miércoles, 26 de octubre de 2011

Ecuador 24: La pista de BMX del Parque Metropolitano Guangüiltagua

Como ya he relatado desde diciembre de 2006 el Consorcio “CIUDAD-Ecogestión tomó a su cargo la administración integral del Parque Metropolitano Guangüiltagua tras ganar un concurso convocado por el “Municipio Metropolitano” y la Corporación “Vida para Quito”.

El 7 de Diciembre de 2006 recibí una comunicación firmada por el ingeniero Rodrigo Borja representante de los deportistas y padres de familia del BMX de Pichincha

En esa carta Rodrigo puntualizaba que el BMX era un deporte que había venido desarrollándose en Quito sin mayor apoyo oficial por iniciativa de un gran grupo de deportistas y de sus familias.  Los deportistas habían desarrollado sus habilidades y destrezas en esa disciplina deportiva por su propio esfuerzo, habiéndose  llegado a destacar en varios campeonatos nacionales, latinoamericanos, panamericanos e incluso a nivel mundial. Señalaba que a pesar de ello, la ciudad no contaba con una pista para la práctica de este deporte, como ya acontecía en otras ciudades del país.

Planteaba que Quito debería contar con un espacio físico adecuado para entrenamientos, práctica y competencias de BMX, pues a esa fecha sólo disponían de una pista en el Parque de la Carolina que resultaba insegura y compartían con otras modalidades deportivas. El contar con una pista especifica y cerrada para la práctica del BMX permitiría que más de 300 deportistas de la capital mejoren su nivel y se fomente la práctica de ese deporte entre los jóvenes de nuestra ciudad.

La carta señalaba que desde años atrás se habían realizado gestiones con autoridades municipales y del deporte para construir una pista en el Parque Metropolitano sin resultados concretos hasta esa fecha.

Parece que unas semanas antes del envío de esa carta, visitaron la Corporación “Vida para Quito”, cuyo gerente el vicealcalde Andrés Vallejo les mencionó que se iba a firmar un contrato con nosotros para la gestión integral del Parque y les pidió tomar contacto conmigo para que analizara la conveniencia y posibilidad de la construcción de una pista de BMX en el Metropolitano.

A nombre de los deportistas y los padres de familia, Rodrigo me pedía una cita para visitarme y dialogar sobre el tema; señalaba que ellos estarían gustosos de colaborar en todo lo que fuera  posible para el diseño, financiamiento y construcción de la pista.

Cuando tuvimos la oportunidad de reunirnos, una noche me visitó en la oficina una numerosa delegación de los padres de familia y los jóvenes deportistas que practicaban el BMX.

Me explicaron que Quito contaba con una sola pista de Bicicross en el Parque La Carolina, la misma que no brindaba condiciones adecuadas para el desarrollo de este deporte ya que no tenía cerramiento y que por su ubicación -cerca de la Tribuna de Los Shyris- estaba expuesta constantemente a concentraciones políticas, festivales, bailes, conciertos y desfiles. Ello hacía que la pista fuese deteriorada constantemente por las multitudes que asistían a esos actos.

Plantearon una serie de informaciones sobre la práctica de este deporte y me pareció que podía ser de interés para la ciudad el dotar a los jóvenes de un espacio para esta actividad en el Metropolitano Guangüiltagua.

Luego de esa primera reunión nos reunimos en otras oportunidades, llegamos a un acuerdo y decidimos avanzar en la firma de un convenio para desarrollar el proyecto de la pista de BMX en el parque Metropolitano.

El grupo de padres de familia que estaban impulsando esta iniciativa: Rodrigo Borja, Claudia Cazar de Borja, Manuel Malo, Carmen Helena de Malo y otras personas, eran miembros de Club Deportivo de la Universidad Tecnológica Equinoccial - UTE, así que vimos la conveniencia de suscribir el convenio con ese Club.

Hicimos una inspección para ver la posible ubicación de la pista en algún lugar del Metropolitano, que tuviese el área y las condiciones adecuadas, independencia de acceso, que no causara inconvenientes a los usuarios frecuentes ni congestión en la zona más frecuentada del parque.

El 26 de febrero de 2008, como Director del Parque Metropolitano Guangüiltagua, suscribí el convenio que fue firmado también por Patricio Pozo, en representación del Club Deportivo de la UTE, Rodrigo Borja E, como representante de los deportistas y padres de familia y el Dr. Álvaro Trueba Barahona, rector de esa Universidad.

Allí se señalaba que el Club Deportivo de la UTE había manifestado su disposición y acuerdo para aportar con los diseños, materiales, implementos y equipamientos para la construcción y funcionamiento de la mencionada pista de BMX en el Parque Metropolitano Guangüiltagua.

