viernes, 30 de marzo de 2012

Francia 21: De constructor en Marsella: la “Casa del ciudadano y el agua” en el “6to Foro Mundial del Agua”.

Como ya he relatado entre el 21 y el 23 de febrero de 2012, por invitación de mi amigo Raymond Jost fui como jurado del festival “Agua y cine” al 6to. Foro Mundial del agua de Marsella. La ceremonia de premiación se realizó el domingo 11 de marzo en el “Pharo”, un antiguo palacio amurallado transformado en centro de convenciones y exposiciones de la municipalidad.

Como comenté en un relato anterior entre el 23 de febrero y el 11 de marzo, pasaron muchas cosas. Esos días fueron los más alocados e intensos que haya podido vivir en este tipo de eventos internacionales que me son familiares desde hace más de tres décadas.

Raymond había organizado un concurso para jóvenes estudiantes Escuela Nacional Superior de Arquitectura de Marsella para que se encargaran del diseño y la construcción de la “Casa del ciudadano y el agua” en el “Parc Chanot”, sitio que recibiría las exhibiciones del “Foro del agua” entre el 12 y el 17 de marzo.

Un jurado eligió la propuesta ganadora entre diez proyectos; el vencedor planteaba construir la “Casa” con sacos de yute rellenos de arena. El problema radicaba en que para ello se necesitaba conseguir, rellenar, transportar y superponer uno sobre otro, mil ochocientos sacos.

Raymond me enseñó el proyecto, le sugerí que, en mi opinión, se debía pensar en un plan “b” para poder tener a tiempo la “Casa” para su inauguración el 12 de marzo; me comentó que otro de los proyectos había planteado una propuesta usando andamios metálicos, lo cual me pareció una buena alternativa; llamó a Nicolás Magnan, arquitecto que había participado como miembro del jurado y le consultó si conocía algún proveedor de andamios de alquiler y él nos puso en contacto con Nasser Difallah.

Con los datos técnicos que este caballero nos proporcionó logré esbozar unos esquemas de la “Casa” conformada con andamios, velas de barco y los sacos de arena como elementos escultóricos y límite de los espacios.

Raymond llamó al profesor que había coordinado el concurso y le comentó todos estos temas. Nos reunimos con él y le insinuamos que tal vez sería interesante reunir a los dos equipos de estudiantes, al de los sacos con el de los andamios, para tratar de sacar una solución mixta, pero esta opción le pareció por demás complicada. Luego de despedirnos, sin resultados, Raymond me comentó que la decisión de tener un plan “b” había sido una muy acertada decisión.

El lunes 27 visitamos las oficinas de “SADE” una empresa que accedió a llenar los sacos con arena y transportarlos al “Parc Chanot”; los estudiantes debían colaborar para coserlos y apilarlos sobre paletas para su traslado. 

Visitamos también “Henry Blanc”, la empresa importadora de café que prometió proporcionarnos al menos trecientos sacos de yute durante esa semana.

Estábamos en estas citas y reuniones cuando nos enteramos que Raymond debía salir al día siguiente hacia Montreal, pues se había confirmado una importante reunión el miércoles 29 a primera hora. Yo tendría que quedar a quedar a cargo del operativo junto con Elisabeth, su esposa, no había otra opción. Le tranquilizamos, asegurándole que confiábamos en hacer todo de la mejor manera para tener lista la “Casa” para la apertura del Foro.
Ahí comenzaron -como ya he dicho- los días más alocados e intensos que haya podido vivir en este tipo de eventos.

Después del almuerzo fuimos al estudio de Nicolás, le enseñamos el plano, comentó que le gustaba y que iba a poder hacerse realidad con mucha facilidad. Nos presentó a Clarisse Rocca y le pidió que dibujara mi boceto en autocad.

En la tarde nos reunimos con Nasser para enseñarle el plano que yo había esbozado y darle las explicaciones del caso para que pudiera presentarnos una proforma por el alquiler, montaje y desmontaje de los andamios. Al terminar la reunión declaró que “le caíamos bien” y que nos iba ayudar; nos sugirió que para confinar los espacios de la “Casa”, se podían prever las redes que él usaba en los andamios para evitar afectar a peatones y vehículos. Nos pareció una estupenda idea y le pedimos que incluyera también una cotización de ese tipo de malla en su proforma.

Nos contó que ya había participado con sus andamios en una importante feria de la moda junto a  una escenógrafa de teatro que había “vestido” a sus andamios con tela. Nicolás comentó que esa podías ser la solución para el auditorio de la “Casa”, conocía a una joven profesional que se ocupaba de ese tipo de actividades. Así pudimos contactar a Marie Keller e hicimos una cita con ella al día siguiente.

Al final de la tarde, Clarisse nos entregó el plano de la “Casa” dibujada en autocad, entre ella, Marie y Nassser nos salvaron la vida. Gracias al profesionalismo y amabilidad de estas tres personas y al apoyo de Nicolas, pudimos sacar adelante la construcción de la “casa” en tiempo verdaderamente récord.

El martes 28 con Elisabeth, fuimos temprano a Marignane para dejar a Raymond en el aeropuerto (situado a 25 kilómetros de Marsella) y de inmediato enfilamos hacia la ciudad, teníamos numerosas cosas que hacer. Nos trasladamos a la ofician de Nicolás y allí nos reunimos con Marie y Nasser para acordar una serie de asuntos. Ella podía conseguirnos, a buen precio, una alfombra para cubrir el piso, también podía averiguar precios del alquiler de cortinas de escenario para el auditorio y buscar cotizaciones de los proveedores de instalaciones eléctricas, sonido, alquiler de equipos (proyectores, televisores, reproductores de video, micrófonos, aparatos de amplificación, etc.). Ella podía encargarse de colocar la alfombra y las cortinas y de supervisar el trabajo de los responsables de las instalaciones técnicas. Nasser coordinaría con ella el montaje de los andamios (tarea que, necesariamente, debería ser hecha luego de la colocación de la alfombra) y la colocación de la malla (que, a su vez, debería ser posterior a la finalización del cableado de las instalaciones eléctricas y de sonido).

Con Marie y Nasser hicimos una revisión detallada sobre el plano, espacio por espacio, de los requerimientos eléctricos y de sonido; así como de las áreas necesarias de alfombra, cortinas y malla para poder cotizar todo al menor precio; con Nasser revisamos el plano para acordar el numero exacto de módulos de diversas dimensiones que se requerían para conformar la “Casa”, tomando en cuenta que casi todo iba a tener 2,50 metros de altura y el auditorio un metro más. Convenimos además en que sus obreros podrían darnos una mano para ubicar los sacos de arena en su sitio según el diseño. Nosotros, en cambio, debíamos buscar la manera de que llegasen al “Parc Chanot”.

Nos comentaron que de acuerdo a su experiencia, debíamos conseguir de los organizadores del Foro, un conjunto de formularios por los cuales certificásemos la solidez y estabilidad de las estructuras, así como la incombustibilidad de todos los elementos y asumiésemos la responsabilidad sobre el pago de los servicios, el desalojo de desechos y el desmontaje y disposición de todo luego de la finalización del Foro. Con Elisabeth nos comprometimos a recabar y conseguir esos formularios pues ella había visitado con Raymond a la persona que había autorizado la presencia de la “Casa” en el “Parc Chanot”. Marie por su lado iba a pasar por el “Parc Chanot” con una copia del plano verificar las medidas y averiguar sobre algún otro requisito.

Quedamos en volvernos a reunir al día siguiente al final de la tarde para intercambiar información, revisar los precios de las proformas y tomar decisiones. Con Marie llegamos a un acuerdo respecto al monto de sus honorarios, por el trabajo previo, la coordinación y por el montaje que debería hacerse entre el jueves 8 y el domingo 11 de marzo.

Al final de la tarde, nos comunicamos con el profesor de arquitectura, pues él no nos había llamado como ofreció, quedamos en vernos al día siguiente temprano, en la cafetería “La Samaritaine” para discutir el tema de la construcción de la “Casa” y el involucramiento de los estudiantes en ese reto.

