miércoles, 21 de octubre de 2015

Holanda 1: La Casa del Ciudadano y el Agua en el Foro Mundial del Agua de La Haya



El II Foro Mundial y Conferencia Interministerial del Agua se realizó en La Haya, Países Bajos, en marzo de 2000, organizado por el “Consejo Mundial del Agua”, con el sugestivo título “Water: from vision to action” (“Agua: de la visión a la acción”).

El II Foro Mundial buscaba generar un amplio debate sobre la visión de agua en el mundo y producir como resultado de esos diálogos un marco de acción a ser adoptado por los diferentes países en relación al tema de los recursos hídricos.


Las temáticas que iban a ser tratadas por autoridades, técnicos, académicos, representantes de agencias de cooperación, entidades financieras y representantes de la sociedad civil, iban desde asuntos como la propiedad de los recursos hídricos o su desarrollo potencial, a los modelos de gestión y formas de financiamiento, pasando por el impacto del agua en las condiciones de pobreza, el desarrollo social, la cultura, la economía y por supuesto, su relación con el ambiente.

Para poder pasar “de la visión a la acción”, el Foro aspiraba a producir una declaración ministerial que pusiera énfasis en desafíos claves como: satisfacer las necesidades básicas de agua para la población, garantizar la seguridad alimentaria, proteger los ecosistemas, compartir los recursos hídricos… pero también apuntalar una eficiente gestión de los riesgos y coadyuvar a una adecuada valoración y administración del agua.

En Diciembre de 1999 recibí una llamada de Montreal. Era Raymond Jost, responsable del “Secretariado Internacional del Agua - SIA”. Quería reunirse conmigo en Bretaña para finiquitar una serie de aspectos referidos a la participación del SIA en el II Foro Mundial del Agua.


Me contó que era imposible que pudiésemos reunirnos en otro momento pues ya estaban próximas las festividades de navidad y año nuevo y él iba a viajar luego al África y a Holanda.

Su propuesta fue que tome un avión para llegar a Paris, él haría lo propio desde Montreal y nos toparíamos en el aeropuerto “Charles de Gaulle” donde iba a arrendar un auto (pues tenía que ir a Bretaña). Si hacíamos ese viaje, juntos, podríamos discutir la participación del SIA en el Foro de La Haya.

Raymond había previsto montar en La Haya un ejemplo totalmente diferente de presentación de todas las acciones e iniciativas del SIA y de sus asociados en todo el mundo. En nuestras conversaciones definimos que ese espacio de comunicación, discusión, encuentro, diálogo y exhibición se llamaría “La Casa del Ciudadano y el Agua”.



La idea era que en vez de los típicos stands de cualquier feria donde se reparten folletos, se aprecian afiches, se pasan videos y se regalan recuerdos, en filas interminables de “conejeras” como denominaba Raymond a ese tipo de pequeños espacios, todos idénticos y despersonalizados… el SIA iba a generar un espacio acogedor, que invitara a pasar, que propiciara debates, diálogos y encuentros (formales e informales), un remanso tranquilo para sentarse y dejar de recorrer corredores ensordecedores y repetitivos. Una edificación abierta a todos los costados, que invitara a atravesarla pero también a quedarse…

Para que CIUDAD y el Ecuador estuvieran presentes y representados en La Haya, me comprometí a hacer un conjunto de elementos informativos que dieran cuenta de una década de acciones en el tema “agua, gestión de riesgos y desarrollo social” y que CIUDAD presentaría dos ponencias sobre procesos participativos en la gestión del territorio, el agua y el ambiente, a ser presentadas en “La Casa del Ciudadano y el Agua”.

En CIUDAD habíamos ejecutado en esos años varios proyectos vinculados al tema del Foro: el Proyecto FORHUM (Formación de recursos humanos para la gestión del hábitat), que fue apoyado y financiado por el Ministerio de Relaciones Exteriores de los Países Bajos; el proyecto “Agua-Desarrollo” que yo había presentado a Voluntarios de Naciones Unidas a través del Secretariado Internacional del Agua; el proyecto “Vida en las Laderas” que fue apoyado y financiado por la Unión Europea e INTERMÓN (España) y el Programa de Gestión de Riesgos que apoyaban el PNUD, UNICEF, INTERMON, COSUDE y Terranova.

A mi regreso a Quito me dediqué a resumir información de esos proyectos en un documento que daba cuenta de sus principios básicos, sus objetivos, principales, las acciones desarrolladas,  y relievaba la participación de los beneficiarios, actores participantes y agentes involucrados.

Titulé el documento “Agua y Territorio” y lo entregué a una profesional para traducirlo al inglés, pues en ese tipo de foros internacionales, casi la totalidad de los debates se prevén en ese idioma y si los documentos que se reparten no están traducidos, nadie los lee. Triste, pero es así.

Con el texto traducido pedí a Rómulo Moya y a los colegas de Trama que hicieran un diseño atractivo de un tríptico y un afiche con la información de ese texto, para poder repartirlo en el Foro de La Haya. 





