viernes, 14 de diciembre de 2012

Perú 1: PANA-2000 y las líneas de Nazca



Entre enero de 1999 y enero de 2003 coordiné el programa “PANA 2000”, como conocíamos a una muy interesante experiencia regional portadora de un nombre bastante más complicado “Programa Andino de Fortalecimiento Municipal y ONGs para el Manejo Ambiental hacia el año 2000”.

Esta iniciativa la desarrollamos con mi amigo Carlos Guerrero que en esa época trabajaba en IEPALA en Madrid y cuando el  programa fue aprobado y financiada por la Unión Europea, fue  ejecutada por seis ONGs de América Latina: CIUDAD de Ecuador (que asumió la coordinación) CESAP de Venezuela, FORO de Colombia, CIDAP de Perú, CERES de Bolivia  y SUR de Chile.

La propuesta fue presentada a una convocatoria de la Unión Europea por IEPALA de España y KATE de Alemania. La Comisión Europea aprobó la iniciativa  y brindó el apoyo económico requerido para realizar este programa que se enmarcaba en el fortalecimiento de capacidades sociales e institucionales para la gestión ambiental en la región andina.

“PANA 2000” tuvo su origen en la necesidad, palpable en nuestra región, de diseñar y poner en funcionamiento, acciones orientadas a mejorar la gestión del desarrollo local, en un contexto de crisis del Estado y de ejecución de políticas de descentralización fiscal, administrativa y política que habían planteado retos importantes para los municipios y para las organizaciones sociales, en términos de la asunción de nuevas tareas ligadas a la gestión del desarrollo local en general y a la problemática ambiental en particular. 

“PANA 2000” fue una importante experiencia de cooperación Sur-Sur y Norte-Sur que buscaba   contribuir a elevar las capacidades de gestión urbano- ambiental de los municipios y ONGs y, a la vez, aportar al mejoramiento de la gobernabilidad y la sustentabilidad de las ciudades intermedias y pequeñas en los países andinos; aportar con estudios, elementos de política y alternativas de capacitación al mejoramiento de las potencialidades municipales para enfrentar los problemas ambientales de las ciudades intermedias y pequeñas en los países andinos y contribuir a elevar las capacidades institucionales (propositivas, de innovación, eficacia y creatividad) de los municipios, ONGs, y organizaciones comunitarias así como de las entidades educativas en materia de desarrollo urbano y manejo ambiental.

Una primera experiencia conjunta que podría entenderse como un antecedente a la iniciativa de cooperación planteada en la propuesta “Pana -2000” fue el “Programa Andino de Formación de Recursos Humanos para el Desarrollo local” (FORHUM) que CIUDAD había impulsado, en asocio con CEHAP (Colombia), CIDAP (Perú) y CERES (Bolivia).  “FORHUM” fue un programa de formación de talentos humanos para la gestión del hábitat en los países andinos auspiciado por el Ministerio de Cooperación de los Países Bajos que financió esta propuesta, formulada y desarrollada, por esas cuatro instituciones dedicadas a la investigación, la capacitación y la asesoría técnica en temáticas relativas al hábitat urbano.

Traté de involucrar a las cuatro instituciones en la propuesta PANA pero el CEHAP no pudo ser incluido por tratarse de una institución universitaria (El Centro de estudios del Hábitat Popular no era una ONG sino una dependencia de la Facultad de Arquitectura de la Universidad Nacional de Colombia – sede Medellín) y la convocatoria de la Unión Europea era exclusivamente para ONGs.

En un principio barajamos el nombre del CINEP en representación de Colombia. Hablé con mi amigo Luis Mauricio Cuervo para que se sumara a la propuesta, pero él había aceptado un cargo en la CEPAL y el CINEP no pudo participar por alguna razón que he olvidado. Luis Mauricio nos recomendó trabajar con Foro Nacional por Colombia. Acepté gustoso su sugerencia pues yo conocía y tenía gran respeto por el trabajo de FORO. Viajé a Bogotá y me reuní con Fabio Velásquez y Esperanza González (que acababa de ser nombrada presidente de FORO), ambos se interesaron con la propuesta y aceptaron sumarse a la iniciativa.

En menos de una semana preparé un primer borrador del proyecto en un esfuerzo de maratonista. Envié el borrador a Carlos y con su invalorable ayuda estructuramos la parte presupuestaria vía Internet. Carlos había conocido a través de nuestro común amigo Karl Heinz Voguel a un funcionario español de la Unión Europea, llamado Orlando Paleo. Carlos hizo un viaje a Bruselas y le enseñó el borrador de la propuesta. A Orlando le encantó el hecho de enfrentar un tema supremamente importante a través de un trabajo regional que abría perspectivas de complementariedad y comparación entre varios países para un tema que, en todos ellos, resultaba trascendente y prioritario.

