le pegué -en pleno vuelo- un nuevo soberbio puñetazo a mi “malo”, Diego se encargó de un segundo y no sé quienes más, de los restantes.

El perfecto ¡far west!

Resultado: otra mesa rota, las cervezas derramadas, los vasos hecho añicos; todo el mundo de pié, la música dejó de sonar, nadie bailaba, por todo lado se veían ojos extremadamente abiertos y manos angustiosas tapando la boca de sus dueñas para no gritar, docenas de despistados que intentaban averiguar qué estaba pasando y los agresores masacrados en el suelo (por nosotros, los “buenos”…) en fin….  

Una vez dadas las explicaciones del caso, los guardias del bar sacaron a los cuatro sujetos y cuando pensábamos que todo se había calmado y podríamos sentarnos y comenzar  a disfrutar del “Key Largo” se escucharon sirenas.

Alguien dijo: -¡La policía!.
El administrador nos aconsejó que más bien nos fuéramos… todos éramos extranjeros y varios no teníamos el pasaporte en el bolsillo… así que optamos por seguir ese sano consejo.

Verónica organizó la retirada con voz enérgica.

-          ¡Diego, Néstor, Tito y Samuel, acompañen a Mario! – Vayan directamente al hotel por calles iluminadas y concurridas y no vuelvan a salir

-          ¡Los demás…en grupos chicos, hombre y mujeres, salgan calmadamente y vayan directamente al hotel!

-          ¡Alfredo!.. dijo, - ¡Tu pagas la cuenta!...Mañana pondremos cuota.. hoy no hay tiempo…

-          El resto de mujeres nos quedamos y saldremos en grupos pequeños.

Al llegar al hotel me di cuenta que tenía la camisa totalmente desgarrada y el pecho y la cara manchados de sangre. Me lavé y pude constatar que no tenía ninguna herida; la sangre era del mal sujeto que había osado agredirnos… pero él y sus amigotes, más bien cayeron en nuestras “REDES”. 

Diego, con quien compartía la habitación, tampoco había salido lastimado. A ambos nos dolían los puños y los nudillos estaban algo machucados… pero con suerte salimos sin daño de esta aventura en tierra extraña.


Tardé en dormirme…supongo que algo parecido le aconteció a Diego pues se le oía agitado en su cama y no paraba de dar vueltas. Por fin nos dormimos y a la mañana siguiente, pudimos pagar a Alfredo nuestra cuota, charlar de la aventura de esa noche y seguir -a pesar de todo- preocupándonos por los temas del agua y el saneamiento en América Latina.

Semanas  más tarde me escribió Laura, que había vuelto a Santo Domingo. Su carta muy amable se iniciaba con un cordial ¿Cómo estás mi querido Hulk, todo bien?... ¿Has vuelto al “Key Largo”?...

Pues no.

No he vuelto al “Key Largo”...

Al igual que el ingeniero Raviglia, no he vuelto al “Key Largo”, a él le asustaron los mensajes de “las usuarias” y a mi, las actitudes de “los usuarios”.


jueves, 2 de junio de 2011

Costa Rica 2: El agua y el problema de los usuarios

Como ya he relatado en 1985 conocí el “Key Largo” un bar de San José, ubicado la zona céntrica de la capital de Costa Rica, frente al acogedor Parque Morazán.

El “Key Largo” es un sitio realmente sensacional. Nunca he encontrado nada parecido en ningún otro sitio del mundo: una mezcla de restaurante, discoteca y bar al que cualquier persona podía invitar a cenar a la novia, a la esposa, a un amigo -como fue mi caso- o a la mamá el día de la madre. Pude ver allí ejecutivos con sus clientes, un grupo de amigos con sus esposas, un quinteto de señoras de la tercera edad que luego de tomar un te en la tarde, habían decidido quedarse a disfrutar de un coctel y de la agradable música de ese maravilloso lugar. 

Pero en el “Key Largo” se podían ver también guapas muchachas ticas y una buena cantidad de turistas -gringuitos y europeos- “en busca de aventuras”.

Esas muchachas  brindaban sus “servicios” a esa clientela foránea, pero esa “oferta turística” convivía en paz con quienes iban -en grupo o en pareja- a tomar un trago, a escuchar música o a bailar. La casa era suficientemente amplia y de corazón generoso como para que no se dieran problemas con otro tipo de personas que iban allí por la música y el ambiente.

Regresé a Costa Rica y, por supuesto al “Key Largo”, en 1990, en el marco de los Coloquios CIUDAGUA que organizábamos con la Federación Mundial de Ciudades Unidas (FMVJ).