Nos topamos allí el miércoles 29 a las 9 de la mañana. Asistieron los profesores Jean-Marc y Carole y los estudiantes Caroline y Vincent. Al principio de forma muy diplomática traté de que entendieran nuestra situación. La reunión fue bastante tensa; los cuatro trataron de seguir defendiendo el proyecto de los sacos, al final tuve que asumir la desagradable posición del “malo de la película” y les manifesté que no había discusión posible, la “Casa” iba a hacerse con andamios y les enseñé el plano que nos había dibujado Clarisse. Les mencioné que habíamos decidido que la presencia de los sacos sería en tres elementos escultóricos de un metro cincuenta de alto usando máximo los trecientos sacos que nos habían ofrecido en la empacadora de café.

De inmediato, luego de un momento de silencio en el cual el aire, frío y denso casi podía atraparse con las manos, Carole, la profesora, hizo mención al tema de los permisos y certificados en lo cual, otro de los estudiantes llamado Joël, había avanzado en las semanas previas. Nos dijo que no podrían proporcionarnos esa información porque había requerido de tiempo y trabajo que habían sido invertidos para la “Casa” de sacos de arena y que no creía que fuese justo entregárnosla para una propuesta diferente.

De paso, nos informó que tendríamos menos de 48 horas para hacer todo de nuevo. Joël, sin embargo, podría enviarnos una copia de los formularios para que buscásemos la manera de llenarlos. Mencionó que le pediría además que informara a los organizadores del Foro que ellos ya no se iban a ocupar de esos trámites y que todo quedaba ahora en manos del SIA

No me dejé chantajear y le dije que no había problema. Nosotros nos ocuparíamos de esos papeles.

Les expliqué el arreglo al que habíamos llegado con SADE para que nos proporcionara la arena, nosotros debíamos recuperar los sacos en la empacadora “Henry Blanc” y que la empresa que iba a colocar los andamios se ocuparía también de la colocación de los sacos en la “Casa”.

Convenimos en la participación de un grupo de 8 a 10  estudiantes para el llenado y cocido de los sacos en SADE y de 2 o 3 para supervisar el montaje de los muros y quedamos en que, de acuerdo a lo ofrecido por Raymond, se vería la forma de compensar ese trabajo a través de una beca simbólica del SIE. Plantearon que debido a sus horarios y compromisos académicos ellos podían participar en el llenado de los sacos el miércoles 7 y el jueves 8, de esa manera su traslado podría hacerse el vienes 9 y la colocación el sábado 10. Aceptamos esta sugerencia y quedamos en que nosotros nos encargaríamos de coordinar con SADE y con “Henry Blanc”.

Al despedirnos, Carole, la profesora, mencionó como si lo hubiera olvidado, que según las exigencias de los responsables de la seguridad del Foro, los sacos debían ser tratado con un producto para hacerlos incombustibles… Nos recomendó hacerlo con antelación para que tuviesen al menos, 72 horas para secarse antes de ser llenados. Luego dio media vuelta y se retiró despacio. No pude ver la sonrisilla que seguramente esbozaba en su rostro, pero expresé en el mío una sonrisa de piedad y ternura a la vez.

Propuse a Caroline, la estudiante, que fuésemos ese mismo rato a las dos empresas para coordinar las fechas acordadas y poder dejar todo previsto para la siguiente semana.

Al llegar, nos topamos con que las dos, estaban cerradas pues era la hora del almuerzo y debido a la congestión del tránsito nos fue imposible llegar antes de la hora de cierre. Acompañamos a esta amable joven a su casa -que felizmente no era lejos- y luego de almorzar en un agradable restaurante vietnamita, Elisabeth y yo nos presentamos en la sede de SADE.

Coordinamos todo el operativo con el responsable de los talleres y materiales, un amable  caballero llamado Michel; logré convencerle de que enviara un camión a la empacadora de café para retirar los sacos (felizmente no era distante) y convenimos que esa tarea debía hacerse a más tardar el martes, pues el llenado de los sacos debía realizarse el miércoles. Quedó claro igualmente que el traslado de los sacos hasta el “Parc Chanor” se haría el viernes en la mañana pero, que ellos no tendrían ninguna responsabilidad en su posterior desalojo.

Fuimos luego a la sede de “Henry Blanc” para confirmarles que debían guardarnos 300 sacos y que éstos serían retirados por personal de SADE el martes 8.

Luego fuimos a la oficina de Nicolas, nuestro centro de operaciones, allí recibimos por correo electrónico, los formularios enviados por Joël, el estudiante,  y otro enviado por equivocación por Carole, la profesora, quien por esos imponderables de la informática envió un correo a “Jost” en lugar de dirigirlo a Joël… En ese correo recomendaba a su alumno, no darnos ningún tipo de información ni de apoyo y más bien, mandarnos “gentilmente” de paseo…le insinuaba que si le pedíamos colaborar en la cuestión de los permisos y certificados, no lo hiciera y… si decidía hacerlo, en caso de que necesitase el dinero, no dejara de cobrarnos bien caro…

Miserias humanas, cosas de la vida… 

En la oficina de Nicolas nos reunimos con Marie y Nasser para tomar las últimas decisiones. La primera sorpresa fue que el plano no había sido aprobado. Parece que según las normas no podía excederse los 2,50 m de altura en las áreas perimetrales de un stand. Si el diseño era más alto en alguna parte, se debían contemplar retiros respecto a los corredores de circulación. No tuve más remedio que girar el auditorio para que las cabinas de traducción y proyección y la bodega que podían ser más bajas, se ubicaran hacia la fachada, dejando hacia el interior los andamios de 3,50 m que forrados de cortinas iban a conformar la sala y el estrado. Hice de inmediato los esbozos de la nueva versión y pedí a Clarisse que nos la dibujara en autocad.

Nasser había traído un diseño de ubicación de los módulos de andamios pero en función del plano precedente. Dijo que no tendría inconveniente en adaptar su propuesta al nuevo plano. Nos explicó sin embargo que había tenido que usar andamios de 0,75 m de ancho en vez de los de 0,50 m que yo había previsto porque presentó su diseño al comité de seguridad del “Parc Chanot” y no le aprobaron por la posible inestabilidad que podrían tener los andamios más angostos.

Me preocupó esta información pues los espacios útiles en tal caso, serían más pequeños que los previstos. Marie me tranquilizó pues ella por su lado, al verificar las medidas del área que nos habían asignado para poder colocar la alfombra, descubrió que en realidad disponíamos de un área mucho mayor que la prevista.

Aprobamos el tipo, el color y el precio de la alfombra pero en cambio nos pareció muy caro el precio del alquiler de las cortinas de teatro. A Marie le preocupaba además, que las cortinas tenían “una cara presentable”, la que ve el público y “otra no tanto”, aquella que ven los actores. Así que decidimos más bien comprar tela de un solo color que pudiera verse bien de los dos lados, desde el interior del auditorio y desde las fachadas exteriores de la “Casa”. Ella propuso además negociar con la costurera para que su pago pudiera hacerse en “tela” y no en “especies”.

Otra cosa bastante complicada fue decidir sobre las cotizaciones de las instalaciones y los equipos. Alquilar los proyectores, las pantallas, las televisiones y el cableado de electricidad y sonido, costaba una fortuna. Decidimos eliminar los proyectores y los equipos de amplificación,  resultaba más lógico comprar varias televisiones y un sistema de multi-audífonos para el rincón del “Cine” y el del “Velero” y usar los audífonos de la traducción simultánea para que el público escuchara los videos y las presentaciones en powerpoint de los conferencistas. Marie se encargaría de cotizar esas adquisiciones y nos comunicaría el precio para poder darle luz verde.

Les entregamos -tanto a ella como a Nasser- copias de los formularios que se debían presentar para responsabilizarse sobre la estabilidad, seguridad y anti-combustibilidad de andamios, redes y telas. Los dos se comprometieron a llenar esa información y presentarla con toda la documentación exigida. Por nuestro lado firmamos un formulario por el cual les delegábamos las tareas de montaje de la “Casa” y nos comprometimos a adquirir un producto en spray para poder rociar a los sacos de arena y con ello pasar los controles de seguridad en cuanto al riesgo de incendio.

