jueves, 4 de julio de 2013

Estados Unidos 2: De pistas perdidas y re-encuentros. Una historia que no es de fantasmas pero podría serlo.



El 01 de julio de 2013, mi amigo Mario Zollezzi reprodujo en su página de Facebook un texto de “Runa Chay” que rezaba: 
 “2 de julio de 1874 – Aniversario del nacimiento del ingeniero peruano, Pedro Paulet”.

La frase venía acompañada de una fotografía y un texto explicativo que decía lo siguiente:


“Pedro Paulet - Precursor de la Aeronavegación a propulsión y pionero de la era espacial. Estudió en el colegio de la orden lazarista; solía salir al campo para experimentar con cohetes de arranque, a los cuales agregaba una carga constituida por pequeños animales vivos, a fin de observar el efecto que en ellos producían la velocidad o la extensión del vuelo. Ingresó en la facultad de Letras u ciencias de la Universidad (1892) pero deseoso de ampliar sus conocimientos técnicos, viajó a París (1895). A base de acero y vanadio construyó un motor - cohete de sólo 2.5 kg de peso, que afectaba 300 explosiones por minuto y ejercía una presión de 90 kg, de modo que, en principio, revelaba su aptitud para operar una propulsión a distancia. No obstante, hubo de suspender aquellas experiencias porque los vecinos se quejaron a la policía debido a los ruidos que producía su extraño aparato y la sospecha de que estuviera probando explosivos para fines anárquicos”.

Mario Zolezzi añadió más abajo: 

“Pedro Paulet, nacido en Tiabaya, Arequipa... aportó los elementos claves para que la humanidad pueda salir al espacio abierto y llegar a la Luna y a los planetas del sistema solar”.

El personaje de la foto me parecía familiar. Yo tenía la seguridad de haber visto esa cara anteriormente en algún lado. Comencé a hacer memoria y de pronto, su apellido me dijo algo.

Recordé que Tanya Theriault, había colocado en su sitio de Facebook una foto de don Pedro Paulet, acompañada de la siguiente frase:

“My great-grandfather Pedro Paulet is on Wikipedia!... Inventor of the first liquid fueled rocket engine though Goddard got the credit and graduated from my alma-mater Worcester Polytechnic Institute in Massachusetts-small world”!

Traducido al español el texto sería éste:

“¡Mi bisabuelo Pedro Paulet está en Wikipedia!... Inventor del primer motor espacial de combustible líquido; aunque Goddard recibió el crédito y se graduó de mi alma-mater el Instituto Politécnico de Worcester en Massachusetts. ¡El mundo es pequeño”!.

En la foto se leía esta información:

“Pedro Paulet - Padre de la aeronáutica y de la moderna astronáutica. Pionero de la era espacial. Nacido el 02 de julio de 1874 en Arequipa – Perú. Fallecido el 30 de enero de 1945 en Buenos Aires Argentina”.

Megan Theriault al recibir la foto colgada en Facebook por Tanya, su hija, escribió lo siguiente:

“Buenos Aires is where your maternal grandparents met!!!” (“¡¡¡Buenos Aires fue donde tus abuelos maternos se conocieron!!!”)

…y  añadió luego:

“Love the moustache”… (“Adoro el bigote…”)

Tanya escribió y envió a su madre,  algo muy sentido respecto a su bisabuelo:

“Grandaddy wasn't into the glory or prestige. He was all about the science!!! He didn't follow through to get the credit…” (El bisabuelo no buscaba Gloria o prestigio. ¡¡¡Él hacía todo, sólo por la ciencia!!!. El no lo hizo para acumular los créditos”)

Hasta ahora este relato está un poco enredado… pero ya van a ver que no es así…

Como Tanya escribió: ¡El mundo es pequeño!, y como van a darse cuenta, voy a referirme  a una historia de pistas perdidas y re-encuentros bastante extraordinarios.

