domingo, 14 de septiembre de 2014

Ecuador 66: Cerrada por remodelación: Crisis en la Facultad de Arquitectura y Diseño de la Universidad Católica - 2001


Antecedentes

Como ya he relatado en 1994 Fernando Calle, Diego Carrión y Jorge García presentaron al Rector de la PUCE, padre Julio Terán S.J., una propuesta para crear la Facultad de Arquitectura y Diseño en la U. Católica. 

El rector autorizó abrir un “programa especial” de arquitectura y diseño, cuya inauguración tuvo lugar el 9 de junio y el inicio de actividades el 26 de septiembre de 1994, con Diego como Decano, Fernando como Sub-Decano y Jorge como director del Área de Arquitectura. 

En 1995 asumió el Rectorado el padre Hernán Andrade S.J, quien respaldó la decisión de Rector Terán, de apoyar el sistema, objetivos y contenidos de la FAD; convencido de que “sería el germen de cambios significativos en la PUCE”. En ese año Luis Bossano asumió la dirección del Área de Diseño y la FAD incorporó el Área de Artes a sus actividades. La denominación de “Facultad” fue conferida a partir del tercer trimestre.

En el año 2000 la FADA graduó con éxito la primera promoción de arquitectos y diseñadores. En ese año Diego Carrión renunció a sus labores como Decano fundador de la FADA. Fernando Calle fue nombrado Decano y yo asumí el Sub-Decanato. También en ese año el padre José Ribadeneira S.J., se posesionó como nuevo rector de la Universidad, por designación del provincial de la Compañía de Jesús, padre Alan Mendoza S.J.

Visiones contrapuestas

El nuevo rector había manifestado su oposición a la forma como sus predecesores habían autorizado la creación de la FADA y desde el principio de sus labores se dedicó a “enmendar” lo que para él se salía de los cánones de funcionamiento académico y administrativo en la PUCE. 

En las facultades tradicionales de la PUCE quien llevaba el peso de las actividades administrativas y académicas era el secretario-abogado, personaje de confianza del Rector. En la FADA ese rol lo tenía el Decano. Para el Rector Ribadeneira eso era intolerable; a él le gustaba decidir y controlar y era muy poco dado a delegar y a confiar. Un modelo basado en nuevas formas de entender lo académico y lo administrativo no encajaban en sus ideas ni en sus prácticas. Al poco tiempo de posesionado todo comenzó a parecerle mal.  

Para el padre Ribadeneira era impensable que una facultad operara sin una planta docente fija de profesores principales, agregados y auxiliares, que en lo financiero y organizativo no dependiera del control centralizado de la PUCE y por supuesto, estaba en total desacuerdo con que fuese auto sostenible en lo económico y que pudiera tomar sus propias decisiones en la estructuración de su presupuesto y en sus gastos.   
El 2001 las contradicciones llevaron a un período de crisis muy grave que voy a tratar de reseñar en este relato.

Inicio de la crisis

A fines de marzo del 2001 el Consejo de Facultad de la FADA se reunió para analizar ciertas decisiones del Rector. Preocupaba la poca comprensión de las autoridades respecto al currículo académico de la FADA y a las interrelaciones entre lo académico y lo administrativo. Paulatinos recortes de su presupuesto impedía la contratación o renovación de contratos de docentes y coordinadores y limitaban las actividades de investigación y extensión universitaria; por el progresivo deterioro de los salarios varios profesores habían renunciado y otros planteaban la imposibilidad de seguir laborando. Todo ello estaba afectando el funcionamiento de la Facultad y hacía difícil sostener la óptima calidad educativa que se había buscado desde el inicio.

En el seno del Consejo Universitario Fernando planteó esas inquietudes manifestado su anhelo de que se las pudiera resolver “gracias a la comprensión y al diálogo”… el Rector se molestó sobremanera por los que calificó de un “grave desacato” a sus decisiones como “primera autoridad de la universidad”. 

