miércoles, 18 de julio de 2012

Brasil 3: El alcalde de Machachi


En un relato anterior he resumido lo que fue mi participación en el “Foro Global de ONG”, en el lanzamiento del Globo "Una Gota de Esperanza" y en la redacción del "Tratado alternativo del agua" durante la Cumbre de la Tierra en 1992. En otro relato he contado igualmente la perdida de mi cámara de video (que olvidé en un taxi en Río) y la forma extraordinaria como la recuperé posteriormente, luego de una serie de inexplicables circunstancias.

Ahora voy a contar sobre un breve período en el que curiosamente fungí como alcalde improvisado de la ciudad de Machachi durante otro viaje a Brasil en 1990.    

En esa ocasión viajamos al Brasil con Diego Carrión por la ruta Quito, Bogotá, Manaos, Sao Paulo.

Habría que comenzar refiriendo que años atrás, en 1983, cuando concluí la investigación sobre “Movilidad Urbana de los sectores Populares en Quito” que emprendimos en CIUDAD, con el apoyo del IRT - “Instituto de Investigaciones del Transporte” de Francia, decidimos que resultaba importante un debate amplio sobre el tema del transporte, la movilidad y los servicios en general, así que en julio de 1985 organizamos con ese organismo un gran Seminario  sobre “Transporte y Servicios Urbanos en América Latina”. Ese evento fue un gran éxito. Logramos reunir veintisiete ponentes ecuatorianos, treinta y tres latinoamericanos, once franceses y tres de otras nacionalidades y publicamos en Francia, en dos volúmenes, las ponencias, resultados y conclusiones del debate, gracias al esfuerzo de Etienne Henry y de Oscar Figueroa.

Una de sus más importantes consecuencias de este evento fue la creación de una “Red de Estudios de los Servicios Urbanos en América Latina” que bautizamos con el nombre de “REDES” cuya coordinación se me encargó a mí en un primer momento, mientras se buscaba la mejor manera de estructurar esta iniciativa.

En enero de 1990 aprovechando que nos habíamos reunido en Quito un buen número de colegas de “REDES”, decidimos conformar una estructura organizativa más clara y con responsabilidades compartidas.

Nos planteamos una serie de metas y estructuramos un comité de coordinación que finalmente se estructuró así: nombramos Coordinador General a Alfredo Rodríguez de SUR-Chile; Coordinador del tema “Agua y Saneamiento” a Mario Vásconez de CIUDAD-Ecuador; Coordinador del tema “Desechos sólidos” a Gustavo Riofrio de DESCO-Perú, Coordinador del tema “Vivienda” a Samuel Jaramillo de CEDE/UNIANDES -Colombia, coordinador del tema “Transporte” a Oscar Figueroa de IEU/PUCCH - Chile y como vocales a Diego Carrión de CIUDAD-Ecuador, a Mario Lungo de CSUCA - Costa Rica y a Pedro Santana de FORO-Colombia . 

Hacia finales de 1990 tuvo lugar en Sao Paulo / Brasil, la “V Conferencia Internacional sobre Transporte urbano en los países en desarrollo” (CODATU V) que se desarrolló en esa gigantesca ciudad brasilera entre el 24 y el 28 de Septiembre de ese año.

Yo iba a presentar una ponencia que titulé "¿Qué hacer con los transportistas? o ¿Qué hacer con el sistema de transporte? - Notas sobre el transporte colectivo en Quito", pero demás íbamos a aprovechar esa ocasión para reunir al comité de Coordinación de REDES; así que, con mi amigo y colega de CIUDAD, Diego Carrión, viajamos a Sao Paulo,  para poder asistir a estas reuniones.

El primer trayecto, vespertino (Quito- Bogotá), lo hicimos en Avianca y el siguiente, nocturno (Bogotá-Manaos-Sao Paulo), en la compañía brasilera VARIG.


En el aeropuerto de Bogotá nos topamos con un grupo de amigos colombianos y de otros países que iban a tomar el vuelo de VARIG con nosotros.

Estábamos tomando una cerveza con Diego cuando aparecieron en ese lugar: Samuel Jaramillo y Pedro Santana (los dos colombianos) y con ellos Mario Lungo de Costa Rica y Regina Pacheco de Brasil. Los dos últimos habían estado en Colombia durante la semana previa, en un seminario sobre el “futuro de las ciudades” y se dirigían ahora a Sao Paulo para poder estar presentes en la CODATU V.

Recuerdo que el avión era un enorme Jumbo 747, de esos que tienen doble pasillo y ocho asientos en cada fila; dos hacia las ventanas de cada lado del avión y cuatro asientos al centro. A nosotros nos tocó en sillas muy próximas. Diego y yo estábamos en la mitad de una de esas filas de cuatro asientos, Mario Lungo a un costado y Regina (a quien afectuosamente llamamos Biba) del otro. En la fila de atrás venían Samuel y Pedro Santana quien, con su gran elocuencia, no paró de conversar durante toda la noche, incluso poniéndose de pie, para hacer participar de sus historias no sólo a su vecino sino a los de la fila de adelante.

Al poco tiempo de haber despegado de Bogotá, las azafatas sirvieron una muy buena cena… que disfrutamos acompañada de una copa de vino tinto.

