miércoles, 6 de febrero de 2013

Ecuador 51 El Centro de Investigaciones CIUDAD y el EED – Una relación fructífera.

No tengo un recuerdo muy claro de las fechas, pero debo haber conocido a Detlef Leitner a mediados de septiembre del año 2000.


Yo había sido designado Directo del Centro de Investigaciones CIUDAD un par de años antes  y desde esa época, había tenido que enfrentar una responsabilidad bastante compleja que me tuvo ocupado y preocupado todos estos años: la búsqueda de financiamiento para la institución.

CIUDAD no tenía recursos propios ni dependía de la asignación presupuestaria de ningún entre público o privado. Año a año teníamos que conseguir proyectos que nos permitieran cumplir nuestros objetivos, metas y actividades… y claro, pagar los salarios de nuestra planta de investigadores / colaboradores y enfrentar los gastos corrientes de la institución (desde cosas significativas como el arriendo, los servicios de telefonía, comunicación, electricidad y agua… hasta el mantenimiento y aseo, adquisición de suministros e insumos, guardianía, renovación de equipos, operación de vehículos, jardinería… y quién sabe cuántas cosas más)… 
  
El 9 de enero de 2000 el presidente Mahuad anunció su decisión de dolarizar la economía después de anclar el precio de la divisa en 25.000 sucres por dólar, cuando la tasa de cambio hasta unos días atrás había llegado apenas a 5.000 sucres por dólar. 

Para CIUDAD ese fue un golpe muy duro. Primero porque los salarios -al igual que el del resto de ecuatorianos- se vieron objetivamente reducidos a la quinta parta y segundo porque la institución lograba financiar parte de sus gastos corrientes y de operación con el diferencial cambiario. Los proyectos de CIUDAD, casi todos financiados por contrapartes y agencias de cooperación de exterior, se presentaban y aprobaban en dólares (o en cualquier otra moneda fuerte europea) y nuestros gastos los efectuábamos en sucres. 

Corrían tiempos de inflación constante y el tipo de cambio de esas divisas sufría modificaciones  casi a  diario. CIUDAD obtenía más sucres por cada dólar que recibía y como nuestros gastos eran en moneda nacional, el excedente obtenido servía para pagar gastos institucionales no contemplados en los proyectos: desde el funcionamiento de la biblioteca, hasta el mantenimiento del jardín y el pago del guardián de la esquina.

Con la dolarización todo eso se modificó… además tuvimos que enfrentar el justo pedido de un incremento salarial para poder salir del bache que con la dolarización todos comenzamos a vivir en el día a día y en lo doméstico.    

CIUDAD vivió en esa época momentos de gran incertidumbre… Nuestros recursos resultaban insuficientes y no se veían formas claras de salida a la crisis.

Recibí el mandato de la Asamblea de CIUDAD de encontrar mecanismos administrativos tendientes a reducir el déficit que evidenciaba la institución, evitando así un descalabro financiero antes de fin de año.

Tuve que tomar decisiones muy duras en consenso con todo el personal: reducción de la remuneración base del personal de planta o por contrato (en un monto más elevado para el personal académico y menor para el administrativo); reducción del porcentaje de la remuneración base que recibía por antigüedad el personal de planta (académico y administrativo); reducción de una hora en el tiempo de dedicación que constaba en la tabla para el cálculo de la remuneración del personal académico (de planta o por contrato), sin que esto significase una disminución real del tiempo de dedicación al trabajo en la oficina; aporte de un monto mensual de todos los miembros de la Asamblea como contribución a la crisis institucional; reducción de un porcentaje de la remuneración base, que recibía el personal académico por coordinación de proyectos y reducción de un 40% en el monto que el personal de planta debía recibir por décimo tercer sueldo.

Con estas medidas se logró reducir en un monto significativo los requerimientos de la institución para pago de salarios. Esa medida sin embargo, significó apenas una reducción del 60% del déficit estimado entre julio y diciembre.

Debíamos por tanto hacer importantes esfuerzos para conseguir recursos adicionales y tratar de ser más eficientes en las tareas para evitar el descalabro de la institución.

El panorama no se veía -para nada- alentador.

Logramos salir de hoyo gracias a dos generosas contribuciones que quiero consignar en estas líneas. Las rememoro ahora con nuestro total reconocimiento y los agradecimientos más sinceros pues las manos que nos tendieron nos permitieron salir de la crisis y seguir adelante. Fueron tan importantes que hasta ahora no hemos vuelto a pasar apuros tan graves como los de aquellos años; crecimos, nos hemos mantenido y hemos hecho cosas verdaderamente interesantes en todo este tiempo.