Algunas semanas más tarde, los padres de familia me presentaron los planos para la pista de ciclismo (modalidad BMX) en el lugar que habíamos seleccionado en el límite occidental del PMG, junto a  un estacionamiento subutilizado contiguo a la calle Guangüiltagua.


 
La propuesta fue discutida con los vecinos del sector, quienes plantearon una serie de inquietudes, críticas y objeciones que, por más que fueron explicadas, aclaradas y conversadas; terminaron en una total oposición a la presencia de la pista en el lugar seleccionado.

Les explicamos que la presencia de la pista no iba a generar ruido pues era una infraestructura para bicicletas no para vehículos con motor, que sus viviendas ganarían en seguridad pues las instalaciones dispondrían de una guardianía permanente, en tanto que ese momento sus casas y edificios limitaban con un terreno baldío y en varias ocasiones ya habían sido víctimas de robos. De otra parte, el lugar contaba con acceso propio, tribunas y parqueo, por lo que era importante dar vida a ese sector del parque. 

Nada que hacer. ¡Oposición total!

Ante esa situación debimos optar por buscar un nuevo sitio para la ubicación de esta obra.

Se decidió que otra posible ubicación era una gran explanada ubicada en el límite nor-occidental del Parque a la altura del redondel conocido como “El Ciclista”, sobre la avenida Granados. Ese era un lugar no cercado que era usado como botadero de escombros y basura, que también era peligroso para los vecinos y en la medida en que tenía una parte inclinada y otra plana, también permitiría la implantación de la pista en condiciones ventajosas. No me gustaba la accesibilidad desde una avenida de alto tránsito, pero ante la agresiva oposición de los vecinos de la primera alternativa de ubicación, no nos tocó otra opción que dar luz verde a la ubicación de la pista en este lugar.

 
Los trabajos se iniciaron con la presentación de un nuevo diseño que discutimos y aprobamos con los vecinos de este lugar.

Tuvimos algún inconveniente por la tala de varios árboles secos (que habían muerto por un incendio ocasionado por la quema de basura en años anteriores) y de dos o tres eucaliptos que debieron eliminarse para la implantación de la pista. 

Tuvimos que enfrentar una denuncia a los medios de comunicación sobre este asunto pero una vez explicada la propuesta y ante el hecho de que más bien íbamos a reforestar la zona con especies nativas y a eliminar ese foco de basura, moscas y roedores, dotando a la ciudad de una infraestructura deportiva de primer nivel, los medios respaldaron la propuesta.



La construcción de la Pista se inició con gran entusiasmo; esta obra fue factible gracias al enorme esfuerzo de los padres de familia de los jóvenes deportistas practicantes de esta disciplina de ciclismo. 

Todos invirtieron recursos, tiempo y trabajo en mingas y la obra pudo irse concretando gracias al apoyo financiero y al aporte de técnicos, maquinaria y equipos de la Universidad Tecnológica Equinoccial; ni el Municipio ni “Vida para Quito” invirtieron un solo centavo en esa obra.

La pista fue construida bajo estándares fijados por la UCI (Unión Ciclística Internacional) de tal forma que asegure cuatro criterios fundamentales: es una pista técnica, segura, permanente y rápida.

Se ubicó en un área de ciento veinte metros de largo por ochenta de ancho, se construyó en un 90% con tierra compactada y mide cuatrocientos cincuenta metros de largo. Los doce  metros de la bajada inicial fueron fundidos en cemento y el ancho de la pista es de ocho metros en toda su longitud. Tiene tres curvas peraltadas y dos rectas de saltos PRO. La loma del partidor tiene siete metros y medio de alto. Además, cuenta con graderíos, parqueaderos y baterías sanitarias.

El acceso a la pista se construyó a doscientos metros del redondel del Ciclista, el acceso es amplio y permite el ingreso a ciento veinte plazas de parqueaderos. El Consorcio CIUDAD-Ecogestión contribuyó con la limpieza del espacio y la conformación del acceso empedrado al parqueadero. 

Para seguridad de los deportistas y espectadores está cercada en todos sus lados con un cerramiento natural. Todos los límites de la pista están claramente marcados.

La Dirección de forestación del Municipio aportó varios cientos de árboles de espacies nativas que fueron sembrados en las inmediaciones y el perímetro de la pista.

La inauguración de la Pista de BMX del Parque Metropolitano Guangüiltagua, que fue  denominada “Metro-Pista”, tuvo lugar el sábado 30 de agosto de 2008, en el marco de la VII Copa Nacional de BMX.

