sábado, 6 de septiembre de 2014

Ecuador 65: El taller de diseño arquitectónico en la Facultad de Arquitectura de la U. Católica: los primeros años.

1.    Los inicios de la FADA-PUCE

Como ya he relatado, la Facultad de Arquitectura y Diseño de la PUCE,  nació a inicios de 1994. La propuesta había sido presentada por los arquitectos Diego Carrión, Fernando Calle y Jorge García, al rector, padre Julio Terán Dutari S.J., quien tomó la decisión de crear la facultad y dio el visto bueno para el inicio de las actividades.

Diego fue nombrado decano, Fernando sub-decano, Jorge asumió la dirección del área de arquitectura y Lucho Bossano la dirección del área de diseño. La nueva facultad se inauguró en junio de 1994 y el inicio formal de actividades fue el 26 de septiembre de ese año.

En 1995 se posesionó como nuevo rector el padre Hernán Andrade S.J., quien también apoyó los objetivos y el sistema planteado para el funcionamiento de la FADA.

En 1997 el rector pudo inaugurar el nuevo edificio de la Facultad de Arquitectura y Diseño construido por Fernando Calle.

2.    Los primeros pasos de "Taller de diseño arquitectónico"


En los primeros semestres yo fui profesor de una materia llamada “espacio y percepción” y  desde fines de 1995, cuando los primeros estudiantes comenzaron el tercer semestre, asumí labores docentes y la coordinación del “taller de diseño arquitectónico”; responsabilidades que mantuve hasta cuando dejé la facultad en junio de 2003.

De aquel periodo, debo destacar el compromiso de todos quienes brindaron su concurso como docentes de “Taller” en la FADA. En el día a día, los profesores bregaban con pasión, creatividad y dedicación, por el éxito de una empresa que la sentíamos de todos.

El sistema implementado en la FADA permitía una adecuada selección del personal docente para garantizar la excelencia académica, pero también demandaba de los profesores compromiso, responsabilidad y calidad. Las evaluaciones participativas eran permanentes y la renovación de los contratos dependía de esas evaluaciones.


Una importante innovación de la FADA-PUCE fue la creación de las coordinaciones de paralelos y niveles en cada unas de las carreras. Inés Pazmiño y Mariana Torres fueron las primeras coordinadoras de “Taller”, ellas apoyaban a los profesores en la organización y el cumplimiento de la programación semestral y en todo tipo de ayuda que requiriesen docentes y estudiantes. Posteriormente, Inés se integró a la planta de profesores y pudimos contar con la colaboración de las arquitectas Ximena Rohn y Patricia Castro como coordinadoras de los cursos inferiores (3ro a 6to semestres); Mariana pasó a la coordinación del Taller Vertical (7mo a 9no semestres) y la arquitecta Miroslava Garzón se sumó al grupo como coordinadora del Taller de Fin de Carrera (10mo semestre).

3.    Docentes del Taller de diseño arquitectónico (1995 - 2000)

1995 - 1996
En el semestre académico desarrollado entre septiembre de 1995 y febrero de 1996, cuando la primera promoción comenzó el tercer nivel, el equipo inicial de profesores de “Taller”, estuvo conformado por los arquitectos Milton Barragán, José María Sáez y Mario Vásconez.


1996 -1997
En el semestre desarrollado entre marzo y agosto de 1996 cuando la segunda promoción comenzó el tercer nivel y la primera inició el cuarto semestre de su carrera, habíamos decidido que los grupos de trabajo de "Taller" debían ser menos numerosos para poder generar una relación más cercana profesor-alumno, así que duplicamos el número de profesores.

- En 3er nivel al grupo inicial (M. Barragán, J.M. Sáez y M. Vásconez) se sumaron tres nuevos profesores Hernán Burbano, Héctor Chaves y Mauricio Moreno.


- El 4to nivel también fue estructurado con seis profesores; los arquitectos: Fernando Bucheli, Fernando Calle, Nancy Méndez, M. Moreno, Roberto Noboa y Enrique Vivanco.
 

En el semestre desarrollado entre septiembre de 1996 y febrero de 1997, los estudiantes tuvieron como docentes a los siguientes arquitectos:

-  3er nivel: H. Burbano, Handel Guayasamín, J.M. Sáez y Jaime Vásconez.

 
-  4to nivel: F. Bucheli, F. Calle, Alexis Mosquera y M. Vásconez / N. Méndez.
-  5to nivel (cursado por la 1ª. Promoción): M. Barragán, H. Chaves, M. Moreno y E. Vivanco.

