lunes, 28 de marzo de 2011

Francia 9: Paris: con las Marthitas y Pepe Ordóñez

En junio de 1996 fui invitado a Estambul por el Programa Hábitat de Naciones Unidas a la “Conferencia Mundial sobre los Asentamientos Humanos – HABITAT II”. Al regreso tenía que pasar una noche en Paris para poder tomar el avión de regreso a Quito. En el vuelo de ida, pude leer en la revista de Air France, que en el “Centro Pompidou” había una exhibición por demás interesante: maquetas de viviendas concebidas por jóvenes estudiantes de arquitectura, confeccionadas enteramente con esos pequeños bloques de plástico conocidos como “legos”. Al regreso tomé pues una habitación no lejos de ese famoso Centro de Arte, para poder darme una vuelta por el “Marais”, viejo barrio del centro de Paris, visitar el “Centro Pompidou” y relajarme leyendo en los agradables jardines del “Forum des Halles”

El “Centro Georges Pompidou” o “Beaubourg” como se conoce al “Centro Nacional de Arte y Cultura” que lleva el nombre del ex presidente Georges Pompidou es un controversial icono de la arquitectura moderna inaugurado en 1977, diseñada por los arquitectos Renzo Piano y Richard Rogers, quienes con esa obra ganaron notoriedad internacional pero, al mismo tiempo, fueron motivo de enormes críticas por haber implantado ese enorme edificio muy semejante a una refinería de petróleo en medio de un barrio tan tradicional. “Beaubourg” alberga una gran biblioteca pública, el Centro de investigación musical y acústica, salas de conferencias y eventos, el Museo Nacional de Arte Moderno y grandes salas para exposiciones temporales de pintura, escultura y diseño.

El gigantesco Centro comercial denominando “Forum des Halles” es una verdadera ciudad subterránea que acoge a más de cuarenta millones de clientes al año; alberga la estación de trenes regionales, metro y buses más grande de la ciudad -mueve más  de ochocientos mil personas por día- dispone de infinidad de almacenes y tiendas, 23 salas de cine, piscinas, instalaciones polideportivas, oficinas, restaurantes e incluso el Centro Marino “Jacques-Yves Cousteau” del famoso explorador e investigador francés.

El proyecto original del “Forum des Halles” fue planteado por los arquitectos Georges Pencreac’h y Claude Vasconi., posteriormente la ciudad convocó a un concurso que ganó el catalán Ricardo Bofill, cuyo proyecto se desarrolló parcialmente hasta que Jaques Chirac, en ese entonces alcalde de París, encargó a Jean Willerval la intervención final: los jardines y los “paraguas”. El conjunto fue  inaugurado en 1983.

“Beaubourg” y el “Forum des Halles” fueron construidos en el espacio en el que se ubicaba el antigua y emblemático mercado mayorista de Paris. En ese histórico lugar estuvo el mercado del Paris medieval y posteriormente, en el siglo XIX, las grandes naves metálicas del mercado de la ciudad conocidas como “Les Halles”.

Hasta 1968, cuando se decidió mudar el mercado a otra zona de la ciudad, la actividad comercial del barrio no paraba en las veinte y cuatro horas del día. En la mañana y en la tarde una multitud abarrotaba el mercado y las calles vecinas; el barrio entero operaba como gran centro de compra-venta de productos alimenticios de todo tipo: frutas y verduras, vegetales y granos, carnes y embutidos, pescados y mariscos, quesos y otros productos lácteos, aceites y vinos… así como: ultramarinos, ropa, pan, muebles, objetos usados, abarrotes, licores, jabones y cientos de otros productos. En la noche cuando llegaban los vehículos con la carga,el barrio se llenaba de cargadores, carniceros, panadeos, pasteleros, comerciantes mayoristas y minoristas, prostitutas, prestamistas, vagabundos, borrachitos y trasnochadores que llegaban a los bares y comedores populares en busca de un último trago o de una reconfortante “soupe à l'oignon” (sopa de cebolla) para terminar la noche de jarana. Era un sitio colorido, lleno de contrastes en el que se daban cita todo tipo de personas.

Actualmente “le Marais” y el conjunto “Les Halles” - “Centro Pompidou”, sigue siendo un sitio colorido, lleno de contrastes en el que se dan cita todo tipo de personas: artistas, músicos, vendedores de recuerdos y miles de turistas de toda nacionalidad. En el entorno queda la “Bolsa de Comercio”, la iglesia de “Saint-Eustache” y la iglesia de “St-Merri”. “Beaubourg” y el “Forum des Halles” son dos de los destinos turísticos más importantes de Paris, con más de seis millones de visitantes al año.

Me alojé en un hotel ubicado a menos de media cuadra de todos estos monumentos. Después de desayunar salí a caminar por los amplios jardines de más de cuatro hectáreas de “Les Halles” y cuando abrieron el “Centro Pompidou”, pude visitar la exposición que me interesaba.

