Las bolas a las que se refiere
esta historia son las pequeñas esferas de vidrio, generalmente de colores,
conocidas como canicas en otras latitudes. En el Ecuador las conocemos
simplemente como “bolas”.
En estos días en los que todo el
mundo anda tocado con la fiebre del campeonato mundial de fútbol que se
desarrolla en diversas ciudades del Brasil, he recordado nuestra fiebre por
otro tipo de deporte que nos acompañó por años: el fútbol de bolas.
La primera vez que jugué fútbol
de bolas debe haber sido entre 1958 y 1960. Yo tenía en esa época un poco menos
de diez años pues soy nacido en 1951.
Con mi hermano Jaime estuvimos convidados
a la casa de nuestros primos Correa: Enrique Alberto, Francisco, Gustavo y José
Antonio. A los tres últimos, ya en esa época, los parientes y amigos, comenzamos
a llamar “Paquico”, “Pollo” y “Pepe” tal como los conocemos hasta ahora. A
Enrique Alberto un poco más tarde, alguien le puso el apodo de “Pecochín” y
muchos de nosotros así le llamábamos con afecto.
Habíamos sido invitados al
desayuno que Beto y Lucha, los padres de estos cuatro mosqueteros, habían
organizado para celebrar la Primera Comunión de Pollito. Recuerdo que también
estaban presentes nuestros primos Pablo Suárez y Vicente Ottinger, nuestros
padres y nuestras abuelas, Pinita y Lucía.
En la tarde, después de haber
dado cuenta de las deliciosas galletas, los alfajores de yema, los mignones de
coco, los turrones de miel de abeja, un formidable pastel de caramelo
recubierto de un fino y blanquísimo fondant y de media docena de platones
repletos de bocaditos de sal y de otros dulces maravillosos elaborados por las
manos angelicales de la Luchi, los jóvenes subimos al segundo piso mientras los
adultos despachaban algún líquido espirituoso -indispensable y necesario- luego
de haber dado cuenta de esos extraordinarios manjares colmados tanto de
delicados sabores y aromas cuanto de calorías…
Enrique Alberto nos propuso
participar en un campeonato de futbol de bolas…
Los invitados no conocíamos ese
singular deporte pero luego de una breve explicación introductoria, todos
manifestamos nuestro interés por participar en aquella competencia.
Cómo ese desayuno-almuerzo se
había prolongado hasta media tarde y disponíamos por tanto de poco tiempo, Enrique
Alberto sugirió que el torneo se debería jugar con la modalidad de eliminación
simple: quién perdía quedaba automáticamente eliminado. Los ganadores se deberían
enfrentar entre sí hasta llegar a la
gran final que permitiría definir quién iba a ser el campeón y quién el
vice-campeón.
Acordamos que los partidos se
desarrollarían en dos tiempos de diez minutos. Si al final del encuentro no
había un ganador, éste se definiría por tiros penales -cinco por cada equipo-.
Yo jugué y fui derrotado por
Enrique Alberto, Paquico ganó a Pablo; Pollo se impuso a Jorgito, un amigo que
estuvo también invitado a participar en la contienda y Pepe venció a mi hermano
Jaime. Los dueños de casa hicieron prevalecer la experiencia y sus conocimientos
del juego.
En las semifinales Pollo derrotó
a Pepito y antes de poder jugar la siguiente semifinal que enfrentaba a los
mayores de los hermanos Correa, nuestros padres nos llamaron para que nos
preparáramos pues debíamos emprender el regreso a casa. De nada sirvieron las
protestas y ruegos de todos los involucrados en aquel particular campeonato. Las
acciones se suspendieron con la promesa de que podríamos continuar la brega en alguna
otra ocasión… Todos nos retiramos del terreno de juego cariacontecidos y
refunfuñando… pero el bichito del fútbol de bolas ya se había instalado en
nosotros como una de nuestras pasiones más entrañables. Este juego nos acompañó
y fue parte de nuestras vidas por muchos años. Fue parte importante de nuestra
infancia, de nuestra adolescencia y buena parte de la juventud hasta bien
entrada la edad adulta.
En otras visitas a la casa de los
Correa, continuamos practicando y adentrándonos en los secretos del fútbol de
bolas. Recuerdo que Enrique Alberto jugaba y narraba cada partido con verdadera
pasión, imitando a Pancho Moreno o a Carlos Rodríguez Coll.