El jueves 01 de marzo nos reunimos con Sophie, una colega que Raymond había contratado para dar una mano en los aspectos logísticos en Marsella, para pedirle que se ocupe de averiguar la adquisición de este producto y analizar con ella  en el plano, espacio por espacio, los requerimientos de muebles, elementos de decoración, plantas, etc., para cada uno de los ámbitos de la “Casa”. Convenimos con ella que algunas cosas podían comprarse y otras podían alquilarse. Iba a dedicarse a esta actividad toda la mañana y nos reuniríamos al final de la tarde para analizar las decisiones más convenientes.

En la tarde nos volvimos a reunir y decidimos alquilar en el “mercado de pulgas” las sillas para el auditorio, la mesa para el salón de las autoridades y una vieja cámara de cine para decorar el espacio de los “EIAC”. Sophie había conseguido comprar por Internet seis sillas tipo “director de cine” para el ese mismo espacio y 6 latas de spray con el producto anti-combustión. Nos tenia demás una lista y las referencias del catalogo de IKEA de todos los demás muebles que necesitábamos. Convenimos en que el sábado iríamos a ese almacén para verificar, las diversas opciones y sus precios par tomar las decisiones respectivas.  

El viernes 02 fuimos al aeropuerto a buscar a Raymond que venía de Montreal, vía París. Pasamos todo el día en esos ajetreos, pues una serie de retrasos en los vuelos hicieron que perdiera una tras otra las conexiones y recién llegó a Marignane como a las cinco de la tarde.

Raymond había traído desde el Canadá, seis cajas enormes con impresos, afiches, plegables y otra serie de objetos para los diversos proyectos: la “Casa”, el “Velero”, el “Parlamento” y el “Cine”. Como todo no cabía en el auto, tuvimos que alquilar una furgoneta, así que regresamos a la casa con los dos carros cargados hasta la bandera.

Al llegar a nuestra morada nos conectamos a Internet y descubrimos que nuestros ángeles de la guarda: Marie, Nicolas y Clarisse habían enfrentado y resuelto un complicado problema de última hora.

Marie había presentado los papeles en la administración del “Parc Chanot” y el plano nuevamente no había sido aprobado; esta vez, porque el diseño “tenía más del 50% del perímetro cerrado”. Así lo establecían las normas que manejaban los estudiantes, pero que nosotros desconocíamos…

Nicolas, al enterarse y sin poder localizarnos, tomo la decisión in-extremis de suprimir andamios en el plano, para poder cumplir la normativa y pidió a Clarisse que dibujara la nueva propuesta.

Según los requerimiento del "Parc Chanot", a más del plano (planta, cortes y elevaciones) se debían presentar un par de dibujos en 3-D de la propuesta. Nicolas pidió a Clarisse que hiciera dos perspectivas para poder presentar esa misma tarde, aquellos requisitos adicionales que tampoco conocíamos. Extremadamente amable, Clarisse se dedicó todo el día a estas tareas y, al final de la tarde, pudo entregar a Marie el plano y las perspectivas para que ella pudiera incluirlos en la carpeta con los demás papeles.

Marie logró presentar toda la documentación en la fecha límite y faltando minutos para la hora de cierre de esos trámites. Obtuvo así, el permiso de construcción y nos comunicó por correo electrónico ese particular. Al leer su nota, Raymond, Elisabeth y yo suspiramos tranquilos. ¡Lo habíamos logrado!

Ahora nos tocaba emprender todo tipo de esfuerzos para construir, amoblar y equipar la “Casa” en menos de diez días, pero eso será motivo de otro relato.

jueves, 29 de marzo de 2012

Francia 20: De arquitecto en Marsella: diseño de la “Casa del ciudadano y el agua” en el “6to Foro Mundial del Agua”.

Como ya he relatado en enero de 2012 recibí una llamada de mi amigo Raymond Jost para invitarme a participar como miembro del jurado en el tercer festival “Agua y cine” organizado con ocasión del 6to. Foro Mundial del agua de Marsella. Logró convencerme, acepté su invitación y terminé involucrándome en ese reto.

Salí de Quito el domingo 19 de febrero en la tarde y llegué al hotel casi a la media noche del día siguiente totalmente agotado.

En la mañana del martes 21 iniciamos las deliberaciones del jurado y hasta el medio día del jueves 23 logramos atribuir los premios en las cinco categorías previstas en el concurso luego de haber visto y seleccionado los filmes ganadores de entre 150 que entraron en la competencia.

La ceremonia de premiación se realizó el domingo 11 de marzo en el “Pharo”, un antiguo palacio amurallado transformado en centro de convenciones y exposiciones de la municipalidad.

Entre el jueves 23 de febrero y el 11 de marzo, un día antes de la apertura oficial del Foro, pasaron muchas cosas.

Creo que han sido los días más alocados e intensos que haya podido vivir en este tipo de eventos internacionales que me son familiares desde hace más de tres décadas.

Mi pasaje y los gastos de hotel, al igual que los de los demás miembros del jurado, fueron cubiertos por el presupuesto de los “Encuentro Internacionales Agua y Cine”; sin embargo a partir del viernes 24 de febrero yo me iba a quedar sin alojamiento.

Con Raymond habíamos convenido que desde esa noche me mudaría a un pequeño departamento que él había arrendado desde hace un mes atrás, para poder coordinar la gran cantidad de actividades que iba a desarrollar el Secretariado Internacional del Agua durante el Foro Mundial. Es más, como se trataba de un departamento de dos dormitorios, él y Elisabeth, su esposa, ocupaban el primero y en el otro me iba a instalar yo con mi mujer Marie Thérèse, a quien Raymond también había invitado, aprovechando que estaría en Francia en esos días.

Dejé pues el hotel al medio día del viernes 24, Raymond me recogió con el auto que había arrendado y nos trasladamos a nuestro alojamiento compartido. 

Fue grande mi sorpresa al descubrir que el departamento no estaba en Marsella, sino en un pequeño, pequeñísimo, diminuto puerto, a más de cuarenta y cinco minutos de la ciudad. El lugar se llamaba la Madrague de Gignac, próximo a un pueblito llamado Ensuès-la-Redonne.

Todos los días salíamos temprano para que nos agarre la congestión del monumental tránsito de Marsella y regresábamos en la noche después de jornadas llenas y agotadoras, pues Raymond debía resolver innumerables temas, grandes y pequeños, de todos los proyectos en los que se había metido con su enorme creatividad y visión.

A fines del 2011 el Secretariado Internacional del Agua editó un folleto con ocasión del 6to. Foro Mundial del Agua en el que se invitaba a discutir y compartir soluciones sobre 6 ejes en 6 espacios diferentes.


En el folleto se puntualizaba que los seis ejes eran: 

1) Una gobernanza a inventar: abierta, participativa, transparente y multi-actoral; 2) Los representante electos: garantes del derecho al agua y al saneamiento, gestores de los recursos hídricos y del acceso equitativo al financiamiento; 3) El agua factor de civilización, de simbolismo, de rituales, de espiritualidad, de expresiones artísticas y de solidaridad; 4) La juventud: un eslabón en la cadena de soluciones; 5) Las prácticas de una gestión integral, territorial y transfronteriza del agua: beneficios a compartir; y, 6) Las catástrofes de origen natural: movilización y búsqueda de soluciones a todo nivel.

Los seis espacios previstos para debatir sobre esos ejes eran los siguientes: 1) El “Parlamento mundial de la juventud y el agua”, en Aix-en-Provence; 2) El kiosco “Más allá del agua”, en Marsella; 3) La “Casa del ciudadano y el agua”, en el Parc Chanot; 4) El “muelle y el velero de la solidaridad”, en La-Ciotat; 5) La “Casa regional del agua”, en Barjols y 6) Los lugares de proyección de los filmes ganadores del Festival internacional “Agua y cine”, en todas aquellas ciudades. 