Incluso nos planteó incorporar a dos países y dos ONGs adicionales. El sugirió sumar a CESAP de Venezuela y yo propuse que SUR de Chile se sumara a la iniciativa. Hablé con Alfredo Rodríguez de SUR y de inmediato escribí a Santiago Martínez, presidente de CESAP, a quién ya conocía pues éramos colegas en ALOP (Asociación Latinoamericana de Organizaciones de Promoción al Desarrollo). Ambos aceptaron involucrarse en el Programa PANA-2000.

Reformulé la propuesta con la presencia de seis ONGs pero eso subía enormemente los costos generales y disminuía los recursos disponibles para cada una de las entidades involucradas pues -según las bases de la convocatoria- el monto disponible tenía un techo que no podíamos superar. Con Carlos tratamos de hacer milagros para restructurar plantar el presupuesto con seis ejecutores sin que perdiera calidad y contenido la propuesta. Vimos que eso iba a ser imposible; si disminuíamos actividades y productos, lo poco que podríamos hacer en cada país, no justificaba los costos de tantos participantes y menos aun el costo total del proyecto. Una propuesta cara y poco efectiva en cuanto a impactos y resultados corría el riesgo de nos ser aprobada.

Escribimos a Orlando Paleo y él nos sugirió partir la propuesta en dos propuestas interrelacionadas: Pana-A que sería un componente más conceptual, de formulación de propuestas y políticas públicas para la gestión ambiental y de capacitación a actores locales y, PANA-B que sería un componente de acciones y ejecuciones que ejemplificaran en el terreno las políticas y propuestas en acción conjunta con los gobiernos locales. Al final de su ejecución, tendríamos que hacer una especie de lectura crítica y una síntesis comparativa regional de lo propuesto y lo ejecutado por los dos componentes.

Orlando se comprometía a lograr que la comisión que iba a evaluar las propuesta tomara en cuanta la necesidad de aprobar los dos componentes, para que no quedase trunca esta interesante tarea que se vislumbraba como una interesante experiencia piloto de trabajo e interacción regional.

Nos advirtió sin embargo que la aprobación estaría supeditada a la calidad y novedad de la propuesta en cuanto a claridad, innovación, contenidos, eficacia y coherencia presupuestal. Eso corría de nuestra cuenta.

Nos propusimos hacer una propuesta de primera, así que nos reunimos en un taller en Quito para revisar lo que Carlos y yo habíamos preparado. En una semana de intenso trabajo formulamos las dos propuestas con sus respectivos marcos lógicos y presupuestos y Carlos se las llevó a Europa para que IEPALA y KATE en consorcio, lo presentaran a la convocatoria de la Unión Europea, con todos los anexos y justificativos que ese tipo de concurso demanda.
     
La Comisión Europea aprobó la propuesta y formalizó un contrato con IEPALA y KATE para la ejecución de PANA-2000. Estas dos instituciones suscribieron un convenio con CIUDAD para que nos encargáramos de la coordinación regional y la ejecución en Ecuador y, nosotros, por nuestro lado, lo hicimos con CESAP, FORO, CIDAP, CERES Y SUR para la ejecución del programa en sus respectivos países.

Pana-2000 se inició en enero de 1999 luego de una reunión regional de planificación y definición de cronogramas y responsabilidades locales y regionales. En ese taller participamos Carlos Guerrero de IEPALA, Fico Arnillas de CIDAP, Esperanza González de Foro, Abelina Caro de CESAP, Tito Vargas de CERES, Olga Segovia de SUR y Rodrigo Barreto, Jenny Maldonado y yo de CIUDAD.

Entre sus actividades capacitación el programa PANA preveía cursos locales, nacionales y dos cursos regionales.

En Marzo de 2001 organizamos en el Perú, el Primer Curso Regional Andino PANA-2000 sobre una temática por demás importante: “Gestión participativa para un desarrollo local sustentable”.

El evento se desarrolló en las ciudades de Lima e Ica entere los días martes 13 y  sábado 17 con la presencia de autoridades locales, organizaciones sociales, líderes comunitarios y profesionales de la región andina que se reunieron para intercambiar y analizar sus experiencias locales y nacionales en materia de gestión ambiental.

El encuentro buscaba iniciar un proceso de elaboración de recomendaciones de políticas aplicadas a la gestión participativa para el desarrollo local sustentable.

