A fines de marzo, mi amigo el arquitecto mexicano Carlos González Lobo, quien fue mi director de tesis en la maestría que cursé en la UNAM , me entregó un muy interesante artículo suyo, titulado: “Por una arquitectura apropiada y apropiable: Sistema de autoconstrucción de cubiertas”. Ese trabajo, bastante extenso y muy serio (como todo lo que emprende González Lobo), venía acompañado de unos maravillosos dibujos hechos “a mano alzada” con rapidógrafo de punta fina por el autor. Carlos, a más de ser un arquitecto formidable y un erudito en temas numerosos y variados es, además, un excelso dibujante.
Pensé que sería importante que aquel texto pudiese llegar a un amplio público de profesionales y estudiantes de arquitectura, así que fui a visitar a mi amigo Rolando Moya, Director de Trama, para entregarle una copia del artículo para que pudiera difundirla en la revista.
Me comentó que la salida del número siguiente estaba prevista para abril o mayo de ese año y aceptó de buen agrado publicar el ensayo de mi amigo mexicano.
En la conversación nos pusimos a hablar de la casa rústica que había diseñado y construido para mi familia, casi sin recursos, entre mediados de 1986 y principios de 1988 y de una serie de retos en los que incursioné para abaratar costos y lograr -también de mi lado” una arquitectura “apropiada y apropiable”; sobre todo a través del uso de materiales reciclados y de recuperación.
Rolando me propuso que escribiera un artículo sobre la “casa Vásconez” para el nuevo número de Trama.
Como había tiempo suficiente, no evadí el reto y acepté con agrado su amable invitación para escribir sobre esa obra.
Como había tiempo suficiente, no evadí el reto y acepté con agrado su amable invitación para escribir sobre esa obra.
El número 51 de Trama, salió de imprenta en mayo de ese año e incluyó el artículo de mi amigo Carlos González Lobo y el texto de la casa Vásconez que titulé “Antes los osos vivían en cuevas, los tiempos cambian”.
“Residencia Vásconez: Antes los osos vivían en cuevas, los tiempos cambian”.
1, ¿Osos?, ¿qué osos?
Estos osos no viven en el país de los osos, en medio de un bosquecillo ni mucho menos. Viven en una casa de ladrillo, teja y eucalipto, en medio de un bosque si, pero en plena ciudad.
¿Qué osos? pues, un papá oso, una mamá osa y dos hijas ositas. A su casa llegan también otros úrsidos: la señora osa que ayuda en las tareas del hogar -aunque no vive allí-, los osos visitantes -que nuestros amigos reciben de vez en cuando- y numerosas ositas -amigas de las pequeñas- que duermen en la casa con frecuencia.
Esos son los osos de los que estamos hablando, los usuarios permanentes y eventuales de una casa a la que nos referiremos más adelante.
2. Bueno, y... ¿qué hacen estos osos?
Papá oso trabaja como investigador, mamá osa es documentalista y las ositas asisten a la escuela (les gusta mucho la gramática y los números, la geografía, la música y las ciencias naturales). A mamá osa y a las pequeñas les encanta la música; en ocasiones, mientras papá oso escribe sus informes o corrige algún trabajo, ellas cantan y tocan guitarra y piano. Antes de ir a dormir, cuando las ositas han comido y han hecho sus deberes, la familia oso ve televisión o lee un poco; a las ositas les encantan las historias, sobre todo las que hablan de osos y de casas.
3. Requerimientos y demandas de los osos en relación a su casa.
Cuando papá y mamá oso decidieron hacer su casa pensaron en sus costumbres y hábitos de vida; creyeron conveniente hacer un dormitorio matrimonial, un dormitorio para cada osita y un dormitorio de huéspedes para los osos foráneos que de vez en cuando duermen en la casa.
A más de la sala y el comedor vieron que convenía incorporar un comedor informal a la cocina, pues para estos osos, ese es el centro operativo de la vida doméstica. Pensaron en una habitación que pudieran concentrar la música y los libros y un espacio que sirviera para depósito de abrigos y trastero.