La mayoría de estas seis iniciativas/espacios estaban funcionando con la precisión de un reloj suizo.

No tuve mayor vínculo con las actividades previstas en el kiosco o en la “Casa regional del agua”; pero pude verificar que todo estaba listo para el inicio del “Parlamento de la juventud” en el magnifico palacio de Tholonet que iba a recibir a 80 jóvenes de 71 países y 5 continentes.

El velero de la “Solidaridad y el agua”, había zarpado de La Rochelle y luego de varias escalas en Tanger, Orán, Bizerte, Palermo, Ajaccio, iba llegar a La-Ciotat, antes de echar anclas en Marsella y en Barcelona, generando diálogos y debates y recogiendo soluciones en todos esos puertos de seis diferentes países.

Lo único que parecía estar medio atrancado era lo relativo a la “Casa del ciudadano y el agua”.

Desde el primer Foro mundial del agua de La Haya en el año 2000, luego en Johannesburgo en 2002, Kioto en 2003, México en 2004 y Estambul en 2009,  el Secretariado Internacional del Agua había presentado sus proyectos, sus ingeniosas iniciativas y sus singulares resultados en un acogedor espacio de convergencia al que se llamó “Casa del ciudadano y el agua”.

Desde el Foro de La Haya, Raymond había recurrido a la estrategia de organizar un concurso para jóvenes estudiantes de arquitectura para que se encargaran del diseño y la construcción de la “Casa”, los resultados en todas las ciudades mencionadas fueron formidables y la “Casa” fue un espacio realmente “democrático”, todas las personas eran bienvenidas y sus espacios albergaron extraordinarios foros y debates sobre la temática del agua, el ambiente, el desarrollo y las demandas y derechos ciudadanos.

En Marsella el procedimiento fue el mismo, en la Escuela Nacional Superior de Arquitectura se lanzó un concurso para que el equipo ganador pudiera llevar a la realidad su propuesta en el “Parc Chanot”, sitio que recibiría las exhibiciones y los seminarios, conferencias y mesas redondas del “Foro del agua” entre el 12 y el 17 de marzo.

Un jurado integrado por representantes del Foro Mundial, profesores de la Escuela y arquitectos en libre ejercicio de la profesión, revisaron los trabajos de diez grupos de estudiantes y eligieron a la propuesta ganadora; un proyecto elaborado con sacos de yute rellenos de arena; interesante reminiscencia de la imagen de un puerto, de los diques que se construyen para defenderse de las inundaciones, del almacenamiento de la producción agrícola y aun, de las barricadas que sirven de defensa y de protección en eventos de conflicto y de desastres…

El problema estaba en que para construir esa “Casa” se necesitaba conseguir, rellenar, transportar y superponer uno sobre otro, mil ochocientos sacos de yute. Las bases del concurso mencionaban que el equipo ganador debía ocuparse de la construcción; el SIA proporcionaría los recursos necesarios, siempre y cuando todo fuese hecho con criterio de ahorro y mesura en el gasto pero también con criterios que faciliten la ejecución y la agilidad para el montaje y el posterior desmontaje.

Los estudiantes se movilizaron y consiguieron alrededor de trecientos sacos de yute en una empresa que importaba café en grano de diversos países para tostarlo, molerlo y envasarlo para su comercialización en Europa. Llenaron a pala unos cien sacos e hicieron un prototipo del muro diseñado. Fuimos a verlo. El resultado fue interesante, el muro era sólido y estable; sin embargo no dejaba de ser un lío el transporte y la construcción porque cada saco llegaba a pesar entre 70 y 80 kilos  y la idea era conformar un muro de 1,60 m de alto.

En una reunión de evaluación Raymond les sugirió rediseñar la propuesta para tratar de usar un menor número de sacos; pero aun así, la estimación era que se requerían alrededor de mil doscientos sacos.

Raymond me enseñó el dibujo de esa nueva propuesta y me relató brevemente la preocupación que tenía en el sentido de que iba a ser imposible conseguir los sacos y que los estudiantes pudieran rellenarlos para armar su propuesta. Le comenté que para mí, las condicionantes logísticas y los imponderables externos y de ejecución tenían muchos elementos en juego como para que ese proyecto se pueda hacer realidad... le sugerí que, en mi opinión, se debía pensar en un plan “b” para poder tener a tiempo la “Casa” para su inauguración el 12 de marzo. Teníamos menos de veinte días y  todo estaba “verde” (como se dice en el Ecuador, usando una metáfora agraria), respecto a algo que requiere todavía cuidados y tiempo de maduración antes de la cosecha.

Raymond me comentó que otro de los proyectos había planteado una propuesta usando andamios metálicos para conformar la casa, pero el jurado no lo había considerado entre los ganadores. Me pareció que esa era una buena solución, pues nos podía facilitar la conformación de la “Casa” en un tiempo mínimo, a un costo moderado y sin necesidad de recurrir a diseños de detalle que demandasen la intervención de carpinteros o de otros obreros especializados.

Raymond llamó a Nicolás Magnan, arquitecto que había participado como miembro externo del jurado; recordaba que en una de sus intervenciones había manifestado sus dudas respecto a la viabilidad del proyecto con sacos de arena, anotando además que en esa propuesta iba a resultar difícil ubicar elementos gráficos tales como afiches o fotografías, como se preveía en las bases del concurso; parece que él defendió en ese sentido el proyecto planteado con andamios.

Raymond le habló de mí, le explicó que también era arquitecto y le comentó que habíamos llegado a la conclusión de que sus observaciones habían sido pertinentes…que nos parecía muy difícil llegar a concretar la propuesta con sacos de arena y que creíamos que teníamos que buscar una propuesta alternativa, para la que íbamos a tratar de hacer un diseño usando  andamios metálicos. Le consultó si conocía algún proveedor de andamios de alquiler y nos pasó el teléfono y dirección de Nasser Difallah propietario de una firma que se ocupa de ese tipo de servicios.

Llamamos a esta persona y nos dio ciertas referencias tales como las dimensiones de los módulos de andamios, sus características técnicas, precios aproximados para el alquiler por una semana y nos confirmó que ellos se encargaban del montaje y desmontaje. Nos dio una dirección muy próxima  a la oficina de Nicolás donde podíamos ver sus andamios en una obra de restauración de la fachada de un antiguo edificio del centro de Marsella.

El sábado en la mañana fuimos para allá y tomé nota de las dimensiones de los módulos: largo, ancho y altura, así como las formas de ensamblaje de las piezas que los conforman.

Luego fuimos al “Parc Chanot” para conocer el enorme galpón cubierto donde se iba a ubicar la “Casa” y conseguimos un plano de implantación con los accesos, las áreas de circulación para el público y todos los stands vecinos. Descubrimos que el espacio destinado para el SIA de 350 m2 (15 x 23,3 m) estaba junto a un acceso y limitaba con los stands de Japón, México, y Corea; asunto con mucho simbolismo pues los Foros anteriores tuvieron lugar en los dos primeros países y el siguiente iba a desarrollarse en Corea.   

Con toda esa información dije, para tranquilizar a Raymond: - podré hacer un diseño esta misma noche.

Nos juntamos los dos en nuestro departamento después de cenar y me puso al tanto de los requerimientos de espacios, mobiliario, elementos gráficos de información  y comunicación así como de las diversas actividades que se iban a desarrollar en la “Casa”: seminarios, charlas, mesas redondas, debates, reuniones, proyección de películas, exhibición de afiches, etc.

El programa incluía los siguientes espacios principales: a) un ámbito para proyección de filmes y dialogo sobre el festival “Agua y cine; b) un lugar de encuentro y de reuniones para “representantes electos” (autoridades locales, parlamentarios, administradores…); c) un lugar para una obra de arte referida al agua; d) un ágora o  auditorio para 60 o 70  personas para las conferencias y debates, que incluya cabina de traducción simultánea, cabina de proyección y control del sonido y una pequeña bodega para almacenar materiales de difusión e información, materiales de limpieza y mantenimiento, embalajes, etc.; e) un ámbito para exhibición y difusión pero también sitio de reuniones y encuentro sobre las actividades del “Velero de la solidaridad”; f) un espacio semejante pero mucho más pequeño para el tema: Gestión integrada de cuencas hídricas “El profesor Hipopótamo”; g) un espacio similar para el proyecto “Sinfonía de los Grandes Lagos y el río San Lorenzo”; y f) área de exhibición de afiches y cuadros de otros proyectos del SIA y sus aliados. 

