1.
Los
inicios de la FADA-PUCE
Como ya he relatado, la Facultad de Arquitectura y Diseño de la PUCE, nació a inicios de 1994. La propuesta había sido presentada por los arquitectos Diego Carrión, Fernando Calle y Jorge García, al rector, padre Julio Terán Dutari S.J., quien tomó la decisión de crear la facultad y dio el visto bueno para el inicio de las actividades.
Diego fue nombrado decano, Fernando sub-decano, Jorge asumió la dirección
del área de arquitectura y Lucho Bossano la dirección del área de diseño. La
nueva facultad se inauguró en junio de 1994 y el inicio formal de actividades fue
el 26 de septiembre de ese año.
En 1995 se posesionó como
nuevo rector el padre Hernán Andrade S.J., quien también apoyó los objetivos y
el sistema planteado para el funcionamiento de la FADA.
En 1997 el rector pudo inaugurar el nuevo edificio de la Facultad de
Arquitectura y Diseño construido por Fernando Calle.
2.
Los
primeros pasos de "Taller de diseño arquitectónico"
En los primeros semestres yo fui profesor de una materia llamada “espacio y
percepción” y desde fines de 1995,
cuando los primeros estudiantes comenzaron el tercer semestre, asumí labores
docentes y la coordinación del “taller de diseño arquitectónico”;
responsabilidades que mantuve hasta cuando dejé la facultad en junio de 2003.
De aquel periodo, debo destacar el compromiso de todos quienes brindaron su
concurso como docentes de “Taller” en la FADA. En el día a día, los profesores
bregaban con pasión, creatividad y dedicación, por el éxito de una empresa que
la sentíamos de todos.
El sistema implementado en la FADA permitía una adecuada selección del
personal docente para garantizar la excelencia académica, pero también
demandaba de los profesores compromiso, responsabilidad y calidad. Las
evaluaciones participativas eran permanentes y la renovación de los contratos
dependía de esas evaluaciones.
Una importante innovación de la FADA-PUCE fue la creación de las
coordinaciones de paralelos y niveles en cada unas de las carreras. Inés
Pazmiño y Mariana Torres fueron las primeras coordinadoras de “Taller”, ellas
apoyaban a los profesores en la organización y el cumplimiento de la
programación semestral y en todo tipo de ayuda que requiriesen docentes y
estudiantes. Posteriormente, Inés se integró a la
planta de profesores y pudimos contar con la colaboración de las arquitectas
Ximena Rohn y Patricia Castro como coordinadoras de los cursos inferiores (3ro
a 6to semestres); Mariana pasó a la coordinación del Taller Vertical (7mo a 9no
semestres) y la arquitecta Miroslava Garzón se sumó al grupo como coordinadora
del Taller de Fin de Carrera (10mo semestre).
3.
Docentes del Taller de diseño arquitectónico (1995 -
2000)
1995 - 1996
En el semestre académico desarrollado entre septiembre de 1995 y febrero de
1996, cuando la primera promoción comenzó el tercer nivel, el equipo inicial de
profesores de “Taller”, estuvo conformado por los
arquitectos Milton Barragán, José María Sáez y Mario Vásconez.
1996 -1997
En el semestre desarrollado entre marzo y agosto de 1996 cuando la segunda
promoción comenzó el tercer nivel y la primera inició el cuarto semestre de su
carrera, habíamos decidido que los grupos de trabajo de "Taller" debían ser menos numerosos para poder generar una relación más
cercana profesor-alumno, así que duplicamos el número de profesores.
- En 3er nivel al grupo inicial (M. Barragán,
J.M. Sáez y M. Vásconez) se sumaron tres nuevos profesores Hernán Burbano,
Héctor Chaves y Mauricio Moreno.
- El 4to nivel también fue estructurado con seis profesores; los arquitectos: Fernando
Bucheli, Fernando Calle, Nancy Méndez, M. Moreno, Roberto Noboa y Enrique
Vivanco.
En el semestre desarrollado
entre septiembre de 1996 y febrero de 1997, los estudiantes tuvieron como
docentes a los siguientes arquitectos:
-
3er nivel: H. Burbano, Handel Guayasamín, J.M. Sáez y Jaime Vásconez.
- 4to nivel: F. Bucheli, F. Calle, Alexis Mosquera y M. Vásconez / N. Méndez.
- 4to nivel: F. Bucheli, F. Calle, Alexis Mosquera y M. Vásconez / N. Méndez.
-
5to nivel (cursado por la 1ª. Promoción): M. Barragán, H. Chaves, M. Moreno y E. Vivanco.