Su equipo era nada menos que la
selección de Brasil, la que había ganado en esa época el mundial de
fútbol en Suecia. Sus jugadores tenían pegados pequeños papelitos escritos a
máquina con el nombre de los astros que habían hecho posible que los brasileros
se llevasen por vez primera la Copa Jules Rimet.
Su arquero era el célebre Gilmar,
sus defensas se llamaban Djalma Santos, Zito, Bellini, y Nilton Santos, los
medio campistas Orlando y Didí y los delanteros eran Garrincha, Pelé, Vavá y
Zagalo, todos homónimos de las estrellas brasilera de la vida real.
Jugábamos en una cancha
rectangular demarcada con tiza blanca con la ayuda de una larga regla de
costurera, sobre una alfombra color ladrillo bastante usada que antes había
estado en la sala de Beto y Lucha. Los arcos se construían con unos ladrillos
de plástico, amarillos y rojos, antecesores de los actuales legos. Era
extraordinario el placer que se podía sentir al encajar el balón en esas
sólidas porterías, haciéndolas retumbar con un sonido seco y fuerte, fruto de
un tiro formidable logrado por esos redondos astros del fútbol.
En nuestra casa la cancha era
también de alfombra… y aunque no era de un solo color, sino más bien de muchos
colores -con un diseño clásico con motivos florales- nuestra imaginación
generaba las líneas de la cancha, el medio campo y las áreas chica y grande
para que nuestros jugadores de cristal pudieran desenvolverse.
Confeccionamos los arcos con una
caja de cartón recortada por la mitad; obtuvimos así dos pares -uno con la caja
y otro con la tapa- ello permitía realizar dos partidos simultáneamente cuando
realizábamos campeonatos con muchos equipos participantes.
Teníamos una enorme caja llena de
bolas para poder armar los equipos. Los equipos más fáciles de estructurar eran
los integrados por bolas idénticas del mismo color o del mismo tipo. Pero
también podían estructurarse con bolas de una misma gama… integrado por bolas
de tono semejante: verde, rojo o amarillo.
Yo tenía un equipo de bolas raras
de todos los colores y diseños imaginables, cada una identificada con su nombre
o apodo: Gorilón en el arco, Bacín, Bacinica y Trapo en la defensa, Arturo
-Huevo Duro- y René –Huevo Poché- en la línea media y en la delantera: Gustavo,
Curuba, Juan el Pescador, Pepe Botellas y Andrés -Huevos al Revés-. En mi
equipo tenía también una pléyade de suplentes que me permitían realizar cambios
cuando los titulares “fallaban” en la definición o en la defensa.
Por muchos años, los fines de
semana pero sobre todo durante las vacaciones, Pollo, Pepe y Pablo eran
visitantes frecuentes de la casa de la abuela Pinita -donde nosotros vivíamos-.
No puedo calcular la cantidad de horas y horas que pasamos de rodillas
inclinados sobre esas alfombras en interminables partidos de fútbol de bolas.
En años posteriores Frankie Holguín y los hermanos menores de Pablo se sumaron también a esta
pasión. Juan José y Lucho eran bastante menores que nosotros, pero cuando pudieron
hacerlo, nosotros colegiales y ellos aun en edad escolar, se integraron a este
deporte tan interesante. Lucho se encargaba también de la narración… con las
cualidades histriónicas que le son innatas, imitaba a Alfonso Lazo Bermeo y a
Carlos Efraín Machado al relatar las jugadas y a Blasco Moscoso Cuesta para
comentar las incidencias y resultados de los partidos. Su imaginación y sentido
del humor hacían de esas contiendas verdaderas piezas de comedia.
Disfrutábamos a lo grande.
Años más tarde cuando Pablo se
fue a estudiar a España, Pollo a los Estados Unidos y nosotros y Pepe
ingresamos a estudiar arquitectura en la Universidad Central, el fútbol de
bolas comenzó a perder cotidianidad en nuestras vidas. Sin embargo fue mejorado
con sofisticados adelantos realizados por nuestros herederos: Lucho y Juan
José.
En una navidad mi tía Maruja les regaló una cancha perfecta -a escala-
confeccionada con una alfombra verde, pegada sobre un tablero rígido. Este
artilugio tenía primorosamente dibujadas con pintura blanca todas las líneas de
la cancha; los arcos eran una obra de arte, con los postes y el travesaño
superior hechos de tiras de madera de balsa pintada de blanco y las mallas
-verdes- confeccionadas con una vieja red de ping-pong.