1997 -1998
En el semestre desarrollado entre marzo y agosto de 1997 los profesores de "Taller" fueron los siguientes arquitectos:

-  3er nivel: H. Guayasamín, J.M. Sáez y J. Vásconez.
-  4to nivel: F. Bucheli, F. Calle, Carlos Jácome y M. Vásconez / Inés Pazmiño.
-  5to nivel: M. Barragán, M. Moreno y E. Vivanco.
-  6to nivel: H. Burbano, Álvaro Martínez, A. Mosquera y Edwin Samaniego.
En el semestre desarrollado entre septiembre de 1997 y febrero de 1998 la planta docente de "Taller" estuvo integrada por los arquitectos:

-  3er nivel: H. Guayasamín, J. Vásconez y Mario Vivero.
-  4to nivel: F. Calle, C. Jácome y M. Vásconez.
-  5to nivel: M. Barragán, H. Burbano, Andrés Núñez y E. Vivanco.
-  6to nivel:   H. Burbano, Á. Martínez, A. Mosquera y E. Samaniego.
-  7mo nivel: M. Moreno, R. Noboa, Tomás Uribe y J.M. Sáez.


1998 - 1999
Para el semestre desarrollado entre marzo y agosto de 1998 se experimentó una fórmula nueva  que tuvo mucho éxito: propiciar el trabajo docente mediante equipos de dos profesores y asumir un “énfasis” particular en los ejercicios de cada nivel (orden geométrico, orden conceptual, investigación, entorno y taller vertical). La planta docente de "Taller" estuvo integrada por los siguientes equipos de arquitectos:

-  3er nivel (orden geométrico): a) C. Jácome y Manuel Uribe, b) I. Pazmiño y T. Uribe.
- 4to nivel (orden conceptual): a) J.M. Sáez y Juan Javier Malo; b) H. Guayasamín y Eugene Mangia.
- 5to nivel (investigación): a) M. Vásconez y A. Mosquera; b) José Eduardo Báez y Patricia Fondello; c) Á. Martínez y Diego Salazar
-  6to Nivel (entorno): M. Barragán y Carlos Veloz
- 7mo y 8vo niveles (taller vertical / práctica de diseño avanzado): a) J.M. Sáez y M. Uribe; b) M. Moreno y María Dolores Montaño; c) Alfredo Rivadeneira;  d) T. Uribe; e) Francisco Monroy; f) R. Noboa y g) Roberto Andrade.

A partir del séptimo nivel la materia fue organizada bajo la modalidad de taller vertical; ello implica que los estudiantes de séptimo, octavo y noveno niveles deberían desarrollar conjuntamente, ejercicios de diseño con semejante nivel de complejidad, aunque con mayor nivel de exigencia para los estudiantes de los cursos superiores, en unidades académicas que disponían de un espacio físico propio, bajo la responsabilidad de uno o dos profesores.

Para el semestre académico desarrollado entre septiembre de 1998 y febrero de 1999, la planta docente de Taller estuvo integrada por los siguientes equipos de profesores:

-  3er nivel (orden geométrico): a) C. Jácome y M. Uribe, b) I. Pazmiño y T. Uribe.
-  4to nivel (orden conceptual): a) J.M. Sáez y Ariel Castro; b) y E. Mangia J.J. Malo.
-  5to nivel (investigación): a) M. Vásconez y A. Mosquera; b) José Eduardo Báez y Patricia Fondello; c) H. Guayasamín y Á. Martínez.
-  6to Nivel (entorno): M. Barragán y Carlos Veloz
-  7mo, 8vo y 9no niveles (taller vertical): a) J.M. Sáez y A. Castro; b) M. Moreno y M.D. Montaño; c) A. Rivadeneira;  d) T. Uribe; e) F. Monroy; f) R. Noboa y g) R. Andrade.


1999 - 2000
Para el semestre académico desarrollado entre marzo y agosto de 1999, la planta docente de Taller estuvo integrada por los siguientes profesores:

-  3er nivel: a) M. Uribe, b) I. Pazmiño y T. Uribe
-  4to nivel: a) J.M. Sáez y J.J. Malo, b) H. Guayasamín y E. Mangia.
-  5to nivel: a) Á. Martínez; b) A. Mosquera; c) D. Salazar
-  6to nivel:  a) M. Barragán, b) C. Jácome; c) Carmen E. Ribadeneira y F. Calle
-  7mo, 8vo, 9no niveles (taller vertical): a) J.E. Báez b) Gonzalo Bustamante; c) Henry Carrión; d) Patricio Endara; e) M.D. Montaño y F. Monroy; f) A. Rivadeneira; g) T. Uribe.
-  10mo nivel (trabajo de fin de carrera): a) F. Calle; b) M. Moreno; c) R. Noboa; d) M. Vásconez.