Vale decir -como antecedente- que en 1986 y con el apoyo de esa Federación, emprendí en CIUDAD la investigación “Agua y saneamiento en los barrios populares de Quito” cuyos resultados presenté en el primer Coloquio CIUDAGUA que organizamos -con la FMVJ y los centros asociados a “REDES”- en Montevideo en agosto de 1988.

El éxito del encuentro fue tal que emprendimos un nuevo reto. Un conjunto de investigaciones y la organización de un Coloquio CIUDAGUA para la región de Andina. La responsabilidad académica la asumimos los centros andinos asociados a “REDES”.

El evento se desarrolló en Quito en enero de 1990 y tuvo también un gran éxito. El esquema fue semejante al de Montevideo: fueron invitados diversos actores ligados a la problemática del agua y el saneamiento de numerosas ciudades de la región y ponentes de “REDES” y otras institucionales públicas y académicas introdujeron los temas y facilitaron los debates.

En esos Coloquios la idea central era poner en interacción a los diferentes actores vinculados a la problemática del agua y el saneamiento: autoridades y técnicos municipales, responsables políticos y técnicos de las empresas y organismos encargados de gestión del agua; investigadores universitarios, técnicos de ONGs, dirigentes barriales y comunitarios y representantes de organizaciones que buscaban solución a sus demandas, necesidades y requerimientos en materia de agua potable y saneamiento.

El dialogo de esos actores fue muy dinámico; al principio incluso confrontativo pero luego, a través de una buena conducción, se llegaban casi siempre a acuerdos y consensos.

Los políticos y los técnicos debían bajar de su pedestal y confrontar su discurso, cruzando ideas, con los reclamos populares y las vehementes posiciones de los dirigentes de las barriadas carenciadas. Estos, a su vez, debían superar su discurso reivindicativo, en ocasiones, incluso agresivo, para encontrar un punto de equilibrio y poder entender las explicaciones y limitaciones: económicas, financieras o técnicas  de quienes buscaban dar solución a las demandas de la población.

En Montevideo, aprovechando el Coloquio CIUDAGUA, se creó la “Asociación Latinoamericana y del caribe de Empresas y Entidades Prestatarias de los Servicios de Agua Potable y Alcantarillado”: ALCEAPA, cuya coordinación se encargó a un ingeniero de apellido Raviglia responsable de la empresa de Agua Potable del Uruguay.

Durante el Coloquio, yo y mis colegas de REDES tuvimos algunos inconvenientes con este caballero pues se empeñaba, en los talleres y charlas, en llamar “usuarios” a los dirigentes barriales y comunitarios que asistían al evento. Cien veces le explicamos que al tratarse de representantes de la población sin acceso a los servicios, no cabía calificárseles de “usuarios”, la mayoría se acercaba máximo a “aspirante a usuario”…

Cien veces le explicamos y él -con su visión tecnocrática- cien veces seguía llamando “usuarios” a estas personas que luchaban por ser atendidos en su calidad de ciudadanos.

El Ingeniero Raviglia fue invitado dos años después al CIUDAGUA Andino de Quito y allí, volvimos a tener los mismos líos. No logramos que haga suya la palabra “pobladores”, seguía refiriéndose a los hombres y mujeres que luchaban por el derecho al agua como “usuarios” de ese derecho conculcado.

En 1990 regresé a San José para participar en un seminario con un título complicado: "Posible gestión coordinada de los servicios de agua y saneamiento y la cuestión del medio ambiente”.

El encuentro fue organizado por la Federación Mundial de Ciudades Unidas (FMVJ) la Municipalidad de San José, REDES y el Consejo Superior de Universidades de Centro América (CSUCA).  Este seminario lo organizamos como actividad preparatoria del Coloquio CIUDAGUA previsto para la región de México, Centroamérica y el Ca­ribe en el año siguiente. El Ingeniero Raviglia fue invitado también a ese evento en representación de ALCEAPA.

Lo primero que hice al llegar nuevamente a San José fue describir a todos mis amigos de REDES y de la FMVJ el extraordinario bar que había conocido en mi viaje anterior a tierras ticas; así que, de común acuerdo, previmos dar una vuelta una de esas noches, por el ya famoso “Key Largo”.

No recuerdo a todos los presentes pero nos reunimos alrededor de una gran mesa en ese bar: mis entrañables amigos Mario Lungo y Marian Pérez del CSUCA, Jean Marie Tetart, Marcelo Nowerzstern y Daniel Faudry de la FMVJ, Ninnete Morales de Nicaragua, Lily Caballero de Honduras, Alvaro Uribe de Panamá y varios otros colegas y amigos. 