Por otro lado pedí a mi colega Rodrigo Barreto que preparara una comunicación sobre el Proyecto “Agua-Desarrollo”, que habíamos impulsado con el Secretariado Internacional del Agua y, que él había coordinado en CIUDAD entre 1993 y 1994.

 
Ese proyecto era un excelente ejemplo de acciones ejecutadas de manera concertada por múltiples agentes y actores: un organismo multilateral (Programa de Voluntarios de Naciones Unidas - UNV), una ONG internacional (Secretariado Internacional del Agua - SIA), una red de ONG de América Latina (Red de Estudios de los Servicios Urbanos - REDES), una ONG local (Centro de Investigaciones CIUDAD) y una organización de la comunidad (Federación de Barrios Populares del Noroccidente de Quito -FBPNQ).

“Agua - Desarrollo” buscaba beneficiar a la población de barrios pobres urbanos en temas como:  mejorar las condiciones ambientales, el saneamiento y el hábitat; racionalizar el manejo del agua y mejorar las condiciones sanitarias de las viviendas; proveer a los barrios de áreas verdes y de recreación; capacitar e Impulsar con un grupo de mujeres proyectos productivos autosustentables ligados al manejo ambiental; concientizar a la comunidad sobre el cuidado ambiental y el riesgo de vivir en las laderas del volcán Pichincha y junto a las quebradas del sector y, documentar el proceso para la historia barrial (audiovisuales, fotografías y cartillas).

Cuando Rodrigo terminó su documento, también lo tradujimos e imprimimos un plegable en inglés, semejante al que habíamos usado para difundir los objetivos, metas y acciones del proyecto en los barrios populares de la ciudad.
  

Un poco antes de viajar a Holanda para participar en el foro, nos topamos con un inconveniente adicional; Raymond había logrado que jóvenes estudiantes de arquitectura realizaran el diseño y construcción de “La Casa del Ciudadano y el Agua”, tenía todo previsto, sin embargo se le habían agotado los recursos que consiguió para ese montaje y no contaba con un saldo para pagar la traducción simultánea de los debates al español. Las empresas holandesas que contactó cobraban una fortuna por ese servicio.

Como Rodrigo no hablaba inglés ni francés su intervención se veía comprometida por ese problema.

Yo le había comentado a Raymond que aprovechando ese viaje a Europa, iba a toparme en Francia con mi hija Manon que estaba viviendo en Irlanda como “Au pair” para perfeccionar su inglés.

“Au pair es una frase francesa usada para denominar a una persona que es acogida temporalmente por una familia a cambio de un trabajo auxiliar, como cuidar a los niños por ejemplo; convive con la familia,  recibe una pequeña remuneración, comida y alojamiento gratuitos y dispone de horario flexible para poder estudiar”.

Raymond me propuso que podría pagar el pasaje y alojamiento de Manon para que pudiera servir de intérprete de Rodrigo y de otras dos o tres personas de América Latina que tenían el mismo problema con los idiomas.


Manon aceptó el trato y buscó un pasaje a Ámsterdam a donde Rodrigo y yo también llegaríamos para poder participar en el Foro de La Haya.    

La inauguración de la “Casa del Ciudadano y del Agua” tuvo lugar el domingo 19 de marzo de 2000 al medio día, con la presencia del Príncipe de Orange Willem-Alexander, las señoras Danielle Mitterrand y Margaret Catley-Carlson, el ex primer ministro de Portugal Mário Soares y otras personalidades e invitados especiales.




El propósito de convertir la “Casa” en el centro del Foro, se cumplió a cabalidad; todo el mundo caía por allí para tomarse un café  o un té y charlar de todo tipo de asuntos.

La charla de Rodrigo, traducida por Manon, fue muy exitosa y convocó a un público variado y numeroso. Lo propio aconteció con mi conferencia sobre el tema “Agua y Territorio”.



El Consejo Mundial del Agua calculó, al evaluar los resultados del Foro, que alrededor de 15.000 personas habían participaron en los debates previos al evento; que  5.700 participantes asistieron al Foro; 114 ministros y funcionarios de 130 países estuvieron presentes en la Conferencia Ministerial; 500 periodistas informaron sobre el evento y más de 32.500 personas visitaron la Feria del Agua, en la que destacó en opinión de todas las personas encuestadas y entrevistadas la originalidad del espacio conocido como “La Casa del Ciudadano y el Agua”.


 Con ese número tan grande de participantes, muchos venidos de fuera, la capacidad hotelera de La Haya, Rotterdam y otras ciudades cercanas se copó por completo…, Raymond había reservado para los miembros del Secretariado Internacional del Agua y sus invitados, un pequeño hotel situado en Scheveningen, una zona que ahora es parte de La Haya, que hace años fue un pequeño puerto pesquero y balneario a orillas del Mar del Norte; ubicado a cinco kilómetros y menos de 15 minuto en auto del centro de la ciudad,


Cuando llegamos al hotel el nombre de aquel puerto me decía algo… ese nombre casi impronunciable me rondaba en la cabeza como si ya lo hubiera escuchado. Mi hija Manon me aclaró el asunto recordándome que  Jacques Brel lo mencionaba en su canción “Mon Père disait” escrita en 1967.