En el año 2000 invitamos a los arquitectos Alberto Rosero y Ovidio Wappenstein a sumarse al equipo del Taller de fin de carrera. 

Ese año graduamos la primera promoción de arquitectos; los nuevos profesionales de esa promoción y de las siguientes, tenían una sólida formación y gran solvencia técnica, conceptual, teórica y práctica, sumadas a cualidades éticas y humanas. Habíamos logrado cumplr el reto de todos cuantos estábamos empeñados en la formación de esos nuevos arquitectos.

4.    Sistematización de retos, propósitos y experiencias


En 1998 escribí un documento académico titulado “Modelo conceptual para el diseño de objetos arquitectónicos: Contribución a la enseñanza-aprendizaje del diseño arquitectónico”

Ese texto sintetizaba los criterios y fundamentos del “Programa general del taller de diseño arquitectónico” que elaboré como resultado de constructivos debates y discusiones con los colegas del colectivo de profesores de “Taller”.

El objetivo de ese documento era contribuir a que los trabajos de diseño que realizaban los estudiantes de “Taller” tuvieran como punto de partida, la comprensión de un conjunto de elementos conceptuales que les dieran sustento. A esa intención se sumaba la aspiración de que el documento suscitara el debate y la crítica; se nutriera de ideas y conceptos… y propiciaran una mejor definición y colectivización de los términos usados en el diseño, el análisis histórico, la crítica y la docencia de la arquitectura.

Al entregar ese texto a la comunidad de colegas y estudiantes de la FADA-PUCE lo hice convencido, de que requería muchas contribuciones y correcciones; en ese momento, era nada más que la primera piedra.

En el presente relato me he propuesto realizar una síntesis de aquel documento por considerarlo una base importante de lo que la facultad pudo hacer desde su creación hasta que dejé las aulas en 2003 y también –debo suponer- de lo que ha podido hacer en años posteriores.

5.    Fundamentos del “taller de diseño arquitectónico” en la FADA-PUCE


Los profesores de “Taller” nos habíamos planteado una serie de preguntas referidas a las metas de la materia y de la facultad: a) ¿Cómo contribuir a la formación integral de los estudiantes de arquitectura?; b) ¿cómo contribuir al desarrollo de sus capacidades para intervenir profesionalmente en distintas realidades, a través de propuestas y soluciones innovadoras?; c) ¿cómo prepararlos para enfrentar diversos contextos y problemas particulares, aplicando en ello conocimientos universales y un alto compromiso ético?.

Considerábamos que en la búsqueda de adecuadas respuestas a esas interrogantes radicaba el reto de todos cuantos estamos empeñados en la formación de nuevos arquitectos.

Pero no sólo nos hacíamos preguntas filosóficas y de fondo, nos preguntábamos también cosas prácticas y terrenas: a) ¿Cómo buscar un sistema de formación coherente, direccionado, que articulara los diferentes niveles y materias?; b) ¿cómo estructurar equipos docentes consolidados que se interrelacionaran horizontal y verticalmente, con objetivos, metodología y contenidos claros?; c) ¿cómo lograr una aproximación a esos objetivos con sistemas de evaluación y seguimiento no subjetivos?

Creíamos que en las respuestas a esas dudas radicaba un reto complementario que apuntaba a entender el proceso de enseñanza-aprendizaje de manera diferente.

En este contexto y ante esos retos, el taller resultaba ser el espacio formativo por excelencia: aportaba conocimientos y desarrollaba actitudes y prácticas en los estudiantes; era el eje estructurante de la carrera profesional de la arquitectura.

Pero como docentes debíamos responder también algunas cuestiones ligadas a los fines de la carrera de arquitectura, para que los jóvenes graduados pudiesen aportar de forma adecuada al desarrollo del país: ¿qué tipo de arquitecto queríamos formar?, y ¿qué tipo de arquitectura debería ser realizada por los arquitectos egresados de la FADA-PUCE en el futuro?
6.    Problemas y sub-problemas

En “Taller” se buscaba desarrollar -conjuntamente con los estudiantes- un método reflexivo que permitiera entender los problemas arquitectónicos como “sistemas” en los que diferentes sub-problemas demandaban una solución integral: a) de partido general arquitectónico; b) funcionales; c) formales y estéticos; d) espaciales; e) técnico-constructivos; f) de confort; g) de emplazamiento; h) ambientales; i) de contexto; j) legales; k) económicos y financieros; etc.