Requerían de un retrete próximo a las áreas diurnas y dos cuartos de baño en la zona de las alcobas: uno para los osos adultos y otro para las ositas y los eventuales huéspedes (este último, con posibilidad de uso compartido en razón de la congestión que podría producirse por la simultaneidad de horarios).
¡Ah!, y un espacio para otros habitantes de la casa, una perra grande y juguetona de color pardo rojizo de nombre Ashca y una salchicha pequeñita y bondadosa que afirma llamarse Ponqui.
4. ¡Osos exigentes!, ¿qué más pedían?
Los osos pensaron en materiales y acabados, formas y volúmenes, colores y texturas que recrearan una arquitectura rústica y acogedora; sin intentar que sea falsamente vernácula sino, más bien, concientemente ecléctica; que rescatara ciertas añoranzas de papá y mamá oso y que no entrase en contradicción ni con la arquitectura local ni con el contexto inmediato (natural y edificado).
¡Ah, estos osos!, ¿porqué no buscaron una cueva como todo oso que se respeta?
El terreno donde iban a construir papá y mamá oso fue adquirido conjuntamente por ocho familias del género ursus, bajo la modalidad de condominio, en la reserva natural de San Isidro de El Inca.
Los osos planificaron áreas individuales para la implantación de las viviendas y generosas áreas colectivas para garajes, jardines y zonas deportivas.
6. Vivir entre osos
Los osos condóminos acordaron utilizar en sus viviendas el mismo tipo de materiales y colores para garantizar una visión armónica y unitaria del conjunto; aunque los diseños fuesen diferentes, todas las edificaciones serían de dos pisos, de ladrillo blanqueado, de estructura de madera y cubierta de teja vidriada.
Cuando papá y mamá oso iban a construir su casa se toparon con otras restricciones del terreno y del entorno; de acuerdo a lo acordado podían edificar en un área plana de 170 m2 (10 x 17 m ) pero debían respetar un adosamiento al norte y un retiro posterior de tres metros al este; sin embargo, podían contar con iluminación potencial y vista a las amplias zonas verdes del conjunto, tanto al sur cuanto al este.
7. Y... por lo menos, ¿tenían plata?
Los recursos económicos de la familia oso no eran ilimitados cuando decidieron construir su vivienda; debieron por tanto, restringir áreas, materiales y acabados a sus disponibilidades financieras: una pequeña suma inicial, un reducido crédito bancario y un moderado flujo de ingresos de su trabajo durante la realización de la obra.
8. Bien, y... ¿qué hicieron los osos?
Pues, hicieron lo que casi todo el mundo "cuando construye" su vivienda, "ir haciéndola de a poco"... salvo talvez por algunas novedades que se las contamos aquí, entre osos:
- Novedades funcionales: Los osos hicieron una casa de dos plantas con la entrada al costado del terreno a fin de ahorrar áreas de circulación y vincular mejor los espacios. Dejaron un portal y un asiento junto al acceso para aprovechar la relación con las áreas verdes comunales; preservaron -en la parte posterior de la casa- un patio y un pequeño jardín privado para uso familiar al aire libre.
En la planta alta, a más de los espacios que habían previsto, decidieron hacer sendos soberados o altillos sobre los roperos de las ositas; de esa forma las camas se podían ubicar en la parte alta liberándose íntegramente el área de cada habitación para otras actividades.
En la planta alta, a más de los espacios que habían previsto, decidieron hacer sendos soberados o altillos sobre los roperos de las ositas; de esa forma las camas se podían ubicar en la parte alta liberándose íntegramente el área de cada habitación para otras actividades.
- Novedades técnico-constructivas: Para construir su casa los osos compraron materiales y componentes de viejas edificaciones que estaban siendo demolidas en otras zonas de la ciudad. De esa forma obtuvieron enormes ladrillos mambrones para las paredes, adoquines de piedra para el patio, vigas rústicas de eucalipto para el entrepiso, aldabas y picaportes, una espaciosa bañera de hierro colado con patas en forma de garra, ventanas y puertas-ventana de doble hoja, que incluían vidrios... y quién sabe, cuántas otras novedades.