En el documento de convocatoria se señalaba que la calidad de vida que ofrecen las ciudades es un resultado del conjunto de diversas actividades que realizan sus habitantes determinadas por sus propias necesidades, expectativas, saberes y patrones culturales. En la región andina, esta situación se encuentra por debajo de los estándares aceptables debido a la presencia de claros indicadores de pobreza, precariedad, exclusión de amplios sectores sociales, escasa cobertura de los servicios básicos y vulnerabilidad ante los desastres naturales y no naturales.

Se señalaba que frente a ello, era importante consolidar el trabajo iniciado por PANA-2000 para la construcción de alianzas y redes de solidaridad e intercambio de conocimientos, sur-sur y norte-sur.

En esa perspectiva se desarrolló aquel curso regional, que congregó a hombres y mujeres vinculados al desarrollo local sustentable de los seis países de la región: Venezuela, Colombia, Ecuador, Bolivia, Perú y Chile con la finalidad de promover el criterio del manejo ambiental dentro del desarrollo local y la gestión participativa.

En el curso Regional PANA-2000 participaron las siguientes organizaciones no gubernamentales: CESAP (de Caracas / Venezuela), CEHAP (de Medellín / Colombia), Foro Nacional por Colombia-Capítulo Valle del Cauca (de Cali / Colombia), CIUDAD (de Quito / Ecuador), CERES (de Cochabamba / Bolivia), SUR (de Santiago / Chile), ASODEL (de Cajamarca / Perú) y CIDAP (de Lima / Perú), estas dos últimas en calidad de organizadores y anfitriones locales.

En aquella oportunidad nos reunimos con queridos colegas y amigos: Abelina Caro y Richard Arraiz de CESAP; Esperanza González y Marcela Restrepo de FORO; Mario Vásconez, Rodrigo Barreto, Silvana Ruiz y Jenny de Endara de CIUDAD; Federico Arnillas y Gilda Uribe de CIDAP; Humberto Vargas y Jacqueline Garrido de CERES; Olga Segovia de SUR; Rita Santos y Inés García de IEPALA (España) y Günter Kostchwitz y Orestes Rodríguez de KATE (Alemania).

Los participantes llegamos a Lima el martes 13 de marzo; el curso se instaló formalmente en las oficinas del CIDAP esa noche y las actividades se desarrollaron en Lima el miércoles 14 y el jueves 15; al final de la tarde de ese día viajamos a Ica y la segunda parte del curso se desarrolló en esa ciudad el viernes 16.

El sábado 17 estaba previsto una visita de campo en Ica en la mañana y la clausura del evento en la noche (luego de un conversatorio con los asistentes). Por pedido de todos los colegas, reorganizamos la agenda para poder tener libre la mañana de ese día y realizar la visita y la clausura en la tarde.

Aprovechando ese cambio en la agenda, con Tito, Esperanza, Olguita y Marcela nos pusimos de acuerdo para visitar las famosas líneas de Nazca que se encuentran no lejos de la ciudad de Ica.

Contratamos un taxi que nos debía buscar muy temprano en la mañana y reservamos con anticipación, vía telefónica, cinco lugares en una avioneta de Aero-Cóndor para sobrevolar esta famosa zona arqueológica.

Las líneas de Nazca son antiguos diseños trazados en la tierra en el desierto de Nazca, entre las poblaciones de Nazca y Palpa.

Estos célebres dibujos de dimensiones colosales se encuentran en una extensa planicie (la Pampa de Jumana) ubicada entre el río Ingenio y el río Nazca. Fueron trazados por la cultura Nazca y están compuestas por cientos de figuras trazadas con maestría sobre la superficie del desierto; desde simples líneas rectas y figuras geométricas trapezoidales, hasta complejas figuras antropomorfas (astronauta, manos); fitomorfas (árbol) y zoomorfas (ballena, mono, perro, cóndor, araña, colibrí, alcatraz, papagayo e iguana).


Desde 1994 la UNESCO declaró las líneas y geo-glifos de Nazca y de las Pampas de Jumana como Patrimonio de la Humanidad. Sin embargo, en los últimos años han sufrido graves daños por la construcción de la autopista panamericana y la invasión irresponsable del sitio con motos y vehículos 4x4.

Lo más representativo de los diseños de Nazca son los dibujos de animales (algunos de más de 250 metros de largo):

- Aves: colibríes gigantes, cóndores, garza, grulla, pelícano, gaviota, loro y otras.

- Mamíferos: mono, ballena, perro con patas y cola largas, llamas, etc.
- Reptiles: lagarto (que fue cortado por la carretera Panamericana), iguana, lagartija, y serpiente.