1997 -1998
En el semestre desarrollado
entre marzo y agosto de 1997 los profesores de "Taller" fueron los siguientes
arquitectos:
-
3er nivel: H. Guayasamín, J.M. Sáez y J. Vásconez.
- 4to nivel: F. Bucheli, F. Calle, Carlos Jácome y M. Vásconez / Inés Pazmiño.
-
5to nivel: M. Barragán, M. Moreno y E. Vivanco.
-
6to nivel: H. Burbano, Álvaro Martínez, A. Mosquera y Edwin Samaniego.
En el semestre desarrollado
entre septiembre de 1997 y febrero de 1998 la planta docente de "Taller" estuvo
integrada por los arquitectos:
-
3er nivel: H. Guayasamín, J. Vásconez y Mario Vivero.
-
4to nivel: F. Calle, C. Jácome y M. Vásconez.
-
5to nivel: M. Barragán, H. Burbano, Andrés Núñez y E. Vivanco.
-
6to nivel: H. Burbano, Á. Martínez, A. Mosquera y E.
Samaniego.
-
7mo nivel: M. Moreno, R. Noboa, Tomás Uribe y J.M. Sáez.
1998 - 1999
Para el semestre desarrollado
entre marzo y agosto de 1998 se experimentó una fórmula nueva que tuvo mucho éxito: propiciar el trabajo docente
mediante equipos de dos profesores y asumir un “énfasis” particular en los
ejercicios de cada nivel (orden geométrico, orden conceptual, investigación,
entorno y taller vertical). La planta docente de "Taller" estuvo integrada por
los siguientes equipos de arquitectos:
-
3er nivel (orden geométrico): a) C. Jácome y Manuel Uribe, b) I. Pazmiño y T. Uribe.
- 4to nivel (orden conceptual): a) J.M. Sáez y Juan Javier Malo; b) H. Guayasamín y Eugene
Mangia.
- 5to nivel (investigación): a) M. Vásconez y A. Mosquera; b) José Eduardo Báez y
Patricia Fondello; c) Á. Martínez y Diego Salazar
-
6to Nivel (entorno): M. Barragán y Carlos Veloz
- 7mo y 8vo niveles (taller vertical / práctica de diseño avanzado): a) J.M. Sáez y M. Uribe;
b) M. Moreno y María Dolores Montaño; c) Alfredo Rivadeneira; d) T. Uribe; e) Francisco Monroy; f) R. Noboa
y g) Roberto Andrade.
A partir del séptimo
nivel la materia fue organizada bajo la modalidad de taller vertical; ello
implica que los estudiantes de séptimo, octavo y noveno niveles deberían
desarrollar conjuntamente, ejercicios de diseño con semejante nivel de
complejidad, aunque con mayor nivel de exigencia para los estudiantes de los cursos
superiores, en unidades académicas que disponían de un espacio físico propio,
bajo la responsabilidad de uno o dos profesores.
Para el semestre
académico desarrollado entre septiembre de 1998 y febrero de 1999, la planta
docente de Taller estuvo integrada por los siguientes equipos de profesores:
-
3er nivel (orden geométrico): a) C. Jácome y M. Uribe, b) I. Pazmiño y T. Uribe.
-
4to nivel (orden conceptual): a) J.M. Sáez y Ariel Castro; b) y E. Mangia J.J. Malo.
-
5to nivel (investigación): a) M. Vásconez y A. Mosquera; b) José Eduardo Báez y
Patricia Fondello; c) H. Guayasamín y Á. Martínez.
-
6to Nivel (entorno): M. Barragán y Carlos Veloz
-
7mo, 8vo y 9no niveles (taller vertical): a) J.M. Sáez y A. Castro; b) M. Moreno y M.D. Montaño;
c) A. Rivadeneira; d) T. Uribe; e) F.
Monroy; f) R. Noboa y g) R. Andrade.
1999 - 2000
Para el semestre
académico desarrollado entre marzo y agosto de 1999, la planta docente de
Taller estuvo integrada por los siguientes profesores:
-
3er nivel: a) M. Uribe, b) I. Pazmiño y T. Uribe
-
4to nivel: a) J.M. Sáez y J.J. Malo, b) H. Guayasamín y E. Mangia.
-
5to nivel: a) Á. Martínez; b) A. Mosquera; c) D. Salazar
-
6to nivel: a) M. Barragán, b) C. Jácome; c) Carmen
E. Ribadeneira y F. Calle
-
7mo, 8vo, 9no niveles (taller vertical): a) J.E. Báez b) Gonzalo Bustamante; c) Henry Carrión; d)
Patricio Endara; e) M.D. Montaño y F. Monroy; f) A. Rivadeneira; g) T. Uribe.