Pedimos un buen número de botellas de Cerveza Imperial, unas boquitas variadas para picar y comenzamos a deleitarnos de la conversación, la música y el acogedor ambiente del “Key Largo”; “un ambiente de camaradería” solía decir, al referirse a este tipo de locales, un buen amigo nuestro, muchos años atrás.

Relaté para todos, las explicaciones y detalles, que me contó Jorge Vargas sobre ese local que fue en otra época el Conservatorio de Música de San José y las extrañas mezclas de diversos tipos de clientela que acogía con los brazos abiertos el “Key Largo”

Aquella noche una muy buena orquesta hacía las delicias de ese variado auditorio. Muchas parejas bailaban y otros simplemente disfrutaban de las interpretaciones: cumbias, salsa, merengues… y cada cinco o seis melodías moviditas, un set de blues y boleros para posibilitar el baile “mejilla con mejilla” de consecuencias imprevisibles… 

Nosotros pedimos una rica cena y varias botellas de “Imperial” (la marca de cerveza más conocida de Costa Rica)… seguíamos conversando de temas múltiples -en la medida de lo posible- pues el volumen de la música y la distracción que causaba en la retina el contornear de caderas y cinturas, no siempre permitían el concentrarse en la oratoria.

Unas bonitas muchachas de largas piernas que atendían las mesas recibían, de tanto en tanto, de cualquier parroquiano, un papelito que ellas amablemente entregaban a uno de los cantantes de la orquesta.

Se trataban de solicitudes de canciones y a veces también de frases afectuosas con las que se dedicaba una melodía a la novia, a la esposa, a la persona que estaba celebrando su cumpleaños o a muchacha de “la minifalda roja” que le había sonreído en la barra. 

El artista leía el texto del mensaje, su autor se ponía de pie identificándose… señalaba a la persona para quien había pedido esa canción… ésta se levantaba de la silla, agradecía… y todos los presentes aplaudíamos…El músico informaba que de inmediato iba a complacerle en lo solicitado y nuevamente todos bailaban o escuchábamos el tema solicitado en medio de la algarabía colectiva.

En eso nos hallábamos… cuando… en medio de las mesas y dirigiéndose a la barra más cercana, en actitud de “cazador”, vimos nada menos que a nuestro “estimado”  Ingeniero Raviglia. El hombre tenía ya su cierta edad y nos causó mucha gracia verle en esa rol de “latin lover” solitario… No se imaginó que el 90% de de los participantes en el Seminario estuviésemos por allí  esa precisa noche.

Todos rieron y comentaron de lo “salado” que era para un tipo así, el caer en un sitio en el que iba a tener dos docenas de testigos de su “intención de pecar”.

Aprovechando que una de las simpáticas meseras pasaba por allí, escribí una notita en la servilleta de papel que tenía más a la mano y se la pasé para  que la entregase al cantante de la orquesta.

Por la semipenumbra y el humo que suelo reinar en este tipo de locales, no pude ver  su rostro, pero supongo que debió evidenciar la expresión de un susto mayúsculo y una palidez extrema, cuando al tratar de entablar conversación con una agraciada muchacha en la barra, nuestro personaje escuchó al cantante leyendo con voz enérgica el mensaje de mi servilleta:

-      ¡ El “Key Largo” da la más cordial bienvenida al Ingeniero Raviglia!.... añadiendo luego:

-      ! Un muy especial saludo, a nombre de “las usuarias”!!!

Esta vez, el destinatario del mensaje no se identificó ni agradeció a la concurrencia… quien había escrito la nota, tampoco… en una mesa del rincón un grupo de personas reían estrepitosamente.

El cantante no entendía nada, las usuarias y el resto de presentes tampoco.

La música continuó estridente y el cazador desapareció como por arte de magia.

Al día siguiente seguimos debatiendo sobre la gestión coordinada de los servicios de agua y saneamiento y la cuestión del medio ambiente. Nadie volvió a hablar de las usuarias. 





miércoles, 1 de junio de 2011

Costa Rica 1: El bar “Key Largo”


“Key Largo” (Cayo Largo) es el nombre de una de las islas del “Archipiélago de los Cayos” ubicado en Florida. Con cincuenta y tres kilómetros de longitud es la más grande y la más septentrional de las islas, conectada al territorio continental de los Estados Unidos por carretera.

“Cayo Largo” es un popular destino turístico y se llama a sí mismo la "capital del buceo en el mundo" porque su famoso arrecife de coral, situado a pocas millas de la costa, atrae a miles de submarinistas y entusiastas amantes de la pesca deportiva durante todo el año. Cerca de “Cayo Largo” se encuentran los pantanos de los Everglades, que también atraen a innumerables turistas interesados en la flora y fauna de ese ecosistema y en los deportes de aventura.