7.    Dominios básicos para el diseño arquitectónico

En las formas tradicionales de enseñanza de la arquitectura era frecuente constatar incongruencias como: a) el fraccionamiento entre niveles, materias y criterios de los profesores; b) el fomento en los estudiantes de una actitud acomodaticia a los criterios de los docentes; c) falta de rigor en las propuestas o excesivo convencionalismo; d) descontextualizaciones físicas, sociales, históricas o culturales; e) deficiente información sobre los fundamentos de la arquitectura; f) deficiencias en instrumentos de expresión; g) ausencia de un método explícito de diseño, etc.


El trabajo en “Taller” debía tratar de corregir esas contradicciones estableciendo niveles de conocimiento y alcances de cada nivel. Esos niveles y alcances debían guardar estrecha relación con las otras materias del pensum académico, con los objetivos generales y específicos de la facultad y de “Taller” y con ciertos dominios básicos que debían exigirse a los estudiantes de cada nivel: a) dominio representativo-expresivo; b) dominio crítico-descriptivo-interpretativo; c) dominio reflexivo; d) dominio creativo; y e) dominio productivo-constructivo.

8.    Una metodología de enseñanza-aprendizaje

Cada uno de los ejercicios abordados debía ser entendido como un “medio de enseñanza-aprendizaje" y no como "un fin" en sí mismo. Sin embargo si bien se debía valorar el proceso también se debía evidenciar y evaluar los resultados.

En la práctica de “Taller”, se debía ayudar al estudiante a descubrir y precisar las intenciones iniciales del ejercicio y los objetivos del proceso que orientasen y definiesen el desarrollo del diseño. Estas pautas proporcionaban parámetros claros que reducían la subjetividad en la valoración del proyecto y facilitaban la comunicación profesor-alumno y alumno-alumno permitiendo mejorar las actividades de autocrítica o de trabajo en grupo.

El alumno se iba acostumbrando a la búsqueda de soluciones creativas para los objetivos iniciales de su diseño, a través de la investigación crítica de los sub-problemas y a desarrollar de forma coherente esos objetivos en el proceso de diseño. Se debía evitar el no forzar la creatividad intuitiva y se debía potenciar la creatividad a través de un método de aproximación al diseño basado en el orden de partida como elemento estructurante.

9.  El ¿para qué? de este rollo

Con estos mecanismos se apuntaba a que los estudiantes pudieran ser rigurosos (en sus análisis y propuestas); flexibles (para que pudieran contextualizar sus intervenciones); críticos y creativos (para que pudieran interpretar la realidad); propositivos en sus soluciones (con sólidos conocimientos técnicos, teóricos e instrumentales) y conocedores de un método claro de diseño (que les permitiera integrar sistemas y trabajar de forma colectiva e interdisciplinaria).

Con este tipo de formación podían demostrar -en sus trabajos futuros- sus conocimientos y compromiso ético; su capacidad reflexiva y su creatividad; el manejo de elementos conceptuales e instrumentales, sus habilidades y práctica; su sensibilidad e ingenio; su rigurosidad y vínculo con la realidad; las destrezas y la capacidad para tomar decisiones para que sus propuestas pudieran constituir respuestas y referentes validos para nuestro medio.

Ahí radicaba el reto de todos cuantos estábamos empeñados en la formación de nuevos arquitectos.
  

10.    El ¿por qué? de este relato


El documento que dio origen a este texto constaba de tres partes: a) un análisis referente a los criterios y lineamientos que estábamos tratando de aplicar en el proceso de enseñanza-aprendizaje del diseño arquitectónico en la FAD-PUCE; b) una propuesta de modelo aplicable a la sustentación conceptual del diseño arquitectónico, y c) un glosario básico de un conjunto de términos usados en el quehacer del diseño arquitectónico.

En este relato he tratado de sintetizar la primera parte (los criterios y lineamientos).

En alguna biblioteca de la PUCE debe reposar la propuesta del modelo conceptual y el glosario básico de términos que lo acompañaba… los interesados pueden remitirse a esos documentos originales… ojalá yo pueda volver sobre ello, en otro espacio y en otra ocasión.

En este relato me parecía importante además que pudieran quedar registrados los inicios del “Taller de diseño arquitectónico” de la FADA-PUCE, así como los nombres de sus protagonistas y gestores. No cabía que esas acciones que demostraron ser tan exitosas y llenos de “lecciones a aprender”, pudieran traspapelarse y quedar en el olvido, por decisión u omisión de alguien. 

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