La FADA había previsto iniciar el nuevo semestre académico el lunes 26 de marzo pero las autoridades de la PUCE no resolvieron con agilidad la contratación del personal docente requerido para ese nuevo período académico. El 23 de marzo el Rector comunicó que no se podrían iniciar las clases mientras no estuvieran firmados los contratos de los profesores. Fernando se reunió con el Rector y el Director de Recursos Humanos y solicitó que esa dependencia trabaje el fin de semana para tener listos los contratos; sin embargo el lunes cuando los profesores quisieron firmarlos se toparon con la sorpresa de que no estaban listos. 

De otra parte, se enteraron que el Rector había decidido eliminar el pago de horas de “preparación de actividades académicas (reuniones, evaluaciones, coordinación etc.)” y se les notificó que se les pagaría sólo por las horas dictadas de clases.

La Comisión Académica había iniciado el proceso de categorización de profesores en la universidad; en el caso de la FADA de 55 profesores previstos en la programación, 49 habían sido aceptados y categorizados, 5 estaban pendientes y uno había sido rechazado. Tampoco se aprobó el ascenso de categoría de siete profesores. Este tipo de inconvenientes afectaba sobre todo a las materias optativas. El problema radicaba en que los créditos para seguir esas materia ya habían sido pagados por los alumnos y ellas ya constaban en la programación semestral. 

La crisis sube de tono

El 30 de marzo, la FADA envió al Rector una carta con aclaraciones y justificativos de la necesidad de contar con los profesores que no habían sido contratados, para que se revea la situación.  Además se solicitó -con la debida justificación- el pago de actividades académicas de los profesores puestas en entredicho por las autoridades de la PUCE.

En esa carta se solicitaba que se mantenga el pago de los honorarios de acuerdo a la programación presentada y se solicitaba una explicación del por qué a los profesores de la FADA se les reconocía tan solo el 13.5% de incremento salarial cuando al resto de profesores de la universidad se les había incrementado el 27% de sus remuneraciones.

Al no tener una respuesta a esos pedidos. El Consejo de Facultad se reunió el jueves 5 de abril y decidió enviar un carta al “Consejo Superior de la Universidad” respecto al malestar creado en la FADA y solicitando que se nombrara una Comisión de Alto Nivel para que evalúe a la Facultad durante ese semestre y en función de ello, se hagan o no cambios para el siguiente.

El consejo decidió también convocar a una reunión de profesores para dar una explicación y los representantes estudiantiles ante el Consejo, se comprometieron a su vez, a informar a todos los estudiantes de la Facultad sobre estos problemas.

Comunicado de la FADA

Pasados varios días sin recibir una respuesta del Rector, la FADA dirigió una carta pública a la Comunidad Universitaria. En ella se señalaban algunos antecedentes y se describían los detalles que había conducido a lo que podía calificarse como una situación de crisis.

Se puntualizaba que la PUCE había aceptado el funcionamiento de la FADA gracias a dos principios: a) que fuese autofinanciada y b) que se estructurase como un modelo académico innovador; que tuvieron apoyo y reconocimiento de los rectores anteriores durante 7 años.

Sin embargo, desde que el padre Ribadeneira asumió el rectorado, la PUCE había procedido de manera contradictoria en relación a esos principios: a) Autofinanciamiento: el dinero ya no entraba a la FADA, pasaba a engrosar la caja común de la Universidad; b) Modelo académico: el programa de la FADA recibió recortes e intervenciones “desde afuera” sin propiciar ninguna forma de concertación ni de diálogo. 

Se puntualizaba que la FADA no se consideraba “especial”, rara”, ni “privilegiada” al interior de la PUCE, pero aspiraban a poder seguir siendo innovadora y conservar la integralidad, de las tres carreras y de su pensum. Señalaba que su estructura académica no era un modelo cerrado, siempre se había propiciado y buscado que crezca, se enriquezca, varíe, se modifique..., buscando hacer las cosas de forma “cada vez mejor” y se invitaba a las autoridades de la PUCE a participar en ese proceso de enriquecimiento desde una perspectiva de diálogo y trabajo conjunto y no desde la imposición autoritaria.

Finalmente la FADA señalaba en esa carta que no se consideraba un “ejemplo a ser imitado a ultranza”; pero que antes de proceder a una homogenización “hacia abajo” para que sea igual a todas las Facultades de la Universidad, era deseable que se haga una evaluación integral de la FADA para ver si convenía una homogenización “hacia arriba” en el que las otras Facultades rescaten ciertos referentes positivos de la experiencia de Arquitectura. 