Lucho y Juan José sistematizaron
las reglas del juego en un “Reglamento del fútbol de bolas”, que todavía debe
andar por ahí… innovaron ciertas cosas
como el pase al vacío y la posibilidad de
reubicar a los jugadores en su sitio de origen cuando luego de una
acción de ataque o de defensa, hubiesen abandonado la cancha.
Su casa se convirtió en la tercera gran sede del
fútbol de bolas… ahí inocularon el virus de este deporte a Rodrigo León,
compañero de Juan José en la facultad de medicina quién luego ya adulto
trasmitió esta pasión a sus dos hijos. Lo propio hizo Lucho con sus hijos Pablo
y Nicolás. No hace mucho, con todos ellos, pude participar -a los años- de un
campeonato de fútbol de bolas; pude volver a jugar con muchos de mis antiguos
jugadores que fueron adoptados por Lucho cuando yo me fui a vivir a México. Sin
embargo ninguno de nosotros fue capaz de jugar arrastrándose en el suelo sobre
la alfombra… las rodillas y los riñones no resistieron… Pusimos el tablero
sobre una mesa baja pero el problema en ese caso fue que los jugadores y el
balón caían a cada rato y nos tocaba gatear para recuperarlos… nos divertimos
igual, reímos con la narración y los comentarios de Lucho pero terminamos
molidos. Pudimos comprobar que los años pasan -y pesan- también en el fútbol de
bolas. ¡Así es la vida!
Pero ¿en qué consiste este
singular deporte?
Pues bien… en general sigue casi
todas las reglas del fútbol
El terreno
El terreno de juego debe ser de superficie
regular constituida por una alfombra de bucle liso o de pelo corto para
facilitar el desplazamiento de las bolas. El campo es rectangular de entre 120 y
160 cm de largo y de entre 80 y 100 cm de ancho. El perímetro del terreno está delimitado
por líneas blancas; las dos más largas igual que en el fútbol real son llamadas
“líneas de banda” o “laterales” y las otras dos “líneas de meta” o de “fondo”. Al
medio del terreno se traza una línea paralela y equidistante a las líneas de
meta, llamada “línea de medio campo”; en el punto medio de esta línea se traza
una circunferencia de entre 25 y 30 cm de diámetro. Desde ahí se realizará el
saque inicial del partido y también sacará el equipo que acaba de recibir un
gol.
En las esquinas se marcan las “área
de córner” y sobre las líneas de meta se colocan los arcos equidistantes de las
esquinas. El ancho de los arcos es de aproximadamente 12 cm y su alto de 5 a 6
cm.
En la zona de los arcos se trazan
-igual que en una cancha de fútbol- el área grande, el área chica, (de meta o
de arquero) y el punto de penal.
Jugadores
Cada uno de los dos equipos que
disputan un partido tienen 11 jugadores dentro del terreno, de los cuales uno
juega como guardameta. Cada equipo podrá hacer hasta 3 cambios en un mismo partido.
El jugador reemplazado no puede volver a ingresar durante ese partido.
Quien conduce el juego de un equipo puede decidir las alineaciones de sus jugadores defensas – mediocampistas – delanteros: 4-2-4; 4-4-2; 3-5-2; etc.
Los jugadores son bolas o canicas de 16 mm de diámetro y el arquero es una bola mayor de 25 mm de diámetro.
Quien conduce el juego de un equipo puede decidir las alineaciones de sus jugadores defensas – mediocampistas – delanteros: 4-2-4; 4-4-2; 3-5-2; etc.
Los jugadores son bolas o canicas de 16 mm de diámetro y el arquero es una bola mayor de 25 mm de diámetro.
Balón
El balón o pelota es una bola o canica pequeña de 7 mm de diámetro.
Características de los jugadores
Cada equipo puede estar
constituido por bolas idénticas de un mismo color o diseño. Se acepta también
bolas de un mismo tono aunque de diverso diseño; o bolas diferentes pero
personalizadas para su identificación. No podrá haber bolas semejantes o
idénticos en los dos equipos para evitar confusiones. Los arqueros a más de ser más grandes podrán
tener otro color de los demás jugadores del equipo.