Con la presencia del vicealcalde Andrés Vallejo, gerente de la Corporación “Vida para Quito”, el Concejal Gonzalo Ortiz, el rector de la UTE, el presidente de la Asociación de BMX del Club Deportivo de la UTE, el Director del Parque Metropolitano y otras autoridades, se llevó a cabo el acto inaugural y se dieron inicio a las competencias que se desarrollaron entre 30 y 31 de agosto con total éxito con la presencia de deportistas de más de diez provincias.    
 
El club deportivo de la UTE garantiza seguridad permanente y personal de mantenimiento para el uso adecuado de la pista y el cuidado de sus límites con el Parque y sus alrededores. Es un Proyecto que no afecta al entorno ecológico del Parque puesto que se construyó en su mayor parte con tierra. Permite el desarrollo de esta actividad deportiva de manera organizada y con seguridad para los usuarios y espectadores.

Creo que todo el esfuerzo desarrollado por los padres de familia y el apoyo que les pudimos dar, han valido la pena. Todo lo que se pueda hacer para aportar al deporte, al esparcimiento  y al desarrollo sano de los jóvenes es sumamente importante.

Quito cuenta con una magnífica pista de BMX en el Parque Metropolitano que brinda condiciones adecuadas para el desarrollo de este deporte. En ella se han desarrollado ya numerosas competencias provinciales y nacionales y fue sede del Panamericano de BMX con gran éxito.

Satisfacciones que quedan, luego de nuestro paso por el Metropolitano.


Quienes deseen ver y escuchar un video sobre la  Pista del Parque Metropolitano Gaunguiltagua, pueden conectarse a:


http://www.youtube.com/watch?v=Z0Z2v-L5mik&feature=relmfu



Quienes deseen ver otras fotos del Parque pueden visitar el sitio:

jueves, 20 de octubre de 2011

Canadá 1: “El Parlamento Mundial de la Juventud para el Agua”


A fines de octubre o en los primeros días de noviembre de 2002 recibí una llamada de Raymond Jost desde Montreal. Había conseguido recursos y le había resultado factible concretar algo que nos habíamos propuesto meses atrás en el seno del “Secretariado Internacional de Agua”: la organización de un gigantesco evento denominado “Parlamento Mundial de la Juventud para el Agua”. Raymond había logrado diversos apoyos y auspicios y el Parlamento, finalmente, tendría lugar en la ciudad de Quebec, entre el 18 y el 22 de Noviembre de ese año.

Me pidió conformar una delegación del Ecuador, integrada por tres jóvenes.

La primera ya había sido contactada: una chica de trece años llamada Analiz Vergara, proveniente de Quito, quien había asistido a dos eventos anteriores en Inglaterra y Canadá  (las Conferencias de los Jóvenes y el Medio Ambiente) y presentó la posición de los jóvenes del mundo en la Conferencia Mundial sobre Desarrollo Sostenible en Johannesburg. A los organizadores les interesaba que ella pueda ser una de las delegadas ecuatorianas para que pueda testimoniar y dar continuidad al proceso en el que había estado involucrada.

Me encargó seleccionar a las otras dos representantes ecuatorianas.

Sugerí que si la primera era oriunda de Quito, convendría buscara a las otras en una ciudad intermedia y en alguna ciudad pequeña del país.

Logré el apoyo de UNICEF y de Auki Tituaña -alcalde- y de Patricia Espinoza -presidenta de la Asamblea Cantonal- de Cotacachi quienes organizaron un concurso en la ciudad y en las parroquias rurales del cantón y seleccionaron a las jóvenes Zayra Barahona de doce años y Gladys Lima de once, para que pudieron asistir a ese importante evento gracias al auspicio del Municipio y la Asamblea de Cotacachi (que tramitó y pagó sus pasaportes) y de UNICEF (que tomo a su cargo el pago de sus pasajes y las visas de Canadá).

La delegación estuvo acompañada por dos adultos: Verónica Herdoíza, madre de Analiz Vergara, quien corrió con sus gastos de viaje y yo, que iba a asistir como integrante del Secretariado Internacional del Agua.

El domingo 17 de noviembre viajamos de Quito a Quebec, vía Miami. Para las dos chiquillas de Cotacachi todo era novedoso, era la primera vez que tomaban el avión, la primera vez que salían del país y por supuesto era la primera ocasión que iban a poner los pies en países del primer mundo.

Yo recibí, absolví y asumí todas las preocupaciones, preguantas y recomendaciones de sus padres y me comprometí a cuidar de las chicas en todo momento.