Al finalizar, alguien comentó que sería bueno tomar una copita de coñac antes de acomodarse para pasar la noche, algún otro amigo mencionó que no era seguro que sirvieran  digestivos en clase turista…

A Pedro se le ocurrió que Biba podía dirigirse a la azafata -en portugués- y echarle una mentira piadosa, diciéndole que yo (el único con traje y corbata) era el alcalde de alguna ciudad ecuatoriana y todos los demás, mis asesores… que estábamos viajando a Río para participar en un evento internacional… y que le había pedido consultarle si podía servirnos una copa de coñac después del café.

Biba se prestó al juego… me preguntó el nombre de alguna localidad pequeña y yo le respondí lo primero que se me ocurrió: -“Machachi”, dije.

Llamó a la azafata y le lanzó la pregunta… ella me miró… yo hice un leve movimiento de cabeza -como saludándola- le sonreí con amabilidad -como respaldando la pregunta formulada por Biba- y me quedé -con cara de interrogación en los ojos- esperando…        

Ella respondió que iba a ver lo que podía hacer…

Vimos que hablaba primero con una colega junto a la cortina que separaba nuestra cabina de la clase ejecutiva. Luego llamaron a la “jefa de cabina”, le explicaron la situación y por varios minutos, las tres discutían y argumentaban… era evidente que habíamos originado un lío… No alcanzábamos a escuchar lo que decían, pero seguíamos con atención sus gestos, sus miradas y sus expresivas manos que no paraban de moverse de manera delicada y armoniosa cuando una u otra hablaba a las demás…

Por fin la “jefa de cabina” se acercó a Biba y le consultó algo de manera discreta.

Ella le respondió algo que no logramos escuchar y la chica se retiró nuevamente hacia la cortina…

Biba se puso a reír casi de inmediato, escondiendo su cara tras el respaldo del asiento delantero para que no la vieran… nos contó a Diego y a mí, sin parar de reír, que la consulta hecha por la “jefa de cabina” era si “el señor alcalde, no se molestaría si nos servía el licor en vasos de plástico, pues no tenían copas de coñac a bordo…

Biba le había respondido que creía que no habría ningún problema, pero que -de todas maneras- iba a consultarme… Me preguntó: - “Señor alcalde: ¿le molestaría que sirvieran el coñac en vasos de plástico?... añadiendo a continuación; -“Parece que no disponen de copas apropiadas en el avión y la señorita está preocupada de no poder brindarle la atención adecuada que usted se merece…”

Biba llamó a la muchacha y yo, poniendo la cara más seria y más democrática que me fue posible, respondí que no tenía ningún inconveniente en aceptar su amabilidad, tomar el coñac en vaso de plástico y que -más bien- le agradecía, muy sinceramente, por su gentileza….

La chica se retiró y se acercó a parlamentar con sus colegas. Una salió disparada de inmediato, hacia la cabina de la clase ejecutiva del otro lado de la cortina y regresó al poco tiempo, con un charol en el que había acomodado con esmero una botella de coñac francés VSOP, seis vasitos de plástico e igual número de servilletas.

Sin embargo no nos sirvieron de inmediato… la “jefa de cabina” se acercó nuevamente a Biba y le susurró alguna cosa al oído.

Biba le respondió que creía que no habría ningún problema, pero que -de todas maneras- iba a consultarme… Me preguntó en español: - “Señor alcalde: ¿le molestaría que la señorita nos sirviera solo una primera ronda de coñac?... -“Parece que a partir de un determinado momento luego del despegue ya no pueden servir licores y ella está preocupada de no poder brindarle una segunda copa si eventualmente usted así lo deseara…; añadiendo a continuación: -“Sin embargo, propone dejar la botella para que -si a usted o a alguno de sus asesores- les provocase otra copa de coñac, se puedan servir sin problema”…

Poniendo la cara más seria que me fue posible, respondí que no tenía ningún inconveniente en aceptar su amable sugerencia, que nos dejara la botella y que agradecía muy sinceramente, su gentileza….

Mario Lungo no tomaba licor, Biba sólo tomó una primera copa, así que el alcalde de Machachi y el resto de sus asesores tuvimos que dar buena cuenta de la botella para no desperdiciar su delicioso contenido…

No recuerdo el aterrizaje ni la escala en Manaos y llegamos a Sao Paulo todavía bastante entonaditos.

Felizmente era un coñac de buena calidad, al día siguiente pusimos comenzar nuestro trabajo sin mayores estragos…

En el vuelo de regreso no osé lanzar nuevamente mi candidatura y mi período como alcalde de Machachí duró sólo las pocas horas del trayecto de Bogotá a Sao Paulo; pero fue un mandato fructífero y con mucho debate e intercambio de puntos de vista entre la primera autoridad y su equipo internacional de asesores….   

1 comentario:

  1. Señor Alcalde,

    ha sido un honor servirle de interprete para tan noble misión. Y una vez alcalde, siempre alcalde: caso necesites nueva ayuda en los cielos, para asuntos digestivos, puede llamarme por teléfono, aúnque mejor sería si yo estuviera junto para poder compartir de la ocasión.

    si me permite, sin querer discordar de su Excelencia, yo preguntaría si no fuera el retorno de San Jose de Costa Rica...

    Saludos al pueblo de Machachi.

    Biba

    ResponderEliminar