El primer apoyo que recibimos fue un préstamo que el CAAP (Centro Andino de Acción Popular) nos hizo para evitar el descalabro. Junto con Diego Carrión fuimos a visitar a Paco Rohn y él -con gran solidaridad y afecto- nos hizo un préstamo de institución a institución… que luego honramos claro, pero que posibilitó superar el déficit hasta fines del año 2000 y salir adelante.

El segundo apoyo fue una combinación interesante de múltiples factores: afectos, respetos, reconocimientos y complicidades entre el CAAP, el CEP, CIUDAD y el EED.

El propio Paco Director del CAAP y Javier Ponce, que en esa época laboraba en el CEP (Comité Ecuménico de Proyectos), me invitaron a una reunión que se desarrollaba en el Hotel Quito para presentarme a Détlef Leitner, a la sazón funcionario de EZE, responsable del Departamento para América Latina y el Caribe (he tratado de recordar, sin conseguirlo, quién convocaba a esa reunión o el tema de ese encuentro).

Al presentarnos, Paco y Javier hablaron muy bien de CIUDAD y del trabajo serio que habíamos desarrollado desde 1977. Le contaron que éramos prácticamente el único centro vinculado a la problemática urbana en el país a través de actividades,  acciones y propuestas de investigación, capacitación, intervención y documentación… le comentaron de nuestras tareas y esfuerzos de desarrollar propuestas en interacción con organizaciones populares y de la sociedad civil en general: universidades, otras ONG, organizaciones sociales y una serie de redes locales e internacionales. Y le hablaron claro, de la situación complicada que estábamos viviendo en lo financiero, advirtiendo que no cabía pensar en que la crisis y la dolarización pudieran liquidar un esfuerzo serio de casi veinte y cinco años. 
  
Me entrevisté con Detlef a la hora del almuerzo por algo más de una hora… le entregué materiales de CIUDAD y pude contarle con más detalle lo que era CIUDAD, sus metas, sus logros y sus  problemas actuales… Le propuse que me permitiera presentarle un proyecto aunque fuese pequeño, para que tuviéramos la posibilidad de demostrar -en la práctica- la forma seria y responsable con la que solíamos trabajar y para comenzar a cimentar un estrategia de cooperación sostenible y más a largo plazo.

Detlef me escuchó con atención, me formuló varias preguntas concretas y pertinentes y me advirtió que una de las políticas de EZE en relación a sus contrapartes era trabajar de forma continua para apoyar “procesos” y no necesariamente “proyectos puntuales” o “de corta duración”… Supongo que le caí bien, pues le repliqué que esa era precisamente nuestra intención… queríamos iniciar un “noviazgo” que pudiera llevarnos a un “largo matrimonio” lleno no sólo de sueños, sino también de logros y buenos resultados… pensando en las cosas que podríamos aportar para la gente y no en los beneficios para nosotros….

Durante la reunión Detlef no dejo de fumar su habitual pipa… Sin descanso la cargó, taqueó, encendió y absorbió el humo con deleite, una y otra vez.

Terminamos con un acuerdo. Me comprometí a enviarle una propuesta-proyecto en un plazo muy corto… él la iba a analizar para someterla luego al comité de su oficina (“Servicio de las Iglesias en Alemania para el Desarrollo”) pero me advirtió que no me garantizaba nada… Otra política de EZE era no abrir el espectro de sus contrapartes en un país, más allá de los que podían apoyar en función de sus recursos y de su capacidad de seguimiento  y monitoreo.  
      
En Octubre del 2000 envié una primera versión borrador de nuestra propuesta titulada: “Programa de Formación para el Desarrollo Local en el Ecuador – FORLOCAL”.

Detlef me respondió algún tiempo después con una serie de cometarios y me solicitó un conjunto de modificaciones en el contenido y en el presupuesto. Luego de un carteo constante envié la versión final en mayo de 2001 y Detlef pudo someter la propuesta al comité de aprobación. Para esa época ya se había formalizado la fusión de EZE con EED y fue ese nuevo ente el que finalmente, aprobó el proyecto.

Javier Ponce sintetizó este asunto en un documento que buscaba relievar la historia de los programas sociales ejecutados en el Ecuador, con  el apoyo del EED, durante veinticinco años.