Asamblea de estudiantes

El lunes 9 de abril la Asociación de estudiantes convocó a una asamblea para conocer y debatir la situación de la FADA en ese momento. Cuando la asamblea se estaba desarrollando, el Rector irrumpió en el lugar de la reunión, sin aviso ni invitación previa. Desde ese momento la reunión no pudo desarrollarse normalmente.

El Rector se sentó en la mesa directiva, tomó la palabra y aclaró que estaba allí “dispuesto a contestar todas las preguntas de los estudiantes ante rumores del cierre de la Facultad”; enfatizó que todo eso era infundado pero, dijo: - “se están haciendo correctivos para enderezar esta facultad que nació como un ‘programucho’ de estudios que había demostrado tener muchos problemas en todos esos años”.

Señaló que la FADA había nacido mal y que si él hubiese estado al frente de la PUCE hace siete años: -“no hubiera autorizado esas carreras…”  Señaló además,  que para su criterio: -“en la facultad había corrupción, pues numerosos profesores contratados a tiempo completo, no cumplían con las horas de clases estipuladas en sus contratos”. 

La intervención generó profundo malestar en los estudiantes, el Rector fue abucheado luego de realizar sus polémicas afirmaciones. Los representantes de los estudiantes se dirigieron al decanato e invitaron al Decano, al Sub-Decano y a otros directivos a concurrir al auditorio donde se desarrollaba la Asamblea, para escuchar también sus puntos de vista. 

El Rector mencionó que le tenía mucho aprecio al Decano a quien conocía desde “guambra”, pero que eso no le daba patente de corso para hacer y deshacer en la Facultad. Fernando aclaró cómo fue el nacimiento de la Facultad y las instancias que lo aprobaron, mencionando que la Universidad aceptó esa propuesta académica y la hizo suya. Luego aprovechó para mencionar que conocía al Rector desde hacía muchos años, que incluso se tuteaban… pero le mencionó que en público, él le decía “señor Rector” y no “suco” como le trataba en privado.

El Rector a quién se notaba indignado… habló que no era fácil aceptar las presiones de la Facultad por el déficit económico que tenía la Universidad. - “No me pidan plata”, dijo “más bien denme plata” recalcó, alzando la voz…  Se refirió a un supuesto déficit de la FADA, que ascendería a USD 470.000. Sin embargo, cuando el Decano replicó que eso no era así, y los estudiantes exigieron al Rector que demostrara su aseveración…él simplemente se exaltó… exigió respeto, -“soy el rector”, dijo... añadiendo: -“no voy a permitir que duden de mi palabra”…  

Luego de un momento sumamente tenso en el que parecía que las cosas podían salirse de control… las autoridades de la FADA lograron que se restablezca la calma… La reunión continuó y el Decano pudo referirse al problema de profesores que no habían sido contratados, de otros que habían sido reclasificados muy bajo, del malestar de los estudiantes ante la separación de buenos profesores, de la no contratación de profesores de materias optativas etc. 

El Rector sin embargo no dio ningún tipo de salida y acusó al Decano de ser causante de todo. El ambiente fue muy tenso, las autoridades tuvieron que calmar en varias ocasiones a los estudiantes pues las respuestas del Rector no lograron satisfacer sus inquietudes. 

Reunión general de profesores y estudiantes de la FADA

El martes 10 de abril el Decano convocó a una reunión general de profesores y estudiantes y leyó la carta que el Consejo de Facultad iba a enviar al Consejo superior de la PUCE. Los asistentes insistieron en que se invite a un diálogo a las autoridades de la Universidad, se nombró un Comisión y se solicitó las firmas de apoyo al documento.

Esa misma tarde el Decano, el Sub-Decano, los Directores de Área, docentes y delegados de los alumnos de la FADA se reunieron con el Rector, el Vicerrector y el Presidente de la Comisión Académica de la PUCE. Se entregó al Rector la carta con la firma de respaldo de profesores y estudiantes pero, como iba dirigida al Consejo Superior, el Rector se excusó de contestar ninguno de los puntos.