Hice un par de bosquejos, los discutí con Raymond y al final de la jornada antes de ir a dormir, ya había logrado esbozar una idea de la “Casa del ciudadano y el agua” conformada con andamios, velas de barco y los sacos de arena más bien como elementos escultóricos y límites de ciertos espacios. En esta propuesta se incluía aperturas hacia los stands vecinos para generar una suerte de diálogo con los países que ya había acogido las “Casas” en los Foros anteriores y con el país que lo haría luego de dos años.

Planeamos una estrategia para plantear este asunto a los profesores y a los estudiantes. Vimos que no convenía llegar con el proyecto dibujado sino intentar primero un diálogo para hacerles ver los problemas que -avizorábamos- podía tener la construcción de la casa con sacos de arena y la posible solución para hacerlo con una formula mixta que guarde el simbolismo de los sacos pero que se realice con los famosos andamios metálicos.

Raymond llamó al profesor que había coordinado el concurso y le comentó todos estos temas. No le hicieron ninguna gracia las argumentaciones de Raymond y menos aun cuando le habló de mí… Seguía defendiendo el proyecto con los sacos y argumentó una serie de cosas sobre la autoría del proyecto, la idea central del mismo que se vería trastocada con los andamios… parecía no entender el asunto de que una cosa era el concurso y otra muy diferente, la necesidad de que la casa pueda construirse y comience a operar con todos sus espacios y actividades, para la inauguración del Foro.

Quedamos en desayunar juntos al día siguiente para hablar sobre este peliagudo asunto. Al colgar, Raymond me comentó que era evidente que la decisión de tener un plan “b” había sido una muy acertada decisión. No se avizoraba un fácil desenlace a la cada vez más complicada construcción del proyecto ganador del concurso.

Desayunamos con el profesor en el Viejo Puerto, en la tradicional cafetería y restaurante “La Samaritaine” que luego, se convertiría en sitio obligado de numerosas reuniones que debimos mantener con diversas personas para resolver el enredo de la “Casa”.  Raymond me presentó a Jean-Marc, ese es su nombre y, luego de dos o tres minutos de charla sobre  generalidades, fuimos directo al grano. Con mucho tino le expliqué que en el SIA éramos muy respetuosos de los derechos de autor y de las propuestas de terceros (y yo, como arquitecto, como el que más) pero, que en esta ocasión nos veíamos entre la espada y la pared en nuestra vocación de respeto al trabajo ajeno y al cumplimiento de nuestros compromisos y que nos veíamos en la obligación de discutir con él la necesidad de encontrar la más adecuada solución al problema de la construcción de la “Casa” en los plazos y con el presupuesto previstos. Le insinuamos que tal vez sería interesante reunir a los dos equipos de estudiantes, al de los sacos con el de los andamios, para tratar de sacar una solución mixta, pero ese asunto le pareció por demás complicado. Quedamos en que se reuniría el lunes con su colega profesora y con los estudiantes, para discutir el problema y llegar a un planteamiento para comunicárnoslo. Le insistimos en el problema de los plazos y le pedimos nos llamase apenas tuviera alguna decisión.

Luego de despedirnos, Raymond me volvió a reiterar que la decisión de tener un plan “b” había sido una muy acertada decisión.

El lunes 27 llamamos a Nasser para ver si podíamos reunirnos para enseñarle el plano que yo había esbozado, comentarle los detalles del mismo y acordar la presentación de una proforma por el alquiler, montaje y desmontaje de los andamios, Nasser nos preguntó en dónde podíamos toparnos y Raymond, luego de consultar con Nicolás, le dio cita, en la oficina “Magnan Architecture” que estaba en la ciudad vieja y le quedaba cerca a Nasser quien iba a estar en los alrededores en la tarde.

En la mañana aprovechamos para visitar las oficinas de una empresa llamada “SADE” subsidiaria de una de las firmas que auspiciaba las actividades del SIA en Marsella, nos atendió el gerente y luego de explicarle el tema de los sacos de arena, accedió a colaborar en varias cosas concretas: proporcionarnos la arena, un cargador con pala frontal y una tolva para llenar los sacos y transportarlos luego, al “Parc Chanot”. Los estudiantes debían colaborar para llenar los sacos, coserles y apilarlos sobre paletas de madera para su traslado.

Fuimos luego a la empresa importadora de café, donde descubrimos que habían regalado los sacos que supuestamente estaban reservados para nosotros; los estudiantes desgraciadamente no habían dado señales de vida; sólo quedaban alrededor de cien sacos. Nos reunimos con la asistente del gerente y le hicimos prometer que nos guardaría al menos trecientos sacos durante esa semana.

Estábamos en esos líos cuando nos enteramos, por una llamada urgente, que Raymond debía salir al día siguiente hacia Montreal, pues se había confirmado una importante reunión el miércoles 29 a primera hora.

Yo tendría que quedar a quedar a cargo del operativo junto con Elisabeth, no había otra opción. Le tranquilizamos, asegurándole que confiábamos en hacer todo de la mejor manera para no perder tiempo y poder tener la “Casa” lista para la fecha de apertura del Foro.

Ahí comenzaron -como ya he dicho- los días más alocados e intensos que haya podido vivir en este tipo de eventos internacionales.

Después de almuerzo fuimos al estudio de Nicolás, le enseñamos el plano, comentó que le gustaba y que iba a poder hacerse realidad con mucha facilidad. Nos presentó a una de sus colaboradoras, una joven arquitecta llamada Clarisse Rocca y le pidió que dibujara mi boceto en  autocad y antes de la reunión con Nasser, muy amablemente, nos ofreció su oficina como centro de operación y coordinación de nuestras tareas referidas a la “Casa”.

Nos reunimos con Nasser, al terminar la reunión declaró que “le caíamos bien” y que nos iba ayudar; al día siguiente a primera hora nos enviaría la proforma.

Entre tanto habíamos recibido información sobre el precio y la posibilidad de conseguir viejas velas de barco para usarlas como límites de los espacios del “Casa”. Era caro y complicado, tuvimos que descartar la idea. El propio Nasser nos sugirió usar más bien las redes que ellos solían poner en los andamios para evitar que la mezcla, la pintura u otros materiales, afecten a los peatones y a los autos. Nos pareció una estupenda idea y le pedimos que incluyera también una cotización de ese tipo de malla en su proforma.

Nos contó  que ya había participado con sus andamios en una importante feria de la moda y que el stand de la firma que le contrató fue todo un éxito. Había trabajado con una persona especialista en escenografías para obras de teatro que había “vestido” a sus andamios con telas rústicas de colores neutros en los que destacaban los vestidos y modelos que se exhibían.

Nicolás comentó que esa podías ser la solución para confinar el auditorio de la “Casa”, podíamos alquilar cortinas de teatro y “vestir” con ellas a nuestra ágora.

Desgraciadamente Nasser no había guardado contacto con la escenógrafa; sin embargo Nicolas conocía una joven profesional que se ocupaba de ese tipo de actividades. Nos dio sus coordenadas y pudimos contactar telefónicamente a Marie Keller.

Le explicamos el asunto, le interesó la idea y quedamos en vernos al día siguiente en la oficina de Nicolás.  

Al final de la tarde, Clarisse nos entregó el plano de la “Casa”, perfectamente dibujada en autocad, entre ella, Marie y Nasser nos salvaron la vida.

Gracias al profesionalismo y amabilidad de estas tres personas y al apoyo de Nicolas, pudimos sacar adelante la construcción de la “casa” en tiempo verdaderamente récord, pero eso será motivo de otro relato.

domingo, 25 de marzo de 2012

Francia 19: Festival “Agua y Cine” de Marsella.