Árbitro
El árbitro será una bola de mayor
tamaño que se ubica en el terreno de juego. Las decisiones polémicas las
resuelven los conductores de los dos equipos que se enfrentan pero si una
tercera persona puede cumplir el rol de árbitro, su participación imparcial es
bienvenida. Antes del inicio del partido se sortea el campo que defenderá cada
equipo y cuál de los dos moverá el balón para iniciar la contienda.
Duración del partido
Cada partido se juega en dos
periodos de 15 0 20 minutos cada uno, salvo si por mutuo acuerdo entre contrincantes
se haya convenido otra cosa.
Una vez cumplido el tiempo se
podrá, añadir algunos minutos adicionales para recuperar el tiempo perdido por
cualquier motivo.
El tiempo es controlado por los
conductores de los dos equipos o por el árbitro (si hubiera uno en funciones).
Es ideal contar con un reloj que emita una señal sonora al finalizar el tiempo
de juego.
Los pases, disparos al gol y
centros para buscar el remate de un jugador del mismo equipo o el eventual
autogol de un contrario se realizan golpeando con el dedo (tingando) a una bola
propia (jugador) para que éste a su vez golpee al balón.
Los conductores de los
dos equipos deben realizar una jugada de forma alternada para aproximarse al
balón, disparar al arco, centrar, combinar o
buscar proteger el balón antes de la jugada del rival.
Un jugador que saliera del
terreno de juego luego de cualquier acción podrá ser ubicado en cualquier lugar
de su propio campo (en la defensa, en el medio o en la línea central), a
criterio del conductor del equipo.
Balón fuera del terreno de juego
El balón se considera fuera del
terreno de juego cuando ha traspasado por completo los límites de la cancha.
Gol marcado
Se marca un gol cuando el balón entre
al marco cruzando completamente la línea de meta, siempre y cuando el equipo
que anota no haya infringido previamente alguna regla del juego.
Si un equipo marca más goles que
el otro, será el ganador del partido. Si ambos marcan la misma cantidad de
goles, el partido será empate. Dependiendo de la competición, se puede romper
el empate extendiendo el partido con tiempos extras o mediante la ejecución de
tiros penales.
Un jugador está en posición de
fuera de juego si, cuando un compañero le da un pase y se encuentra más cerca de
la línea de meta contraria que el penúltimo adversario.
Faltas o fouls
Se sancionarán un tiro libre o un
penalti si un jugador golpea a un adversario sin antes haber topado previamente
al balón o si el balón tocara la mano de quien está moviendo las canicas o
bolas. Si un jugador toca al árbitro sin haber tocado antes el balón, será
expulsado por agresión.
El tiro libre se ejecutará desde
el lugar donde ocurrió la infracción. Si ocurrió dentro del área grande se
sanciona con penalti.
Tiro libre
El procedimiento para ejecutar un
tiro libre es impulsar el balón merced a un golpe del jugador seleccionado para
tal efecto. El equipo adversario tiene derecho a conformar una barrera con
cualquier número de jugadores. Sin embargo, cuando se ejecuta un tiro libre todos
los adversarios deberán estar a por lo menos 8 dedos de distancia del balón.
Se puede marcar un gol de tiro
libre directamente -pasando el balón por sobre la barrera- o propiciando el
rebote en otro jugado del mismo equipo o del equipo que defiende (autogol).
Los jugadores usados para
conformar la barrera no podrán ser reubicados y deberán retornar a los sitios
que convengan al conductor del equipo como movimientos en su respectivo turno.
Tiro penal o penalti
El tiro penal se marca cuando se
ha cometido una infracción merecedora del cobro de un tiro libre dentro del
área grande.
Para ejecutar el disparo el balón
debe ser colocado en el punto penal y el ejecutante se situará entre el balón y
el arquero del equipo rival que deberá ubicarse sobre la línea de su meta.
Todos los demás jugadores deberán fuera del área detrás del punto penal.
Saque de banda
El saque de banda es una forma de
reanudar el juego cuando el balón cruza por completo cualquiera de las líneas
de banda. Lo realiza el equipo contrario al que no tocó por última vez el balón
antes de que saliera y se lo ejecuta desde el lugar por donde salió el balón.