Se hicieron algunas preguntas por parte de estudiantes y profesores; se recalcó que no era el dinero lo que preocupaba a los docentes sino que no se bajara la calidad de la enseñanza y se pidió generar mecanismos de diálogo para superar la crisis. En principio las autoridades manifestaron su acuerdo con esos planteamientos. 

El Decano planteó la posibilidad de formar una comisión de la Dirección General Académica que decida la contratación de profesores y coordinadores pues las clases se habían iniciado y los estudiantes no podían seguir sin docentes. El Rector replicó que ya vería qué hacer.

Reuniones en la Dirección General Académica (DGA)

El lunes 16 y el martes 17 se iniciaron las negociaciones con la DGA. Asistieron el Decano Fernando Calle, el Sub-Decano Mario Vásconez, por parte de la FADA y por la DGA: el Dr. Manuel Corrales S.J., Vicerrector, el Ing. Pablo Iturralde, Director General Académico (e), la Mtra. Germania Espinosa, el Dr. Alberto Padilla y el Ing. Galo Cevallos, miembros de la Comisión.

Los miembros de la DGA escucharon los planteamientos de la FADA y prometieron tomar decisiones lo antes posible. El Decano solicitó que la respuesta fuese enviada con premura  por las condiciones de incertidumbre que se vivía en la FADA.
El miércoles 18 se esperó infructuosamente una respuesta. El jueves 19 los estudiantes organizaron una manifestación pacífica para hacer conocer el problema de la FADA a los representantes de la Asociación de Universidades Confiadas a la Compañía de Jesús en América Latina (AUSJAL) que celebraban una reunión en la PUCE.

Más reuniones, comisiones y renuncias

El viernes 20 el decano convocó a una reunión a los profesores para informarles sobre lo sucedido y debatir sobre las acciones a tomar. Se conformó una comisión de profesores para entregar información referente al problema a los medios de comunicación y a otros actores.

La Comisión se reunió con los miembros de la AUSJAL, con los decanos de las otras facultades y con el Vicecanciller de la PUCE, padre Alan Mendoza S.J., quien nombró una comisión de alto nivel conformada por el Economista Eduardo Valencia y el Ingeniero José Chacón, miembros del Consejo Superior, para que se ocupasen del problema.

Frustrados por los acontecimientos esa noche renunciaron el Diseñador Enrique Vásconez profesor de Artes y de Diseño y 3 profesores más.

El lunes 23 de abril las autoridades de la FADA se reunieron con la Comisión nombrada por el Vicecanciller. Expresaron que no tenían poder de decisión; tan solo ofrecieron conversar con la otra parte y dar su informa lo antes posible.

El martes 24 de Abril se organizó una reunión de Profesores de la FADA; el Decano les comunicó la situación, luego de varios pronunciamientos se mantuvo la propuesta de que la comisión prosiga con el trabajo. Simultáneamente el rector comunicó que había aceptado la renuncia de los cuatro profesores de Artes.

El Decano convocó a una reunión extraordinaria del Consejo de Facultad.  Se decidió enviar una nueva comunicación al Rector pidiéndole: a) que autorice continuar con la programación del semestre tal como fue presentada por la FADA, b) que autorice al Decano contratar los profesores requeridos a la brevedad posible y c) que dé marcha atrás en la aceptación de las renuncias de los profesores de Artes. 

La situación de complica aún más.

El miércoles 25 de abril los padres de familia de la FADA se auto-convocaron a una reunión en el auditorio. Manifestaron estar muy preocupados y molestos… apoyaron la gestión de las autoridades de la FADA y enviaron una carta al Rector solicitando que los estudiantes puedan seguir normalmente con sus clases. Incluso llegaron a plantean la posibilidad de promover acciones judiciales contra la PUCE.

El jueves 26 de abril el Rector brindó declaraciones en varios medios y manifestó categóricamente: -“que no había ningún problema en la FADA, todo era culpa del Decano….”

Se produjo una nueva reunión de la comisión de profesores con los miembros del Consejo de Facultad; allí se decidió presentar a los medios de comunicación la versión de la FADA y llamar a una reunión más amplia de profesores para el día siguiente. En esa asamblea de profesores se delegó a los arquitectos Hernán Orbea y Alexis Mosquera para que se reúnan con las autoridades de la Universidad en un intento adicional por resolver el problema.