Nuestra primera prueba de fuego fue en Miami, yo tenía visa americana al igual que Analiz y su mamá, pero ese no era el caso de Zayra y Gladys. Apenas pasamos migración  y luego de explicar a una adusta funcionaria de migración el motivo de nuestro viaje, nos indicaron que nosotros los “con visa” podíamos pasar a la zona de “tránsito internacional”; las dos “sin visa” debían seguir a un grupo hacia una sala especial donde estarían “bien guardadas” hasta la hora de abordar la conexión hacia Quebec.

Fueron inútiles las explicaciones de que yo era el responsable de las muchachas; no me permitieron ir con ellas… les mencioné que eran menores de edad, que no hablaban inglés, mostré las cartas de sus padres dándoles autorización para salir del Ecuador en las que se me nombraba tutor temporal, responsable de las chicas… nada que hacer… ni siquiera cuando manifesté que voluntariamente pedía ir a aquella sala con ellas…, ¡no…! Yo “tenía visa”… debía ir para un lado, ellas “no la tenían”, debían ir para otro.

Les expliqué la situación a las chicas y les aseguré que no había problema, que alguien les conduciría al avión el momento del embarque y que por ahora íbamos a separarnos temporalmente.
Efectivamente el alma me volvió al cuerpo cuando las vi aparecer el momento de tomar el vuelo de Air Canada hacia Quebec.

Ese avión era mucho más pequeño y las azafatas mucho más amables y simpáticas. Gladys viajaba elegantísima con su atuendo tradicional de otavaleña. Por su pequeña estatura y la dulzura de su rostro parecía mucho menor, todas las azafatas se mostraron interesadas por saber de ella, de donde venía y a qué iba al Canadá. Plantearon infinidad de preguntas, yo traducía y ella y Zayra respondían con propiedad y solvencia.

Al aterrizar en Quebec estaba nevando. Las chicas estaban fascinadas, era la primera vez que veían una ciudad cubierta de nieve, un paisaje nevado, e incluso la nieve misma, tan ligera, tan suave… Las azafatas casi pierden la cabeza cuando descubrieron que Gladys iba a salir del avión con sus ligeras alpargatas y los pies descubiertos. Con varias almohadas del avión le improvisaron unas abrigadas botas de invierno le cubrieron con un par de frazadas y le despidieron con mucho afecto deseándole éxito en el Parlamento del Agua.

Entramos a migración con caras de felicidad y Gladys caminando como el pato Donald con dos almohadas en cada pie y otras alrededor de sus canillas.

El lunes las chicas asistieron a una reunión plenaria de información general. Las jóvenes ecuatorianas pudieron comenzar su participación en el evento, junto a delegados de otros 24 países de Europa Oriental, Medio Oriente, Asia, África, Norte América y Europa Occidental. 

Ese día se organizó la estructura de las diferentes comisiones, por idioma: inglés, francés, castellano. 

En esas comisiones los jóvenes iniciaron la discusión de un “proyecto de ley sobre el agua”, al que podrán hacer comentarios y aportes, antes de su discusión en reunión plenaria.

Las tres delegadas ecuatorianas participaron de forma solvente y activa en el trabajo de la comisión de idioma español integrada por delegados de Ecuador, España y México. 

Los jóvenes discutieron -punto por punto- el proyecto de ley y propusieron varias enmiendas para que sean discutidas en la reunión plenaria y en el Parlamento de Quebec del día viernes.

En la noche tuvimos una magnífica velada cultural. 

Todas las delegaciones usaban trajes típicos, habían llevado música, artesanías y productos comestibles de sus respectivos países.

Todos pudimos deleitarnos de esos manjares y de espectáculos de danza, música y canto de todos los rincones del mundo.

El martes en la mañana continuaron su trabajo en comisiones sobre el proyecto de ley. En la tarde las dos chiquillas de Cotacachi hicieron una muy linda presentación en power point sobre “el agua en su cantón” que fue traducido al inglés por Analiz y al francés por mí.

El miércoles tuvieron la plenaria de síntesis en la mañana y pudieron visitar un colegio secundario de Quebec en la tarde. 

En las diversas aulas, cada joven hablaba de su respectivo país y contestaba las preguntas de los estudiantes con ayuda de un trductor. En la noche cada una salía a la casa de un joven quebequense para un intercambio cultural con familias locales. En cada casa les  brindaron comida típica local y les llenaron de recuerdos y regalos. Esa actividad se cumplió sin traductor para propiciar un intercambio con mapas y dibujos para ubicar la proveniencia de cada chico y contestar inquietudes y preguntas.