Para
realizarlo se golpea con el dedo (se tinga) a una bola propia (jugador) para
que éste a su vez golpee al balón, buscando entregárselo a un compañero. Luego
del saque, el ejecutante no puede tocar el balón hasta que lo toque otro
jugador. Si el balón cae más cerca de un compañero ese equipo podrá realizar
otro movimiento, si cae más cerca de una bola rival, ese equipo recupera el
turno y podrá realizar una jugada.
No se puede convertir un gol
directamente al impulsar el balón desde un saque de banda. Tampoco se validará
un gol logrado por rebote en otro jugador del mismo equipo o del equipo
contrario. Si esto sucediera, se otorgaría un saque de meta al equipo rival. Si
sucediera en propia meta, se otorgaría un saque de esquina al rival.
Saque de meta
El saque de meta es una forma de reanudar
el juego. Se otorga cuando el balón cruza por completo cualquiera de las líneas
de meta después de ser tocado por un jugador del equipo atacante.
Para ejecutarlo, se golpea con el
dedo (se tinga) a una bola propia (jugador) para que éste a su vez golpee al
balón. Para efectuar el saque se coloca el balón en cualquier parte del área de
meta. El saque de meta puede servir para tratar de entregar el balón a un
compañero o para buscar el remate al gol de un jugador del mismo equipo o el
eventual autogol de un contrario.
No se puede convertir un gol
directamente desde un saque de meta.
Saque de esquina
El saque de esquina es una forma
de reanudar el juego. Se otorga cuando el balón cruza por completo cualquiera
de las líneas de meta después de ser tocado por un jugador del equipo defensor.
Para ejecutarlo, se coloca el
balón en la esquina de la cancha más cercana al lugar por donde salió el balón.
Todos los rivales deben estar por lo menos a 8 dedos de distancia del balón.
Para ejecutar el tiro de esquina
se golpea con el dedo (se tinga) a una bola propia (jugador) para que éste a su
vez golpee al balón. El saque de esquina puede servir para tratar de entregar
el balón a un compañero o para buscar el remate al gol de un jugador del mismo
equipo o el eventual autogol de un contrario.
Se puede convertir un gol
directamente de un saque de esquina (el denominado gol olímpico).
Movimientos especiales del arquero
Movimientos especiales del arquero
Cuando el equipo que ataca
muestra la intención de disparar al arco buscando efectuar un tiro directo o
buscar el remate al gol de un jugador del mismo equipo o el eventual autogol de
un contrario, el conductor del equipo que se defiende puede reubicar al golero
antes del disparo para buscar obstaculizar
la acción.
De forma semejante tendrá la opción
de ubicar al golero dentro del área chica, en la posición que le resulte más
adecuada para obstruir el recorrido del balón luego de un saque de meta, un
tiro libre, un penal o un tiro de esquina. Si el balón saliera de la cancha al
tocar en el arquero, se concederá saque lateral o de esquina a favor del equipo
que atacaba.
Cuando el balón, luego de un
rebote, de un saque lateral o de un saque de meta ingresara al área grande, el
conductor del equipo que se defiende podrá usar al arquero para despejar pero
sin que sea obligatorio tingarlo, podrá tomarlo con la mano y golpear con él al
balón para que éste salga de la zona de peligro. Si en semejantes situaciones
el balón cae en el área chica, el equipo que se defiende se beneficiará de un
saque de meta.
Pase en profundidad
Cuando el balón ingresara al área
grande luego de un pase en profundidad del equipo que ataca, el propio jugador
o un compañero mejor ubicado, tendrán derecho a efectuar otra jugada (disparo
al gol o pase); el conductor del equipo que se defiende podrá previamente
reubicar al golero pero no podrá en este caso despejar el balón antes del disparo
del equipo que ataca.
Eso es todo…
En nuestra época como no
disponíamos ni de televisión, ni de computadoras, ni de juegos electrónicos,
teníamos que ser inventivos para disfrutar de la vida.
Como decía algún primo: -
“gozábamos como chancho en lodo…”
Oye Mario, yo también lo jugué con varios amigos quienes ya desaparecieron a través de la vida, armamos ligas, traspasábamos jugadores, etc... ese era nuestro FIFA 85, con algunas diferencias en las reglas es en esencia el mismo juego, no pensé que algún día encontraría a alguien que también lo hubiese jugado, aun conservo mis canicas y las heredaré pronto a mi hijo. Un abrazo desde Bogotá, Colombia! Atte. cycomao
ResponderEliminarRecibí un correo de Mauricio Montalvo que decia lo siguiente:
ResponderEliminarEstimado arquitecto Vásconez:
Escribí un comentario en su blog pero al parecer se borró o nunca llegó a irse. Aspiro poder repetirlo adecuadamente. Más o menos había escrito que, como hijo de ambateños residentes en Quito, disfruté mucho su reseña y me identifiqué mucho con ella (la de su infancia en Ambato).