El 2 mayo los estudiantes de la FADA organizaron una marcha en los predios de la PUCE, cubrieron con papel periódico el edificio de la Facultad con la leyenda “cerrada por remodelación” publicaron la revista "Bitácora" y brindaron entrevistas en varias radios, medios de prensa escrita y televisión. 

Las autoridades ordenaron limpiar esa "instalación". De paso destruyeron una exhibición de afiches que los estudiantes de Diseño y Artes, montaron para difundir el problema y los planteamientos de la FADA. 


Los estudiantes volvieron a cubrir de papel al edificio. Parecía que la confrontación no tendría salida. Sin embargo...


La crisis se fue superando de a poco

El Vicerrector y los Directores Generales enviaron una comunicación aceptando la estructura modular y la programación académica y autorizando a la FADA a proponer profesores para las materias pendientes y un incremento progresivo de sueldos hasta nivelarse con los otros docentes de la PUCE. (Funcionaron los buenos oficios de la Comisión de Alto Nivel conformada por el padre Mendoza. Supongo que todos estos personajes aconsejarían no seguir metiendo leña al fuego y evitar más confrontaciones). Luego de una reunión con la Dirección General Académica, ésta resolvió autorizar la contratación de seis profesores y dos coordinadores para el Área de Diseño.

El viernes 4 de mayo se trabajó en la reprogramación de las actividades, se limpió el edificio  y se realizan otras actividades simbólicas para reiniciar las actividades con nuevo espíritu. 

El lunes 7 de mayo se reanudaron las actividades. La Facultad cedió mucho y el Rector casi nada… en lo poco que pude tratarle en ese período vi que se trataba de una persona nada flexible y poco dada a los cambios y a la innovación… A mí me llegó a decir que jamás permitiría que un comunista, una extranjera, un judío o un turco llegasen a ocupar un decanato en la PUCE (se refería a cuatro profesores principales, posibles candidatos para reemplazar a Fernando).

Como consecuencia de la crisis, Jorge y Lucho renunciaron a sus funciones como directores de las carreras de Artes y Diseño. 

Yo presenté mi renuncia pero Fernando me pidió acompañarle hasta que terminaran sus responsabilidades como Decano, así que permanecí algún tiempo más como docente y como Sub-Decano. 

Años después

A principio de 2003 Fernando fue notificado que el Rector había decidido dar por concluido su período al frente del Decanato y designó a los arquitectos Hernán Orbea y Alexis Mosquera, como nuevo Decano y Sub-Decano, confirmándose un secreto mal guardado que corrió de boca en boca desde cuando los dos se reunieron con el Rector como delegados de los profesores un año y medio antes…, (el arquitecto Orbea era yerno del Ing. Galo Cevallos, a la época: Director General Académico de la Universidad, hombre de absoluta confianza del Rector).

En una escueta carta dirigida al padre José Rivadeneira le comuniqué mi decisión de alejarme de la PUCE.

Ahora, cuando la FADA cumple 20 años de funcionamiento, he tenido que bucear en la memoria y en viejos documentos para hilvanar estas líneas, pero me parecía importante que este período de crisis quedara registrado en este relato y sus pormenores no se traspapelaran por decisión u omisión de nadie.


 Post scríptum

El miércoles 24 de septiembre, a las 15h00, recibí una llamada del arquitecto Alexis Mosquera, decano de la FADA, quién me comentó que había leído este relato y que tenía algunas comentarios que hacerme: a) Me dijo que en 2001 nunca acompañó al arquitecto Hernán Orbea a una reunión con el Rector; b) que en cambio, sí se reunió con el Rector integrando una comisión junto a los arquitectos José María Sáez y Roberto de la Torre, y c) que en 2003 se enteró que había sido nombrado Sub-Decano de la FADA cuando el arquitecto Hernán Orbea (designado Decano por el Rector) le informó de ese particular en una reunión a la que le convocó junto al arquitecto Francisco Urzúa.

Me parece que estas aclaraciones debían adjuntarse a este relato pues mi intención ha sido tratar de registrar los hechos de ese período tan conflictivo y de ninguna manera, cometer imprecisiones o  faltar a la verdad.


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