El jueves en la mañana todos participaron en la preparación de la presentación del “proyecto de ley” al Parlamento de Quebec. En la tarde participaron en una elección democrática de los representantes por regiones al Foro Mundial del Agua que iba a desarrollarse en Kyoto -     Japón en marzo de 2003.

En tanto que participante en importantes eventos anteriores, Analiz Vergara junto con otras dos jóvenes de Bélgica y de Bulgaria participó en las reuniones de la comisión encargada de estructurar los requisitos que deberían cumplir los candidatos para la elección de seis representantes para asistir al Foro de Kyoto. En la Comisión participé también yo, junto con otros dos adultos un representantes de UNICEF y una señora de la República Checa.

Zayra Barahona fue elegida como delegada por América Latina para representar a los y las jóvenes asistentes al Parlamento de Quebec en el evento de Kyoto. Los otros delegados fueron tres muchachas de: Palestina (Medio Oriente), Sudáfrica (África) y Bélgica (Europa Occidental / Norte América) y dos chicos de: Pakistán (Asia) y  Rusia (Europa Oriental).

En mi caso, y como ya he relatado, me comprometí a organizará en coordinación con el Municipio de Cotacachi un evento sobre el tema de “los jóvenes y el agua” con la participación activa de los delegados ecuatorianos al Parlamento de Quebec. La idea era permitir que los jóvenes que asistieron a la cita de Quebec, pudiesen trasmitir sus experiencias a otros jóvenes de diversos cantones ecuatorianos para desencadenar procesos participativos de la juventud en relación a la gestión ambiental y del agua.

El viernes todos los jóvenes participaron en el encuentro final que se desarrolló en la magnífica sala de plenaria del “Parlamento de Quebec”. 

La sesión fue presidida por el propio presidente del Parlamento. Los jóvenes ocupaban las curules de los diputados y se seguían todas las normas de ese ente legislativo y de ese imponente recinto. Las tres jóvenes ecuatorianas se desempeñaron  de forma seria y solvente en la jornada oficial del Parlamento; hicieron, una corta intervención cada una y luego participaron en la votación del “proyecto de ley” que fue aprobado por unanimidad. 
El sábado emprendimos el viaje de Quebec a Quito. Salimos muy temprano del hotel en medio de una formidable nevada. Vimos dos carros patinar en la autopista y salirse de la vía, nuestro vehículo iba tan lento que llegamos muy tarde al aeropuerto y casi perdimos el vuelo.

En Miami volvimos a pasar los líos de migración y yo casi pierdo la cabeza el momento que descubrí que, a poco de abordar el avión, Zayra se me perdió y no asomaba por ningún lado. Había ido al baño y al salir tomó una ruta equivocada. Luego hizo el camino inverso y nos encontró pero yo estaba que volaba.

Pudimos por fin llegar a Quito en la noche. En el aeropuerto las chicas fueron recibidas por todos los miembros de sus familias y numerosos amigos.

Después de esta experiencia, yo juré no volver a servir de chaperón pero al poco tiempo me contactó Raymod para pedirme que preparara maletas para viajar con Zayra al “Foro Mundial del Agua” que iba a desarrollarse en Kyoto en marzo del siguiente año. Pero los pormenores de ese viaje serán motivo de otro relato.

miércoles, 19 de octubre de 2011

Ecuador 23: Los perros en el Parque Metropolitano Guangüiltagua

Como ya he relatado desde diciembre de 2006 el Consorcio “CIUDAD-Ecogestión tomo a su cargo la administración integral del Parque Metropolitano Guangüiltagua tras ganar un concurso convocado por el “Municipio Metropolitano” y la Corporación “Vida para Quito”.

Como parte de nuestras obligaciones diseñamos un plan para el “Manejo Responsable de Perros” en el parque; ese plan buscaba constituir al Parque Metropolitano Guangüiltagua en un referente del adecuado comportamiento ciudadano en torno al manejo y cuidado de los perros en los espacios públicos, mediante la ejecución de actividades recreativas, formativas e informativas para la ciudadanía, implementando espacios apropiados dentro del entorno natural de un parque-bosque y con la participación de personas, asociaciones, universidades y otras instituciones relacionadas con el tema.

El plan pretendía cubrir diversos aspectos como: educación y formación -de personas y perros-; crear una cultura ciudadana para el manejo responsable de los perros en espacios públicos; recreación y adiestramiento deportivo y manejo y control de perros callejeros.

En el marco de ese plan dimos inicio a la campaña “Tú y tu perro en el Parque” con una actividad pública y masiva, que contó con la presencia de más de tres mil personas y una amplia cobertura de los medios de comunicación. Esa campaña estuvo orientada a generar una conciencia diferente entre los usuarios del Parque sobre el manejo responsable de los perros en los espacios públicos, promover dueños responsables y perros sociables.