“A comienzos de la década de 2000, CIUDAD se propone darle a su acción de capacitación un carácter más permanente y vincularlo con procesos académicos, a través del Programa de Formación para el Desarrollo Local en el Ecuador -FORLOCAL-, que recoja la vasta experiencia de la institución. El antecedente al programa fue un  proyecto de fortalecimiento de la gestión local a nivel nacional y regional andino… y la ejecución de una propuesta de gestión participativa para el Municipio de Quito, entre otros cincuenta trabajos.

Y mientras alimenta esta idea, se producirá su encuentro con Detlef Leitner y con el EED y las conversaciones, que duran alrededor de un año, hasta establecer un convenio de cooperación. En ese momento, se concreta también un acuerdo con la Universidad Andina Simón Bolívar, para darle al programa  una estructura más académica, con títulos de postgrado, pero bajo una modalidad abierta que permita la participación de líderes populares que no cuenten previamente con un título académico.

El primer sector con el que se va a trabajar será el de municipios alternativos, con los que CIUDAD mantenía actividades anteriormente, y a líderes vinculados a organizaciones sociales o iglesias evangélicas que contemplaran en su programa de acción el fortalecimiento de actores y gobiernos locales.

El programa se inicia en el segundo semestre de 2002 con cuatro componentes principales: preparar los contenidos de capacitación para la formación de capacitadores que puedan replicar la experiencia, constituir con ellos un equipo de formación permanente,  capacitar un grupo de gestores del desarrollo local y generar planes y programas de desarrollo local”.

Efectivamente el objetivo del Programa de Formación de Desarrollo Local -FORLOCAL- era dotar y potenciar las capacidades de los agentes del desarrollo local para comprender realidades locales y regionales; formular, gestionar y dirigir políticas, programas y proyectos; trabajar en el procesamiento de conflictos y consensos; y, promover la participación e interacción de múltiples actores.

Entre los principales resultados del Programa FORLOCAL que se inició a principios de 2003 , con un duración de 36 meses se pueden contar los siguientes: a) se logró que un amplio espectro de actores locales, se formaran en temas como “democracia”, “participación” y “desarrollo local”; b) se consiguió que esos actores locales trabajaran en equipo e interactuaran en red; c) se constituyeron espacios presenciales y virtuales de aprendizaje que pudieron ser  usados de forma interactiva por los participantes; d) se apoyaron micro emprendimientos e investigaciones y e) se llegó a una seria sistematización de los resultados para garantizar la continuidad y réplica del programa.

Finalmente Detlef confió en CIUDAD e impulsó ese primer proyecto. Hicimos las cosas seriamente y creemos que no le defraudamos. Es justo reconocer y agradecer su confianza y todo el apoyo que nos ha dado junto a los demás colegas del EED en ese período y en los años subsiguientes.

También se debe recalcar que tuvimos razón en eso de que “lo nuestro” sería un matrimonio fructífero y de largo aliento.

En 2004 presentamos al EED una nueva propuesta del “Programa de Formación para el Desarrollo Local en el Ecuador – FORLOCAL” (II Fase) que también fue aprobada y la desarrollamos por 39 meses entre 2005 y 2007. Los objetivos y resultados eran prácticamente los mismos que aquellos previstos y obtenidos para  la primera Fase.

 Javier Ponce señalaba en su libro:

En el año 2005 y a la luz de los resultados, EED aprueba un apoyo para una segunda etapa del programa, incorporando un tema: el apoyo a la gestión local en aspectos ambientales, aplicados en coordinación con seis países de la región. 

Otro elemento fundamental que se incorporó en la segunda etapa (del Programa FORLOCAL), fue transferir la decisión sobre los temas prioritarios del currículo de enseñanza a los propios participantes, a través de un proceso de reflexión, concertación y priorización de necesidades de capacitación. Finalmente, se vincula al proyecto con los programas iniciados por la Universidad Intercultural Amawtay Wasi, incorporando el tema de la interculturalidad y un factor adicional: la capacitación a distancia vía Internet".

A fines de 2006 Mario Unda, Jorge y Anita García que habían trabajado en las actividades del FORLOCAL II formularon una propuesta del FORLOCAL III

Detlef y los colegas del EED, aportaron con comentarios y sugerencias y esta nueva Fase del Programa FORLOCAL fue aprobado de manera de poder dar continuidad a las acciones. Se inició en 2008 y se prolongó hasta el año 2010 durante 36 meses. 