Llegué a su blog a través de mi buen amigo Rodrigo Anda Pachano, quien nos recomendó su lectura. Gracias a ello pude ojear otras entradas de su blog y reconocer personajes conocidos. En primer lugar mis entrañables Ileana y Lenin, su hermano Jaime (consuegro de Rodrigo) así como sus primos Suárez Martínez. De hecho a través de Pablo, íntimo amigo de mi hermano mayor (Chicho), en mi casa desarrollamos también con entusiasmo y pasión el futbolín de bolas o canicas, que usted sabrosamente reseña en algún otro espacio. Gracias por compartir sus vivencias, felicitaciones por la frescura de su escritura y siga adelante con este generoso ejercicio.
Cordial saludo,
Mauricio Montalvo
Hola Mauricio
ResponderEliminarMil gracias por tu nota y por tus amables comentarios y cálidos recuerdos.
De entrada te voy a tutear. Primero porque mis padres fueron muy amigos de los tuyos. Luego porque no sólo mi primo Pablo era amigo de tu hermano Chicho, sino yo también. Es más, éramos de la misma edad y llegamos a ser compañeros en la facultad de arquitectura. Fue un amigo muy querido.
Te voy a tutear también, porque te conocí de chiquito... a pesar de la diferencia de edad me acuerdo bien de todos ustedes...
No sé si guardes este detalle en la memoria, pero estuvimos juntos en Nueva York hace unos 15 o 20 años, no recuerdo bien. Creo que tú estabas en misión no sé si en la embajada o en Naciones Unidas y yo fui invitado a una precom por el PNUD, creo que antes de la cumbre de la Tierra de Rio. En esa oportunidad pudimos conversar un poco en una pausa-café.
Te mando un fuerte abrazo y me alegra enormemente que hayas podido encontrar algo de interés en mis historias y anécdotas.
Cordialmente.
Mario
Vaya estimado Mario, que ingrata la memoria, lo siento mucho y te agradezco habérmelo recordado.
ResponderEliminarEn efecto, estaba en la Misión ante la ONU en NY, a cargo entre otros, de los trabajos preparatorios de la Cumbre de Río. Era el año 1992, es decir han transcurrido 23 años y muchas aguas bajo los puentes. La proximidad familiar y de vivencias que refieres es más que evidente y se siente fácil, como demuestran, por ejemplo, las veces que nos juntamos con tu hermano en las reuniones que nos convoca el Rodri Anda o cuando nos cruzamos con tus primos Suárez Martínez, siendo Lucho mi contemporáneo. Así que valoro y aprecio de manera especial tu evocación al Chicho, hermano noble y bueno, no solo de sangre y familia sino de vida y actitudes ante el mundo.
Voy a seguir visitando de tarde en tarde tu blog, con la certeza que seguiré encontrando detalles no sólo ingeniosos y entretenidos sino de grato valor e identificación. Con decirte que de haberlo sabido que vendías te compraba esa linda casa o reiría con gusto las anécdotas que cuentas de mi colega diplomático José Ricardo Martínez Cobo, como los tuyos, buen amigo de mis padres. Eso sí te puedo asegurar que tu primo Pablo siempre salió goleado en los futbolines de bolas que asiduamente jugábamos en aquella casona de mis padres donde las calles Vargas y Ante esquina hacen, para seguir la fórmula de citar intersecciones del restaurante Mare Nostrum. De pronto algún rato nos volvemos a encontrar y espero no fallar en reconocerte.
Hasta tanto otro fuerte abrazo y nuevamente enhorabuena por ese humano y ameno blog.
Mauricio
Hola amigo, mira te escribo 4 años después para comentarte que aquí en Lima también recuerdo en mi época del mundial España 82, también jugábamos al futbol de bolas muy similar al que describes, gracias por esos recuerdos, fueron momentos muy alegres y emocionantes !! Saludos desde Perú
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