El evento marcó el inicio de una campaña permanente con el fin de disminuir los conflictos ocasionados por la falta de conocimiento de las normas y  de responsabilidad de los dueños de perros dentro del parque. Impulsamos presentaciones artísticas de sensibilización e información, actividades lúdicas, eventos de socialización canina registro canino y test de carácter de los perros. Realizamos todas estas actividades para difundir y promover acciones responsables en el marco de la Ordenanza No. 128 referida a la tenencia de mascotas.

Para esta campaña diseñamos con el concurso de nuestros colegas de TRAMA, Rómulo y Juan Moya y Nancy Carchipullas, diversos materiales muy atractivos: trípticos y volantes, fundas para recoger los excrementos, hojas para pintar y banners informativos sobre el “rincón perruno” y el registro canino.

Planificamos con la ayuda de Pedro Calle y Fabricio Lalama, la construcción de un “rincón perruno”, espacio dedicado a los perros que visitan el parque y a sus dueños, con el fin de fomentar la recreación y la práctica de deportes, brindar los servicios de registro canino, atención veterinaria, talleres de socialización, educación y adiestramiento canino, a  más de espacios para exhibiciones y actividades educativas. Esta iniciativa no se pudo hacer realidad por la falta de apoyo de los funcionarios de la corporación "Vida para Quito".

Durante el período que el Parque estuvo bajo nuestra responsabilidad, todos los domingos se llevaban a cabo actividades de “socialización canina”, con el apoyo del Instructor Carlos Charry, como un medio para que las personas aprendan a cuidar y manejar a sus perros y mejore la convivencia en este espacio público. A cada evento asistían en promedio unas ciento cincuenta personas con sus perros.

Como parte de nuestro trabajo en el Parque, impulsamos una consultoría para formular un documento pedagógico denominado “Estrategia educativa para el Parque Metropolitano Guangüiltagua” y, luego, editamos en versión impresa y digital el producto de ese trabajo: "El parque educa" (Módulo educativo para el Parque Metropolitano Guangüiltagua).

Uno de los componentes era precisamente referido al manejo responsable de perros en un espacio público. La idea era llegar con esos materiales a niños y jóvenes de escuelas y colegios, pero también a la ciudadanía en general para generar cambios positivos y de respeto en sus comportamientos frente al espacio público y los demás.

Una de las primeras cosas que hicimos al hacernos cargo de la administración del Parque Metropolitano Guangüiltagua fue elaborar el reglamento del Parque, dirigido a: administradores, visitantes, usuarios, vecinos, moradores, prestadores de servicios, contratistas y trabajadores, con el objeto de regular el comportamiento ciudadano.

El Reglamento se difundió por diferentes medios -afiches, banners, hojas impresas- en distintos canales (carteleras, accesos, en los PAI policiales de Bellavista y el Batán, en el Centro de Información del Parque y  en nuestras oficinas).

Se realizaron talleres de divulgación, difusión y debate del reglamento del Parque dirigidos al personal técnico del consorcio y de las microempresas que brindaban sus servicios en el Parque en actividades de seguridad, guardabosques, guías, mantenimiento, jardinería y limpieza.

Se imprimió una versión de bolsillo del reglamento para que los colaboradores lo porten consigo en todo momento y lugar. Este plegable serviría igualmente para su divulgación a los visitantes y a las personas interesadas. Los diversos medios dieron una importante cobertura a esta información.

En relación a los perros, el reglamento del Parque mencionaba lo siguiente en el capítulo referido a las mascotas: Los visitantes que ingresaren al Parque con sus mascotas, serán responsables de que éstas circulen con la correa correspondiente. Solo se podrá dejar sin correa a los animales en los lugares establecidos para tal fin. Los propietarios de las mascotas que se hallaren en el Parque serán responsables de recoger y limpiar los excrementos de éstos. Los entrenadores y paseadores de perros sólo podrán concurrir a las zonas y en los horarios acordados por escrito con la administración del Parque y deberán responsabilizarse de la limpieza y disposición en los basureros correspondientes, de los desechos de esos animales. Los propietarios de las mascotas que se encuentren en el Parque serán los únicos responsables por molestias, daños o mordeduras causadas por sus animales. De ninguna forma la Administración del Parque podrá ser responsabilizada ante estas eventualidades