-
10mo nivel (trabajo de fin de carrera): a) F. Calle; b) M. Moreno; c) R. Noboa; d) M.
Vásconez.
En el año 2000 invitamos a los arquitectos Alberto Rosero y Ovidio Wappenstein a sumarse al equipo del Taller de fin de carrera.
Ese año graduamos la primera promoción de arquitectos; los nuevos profesionales de esa promoción y de las siguientes, tenían una sólida formación y gran solvencia técnica, conceptual, teórica y práctica, sumadas a cualidades éticas y humanas. Habíamos logrado cumplr el reto de todos cuantos estábamos empeñados en la formación de esos nuevos arquitectos.
Ese año graduamos la primera promoción de arquitectos; los nuevos profesionales de esa promoción y de las siguientes, tenían una sólida formación y gran solvencia técnica, conceptual, teórica y práctica, sumadas a cualidades éticas y humanas. Habíamos logrado cumplr el reto de todos cuantos estábamos empeñados en la formación de esos nuevos arquitectos.
4.
Sistematización
de retos, propósitos y experiencias
En 1998 escribí un documento académico titulado “Modelo conceptual para el diseño de objetos arquitectónicos: Contribución a la enseñanza-aprendizaje del diseño arquitectónico”
Ese texto sintetizaba los
criterios y fundamentos del “Programa general del taller de diseño
arquitectónico” que elaboré como resultado de constructivos debates y discusiones
con los colegas del colectivo de profesores de “Taller”.
El objetivo de ese
documento era contribuir a que los trabajos de diseño que realizaban los
estudiantes de “Taller” tuvieran como punto de partida, la comprensión de un
conjunto de elementos conceptuales que les dieran sustento. A esa intención se
sumaba la aspiración de que el documento suscitara el debate y la crítica; se
nutriera de ideas y conceptos… y propiciaran una mejor definición y
colectivización de los términos usados en el diseño, el análisis histórico, la
crítica y la docencia de la arquitectura.
Al entregar ese texto a
la comunidad de colegas y estudiantes de la FADA-PUCE lo hice convencido, de
que requería muchas contribuciones y correcciones; en ese momento, era nada más
que la primera piedra.
En el presente relato me
he propuesto realizar una síntesis de aquel documento por considerarlo una base
importante de lo que la facultad pudo hacer desde su creación hasta que dejé
las aulas en 2003 y también –debo suponer- de lo que ha podido hacer en años
posteriores.
5.
Fundamentos del “taller de diseño arquitectónico” en la
FADA-PUCE
Los profesores de “Taller” nos habíamos planteado una serie de preguntas
referidas a las metas de la materia y de la facultad: a) ¿Cómo contribuir a la
formación integral de los estudiantes de arquitectura?; b) ¿cómo contribuir al
desarrollo de sus capacidades para intervenir profesionalmente en distintas
realidades, a través de propuestas y soluciones innovadoras?; c) ¿cómo
prepararlos para enfrentar diversos contextos y problemas particulares,
aplicando en ello conocimientos universales y un alto compromiso ético?.
Considerábamos que en la búsqueda de adecuadas respuestas a esas
interrogantes radicaba el reto de todos cuantos estamos empeñados en la
formación de nuevos arquitectos.
Pero no sólo nos hacíamos preguntas filosóficas y de fondo, nos preguntábamos
también cosas prácticas y terrenas: a) ¿Cómo buscar un sistema de formación
coherente, direccionado, que articulara los diferentes niveles y materias?; b) ¿cómo
estructurar equipos docentes consolidados que se interrelacionaran horizontal y
verticalmente, con objetivos, metodología y contenidos claros?; c) ¿cómo lograr
una aproximación a esos objetivos con sistemas de evaluación y seguimiento no
subjetivos?
Creíamos que en las respuestas a esas dudas radicaba un reto complementario
que apuntaba a entender el proceso de enseñanza-aprendizaje de manera
diferente.
Pero como docentes debíamos responder también algunas cuestiones
ligadas a los fines de la carrera de arquitectura, para que los jóvenes
graduados pudiesen aportar de forma adecuada al desarrollo del país: ¿qué tipo
de arquitecto queríamos formar?, y ¿qué tipo de
arquitectura debería ser realizada por los arquitectos egresados de la FADA-PUCE en el futuro?
6.
Problemas y sub-problemas
En “Taller” se buscaba desarrollar
-conjuntamente con los estudiantes- un método reflexivo que permitiera entender
los problemas arquitectónicos como “sistemas” en los que diferentes
sub-problemas demandaban una solución integral: a) de partido general
arquitectónico; b) funcionales; c) formales y estéticos; d) espaciales; e) técnico-constructivos;
f) de confort; g) de emplazamiento; h) ambientales; i) de contexto; j) legales;
k) económicos y financieros; etc.