En esta tercera fase CIUDAD buscaba aportar a la construcción de una red de aprendizaje para el desarrollo de ciudadanía en lo local, mediante la implementación de procesos de formación sostenidos a diversos actores sociales locales, experiencias concretas que sirvan como medios demostrativos, interrelación de redes existentes y un proceso de seguimiento y evaluación sistemático.

El Programa concluyó exitosamente. Como en las fases anteriores, las evaluaciones de medio término y las evaluaciones finales, realizadas por colegas de alto nivel, fueron positivas y aleccionadoras. Permitieron corregir rumbos y mejorar los contenidos y enfoques de las  fases siguientes.

En este período nos metimos también en una aventura interesante con el apoyo del EED. Junto a otras de sus contrapartes en el país, organizamos e impulsamos el “Observatorio de la Cooperación al Desarrollo en el Ecuador”.

El Observatorio buscaba estudiar y generar información sobre temas pertinentes de la cooperación internacional para fomentar la capacidad de los actores locales de relacionarse con agencias de la cooperación internacional.

Esta iniciativa fue originalmente coordinada por el Comité Ecuménico de Proyectos – CEP y posteriormente por el Centro de Investigaciones CIUDAD por encargo del Grupo de Trabajo “Cooperación y Desarrollo” integrado por CIUDAD; la Asociación Cristiana de Jóvenes – ACJ; el  Centro Andino de Acción Popular – CAAP; el Centro Ecuatoriano de Promoción y Acción de la Mujer – CEPAM; la Central Ecuatoriana de Servicios Agrícolas – CESA;  el Comité Ecuménico de Proyectos – CEP y el Fondo Ecuatoriano Populorum Progressio – FEPP.

En 2011 CIUDAD presentó al EED una propuesta para la Fase IV de “Programa de Formación para el Desarrollo Local en el Ecuador – FORLOCAL” que titulamos "CAMINANDO - Hacia una sociedad más justa y democrática: formando actores prácticos y reflexivos en las organizaciones sociales del Ecuador".

El programa fue aprobado por el EED y se inició en 2012 por 36 meses. De acuerdo a lo recomendado por la evaluación externa se propuso profundizar el trabajo con dos actores: organizaciones barriales y organizaciones de economía social y solidaria. La idea básica era que el Programa mantenga su inserción en procesos que tienen ya determinado nivel de desarrollo, que los acompañe, aliente y cualifique. 

Javier Ponce terminaba su análisis de la relación de CIUDAD con el EED de esta manera:

“En síntesis, un recorrido que inició con la investigación, pasó por la asesoría directa a las organizaciones sociales urbanas, concretó un programa de microcréditos que se mantiene activo y desembocó, apoyándose en toda esta experiencia de tres décadas y en la cooperación del EED, en la formación de nuevos actores y de líderes sociales, en momentos en que en el Ecuador, los gobiernos locales, los pequeños y medianos municipios, con sus dificultades y sus formas participativas de enfrentar los obstáculos, se van constituyendo en espacios donde se generan nuevas formas de hacer política y vivir la democracia”.

Sabias palabras.

Con el apoyo de EZE-EED y luego sólo de EED (ahora en proceso de una nueva fusión con “Pan para el Mundo”), CIUDAD ha buscado contribuir a una nueva visión de lo urbano; de entender las ciudades, de entender las relaciones económicas, sociales y políticas que se desarrollan en el contexto urbano, de proponer nuevas formas de atacar los problemas, resolver los conflictos y contradicciones y de llevar adelante un gestión de nuevo tipo en los conglomerados y asentamientos humanos.

En definitiva hemos tratado de contribuir a una gestión trascendente de los asentamientos humanos que resultase simultánea y equilibradamente democrática en lo sociopolítico; participativa y apropiada en lo social y cultural; sostenible y eficaz en lo administrativo, innovadora y eficiente en lo económico y sostenible e integral en la preservación del patrimonio ambiental y edificado.

Hacia esas utopías hemos apuntado todas nuestras labores de forma infatigable, con vehemencia y pasión en estos años. Ello ha implicado una infinidad de retos y agotadoras tareas para todos nosotros.

Ha sido invalorablemente grato que todos esos desvelos hayan podido cumplirse con el apoyo de los colegas del EED y particularmente de Detlef Leitner.

Nuestros agradecimientos para él por su confianza, su amistad y su apoyo; sin ellos no habríamos podido hacer muchas cosas interesantes en este fructífero período. 

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