Sin embargo después de unos meses al frente de la administración del Parque Metropolitano Guangüiltagua nos dimos cuenta que allí había una infinidad de problemas y conflictos relacionados con los perros: agresiones reales (ataques, gruñidos, ladridos, mordidas) o agresiones sicológicas (intimidación, miedo, pánico, susto) a diversas personas: ciclistas, trotadores, caminantes, dueños de otros perros o visitantes (niños, jóvenes adultos o ancianos); agresiones y peleas entre perros; molestias y quejas de los diferentes tipos de visitantes y usuarios por la existencia de excrementos de perros en los senderos y espacios del Parque; negativa de diversos visitantes a acatar las disposiciones de conducir a sus perros con traílla al interior del Parque, aduciendo que el Parque es “un espacio público”; deterioro de la imagen del Parque y daño ambiental porque los perros vacían los basureros y esparcen la basura en busca de alimentos; disputas, peleas, agresiones y reclamos entre diferentes personas motivadas en los problemas con perros; reclamos, quejas, denuncias y hasta agresiones, de los usuarios a los guardabosques y al personal del Parque por los mismos conflictos; reclamos, quejas, denuncias a los medios de comunicación y a las autoridades pidiendo solución a los mismo; grave impacto ambiental a la fauna del Parque causado por perros (ataques y matanza de las llamas, ataque y muerte de animales de la fauna nativa del Parque: conejos, armadillos, chucuris, raposas, zorros, aves, pequeños roedores, anfibios, reptiles y venados de cola blanca; destrucción de nidos, huevos, madrigueras y crías); incremento de la incidencia de ese problema por la ”bondad” de personas que concurren al Parque para alimentar a los perros cimarrones, sueltos, perdidos o abandonados; eso hace que aquellos perros fijen su morada en las quebradas y espacios del parque y “complementen” su dieta depredando la fauna nativa.

Por todas esas razones y debido a gran superficie de aquel parque-bosque y a la diversidad de actores involucrados en el tema “perros”, vimos que era necesario dictar normas que regulasen el comportamiento ciudadano en el Parque y elaboramos un reglamento específico para el tema perros en el Metropolitano.

En la introducción a este instrumento mencionábamos que en el Parque Metropolitano existían diversos tipos de perros -agresivos o sociables- que generaban diversos tipos de problemas y conflictos, por ello resultaba indispensable unificar -en un solo cuerpo- distintas normas generales con la finalidad de velar por la seguridad y la convivencia de todos los actores del parque; propiciar el ejercicio de los derechos ciudadanos estableciendo con claridad los derechos pero también las obligaciones ciudadanas en un espacio público;  propiciar  la educación ciudadana y generar actitudes respetuosas a las demás personas, los animales y la naturaleza; salvaguardar la fauna nativa y las espacies que viven en el Parque; delimitar las responsabilidades de  la administración respecto al tema perros y facilitar el conocimiento y cumplimiento de esa normativa por parte de los ciudadanos. 

En ese reglamento se establecieron las siguientes prohibiciones:
  • Soltar a los perros en el Parque
  • Ingresar con perros agresivos o poco sociables con las personas y otros perros.
  • Ingresar con perros cuando los dueños estén bajo la influencia de alcohol o drogas.
  • Amarrar a los perros en las edificaciones, cercas, vías, senderos y espacios verdes del Parque.
  • Abandonar perros en el Parque.
  • Usar espacios no autorizados del Parque para adiestrar perros.
  • Alimentar a perros callejeros, cimarrones abandonados o perdidos.
  • Permitir que los perros que ingresan o viven en el Parque cacen, capturen o maltraten a otros animales: mamíferos, aves, reptiles o insectos; o destruyan sus nidos o madrigueras.
  • Enterrar o depositar perros muertos en las quebradas y otros cuerpos receptores.
  • Utilizar al bosque como baño público de perros; para ello los visitantes deben utilizar en forma adecuada los espacios señalados en el Parque y hacer uso de las fundas y basureros previstos para tal fin.
Fue un marco normativo bastante completo pero difícil de aplicar por la poca colaboración de los usuarios y de las autoridades.

Dos de los temas más complicados que tuvimos que enfrentar en relación al manejo de los perros fuero: el de los perros de los moradores del Parque y el de los perros callejeros.

En el extremo nor-occidental del  Parque se ubica la Comuna Miraflores en un terreno colectivo de aproximadamente cinco hectáreas en el que viven 73 familias en 85 lotes. La Comuna Miraflores obtuvo su personería jurídica en 1991 y está conformada por antiguos trabajadores de la Hacienda Miraflores y por sus descendientes. Casi todas las familias de la comuna tenían perros.