7. Dominios básicos para el diseño arquitectónico
En las formas
tradicionales de enseñanza de la arquitectura era frecuente constatar
incongruencias como: a) el fraccionamiento entre niveles, materias y criterios
de los profesores; b) el fomento en los estudiantes de una actitud acomodaticia
a los criterios de los docentes; c) falta de rigor en las propuestas o excesivo
convencionalismo; d) descontextualizaciones físicas, sociales, históricas o
culturales; e) deficiente información sobre los fundamentos de la arquitectura;
f) deficiencias en instrumentos de expresión; g) ausencia de un método explícito
de diseño, etc.
El trabajo en “Taller” debía
tratar de corregir esas contradicciones estableciendo niveles de conocimiento y
alcances de cada nivel. Esos niveles y alcances debían guardar estrecha
relación con las otras materias del pensum académico, con los objetivos
generales y específicos de la facultad y de “Taller” y con ciertos dominios
básicos que debían exigirse a los estudiantes de cada nivel: a) dominio
representativo-expresivo; b) dominio crítico-descriptivo-interpretativo; c) dominio
reflexivo; d) dominio creativo; y e) dominio productivo-constructivo.
8.
Una metodología de enseñanza-aprendizaje
Cada uno de los
ejercicios abordados debía ser entendido como un “medio de
enseñanza-aprendizaje" y no como "un fin" en sí mismo. Sin
embargo si bien se debía valorar el proceso también se debía evidenciar y
evaluar los resultados.
En la práctica de “Taller”,
se debía ayudar al estudiante a descubrir y precisar las intenciones iniciales
del ejercicio y los objetivos del proceso que orientasen y definiesen el
desarrollo del diseño. Estas pautas proporcionaban parámetros claros que reducían
la subjetividad en la valoración del proyecto y facilitaban la comunicación
profesor-alumno y alumno-alumno permitiendo mejorar las actividades de
autocrítica o de trabajo en grupo.
El alumno se iba
acostumbrando a la búsqueda de soluciones creativas para los objetivos
iniciales de su diseño, a través de la investigación crítica de los sub-problemas
y a desarrollar de forma coherente esos objetivos en el proceso de diseño. Se
debía evitar el no forzar la creatividad intuitiva y se debía potenciar la
creatividad a través de un método de aproximación al diseño basado en el orden
de partida como elemento estructurante.
9.
El ¿para qué? de este rollo
Con estos mecanismos se
apuntaba a que los estudiantes pudieran ser rigurosos (en sus análisis y
propuestas); flexibles (para que pudieran contextualizar sus intervenciones);
críticos y creativos (para que pudieran interpretar la realidad); propositivos en
sus soluciones (con sólidos conocimientos técnicos, teóricos e instrumentales)
y conocedores de un método claro de diseño (que les permitiera integrar
sistemas y trabajar de forma colectiva e interdisciplinaria).
Con este tipo de
formación podían demostrar -en sus trabajos futuros- sus conocimientos y
compromiso ético; su capacidad reflexiva y su creatividad; el manejo de
elementos conceptuales e instrumentales, sus habilidades y práctica; su
sensibilidad e ingenio; su rigurosidad y vínculo con la realidad; las destrezas
y la capacidad para tomar decisiones para que sus propuestas pudieran
constituir respuestas y referentes validos para nuestro medio.
Ahí radicaba el reto de
todos cuantos estábamos empeñados en la formación de nuevos arquitectos.
10.
El ¿por qué? de este relato
El documento que dio origen a este texto constaba de tres partes: a) un análisis referente a los criterios y lineamientos que estábamos tratando de aplicar en el proceso de enseñanza-aprendizaje del diseño arquitectónico en la FAD-PUCE; b) una propuesta de modelo aplicable a la sustentación conceptual del diseño arquitectónico, y c) un glosario básico de un conjunto de términos usados en el quehacer del diseño arquitectónico.
En este relato he tratado de sintetizar la primera parte (los criterios y
lineamientos).
En alguna biblioteca de la PUCE debe reposar la propuesta del modelo
conceptual y el glosario básico de términos que lo acompañaba… los interesados
pueden remitirse a esos documentos originales… ojalá yo pueda volver sobre ello,
en otro espacio y en otra ocasión.
En este relato me parecía importante además que pudieran quedar registrados
los inicios del “Taller de diseño arquitectónico” de la FADA-PUCE, así como los
nombres de sus protagonistas y gestores. No cabía que esas acciones que
demostraron ser tan exitosas y llenos de “lecciones a aprender”, pudieran
traspapelarse y quedar en el olvido, por decisión u omisión de alguien.
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