Una historia que no es de fantasmas como las precedentes… ¡pero que podría serlo!...

Para facilitar las cosas tendría que remontarme a la década de los años cuarenta.

A fines de 1939, mi abuelo el conocido médico y científico, Dr. Pablo Arturo Suárez, hizo un recorrido por Chile y Argentina, para asistir a la Tercera Conferencia Internacional de la alimentación en Buenos Aires. Esa gira dio origen a su libro “A través de Chile y Argentina – Breves Notas y Comentarios”

Mi abuelo realizó ese viaje en compañía de su esposa, Agripina Chacón (a quien todos llamaban Pinita) y de sus hijos Juan y Manón -mi madre-. En esa época, mi tío era un larguirucho joven de diecisiete años y mi mamá una muchacha redondita y bondadosa de apenas trece años.

En Buenos Aires fueron recibidos por el diplomático ecuatoriano Carlos Morales Chacón, sobrino de mi abuela Pinita. Con él pudieron conocer muchos sitios de interés histórico, cultural y turístico.

Juan Suárez, Carlos Morales, Agripina de Suárez y Manón Suárez

El joven diplomático era hijo de don Carlos Morales Martín y de doña Leonor Chacón, hermana mayor de mi abuela; era el mayor de cuatro hijos de ese matrimonio; él y sus hermanos (Laura, Beatriz y Gustavo) nacieron y se criaron en Quito, en el tradicional barrio de la Loma Grande. 

En Buenos Aires Carlos conoció en esos años a una bella joven llamada Cecille Paulet -hija del arequipeño don Pedro Paulet- el ya mencionado precursor de la aeronavegación a propulsión y pionero de la era espacial.

Carlos y Cecille se “ennoviaron” primero y se casaron tres o cuatro años después de aquella visita de mis abuelos. Si no me equivoco contrajeron matrimonio en Lima, a donde Carlos fue enviado en misión luego de cumplir sus funciones en la Argentina. 

Ese matrimonio procreó tres hijos: María del Carmen, Megan y Agustín


A la primera nunca la conocí pues después de una serie de periplos por diversos países del mundo debido a la profesión de su padre, echó anclas en los Estados Unidos y allí se quedó… La familia ecuatoriana la perdió de vista y no hemos tenido ningún contacto con ella en más de seis décadas.

Agustín, en esa época un muchachito inquieto y vivaracho, que hablaba solo inglés, vino de vacaciones al Ecuador, una sola vez. Cayó por estas tierras para visitar a su padre, quien se había divorciado de Cecille. Luego de esa visita, tampoco tuvimos noticas del muchacho y hasta ahora no tengo la más remota idea de lo que haya hecho en la vida.  


Luego del divorcio, Cecille y sus hijos menores se establecieron en la ciudad de Pensacola en el estado de Florida. Carlos regresó a Quito se jubiló de la cancillería y años después se casó con Emmita Guarderas, una señora de su edad… Originalmente la pareja vivía en un pequeño departamento en la Colón y Coruña, con frente a la plazoleta de Artigas; luego compraron una propiedad en Santo Domingo de los Colorados para aprovechar los años que les quedaba de vida, en medio de la paz y sano ambiente del campo. No recuerdo la fecha de su fallecimiento pero acompañé a los dos, primero a él y luego a ella, hasta su última morada terrenal.   

La segunda de los hijos de Carlos y Cecille, una guapa muchacha llamada Megan, vino al Ecuador a principios de los años setenta para visitar a su padre, cuando Carlos vivía justamente a ese departamento de la Plaza Artigas.

Megan era más o menos de mi edad y varios primos -todos contemporáneos- nos convertimos en sus inseparables acompañantes, para que ella pudiera conocer Quito y descubrir el país.  