La Traducción de la letra de esa bella canción dice -más o menos- lo siguiente en sus primeras estrofas:

“Mi padre decía / es el viento del Norte / el que hace crujir los diques / en Scheveningen, pequeño / en Scheveningen / tan, tan fuerte / que no se sabe quien navega / si el  mar del Norte / o bien los diques…

El hotel era pequeño y los invitados numerosos, así que nos acomodamos como mejor se pudo…

Rodrigo, Manon y yo compartimos una habitación. En una amplia cama dormimos mi hija y yo y Rodrigo se instaló en una cama más pequeña que se desplegaba de un sofá, ubicado frente al ropero y junto a la ventana.


Recuerdo que Manon llegó de Irlanda con un problema de hongos en los pies, que Rodrigo curó gracias a una sencilla receta, baños de vinagre blanco todas las noches después de la ducha. Con esa receta (Rodrigo era médico) en dos o tres días el problema había desaparecido y la sonrisa volvió a la cara de Manon.

En las tardes, los tres salíamos a caminar por las calles de Scheveningen, allí nos llamó la atención el Steigenberger Kurhaus un gigantesco hotel y casino ubicado frente al mar. Desde sus terrazas se puede observar las playas que en esa época estaban desoladas pero que en verano se deben llenar de gente y bullicio. 


Hacia la izquierda se aprecian grandes estacionamientos y la entrada al puerto, en el que dormitaban decenas y decenas de veleros de todo tipo, en espera de vientos más apacibles y temperaturas más placenteras para hacerse a la mar.


En los rompeolas de los estacionamientos aledaños al mar y en las defensas del puerto, en esa época -pleno invierno- la canción de Brel se nos hizo evidente, los viento del Norte  hacían crujir no solo los diques y rompeolas sino también nuestros cuerpos helados….



Es que en esas noches, a pesar de nuestros impermeables, gorros y bufandas, el viento penetraba hasta adentro… nuestros afanes turísticos se topaban con la crudeza del frio de Scheveningen y debíamos, al poco tiempo de recorrer las calles del poblado, refugiarnos en un restaurante o retornar rápidamente al hotel si ya habíamos cenado.

Fueron días intensos y maravillosos. Al terminar el Foro Rodrigo tomó un avión para Italia, tenía una invitación para participar en otra reunión en ese país; Manon regresó a Cork desde Ámsterdam y yo emprendí el salto del océano para regresar a Quito. Antes pasamos una serie de vicisitudes como consecuencia de un desmayo de Raymond al finalizar una reunión del Consejo de Administración del SIA, pero eso será motivo de otro relato.    

En fin... recuerdos que salen a flote…

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Quienes deseen escuchar la canción de Jacques Brel pueden picar el siguiente enlace:








“Mon Père disait” / Jacques Brel (1967).

 







Mon Père disait
C'est le vent du Nord
Qui fait craquer les digues
A Scheveningen
A Scheveningen petit
Tellement fort
Qu'on ne sait plus qui navigue
La mer du Nord
Ou bien les digues
C'est le vent du Nord
Qui transperce les yeux
Des hommes du Nord
Jeunes ou vieux
Pour faire chanter
Des carillons de bleu
Venus du Nord
Au fond de leurs yeux

Mon Père disait
C'est le vent du Nord
Qui fait tourner la terre
Autour de Bruges
Autour de Bruges petit
C'est le vent du Nord
Qui a raboté la terre
Autour des tours
Des tours de Bruges
Et qui fait que nos filles
Ont le regard tranquille
Des vieilles villes
Des vieilles villes
Qui fait que nos belles
Ont le cheveu fragile
De nos dentelles
De nos dentelles

Mon Père disait
C'est le vent du Nord
Qui fait craquer la terre
Entre Zeebrugge
Entre Zeebrugge petit
C'est le vent du Nord
Qui a fait craquer la terre
Entre Zeebrugge
Et l'Angleterre
Et Londres n'est plus
Comme avant le déluge
Le point de Bruges
Narguant la mer
Londres n'est plus
Que le faubourg de Bruges
Perdu en mer
Perdu en mer

Mais mon Père disait
C'est le vent du Nord
Qui portera en terre
Mon corps sans âme
Et sans colère
C'est le vent du Nord
Qui portera en terre
Mon corps sans âme
Face à la mer
C'est le vent du Nord
Qui me fera capitaine
D'un brise-lames
Ou d'une baleine
C'est le vent du Nord
Qui me fera capitaine
D'un brise-larmes
Pour ceux que j'aime

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