En los primeros días de enero de 2012 recibí una llamada de mi amigo Raymond Jost para invitarme a participar como miembro del jurado en el tercer festival “Agua y cine”. Al principio dudé si debía aceptar o no esta invitación pues el cine no es necesariamente una de mis especialidades. Sin embargo, luego de conversar unos minutos con Raymond, me hizo recapacitar sobre el hecho de que mi experiencia en los temas del agua y del desarrollo y la experiencia de haber organizado y presidido el jurado del concurso “Agua y cine” de Quito en 2009, me daban suficientes elementos para poder enfrentar aquel reto.

Raymond me comentó por otro lado que, para el Secretariado Internacional del Agua, era muy importante que uno de sus impulsores estuviera presente en el jurado pues conocía los fines y objetivos que esta organización persigue en todas las actividades que impulsa desde hace más de dos décadas.

Argumentó igualmente sobre la confianza que él tenía sobre los criterios y sensibilidad con los que yo podría apreciar no solo las películas en si mismo, sino también sobre los aspectos culturales, ambientales, sociales y políticos subyacentes en ellas. Terminó convenciéndome. Acepté su invitación y terminé involucrándome en el festival “Agua y cine” de Marsella, como miembro del jurado.

El 29 de enero recibí una carta de Maggy White, secretaria general adjunta del SIA, y coordinadora de los “Encuentros Internacionales Agua y Cine” - EIAC. Era una carta dirigida a los miembros del jurado. Nos anunciaba que nos había enviado en un disco duro externo, el conjunto de filmes escogidos por un jurado de preselección para participar en la competencia, Podríamos así verlos con la debida antelación antes de nuestro viaje a Marsella.

Nos anunciaba igualmente el envío de un “dossier” completo que incluía: a) Una presentación general de los EIAC; b) La presentación de los objetivos de la 3a edición de los EIAC; c) La composición del jurado; d) Las categorías y los premios; e) Un cuadro que sintetizaba las informaciones sobre los filmes de esta 3a edición; f) Los resultados del comité de pre-selección, y g) Una ayuda memora de las fechas importantes.

En un correo posterior me envió una serie de aspectos logísticos importantes: medios de transporte, nombre y dirección del hotel y del lugar previsto para las reuniones, etc. Me pedía buscar un pasaje barato, comprarlo y llegar a Marsella antes del 21 de febrero. Una vez en esa ciudad su costo me sería reembolsado.

Conseguí  un pasaje no muy caro por Iberia. De acuerdo al itinerario previsto, debía salir de Quito el domingo 19 a media tarde, luego de una escala corta en Guayaquil, debía enfilar hacia Madrid en una travesía nocturna del Atlántico, cambiar de avión en la capital española en la mañana del lunes 20, desembarcar en Marsella a primera hora en la tarde, instalarme en el hotel, descansar un poco y luego de una cena con los demás miembros del jurado, iniciar las deliberaciones  el martes 21 en la mañana.

Sin embargo como ya he mencionado en otras ocasiones, una cosa es lo que uno puede planificar y prever y otra muy diferente la realidad de la vida. Al llegar al aeropuerto de Quito me informaron que debido a una huelga del personal de tierra de Iberia en España, el vuelo procedente de Madrid iba a llegar con un  retraso tan grande que el avión no iba a venir a Quito. La compañía había previsto un chárter para conducirnos a Guayaquil para tomar allí el avión;  sin embargo, ese traslado se efectuaría tan sólo alrededor de las siete de la noche.

Luego de una larga espera, gran incertidumbre y total falta de información pudimos por fin embarcarnos como a las diez de la noche. Salimos con más de tres horas de retraso y al llegar a Madrid por supuesto perdí mi conexión hacia Marsella.  Pude tomar un vuelo a las nueve de la noche; alcancé a tomar el último bus hacia la ciudad y luego un taxi para llegar al hotel, casi a la media noche, totalmente agotado.


A la mañana siguiente me esperaban en la recepción del Hotel, Maggy White y Alice de Swarte del Secretariado Internacional del Agua, ellas me presentaron a los demás miembros del jurado que venían del extranjero: Meenakshi Shedde de la India, Sandra-Dalhie Goyer de Canadá y Antoniy Valchev de Bulgaria.


Meenakshi es periodista y crítica de cine, directora, productora y curadora de cine independiente; se ha desempeñado como consultora de diversos festivales de cine (Berlín, Dubaí, Toronto, Locarno, Pusan…) y como jurado en importantes festivales (Cannes, Berlín, Venecia…); ella vive y trabaja en Bombay.


Sandra, originaria de Quebec, estudió artes dramáticas; comenzó su carrera como actriz, pero se lanzó muy temprano a la producción teatral, musical y cinematográfica. Ha producido más de veinte películas: largometraje, cortos, documentales y series… Ha trabajado como directora de comunicación y encargada de diversos festivales del “Instituto Nacional de la Imagen y el Sonido” de Canadá y como co-directora del Festival franco-québécois de Trouville-sur-mer.

Antoniy nacido en Stara Sagora, estudia cine y artes audiovisuales y digitales en Montpelier. Ha formado parte de grupos de teatro en inglés y francés y de los equipos de prensa de diversos festivales de teatro. Desde 2009 se interesa activamente en diversos proyectos vinculados a la ecología y al ambiente.

Una vez cumplidas las presentaciones formales, desayunamos juntos y nos trasladamos al FID cuyo Director, Jean-Pierre Rehm, se sumaría al grupo como el quinto miembro del jurado.

Jean-Pierre comenzó su carrera como profesor de historia y teoría del arte. Trabajó para el Ministerio de la Cultura de Francia como curador de diversas exposiciones en el país y el extranjero. Como crítico escribe regularmente para diversos medios. Ha tenido a su cargo diversas monografías de directores de cine y numerosos catálogos de exhibiciones; ha dirigido un posgrado en la Escuela Nacional de Bellas Artes de Lyon y desde 2001 dirige el FID-Marsella.

El FID es el Festival Internacional de Documentales que forma parte central del Festival Internacional de Cine de Marsella. Al género documental se lo defiende como el “arte del testimonio”; en ese festival, sin ningún formato preestablecido, se acoge filmes documentales y a realizadores que para producirlos, usan las más diversas expresiones de las artes.


El FID tiene su sede en un viejo palacete de Marsella en cuyas amplias habitaciones se han adaptado: oficinas, archivos, salas de reunión y de proyección. En una esas salas de cielorraso bellamente decorado y paredes vestidas con enormes espejos opuestos que dialogan intercambiando imágenes de forma interminable hasta el infinito, iniciamos las deliberaciones del jurado, en jornadas previstas en la mañana y en la tarde, con un corte al medio día para el almuerzo.


En la primera sesión, la mañana del martes 21, recibimos de parte de Maggy las indicaciones y recomendaciones generales, establecimos el cronograma de actividades para ese día y los subsiguientes, mis colegas tuvieron la amabilidad de elegirme presidente del jurado e iniciamos de inmediato las deliberaciones. En principio debíamos otorgar tres premios para cada una de las cinco categorías del concurso y el premio especial del jurado para la categoría profesionales. Según las bases, el jurado podía igualmente,  de acuerdo a su criterio, establecer una o varias menciones para las diversas categorías.

Para hacer un corte a nuestras jornadas de trabajo, al medio día los miembros del jurado nos reuníamos en un viejo restaurante próximo al FID y compartíamos agradables momentos disfrutando de platos tradicionales, buen vino y agradables temas de conversación, en compañía de Maggy, Alice, Raymond y su esposa Elisabeth. 


En la noche del jueves los miembros del jurado fuimos invitados a una muy agradable cena con Raymond y Pierre-Alain Roche presidente de honor de los Encuentros Internacionales “Agua  y Cine”.

El jueves 23 en la tarde participamos en una rueda de prensa prevista para invitar a los medios de comunicación y al público en general, al conjunto de actividades que se habían planificado como parte de los EIAC en el marco del 6to Foro Mundial del Agua de Marsella entre  el 9 y el 17 de marzo, particularmente a la gran noche de gala, en la que se entregarían los premios a los filmes ganadores, en el Palacio del Pharo el domingo 11 a las siete de la noche.