Cabe anotar que mi abuela Pinita tenía otra hermana, llamada Lucía; a quién todos llamábamos mamamita. Ella fue casada con don Enrique Holguín y tuvo tres hijos: Enrique, Mary y Lucha; esta última de la misma edad que mi mamá y muy querida compañera y confidente de ella. Lucha se casó con Alberto Correa –a quién todos llamábamos Beto- y tuvo a su vez cuatro hijos: Enrique Alberto, Francisco, Gustavo y José. 

Los tres últimos, a quienes conocemos hasta ahora como Paquico, Pollo y Pepe (todos más o menos de mi edad), son los primos que se sumaron a mí y a mi hermano Jaime, en esa agradable función de guías turísticos, para hacer más placentera la permanencia de Megan en estas tierras…

Con Pepe y con Liliana su enamorada, llevamos a Megan al clásico recorrido a la “Mitad del Mundo” para que pudiera fotografiarse junto al monumento a la “Línea Ecuador”, con un pie en el Hemisferio Norte y el otro en el Hemisferio Sur.


Pepe Correa, Liliana Lanfranco, 
Megan Morales y Mario Vásconez
Con Pollo y Jaime llevamos a Megan al parque Nacional Cotopaxi, a la feria de Pujilí, a Latacunga y a Ambato, la tierra de nuestras tres abuelas…

Pollo Correa, Megan Morales y Mario Vásconez

Megan nos hizo conocer a “Simon & Garfunkel” ese fantástico dúo de “folk-rock” cuyas canciones más conocidas “The Sound of Silence” y “Mrs. Robinson” hicieron furor en esos años.

También nos puso en contacto con intérpretes formidables como Engelbert Humperdinck y Tom Jones.

Pollo y Pepe Correa con Megan
en el Cotopaxi
Con Megan escuchamos por primera vez, una interpretación en ingles de la famosa canción peruana “El Cóndor Pasa”. Paul Simon realizó esa versión con el título “If I Could" que fue  incluida en el disco de “Simon & Garfunkel” titulado “Bridge Over Troubled Water” (Puente sobre agua turbulenta) que Megan trajo de Estados Unidos y nos apasionó sobremanera.

Era la época hippy, Megan usaba largas camisas de la India, jeans y sandalias de cuero…

Mario, Megan y Pollo 
en Lligo - Patate
Creo que todos estábamos enamorados de la prima… Paquico que era el mayor, quizás un poco más… pero todos nos desvivimos por organizar paseos y recorridos para que la “primita” se encariñara con la patria.

Fueron días muy agradables de los que guardo afectuosos y cálidos recuerdos.

Luego de dos o tres semanas en el Ecuador, Megan regresó a Pensacola. Parece que en una ocasión regresó al Ecuador pero no la pude ver pues estuve de viaje en algún lado.

La perdí de vista y nunca más volví a saber de ella.

Treinta y cinco años más tarde, hace algo más de dos, buscando unas viejas fotos que pertenecieron a mi abuela Pinita, para ilustrar alguno de estos relatos, di con un pequeño sobre dirigido a ella. Era un sobre proveniente de un pueblo llamado Deerfield en Estados Unidos, y fue puesto en el correo en 1981. En la parte posterior del sobre se leía el apellido del remitente y su dirección. El sobre fue enviado por alguien de apellido Theriault, pero ese nombre no me decía nada. 



En el interior había una pequeña tarjeta -de esas que se suele enviar por navidad y año nuevo- y escrito con bolígrafo de tinta azul, se podía leer en español:

“Pensando en todos con mucho cariño. Feliz Navidad y Próspero año Nuevo”
La tarjeta estaba firmada por “Roberto, Megan, Tanya y Shayn”.


Al leer el nombre de Megan en esa tarjeta asumí que se trataba de Megan Morales, la primita…

Se había casado con un caballero de apellido Theriault y según se podía deducir, la pareja tenía dos hijos: Tanya y Shayn.

Comencé a buscar estos cuatro nombres en Internet y no pude dar con Roberto Theriault. 
Encontré alguien en Facebook llamada Megan Theriault y le escribí pero no obtuve respuesta alguna. 