“Key Largo” es también el nombre de la célebre película escrita y dirigida por John Huston, basada en la novela de Maxwell Andersen. El filme estrenado en 1948 fue protagonizada por Humphrey Bogart, Edward G. Robinson y Lauren Bacall en los roles principales.

“Key Largo” es, por otro lado, el nombre de un restaurante, bar y sala de baile de San José, la capital de Costa Rica.  Este conocido bar está situado en la zona céntrica de la ciudad, frente al acogedor Parque Morazán.

Cuando concluí la investigación sobre “Movilidad Urbana de los sectores Populares en Quito” que en 1983 emprendimos en CIUDAD, con el apoyo del IRT - “Instituto de Investigaciones del Transporte” de Francia, decidimos que resultaba importante un debate amplio sobre el tema del transporte, la movilidad y los servicios en general, así que organizamos con ese organismo un gran Seminario-Taller sobre “Transporte y Servicios Urbanos en América Latina” en julio de 1985.

Una de sus más importantes consecuencias de este evento fue la creación de una “Red de Estudios de los Servicios Urbanos en América Latina” que bautizamos con el nombre de “REDES” cuya coordinación se me encargó a mí en un primer momento, mientras se buscaba la mejor manera de estructurar esta iniciativa.

A fines de 1985 el Consejo Superior Universitario de Centro América – CSUCA conjuntamente con la Universidad de Heredia de Costa Rica organizó el Cur­so de Postgrado en Planificación titulado "Transporte Urbano en Áreas Metro­poli­ta­nas de América Latina" y varios de los colegas de REDES fuimos invitados como docentes a ese curso.

Los otros profesores foráneos que participaron en esa iniciativa académica fueron Ettiene Henry de Francia, Oscar Figueroa de Chile y Valentín Ibarra de México. Una vez que aceptamos la amable invitación, viajamos a Costa Rica en un período de quince días cada uno, para desarrollar el módulo que se nos había encomendado en el marco de la programación general. 

El Curso de Posgrado fue estructurado por nuestro querido amigo Mario Lungo, conocido arquitecto y urbanista salvadoreño que desempeñaba la coordinación académica del CSUCA, en su sede de Costa Rica. El director del posgrado era nuestro amigo Jorge Vargas Culell, sociólogo, escritor y político, quien en años posteriores desempeñó importantes funciones públicas en Costa Rica.

El trabajo de cada uno de nosotros fue arduo e intenso yo me encargué del tema de la “movilidad urbana” y a más de brindar a los estudiantes un conjunto de elementos conceptuales y metodológicos sobre el tema, me atrevía a emprender un trabajo práctico, aplicando una encuesta en las barriadas pobres de San José para hacer una lectura, con información de primera mano, sobre los comportamientos de ese sector ciudadano en lo referido a prácticas y estrategias de movilidad.

Mario Lungo y Jorge Vargas me apoyaron en todas estas tareas y muy amablemente se turnaron para hacerme conocer San José y sus alrededores en los fines de semana  y en los pocos momentos libres que me dejaron durante las tardes y las noches, las actividades del curso, su preparación y evaluación.

Una de las noches que pasé en San José, Jorge me invitó a conocer un sitio realmente sensacional. Nunca he encontrado nada parecido en ningún otro sitio del mundo. Era una mezcla de restaurante, discoteca y bar al que uno podía invitar a cenar a la novia, a la esposa, a un amigo – como fue mi caso- a la mamá el día de la madre, o asistir en grupo o en pareja a tomar un trago, a escuchar música o a bailar: el famosísimo “Key Largo”.

El bar ofrecía una excelente carta de cócteles, boquitas (como llaman los ticos a las tapas), buenos licores, cafés de toda clase y una variedad de platos y postres de excelente calidad y presentación. Todo en un ambiente muy agradable en los numerosos salones de la gran mansión que ahora alberga este conocido bar. La música era de primera; en algunos salones con grupos y cantantes en vivo y, en otros, con música ambiental: jazz, blues, boleros, merengues, orquestados o cantados pero todo en su punto, nada estruendoso ni exagerado.

Al llegar a una hora relativamente “tempranera” -bastante antes de que la juventud comenzara a copar los espacios del “Key Largo”-, Jorge me hizo un recorrido por todas las dependencias del restaurante. Me explicó que conocía bien el lugar pues allí había funcionado por muchos años el Conservatorio de Música de San José. Jorge toca muy bien el piano y fue un destacado alumno y egresado de esa casa de estudios.