Igualmente los cuidadores de las antenas de diversas radioemisoras y de varias casas y otras edificaciones existentes en el Parque, tenían perros, muchas veces agresivos

El Consorcio, en coordinación con la Directiva de la Comuna Miraflores, obtuvo el apoyo de la Fundación Protección Animal (PAE) con el propósito de mejorar el manejo de los perros de los comuneros y de los cuidadores. Se realizaron charlas informativas, tareas de vacunación y desparasitación y se acordó la asistencia de PAE para dormir a los animales que se encontraban en malas condiciones. Sin embargo muchos de los moradores y cuidadores siguieron manteniendo a sus “perros guardianes” que generalmente eran poco sociables y nos originaban problemas con los visitantes.

Otro grave problema del Parque era el de los perros callejeros o cimarrones, escapados, perdidos o abandonados que habían hecho del Parque su sitio de vida, algunos eran sociables pero la mayoría eran agresivos y atacaban a los visitantes y a sus perros. Las quebradas y los matorrales del PMG se habían convertido en el hábitat de al menos cuatro manadas de perros callejeros. El número de esos animales se incrementaba constantemente por el nacimiento de numerosos cachorros y por dos factores adicionales: las perras en celo atraían a muchos machos de las inmediaciones y al hecho de que usuarios desaprensivos concurrían al parque para abandonar allí a perros de todo tipo que ya no podían -o no deseaban- cuidar en sus casas.  A este grave problema se sumaba el que visitantes de “buen corazón” concurrían al parque para “alimentar” a estas manadas de perros cimarrones.

El resultado era dramático: numerosos animales agresivos, sin vacunas, portadores de cualquier tipo de enfermedad, que atacaban a los perros de los visitantes y a los usuarios del parque; que vaciaban los depósitos de basura propiciando mal aspecto y generando la presencia de roedores y moscas y lo que es más dramático, acabando con la fauna nativa: conejos, zarigüeyas; armadillos, chucuris y otros animalitos que antes eran muy frecuentes en el parque estaban siendo diezmados por los perros salvajes. Es el caso de las tucurpillas, una variedad de tórtola pequeña que anida en el suelo y que prácticamente ha desaparecido del Metropolitano.

Incluso las llamas, de alguna manera el símbolo de la fauna andina en el Parque, sufrieron el ataque de estas manadas de perros. Debimos destinar una persona para encargarse del pastoreo de las llamas durante el día y de protegerlas en un redil en la noche, para evitar que los perros las ataquen y las devoren como ya había acontecido en el pasado.

Recibimos varias denuncias de ataque de perros, sobre todo de propiedad de los cuidadores de las antenas de las radios El Tiempo y Democracia. Dos de esas denuncias se concretaron por escrito e incluso en uno de los casos se nos amenazó con seguir acciones judiciales si el problema no se solucionaba.

Tuve que reunirme con los afectados y les entregué información verbal y documentación sobre el esfuerzo desplegado por el Consorcio para enfrentar el tema perros. Los afectados recibieron la información pero estructuraron un documento de queja ante las dificultades para llevar a la práctica la ordenanza y reglamentos referidos a perros en el PMG.

En este contexto y frente a todos los problemas mencionados -para nosotros- las acciones debían ser responsabilidad de “todos”: de autoridades, administradores, usuarios, vecinos y propietarios de perros: Durante nuestra administración coordinamos trabajo con distintas personas y entidades que trabajan con perros y propiciamos una serie de reuniones con diversas entidades que estaban involucradas en este tema: la Secretaría de Seguridad Ciudadana, la Policía Metropolitano, Protección Animal Ecuador y las administraciones Zonales del MDMQ.  

Con ellos visitamos a los propietarios de perros agresivos para informarles sobre el manejo de perros en espacios públicos, sus deberes y responsabilidades.

En otros casos apoyamos la captura de perros abandonados y de perros agresivos de propiedad de los cuidadores de las antenas de las radios.

Durante el período en que administramos el Parque impulsamos diversas actividades que buscaban resolver estos conflictos; sin embargo requeríamos una mayor colaboración de usuarios y visitantes del Parque.

Quienes ingresaban con sus perros; hacían caso omiso de las instrucciones de la administración o de los guardabosques en relación a la obligación de conducir a sus animales con collar y traílla y tampoco había apoyo en lo que se refiere a la recolección de los desechos de los perros.

Este es un tema en el que permanentemente estuvimos empeñados, pues a la larga se requiere un cambio en la cultura ciudadana: ¿cómo disfrutar del espacio público sin causar inconvenientes a las demás personas?. Cada persona tiene “derecho” a disfrutar del Parque pero los demás tienen “derecho” a no pasar sustos, apuros o agresiones por animales sueltos y -por supuesto- tienen el “derecho” a  disfrutar del césped sin toparse con una desagradable sorpresa en la suela del zapato.


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