- Invertebrados: araña, caracol,

Muchos de los dibujos se encuentran mezclados con líneas, figuras geométricas y espirales.

Destaca también una figura antropomorfa, ubicada en el flanco de una pequeña elevación a la que la sabiduría popular ha bautizado con el mote del “astronauta”. 

 Casi todos los dibujos fueron hechos en la superficie llana; sólo hay unos pocos en las laderas de las colinas. Casi todas las figuras que se sitúan en las laderas representan hombres. Algunos están coronados por tres o cuatro líneas verticales que quizás representen las plumas de un tocado ceremonial (algunas momias peruanas llevaban tocados de oro y plumas).

La  pampa de Jumana está situada a una altura de 330 msnm y mantiene una temperatura media anual de 25 grados centígrados. Es una de las zonas más secas del planeta, lo que ha ayudado a preservar los dibujos.

La zona carece casi por completo de lluvia y humedad, pero adicionalmente, el aire caliente actúa como un colchón que impide que las líneas se borren por acción del viento pues ese colchón obliga a las corrientes de aire a cambiar de dirección preservando los dibujos de su acción erosiva.

Los dibujos sólo son apreciables desde el aire. Desde tierra, estos diseños pasan desapercibidos debido a su gran magnitud. 

 Las líneas y diseños solamente pueden ser observadas en toda su inmensidad al sobrevolar el desierto a por lo menos doscientos metros de altura.

A pesar de haber salido muy temprano, el recorrido por tierra desde Ica toma algunas horas y llegamos al aeropuerto de Nazca a media mañana. Al llegar tuvimos que esperar algún tiempo, hasta que aterrizara nuestra avioneta, que estaba dando vueltas en la zona con otro grupo de turistas.

Durante la espera yo conté a mis acompañantes una historia que me relató Yvonne Riaño, amiga colombiana, quién salvó la vida de milagro en esa zona turística.

Ella parece que estuvo e estuvo a punto de subir con otras personas a una de esas aeronaves, cuando llegó a todo correr, un grupo de turistas alemanas que se habían retrasado en el camino. Ellos hicieron valer su reservación previa, e Yvonne y su grupo debieron quedarse en tierra pues su turno era el siguiente.

La avioneta con los alemanes se elevó y a los pocos minutos luego de un ruido seco, el motor se detuvo y el aparato se precipitó a tierra con sus ocupantes europeos. Yvonee y sus amigos se salvaron de perecer por pura casualidad.

Mis amigas casi se niegan a subir a la pequeña avioneta que nos iba a conducir a las alturas para ver las famosas líneas. Mi relato las puso nerviosas. Con Tito logramos convencerlas que el aparto se veía nuevo y que no corríamos peligro alguno. Así que, luego de una larga discusión pudimos embarcarnos.
  
La zona arqueológica se ha hecho tan famosa que el aeropuerto de Nazca es el segundo con mayor tráfico en el Perú, con un promedio de 120 operaciones diarias.

Las avionetas usadas para ese tipo de recorrido turístico aéreo operan con una sola hélice y a más del piloto pueden llevar máximo cinco pasajeros.

Cuando nos tocó el turno, Tito se ubicó en el asiento del copiloto, Esperanza y yo en la segunda fila y Olga y Marcela en la fila posterior. El piloto nos dio instrucciones para usar el sistema de comunicación a bordo, sus explicaciones nos llegarían por medio de auriculares y cualquier pregunta deberíamos plantearle por medio de un micrófono incorporado a esos artilugios que hacían -a la vez- las veces de orejeras, pues el ruido del motor era tan alto al interior de la cabina impediría cualquier tipo de diálogo directo.

Antes de decolar nos informó que estaba prohibido fumar y dos pidió que abrocháramos nuestros cinturones de seguridad.

Al sujetarme el cinturón descubrí que se me podía romper un cigarro que había comprado pensando que la espera iba a ser mucho más larga y que no tuve ocasión de fumármelo pues la avioneta nos recogió casi enseguida. Para que este prometedor habano no se dañara en el bolsillo de la camisa por acción del cinturón, lo saqué de allí y me lo puse en la boca.

Al verme, mis tres amigas protestaron, casi al unísono y de inmediato, repitiendo que estaba prohibido fumar a bordo. Les tranquilicé explicándoles que no iba a encender el cigarro, que lo iba a llevar en los labios durante el vuelo, sólo para evitar que se rompiera. Algunos días después de esta aventura, Tito me envió una foto en la que se me ve con el cigarro y Olguita detrás, protestando por mi intención de fumar en aquel aeroplano.