La exhibición era promovida por la conocida marca “LEGO”, una empresa danesa que originalmente hacía sólo juguetes de madera, luego dio un salto y es hoy una de las más grandes compañías de juguetes, conocida sobre todo por sus bloques de plástico interconectables. La empresa había promovido un concurso entre estudiantes de arquitectura de diversos países europeos para diseñar, modelos a escala, de viviendas contemporáneas, usando como módulo de diseño las piezas ensamblables de sus productos. El ejercicio incluía el dibujo de planos, dimensionados y acotados, exactamente iguales a los que un arquitecto utiliza para expresar en el papel la concepción de cualquier edificio: plantas, cortes, elevaciones, perspectivas interiores y exteriores, muy bien presentadas y ambientadas como para cualquier concurso de proyectos arquitectónicos. Cada propuesta debía incluir una memoria descriptiva del proyecto y una  breve síntesis de la idea central y de los diferentes partidos adoptados para la solución funcional, formal y constructiva.  Lo interesante era que las maquetas de esos diseños arquitectónicos debían construirse con los famosos “legos”: amarillos, rojos, azules, verdes, grises y blancos y con todas las piezas complementarias producidas por la marca: puertas, ventanas, detalles decorativos y de acabados, así como elementos de jardinería y ornamentación.

La exhibición incluía fotos y videos de las exposiciones similares que se habían organizado en otras ciudades, libros y revistas sobre esos eventos y una preciosa sala interactiva para niños, donde éstos podían hacer sus propias “creaciones” con piezas de “LEGO” luego de haber visitado la sala donde se exponían las propuestas de los estudiante de arquitectura.

Realmente salí muy complacido por la visita, la muestra me pareció una estupenda idea y los resultados eran impresionantes en cuanto a calidad y creatividad.

Comí algo por allí y me enrumbé en busca de una banca para fumar un cigarro y poder leer en medio de la tranquilidad de  los jardines y pequeñas plazoletas del “Forum des Halles”.

A media tarde pensé que podía ser una buena idea tomar una cerveza en uno de tantos simpáticos cafés, con mesas al aire libre, que pululan en esa zona tan turística. Estaba en eso cuando, a dos metros de mi mesa, alcancé a divisar a las dos Marthitas: Martha Rodríguez y Martha Herrera, dirigentes de la “Federación de Barrios Populares del Noroccidente de Quito”, con quienes habíamos ejecutado el Programa “Vida en las Laderas” un interesante proyecto participativo con componentes ambientales, de mejoramiento barrial y fortalecimiento organizativo que nos auspiciaron la “Comisión Europea” e INTERMON de España.

Fue una grata sorpresa toparnos en Paris con estas dos amigas. Me comentaron que habían venido a una reunión -creo que en Holanda- y ellas, al igual que yo, estaban ya de regreso. 

Habían decidido quedarse unos días en Francia para conocer Paris, ya que un amigo de la “Federación” estaba estudiando allí y les invitó a su departamento. Les convidé una cerveza y en la mesa comentamos que verdaderamente era increíble la coincidencia de habernos topado ese día, en la misma esquina y a la misma hora, en una ciudad tan grande como la capital francesa. Martha Herrera, comentó: -“¡Cierto, es increíble… eso muestra que el mundo es como un LEGO!”

Una vez concluidas las cervezas, me ofrecí a acompañarles a la estación del Metro para enrumbarles en aquel que debían tomar para ir a casa de su amigo. Les conduje a “Châtelet-Les Halles” catalogada como la estación intermodal subterránea más grande del mundo. No era fácil orientarse en medio de ese enredo de corredores y niveles. Ellas debían tomar un tren de la Red Expresa Regional – RER, pues su destino era fuera de la ciudad en la llamada “banlieue” norte de Paris. (“Banlieue” es un término con el que se denominan, en Francia, a los suburbios o periferias de las grandes ciudades).

Logramos ubicar la entrada al RER-B y nos pusimos en la fila para poder adquirir sus tickets. Al oírnos conversar en español, la persona que estaba delante en la fila se dio vuelta y, a pesar de que ya quedó demostrado, pudimos comprobar nuevamente que el mundo es un “lego”; era Pepe Ordóñez, colega y amigo, ex Decano de la Facultad de Arquitectura, de la Universidad Central de Quito.

Nos dimos un abrazo afectuoso. El también, estaba de paso por Paris luego de una reunión de docentes de arquitectura, no recuerdo si en Italia o en algún otro país. También comentamos que verdaderamente era increíble la coincidencia de habernos topado ese día, en la misma estación de Metro, en la misma ventanilla, a la misma hora, en una ciudad tan grande como Paris.

Acompañamos a las dos amigas a la puerta-filtro que debían pasar para dirigirse a tomar su tren. Luego salimos juntos a caminar por las calles del viejo “Marais”. Fue muy agradable recorrer esos históricos lugares con un querido amigo, comentando temas de urbanismo, historia y arquitectura.

Pepe tenía una invitación esa noche, así que no pudimos cenar, ni tomarnos un vino, juntos. Sin embargo usamos el poco tiempo que tenía para visitar la “Île Saint-Louis”, ese barrio-isla en medio del río Sena.

En la “Île Saint-Louis”, se fundó Paris. Originalmente fue un pequeño asentamiento celta llamado “Parisii”, desarrollado por marineros y comerciantes 250 años Antes de Cristo. El actual barrio se construyó en la isla en el siglo XVII. La mayor parte de las edificaciones son residencias pero, de tanto en tanto, se pueden encontrar también restaurantes, tiendas de ropa y de arte, cafeterías y heladerías.

Con Pepe rematamos nuestra visita a la pequeña isla y nuestro encuentro casual en Paris, con un rico helado que nos tomamos sentados en la vereda a orillas del Sena.

Le acompañé a tomar el Metro y fui luego a mi hotel a descansar para poder salir temprano, al día siguiente, hacia el aeropuerto. Convencido por supuesto de que llegaría a casa en un abrir y cerrar de ojos, no tenía la menor importancia estar al otro lado del mundo. La siguiente noche dormiría en mi cama. Total, el mundo es pequeño como un “LEGO”.

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