Según el programa que estaba circulando, desde el viernes 09 se realizaría proyecciones de las películas en el marco del “Parlamento Mundial de los Jóvenes y el Agua”, en Aix-en-Provence; luego habría otra velada importante con el mismo fin en el “Teatro del Golfo” de La Ciotat, en el festival de cortos “Agua y medioambiente” de Montpellier, en la “Casa del Ciudadano y el Agua” en el “Parc Chanot”… amen de un conjunto de exhibiciones paralelas en varios otros cines de Marsella durante la semana del Foro.

Los Encuentros Internacionales “Agua y Cine” (EIAC) nacieron por iniciativa de Raymond, como una actividad importante del Foro Mundial del Agua de México en 2006. Los EIAC buscan integrar, a través de la imagen y otros diversos recursos audiovisuales, al gran público, a los medios de comunicación, a la gente del cine y a diversos actores profesionales, políticos y ciudadanos, vinculados a la problemática del agua, en la búsqueda de soluciones para sus retos y desafíos.

Este festival ha conseguido ser una interesante herramienta que puede ser usada, a través de la imaginación, la creatividad y las emociones de realizadores y productores, para plantear los problemas, necesidades y demandas de la gente y, al mismo tiempo, para presentar soluciones innovadoras y apropiadas para la gestión del agua y sus diversos usos.

Las bases de confrontación para los EIAC de Marsella previeron cinco categorías: a) “Coup de coeur”, cortometrajes de máximo 10 minutos, realizados por jóvenes de entre 11 y 16 años con el apoyo de un profesional; b) “Viedéeau”, clips de menos de un minuto realizados por jóvenes de entre 17 y 30 años; c) “Testimonios” de máximo 26 minutos realizados por organizaciones de la sociedad civil y diversos actores locales; d) Filmes de vocación científica o pedagógica de máximo 26 minutos; y e) “Documentos Profesionales” previstos para su difusión en salas de cine o por la televisión.


Para los EIAC de Marsella se presentaron más de 350 filmes provenientes de alrededor de cincuenta países del mundo. Muchos fueron recomendados y enviados por diversos festivales previos. Como ya mencioné, un jurado de preselección estableció la lista de filmes que cumplían los requisitos de las bases y los organizadores pudieron enviar a los miembros el jurado los 150 filmes que podían entrar en la competencia en las cinco categorías mencionadas.

Antes de salir del Ecuador, yo había podido ver  la mayoría de los filmes de de las primeras tres categorías, sin embargo no pude hacer lo mismo con todas las películas testimoniales, las educativas y los largometrajes. Mi idea fue poder verlas en mi computador durante las escalas, en la travesía del Atlántico y en la noche posterior a mi llegada a Marsella. Vana pretensión. Con todos los avatares del viaje, no pude ver ni la mitad de los filmes que había previsto observar durante el viaje. Además me quedé dormido en el avión con el computador encendido lo que motivó que al llegar a Madrid, la batería casi no tenía carga y yo -a pesar de la experiencia que ya he relatado sobre los enchufes europeos- como un bobo, olvidé llevar conmigo un adaptador que me permitiera usar mi enchufe de dos patas planas en un tomacorriente europeo previsto para dos patas de sección circular. Tuve que esperar al día siguiente de mi llegada a Marsella para comprar, camino al FID, un adaptador adecuado a mis necesidades.

Felizmente en el primer día decidimos hacer una preselección de cinco o seis filmes de las dos primeras categorías que pudieran entrar en la recta final para el otorgamiento de los premios respectivos. La decisión final la tomaríamos a primera hora del miércoles y luego podríamos aplicar un procedimiento semejante para las tres categorías restantes.

Ello me permitió ver todos los filmes que no había podido observar con antelación. Debí para ello, permanecer despierto hasta las cuatro de la mañana, la noche del martes… felizmente, con el cambio horario, esa hora era -para mí- tan solo las diez de la noche…

Si los acuerdos entre nosotros, en las categorías de videos cortos y en los clips, fueron relativamente fáciles y el otorgamiento de premios fue casi por unanimidad, en los filmes testimoniales, en los videos educativos y en los largometrajes las apreciaciones y las diferencias de criterios se hicieron presentes; las discusiones y las defensas de puntos de vista y de opiniones fueron muchas veces largas y apasionadas. En diversas ocasiones tuvimos que acudir a los votos para poder llegar a una lista corta que permitiera canalizar de manera más fácil la concesión de los premios.

Jean-Marc  en dos oportunidades exigió que hiciera prevalecer mi condición de “presidente del jurado” para poder superar los debates y llegar al otorgamiento de los premios. Ante su insistencia que me urgía a poner fin a la exposición de criterios y pasar a la  toma de decisiones a través del mecanismo de mi voto dirimente, tuve que acudir a la magnífica imagen del ideograma japonés para “coordinador”, “dirigente” o guía”, que es semejante al ideograma de “ser humano”, de “individuo” pero con una especie de bastón o  muleta que simboliza que quien dirige no es “el que manda” sino “quien sirve de apoyo”, de “ayuda”, de “soporte”… por tanto, expresé, que no iba a imponer mi criterio a los demás sino que iba a permitir la expresión de todos para llegar a “criterios comunes”… aún sin ello nos tomase más tiempo…

Maggy en algún momento de metió en el debate y tuve que recordarle que los miembros del jurado éramos los demás y le pedí que se abstuviera de emitir ningún tipo de comentarios.

Felizmente las tensiones se disiparon y pudimos llegar a establecer una “lista corta” en las tres categorías y el jueves pudimos finalmente superar las diferencias y otorgar -con criterio colectivo- los premios en cada una de ellas. Decidimos también otorgar el premio del jurado en la categoría largo metrajes profesionales y dos menciones especiales a  más de los tres premios previstos para esa categoría.


En la categoría videos cortos, otorgamos la “gota de oro” a la joven Elizaveta Yachmeneva de Rusia por su filme “Un vaso de agua pura”, la “Gota de plata” a  la clase de audiovisuales del Liceo Marie-Josephe de Francia, por la película “Water Closed” y la “Gota de Brone al corto “Generación verde” realizado por la Asociación “Cellofan” también de Francia.


En la categoría “Video-Agua” la “Gota de oro” fue otorgada al corto “El agua es vital” de Camille Mongeau de Canadá, la “Gota de Plata” a “Potapota” de Nadia Bensallam de Marruecos y la “Gota de bronce al filme “El agua el inicio de todos los inicios” de Tatiana Bezede de Repúplica Moldava.

En esta categoría otorgamos una mención especial al corto “Lluvia” de Gaëlle Hersent de Francia.


En la categoría “Testimonios” la “Gota de Oro” fue otorgada a la película “Cuando falta el agua” de Evan Abramson y Carmen Elsa López de Estados Unidos. Este filme testimonial se refiere a las disputas armadas por el agua entre las tribus de la frontera entre Kenia y Etiopía que comparten el lago Turkana que se está secando paulatinamente debido al calentamiento global. La “Gota de plata” la otorgamos al filme de Yann Le Gleau de Francia, titulado “Nigeria, la marea negra eterna” que evidencia la contaminación petrolera en el delta del río Niger. La “Gota de bronce” fue otorgada a ”Born Sweet” de Cyntia Wade de Estados Unidos, su obra narra la lucha de un joven de 15 años enfermo por el consumo de agua contaminada por arsénico y cómo él, a pesar de sus problemas, ayuda a la difusión de videos previstos para educación ciudadana sobre este grave problema en las comunidades rurales de Cambodia.