Conocía todos los detalles posibles de la vieja residencia. El edificio donde funciona el “Key Largo” fue construido en las postrimerías del siglo XIX y es una de las más representativas edificaciones residenciales de esa época. Fue declarado monumento histórico de la arquitectura nacional, por el Gobierno de Costa Rica, en diciembre de 1998. La edificación estaba muy bien acabada interiormente con maderas finas bellamente trabajadas y charoladas, detalles de herrería de bronce bruñido en pomos de puertas, pasamanos, herrajes de ventanas y lámparas de época. Todo estaba en perfecto estado de conservación y el decorado era muy adecuado para ese ambiente. 

A más de un conjunto de cuadros y apliques más clásicos -que posiblemente quedaron de la decoración original de la casa-, resaltaban en sus paredes grandes fotografías en blanco y negro del los protagonistas de la película de Huston: Bogart con su célebre gabardina, solo o acompañado de la bella Lauren Bacall.

La casa, esquinera, se asemejaba a esas mansiones de estilo colonial-europeo diseñadas para el trópico, con grandes aleros, techos inclinados, amplios corredores externos con columnas y pasamanos de colores… en medio de la lujuriosa vegetación tropical con grandes hojas y coloridas flores…aunque ahora en contexto urbano no tenía un prado enorme delante suyo y más bien estaba limitado por una reja de metal que le separaba de las calles vecinas.

Al recorrer los amplios salones adecuadas ahora, con mesas de restaurante u otras más pequeñas para las áreas que funcionaban como discotecas, así como los patios interiores, llenos de vegetación -ahora cubiertos- donde se había instalado distintas barras  de bar y tablados para la presentación de cantantes, grupos y orquestas, Jorge me iba explicando con detalle la función que tenían esos espacios cuando funcionaba allí la escuela de música. 

Recordaba anécdotas y pormenores. Hasta ahora tengo presente que me dijo, - “presta atención, escucha… el tercer escalón chirrea desde esa época”; aclarando luego: - “debíamos subir con mucho cuidado para no interrumpir a la profesora de violín que daba clases en lo que fue el estudio-biblioteca del antiguo propietario de la residencia.

La casa se adecuaba en diferentes niveles a través de espacios comunicados visualmente entre sí a los que se llegaba por gradas de máximo tres o cuatro escalones. Nos instalamos en lo que debió haber sido uno de los salones, en una mesa muy agradable con buena vista al jardín pero también con dominio a los aconteceres del interior. La comida estuvo estupenda y la conversación muy agradable.

Antes de salir me di cuentea que ya avanzada la noche la gente había cambiado un poco. Ahora había mayor cantidad de jóvenes y en varios de los salones había parejas bailando o tomando un trago en las mesas o en la barra. 

La música -americana o de pegajosos ritmos caribeños- acompañaba bien a esa generación de parroquianos. Me di cuenta sin embargo que había muchas guapas muchachas ticas y una buena cantidad de turistas gringuitos y europeos “en busca de aventuras”.

Planteé la pregunta a mi anfitrión y el me confirmó la sospecha, se trataban de muchachas que podían brindar sus “servicios” a esa clientela foránea. Pero esa “oferta turística” convivía en paz con quines iban -en grupo o en pareja- a bailar, escuchar música o a  tomar un trago en el “Key Largo”. Es más, la casa era suficientemente amplia y de corazón generoso como para que no se dieran problemas con otro tipo de personas que iban allí a cenar o a escuchar música: ejecutivos con sus clientes, un grupo de amigos con sus esposas, un quinteto de señoras de la tercera edad que luego de tomar un te en la tarde, habían decidido quedarse a disfrutar de un coctel y de la agradable música de ese maravilloso lugar.

Jorge me acompañó al hotel, pues tenía que preparar todavía mi clase del día siguiente. Esa noche en el “Key Largo” quedó guardada en mi memoria con mucho afecto. El ambiente y la agradable charla con mi amigo Jorge Vargas son parte de esos recuerdos, pero también el hecho de haber visitado un sitio tan extraordinariamente diferente. Ya lo dije: un sitio realmente sensacional. Nunca he encontrado nada parecido en ningún otro sitio del mundo. Posiblemente solo podía generarse en Costa Rica, pues como dice el lema del Ministerio de Turismo, que se repite en todo lado en ese lindo país, “Costa Rica es Pura Vida”

Regresé a San José y por supuesto al “Key Largo” en dos oportunidades en años posteriores, pero ello será motivo de otros relatos.