Seguí buscando… di con cuatro personas que se llamaban “Tanya Theriault”. Escribí a las cuatro un texto que decía lo siguiente:


“Hi Tanya

Are you a relative of Megan Theriault? Megan’s grandmother and my grandmother were sisters. For 35 years I have not news from Megan. I would like to be in touch again. I have sent her a message by Facebook with not answer at all. Can you help me?

Regards
Mario Vásconez”


"Hola Tanya

¿Eres pariente de Megan Theriault? La abuela de Megan y mi abuela eran hermanas. Durante 35 años no tengo no noticias de Megan. Me gustaría entrar en contacto de nuevo. He enviado un mensaje por Facebook sin ninguna respuesta. ¿Me puedes ayudar?

Recuerdos
Mario Vásconez”


Dos de esas personas no me contestaron, otra me puso una escueta nota en la que me decía que estaba equivocado y la cuarta resultó ser la hija de Megan.


La verdadera Tanya me contestó lo siguiente:


“Hola Mario!

Yes, I am Megan Theriault's daughter. Nice to meet you.  I am 33 years old and I currently live in Dallas, Texas. I am finishing my child and adolescent psychiatry fellowship and then will be moving back to Pensacola, Florida where my mother and brother and sister's live. It is nice to finally make contact with some our southamerican family) If you send me your address I can send you pictures of the family”.


“¡Hola Mario!

Sí, yo soy la hija de Megan Theriault. Un gusto conocerte; tengo 33 años y actualmente vivo en Dallas, Texas. Estoy terminando mi beca de psiquiatría infantil y adolescente y luego me trasladaré nuevamente a Pensacola, Florida, donde viven mi madre, mi hermano y mis hermanas. Es bueno finalmente hacer contacto con alguien de nuestra familia de América del sur. Si me envías tu dirección te puedo enviar fotos de la familia”.

Me envió su dirección, su teléfono y su conexión en skype.


Le respondí ensegida:

Hola Tanya

Great to get news of you!... Yes, please send me some pictures; iIt should be nice to exchange bits and news, after so many years.

It would be also great to get some news about your mother. Do you speak Spanish?

Mario


Hola Tanya

¡Fantástico recibir noticias tuyas!... Sí, por favor, envíame algunas fotos; va ser agradable intercambiar bits y noticias, después de tantos años.

También sería fantástico escuchar de tu madre. ¿Hablas español?

Mario


Ahora soy amigo de las dos en Facebook. 



Por ese medio nos enteramos de tanto en tanto, de las noticias recientes de nuestras familias; intercambiamos fotos y algunos comentarios respecto a hijos y nietos.

Megan me mandó fotos recientes y yo envié una en la que estamos todos los “primitos” de esa época… con 40 años y 40 kilos adicionales.

Jaime Vásconez, Paquico Correa, Pablo Suárez, Vicente Ottinger, Mario Vásconez, Pepe Correa, Lucho Suárez, Pollo Correa y Juan José Suárez.

Hace poco Tanya tuvo su primer bebé (el tataranieto de don Pedro Paulet); se llama Elliot y es precioso. 



Unos pocos días antes de su nacimiento, Tanya me escribió para pedirme que tradujera una frase que quería pirograbar en español en una tablita de adorno para el cuadro de su hijo…



Espero que cuando el pequeño Elliot sea un poco más grande… él, su madre y su abuela, puedan visitar el Ecuador… para que estos re-encuentros por Internet puedan hacerse realidad en tierras ecuatorianas.

2 comentarios:

  1. Después de esta historia ¿alguien podría dudar sobre la potencia del avión torpedo o autovólido de don Pedro Paulet, nacido en la tierra del ajo arequipeño?

    ResponderEliminar
  2. Linda historia querido Marito. Recuerdo con cariño la memorable visita de la prima Megan, aunque yo era todavía chiquito!!

    ResponderEliminar