Casi enseguida la pequeña avioneta correteó por la pista y decoló enrumbándose casi verticalmente hacia las alturas.

Casi enseguida nos dimos cuenta que no veíamos nada ni por la ventana delantera ni por las pequeñas ventanas laterales, todas se encontraban bastante más arriba de nuestro campo visual. Alguien preguntó por ese detalle y el piloto nos dijo que no nos debíamos preocupar, al llegar a las líneas él volaría hacia abajo o inclinaría el avión a derecha o a izquierda para que pudiéramos observar las líneas.

No recuerdo cual bicho pudimos observar primero… pero lo que si recuerdo es que, cuando la avioneta se inclinaba poniendo las alas perpendiculares al suelo, para permitirnos observas  de un lado o del otro del aparato, mis amigas daban alaridos de pánico y comenzaron a sentirse mareadas. El piloto informó que en caso de mareo y vómito, teníamos a disposición unas fundas especiales junto a  nuestros respectivos asientos. No recuerdo si alguna de ellas llegó a vomitar pero todas se marearon; para las tres el recorrido fue un verdadero tormento y casi no disfrutaron de las vistas espectaculares de las figuras,  pues prefirieron cerrar los ojos y respirar profundo cada vez que la avioneta hacía sus giros y piruetas para que pudiésemos ver monos, perros, cóndores o arañas desde los cielos.

Al aterrizar sólo Tito y yo estábamos relativamente sanos, A todos nos daba vueltas el estómago y las tres mujeres se hallaban totalmente mareadas y descompuestas.

A todos nos dieron sin embargo, un certificado emitido por la compañía aérea en el que se testimoniaba que habíamos realizado el sobrevuelo de las líneas de Nazca en aquel día.

Nos obsequiaron también una foto tomada antes del despegue y un folleto informativo en que se detallaba alguna información sobre las líneas y su historia. La foto que me entregaron era muy similar a la que me regaló mi amigo Tito, concentrado en las explicaciones del piloto y con mi enorme cigarro en la boca.
 
En aquel folleto se relataba que el aeropuerto de Nazca lleva el nombre de doña María Reiche, matemática y arqueóloga alemana, que dedicó su vida al estudio y conservación de las líneas de Nazca. Entre sus logros figura el haber llamado la atención del mundo sobre la existencia de las líneas, aunque éstas fueron vistas por primera vez en 1926.

Quién descubrió las líneas fue el doctor Paul Kosok, de la Universidad de Long Island. Él también los estudió por años y en 1939 entregó a María su pasión por el sitio y la información de su trabajo para que ella pudiera continuar sus investigaciones y cuidados.

Después de la Segunda Guerra Mundial, María se instaló en Nazca e inició sus investigaciones que supusieron averiguar las formas de las líneas desde el suelo. Nadie quedó más extrañado que ella misma cuando su primer mapa reveló un dibujo de 46 metros de una araña.

María Reiche continuó el trabajo por muchos años. Murió en Nazca, a los 95 años de edad, el 8 de junio de 1998.

Para nosotros ese vuelo fue apasionante y revelador; luego de leer esta información nos llenamos de un profundo respeto para este tipo de personas que dedican su vida entera al estudio de sitios históricos como el de Nazca y para todos aquellos que deberán seguir sus pasos ahora y en el futuro, pues esas gigantesca expresiones de culturas ancestrales de seguro proporcionarán información y datos relevantes sobre su origen y su finalidad que hoy están todavía en el misterio.

El Primer Curso Regional Andino PANA-2000 “Gestión participativa para un desarrollo local sustentable” nos permitió conocer e intercambiar diferentes experiencias de nuestros propios contextos locales desarrolladas por queridos amigos en los países andinos y generar -colectivamente- elementos para construir una visión compartida del desarrollo local y de la gestión ambiental en la que los gobiernos locales conjuntamente con la sociedad civil organizada, sean los actores principales para generar procesos de concertación y cuidado del medio ambiente.

En el curso vimos que la comunicación entre diversos actores era de gran importancia para lograr la sistematización de las diferentes experiencias exitosas sobre el tema ambiental que puedan darse a conocer a nivel regional e internacional; pero el sobrevuelo de las Líneas de Nazca nos permitió darnos cuenta de lo importantes que resultan ese tipo de esfuerzos en relación a investigación, comunicación e intercambio de la historia y de los saberes prehispánicos de nuestros pueblos para intercambiar y consolidar nuestra historia y generar identidad y orgullo de nuestras raíces comunes. 


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