En la categoría “Videos para la ciencia y la educación” la “Gota de oro” fue otorgada a la película “Hagámoslo de forma correcta” de Sudanda Bhat de la India; la película expone las dificultades para instalar letrinas en las zonas rurales del país. La “Gota de  plata” fue otorgada a Didier Bergounhoux de Francia por su película “El niño y el estanque” que relata la historia de un joven que enferma por bañarse en aguas contaminadas en Burkina-Faso. La “Gota de bronce” fue otorgada al filme de dibujos animados “Maceteros de Tristeza” de Kellu Lippmann, Juliette Nadaud y Marc-Antoine Bonniez de Francia que narra la problemática del agua en los cinco continentes simbolizados por los cinco maceteros.


En la categoría documentos profesionales, como he referido, las deliberaciones fueron más complicadas, sin embargo los premios fueron atribuidos de la siguiente manera: la “Gota de oro” fue otorgada al filme “The Big Fix” de Josh y Rebecca Tickell de Estados Unidos un documental que narra la investigación del accidente petrolero de BP en el Golfo de México, los graves problemas ambientales y sociales que derivaron de ese evento y la obscura realidad de los juegos políticos e intereses económicos que se entrecruzan en él. La “gota de plata” la obtuvo el filme “Maldita lluvia” de Satish Manwar de la india, una película que evoca el drama de los agricultores de la región de Maharashtra por las continuas sequías. La “Gota de bronce” se otorgó a la película “El caos del clima en el sur: la historia de las víctimas” de Marc Doms y Geert de Belder de Bélgica. El film plantea los conflictos generados por el cambio climático, a través de las vivencias narradas por agricultores pobres de Asia, África y América Latina.

En esta categoría otorgamos además dos menciones del jurado, una a la película “El agua nuestra, el agua suya” de Félix Vigné de Francia que narra la complejidad de la problemática del agua en Israel y Palestina; y otra a “Yakuaya” de Marcelo Castillo de Ecuador, una película que sintetiza “la esencia del agua” a través de cinco historias que se unen a través del viaje del agua desde los glaciares al mar.

El premio del jurado fue atribuida unánimemente al filme “Polvo de América” de Arnaud des Pallières de Francia. El realizador lo describe como “una improvisación”, “un poema largo, hecho de retazos de otros filmes… Creo que no nos equivocamos al otorgar  este premio; en mi opinión es un maravilloso collage de imágenes de archivo y retazos musicales ensambladas mediante puntadas de pertinentes textos poéticos. Una obra muy particular del séptimo arte.

La reseña de la totalidad de los filmes que participaron en el concurso consta en el catálogo editado para la ceremonia de entrega de premios, una magnífica publicación  que sintetiza en cada caso, en inglés y francés, el título, el país de origen, el año de realización, el nombre del director, del productor, la duración y el idioma, acompañados de una imagen y de una pequeña sinopsis de la película.


La ceremonia de premiación se realizó el domingo 11 de marzo, a las 7 de la noche en el “Pharo”, un antiguo palacio amurallado transformado ahora en centro de convenciones y exposiciones de la municipalidad.

Desde el Pharo se puede disfruta de una vista magnífica pues desde allí se domina la entrada al “Viejo Puerto” de Marsella, la catedral y otras edificaciones amuralladas de la ciudad.


Asistí al acto en compañía de mi esposa Marie Thérèse, de Elisabeth, esposa de Raymond y de la esposa de Pierre-Alain, ellos ya nos esperaban en el auditorio.


El auditorio principal del “Pharo” es una magnífica sala de teatro, cine y conciertos que resultó el ambiente ideal para la ceremonia de premiación por la fantástica decoración y la gran cantidad de público presente. Autoridades de la ciudad de Marsella, directivos del 6to. Foro Mundial del Agua, de las entidades auspiciantes de los Encuentros “Agua y Cine”, del Secretariado Internacional del Agua, así como personalidades del cine, las artes y la cultura estuvieron presentes y dieron realce a la ceremonia.


La velada se inició con la proyección de un corto bellísimo titulado “Murmullo con ballenas” y la presencia de los músicos que participaron en la banda sonora original del filme. Ellos interpretaron “en vivo” las melodías de la película. Las notas de un piano, una guitarra clásica, una flauta y la extraordinaria voz de una soprano, sumadas a las maravillosas imágenes subacuáticas del filme, sacaron lágrimas a todos los asistentes.

Luego dirigieron la palabra las principales personalidades presentes en el acto, Roger Lanoue presidente del SIA, Gastón Kaboré, cineasta de Burkina-Faso y testigo de honor de los EIAC, Pierre-Alain Roche, Martine Vassal, vice-alcaldesa de Marsella y Melanie Giard del Consejo Mundial del Agua, ente organizador del 6to Foro Mundial del Agua. 


A continuación fuimos presentados quienes habíamos participado como miembros del jurado y se inició la entrega de los premios  a los realizadores y filmes ganadores. 

Maggy se desempeñó impecablemente como maestra de ceremonias. Para cada categoría mencionaba en inglés y francés, el nombre de los filmes ganadores de las gotas de oro, plata y bronce, así como las menciones especiales; luego se proyectaba una breve síntesis de cada filme precedido por el sonido mágico de las cigarras, símbolo del ciudad de Marsella y del Festival… En cada caso, Maggy mencionaba el nombre y país de origen de la película, el nombre del director y del productor, llamaba al escenario a la persona que iba a recibir el premio y a quien iba a entregarlo. Para el efecto se había previsto que los premios fuesen entregados por diversas personas, representantes de las entidades que co-auspiciaron, apoyaron y colaboraron para esta tercera cita de los EIAC.

Las personas que entregaban los premios y quienes los recibían, podían si lo deseaban, expresar unas pocas palabras, yo fui invitado como presidente del Jurado a entregar la mención especial que habíamos concedido al cortometraje “Lluvia” de Gaëlle Hersent, un video de un minuto de duración. Este filme fue premiado en los Encuentros Agua y Cine de Paris. Su directora lo resumió así en la ficha de inscripción: “Al borde de un canal, bajo la lluvia una joven espera…”. En mi intervención, al entregarle el premio, me referí a su obra como un verdadero poema expresado en imágenes.   

En muchas de las intervenciones varias de las personas que iban a entregar los premios, felicitaron la iniciativa y el esfuerzo desplegado para la organización de los EIAC, la calidad de los filmes ganadores y la organización de la velada, pero, sobre todo, resaltaron la creatividad, el tesón, la enorme personalidad y la calidad humana de Raymond.


La velada terminó con el reconocimiento del público a este gran ser humano a través de un largo, cálido, efusivo y sonoro aplauso. Raymond pasó al escenario y dirigió unas pocas palabras llenas de emotividad en un ambiente casi mágico en el que no se oía el menor ruido… 

Su enorme figura resaltaba, desde la silla en la que se hallaba sentado con el fondo azul del telón de la sala, casi como una imagen de un filme sobre el agua.

Habló poco… mencionó que como los EIAC querían mostrar: las imágenes pueden expresar mucho más que mil palabras... así que nos invitó a ver dos videos que expresan en poquísimos segundos todo lo que el Secretariado Internacional del Agua, empuja desde hace veinte años: propiciar el encuentro entre la gente, el diálogo entre diversos actores del tema del agua, entender y respetar a las diversas culturas, buscar el diálogo, compartir las soluciones, generar sensibilidad ante los problemas y apoyar la búsqueda de opciones conjuntas para  enfrentarlos.

Vimos un corto maravilloso sobre la travesía del “Velero de la solidaridad y el agua”, otro de sus proyectos, en el que se rescatan testimonios de hombres, mujeres y niños de diversos países del Mediterráneo en relación a esas utopías…y un tierno corto de un niño que luego de ver en la televisión la penuria de la gente ante la escasez del agua en África, envía “por correo” una bolsita con agua para aplacar la sed de los niños de ese continente… Acción surrealista, pero que muestra que la humanidad entera debe sensibilizarse y comenzar a actuar ahora, ante los problemas  del agua.

P.D. Durante el foro fui entrevistado en tanto que presidente del jurado, justamente sobre el papel que el cine puede jugar para la sensibilización, la presentación de los problemas, las demandas y las necesidades y a la vez, para compartir las alternativas y soluciones más adecuadas a esta problemática, cada vez más trascendente para todos.
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