La estructura portante y la cubierta se realizaron totalmente en eucalipto, las paredes en ladrillo y los pisos de tejuelo cuadrado rústico. Para el entrepiso se fundió una loseta sobre vigas de madera y se recubrió de alfombra. En los baños la familia oso utilizó piezas sanitarias de color blanco y duelas verticales de eucalipto que se combinaron, en el uno, con tejuelo vidriado de color verde botella y, en el otro, con azulejo mate de tono azul-petróleo.
La estructura portante y la cubierta se realizaron totalmente en eucalipto, las paredes en ladrillo y los pisos de tejuelo cuadrado rústico. Para el entrepiso se fundió una loseta sobre vigas de madera y se recubrió de alfombra. En los baños la familia oso utilizó piezas sanitarias de color blanco y duelas verticales de eucalipto que se combinaron, en el uno, con tejuelo vidriado de color verde botella y, en el otro, con azulejo mate de tono azul-petróleo.
Novedades volumétrico-formales: Al diseñar la casa, papá oso optó por un techo que comenzara a nivel del entrepiso, en él las habitaciones de planta alta se expresan más bien como buhardillas. Consideró que ese partido volumétrico reduciría el peso visual de la edificación que, caso contrario parecería excesivo con sus dos plantas, sus diez metros de frente por catorce de fondo y, adicionalmente con una vivienda de volumen semejante adosada a un costado. Por otra parte, reducir las alturas de una edificación mixta (madera-ladrillo) siempre resulta conveniente en términos de seguridad sísmica; en este caso la planta alta, prácticamente, se desarrolla dentro de la cubierta.
9. ¿Qué más decir sobre esta historia de osos y de casas?
Pues, no sabemos si se pueda decir mucho más. Ahí tienen unos esquemas de los planos y varias fotos del proceso constructivo de la casa.
Cuando quieran pasen a visitar a los osos, siempre hay una taza de café para los amigos, sin importar que sean grises, pandas, koalas, blancos, pardos o de anteojos.
En agosto de 2007, me llamó Darwin Borja, un joven periodista que trabajaba para la revista Vistazo.
Me comentó que estaban preparando un nuevo número de “Construye”, una publicación de “diseño, construcción y proyectos inmobiliarios” y habían programada un reportaje sobre “casas de arquitectos”, así que me visitó y luego de una amena conversación, publicó algo más sobre la casa.
Me comentó que estaban preparando un nuevo número de “Construye”, una publicación de “diseño, construcción y proyectos inmobiliarios” y habían programada un reportaje sobre “casas de arquitectos”, así que me visitó y luego de una amena conversación, publicó algo más sobre la casa.
En esta oportunidad no hablamos de osos sino más bien de los aportes a la decoración derivados de una serie de herencias de muebles y enseres y de las cualidades innatas de mi esposa en esta nueva rama de la profesión que ahora se ha dado en llamar “arquitectura de interiores”.
Incluyo varias fotos que dan cuenta de esa afirmación y de los cambios que hicimos en la estructura original de la “casa de los osos” pues terminamos cubriendo el patio y jardín posteriores, en donde ahora tenemos la sala de la casa y claro, cambiamos de lugar el comedor.
En la actualidad las ositas se mudaron y los osos viejos nos mantenemos en la casa… Ahora menos bulliciosa y hasta muy grande para nosotros, pero repleta de bellos recuerdos y añoranzas.
lindo relato mario, lleno de ternura.
ResponderEliminarme gusta pasar de vez en cuando por tu blog, las historias siempre son entretenidas.
saludos,
d.
Que chévere texto querido Marito. Nos has trasladado a tiempos que recordamos con añoranza y alegria, y a innumerables momentos llenos de calidez y cariño en vuestra casa.
ResponderEliminarUn fuerte abrazo
Los osos Suárez Pástor