En junio de 2004 estuve en Barcelona para participar en el “Foro Universal de las Culturas”. Este macro evento mundial se desarrolló entre mayo y septiembre de ese año, en un recinto integrado por novedosas edificaciones y espacios abiertos donde se organizaron un sinnúmero de exposiciones, espectáculos, conferencias y otras numerosas y variadas actividades artísticas, de comunicación y creatividad.
Las temáticas centrales del Foro fueron “la cultura de paz”, “el desarrollo sostenible” y “la diversidad cultural”. Un conjunto de conferencias llamadas "Diálogos" constituyeron los atractivos centrales del Foro; más de setenta mil personas participaron en esos debates sobre temas de actualidad e interés, junto a numerosas personalidades y expertos de todo el mundo.
Yo fui invitado como ponente a los diálogos que se estructuraron durante la primera semana de junio sobre el tema “El agua, la vida y la seguridad” con cuatro subtemas: “Agua y solidaridad”; “Agua, salud y ambiente; “Derecho al agua y “Usos del agua y desarrollo”.
Los miembros del Consejo de administración del Secretariado Internacional del Agua tuvimos la oportunidad de participar en los “Diálogos” sobre los “Usos del agua y el desarrollo” en el que se habían previsto siete simposios: “Gestión integrada de aguas fronterizas, herramienta para la paz”; “Los cambios climáticos”; “Agua y turismo, industria, energía…)”; “Acceso al agua potable y al saneamiento para todos”, en el que presentó una ponencia mi colega y amiga Stela Goldenstein de Brasil; “Naturaleza y agua” en la que habló nuestra amiga Diana Iskreva, de Bulgaria; “El agua y la agricultura”, en la que habló nuestro colega Damme Salle, de Senegal y “La necesidad de una nueva cultura del agua” en la que yo presenté una ponencia sobre una visión integral para una nueva gestión del agua.
El primero de junio se reunió en el marco del “Foro de las Culturas“, la “Asamblea Mundial de Sabios del Agua”, una iniciativa ciudadana para debatir, plantear y compartir ideas sobre los cambios institucionales que deberían realizarse para que el reconocimiento del derecho fundamental al agua y al desarrollo humano, puedan hacerse realidad.
La “Asamblea Mundial de Sabios del Agua” reunió a representantes de diferentes grupos y ámbitos con miras a influir y orientar la toma de decisiones: su valor agregado reside en la competencia, la experiencia y la diversidad de perspectivas de sus miembros. Su objetivo es movilizar las sabidurías locales, regionales, nacionales e internacionales para afrontar los retos sociales, tecnológicos y financieros de la gestión del agua.
En este evento participamos también los miembros del Secretariado Internacional del Agua pues la Asamblea de Sabios fue organizada por el SIA junto a “Green Cross International”, el “Consejo de Colaboración sobre Agua Potable y Saneamiento” (WSSCC) y la “Alianza Maghreb-Machrek por el Agua” (ALMAE).
En la ceremonia de apertura participaron Mireia Belil, directora de los “Diálogos” del Foro de Barcelona, Bertrand Charrier, vicepresidente de Green Cross International y Raymond Jost, Secretario General del Secretariado Internacional del Agua.
Uno de los atractivos de la “Asamblea Mundial de Sabios del Agua” a más de los debates y deliberaciones, era una iniciativa de Raymond: el “Reloj para ver gotear el tiempo” (“L'Horloge à voir le temps couler”).
La “Asamblea Mundial de Sabios del Agua” persigue el cumplimiento de los Objetivos de Desarrollo del Milenio, especialmente los referidos al acceso de la población al agua y al saneamiento. Para el cumplimiento de ese reto, los gobiernos se comprometieron a reducir a la mitad el porcentaje de la población sin acceso a agua potable y saneamiento antes de 2015.
Ese reloj es un recordatorio visual del cumplimiento de esos Objetivos. La pantalla digital muestra esos desafíos: las cifras que cambian en la pantalla muestran la brecha creciente entre la realidad y los progresos que debemos hacer para alcanzar los Objetivos del Milenio en relación al abastecimiento de agua y al saneamiento para las poblaciones carenciadas.
Pero además el reloj es un símbolo interesante que vincula el tiempo con el agua.
Además de la pantalla digital este aparato dispone de un complejo sistema, de 4 metros de alto que funciona sobre el principio de los antiguos relojes egipcios de agua.
Además de la pantalla digital este aparato dispone de un complejo sistema, de 4 metros de alto que funciona sobre el principio de los antiguos relojes egipcios de agua.
Marca el tiempo por medio de de una cierta cantidad de líquido que cae regularmente en doce esferas que marcan las horas y en veintinueve esferas que marcan los minutos, el ciclo del agua es mantenido por un péndulo que activa un mecanismo que vierte regularmente una misma cantidad de agua en la esfera superior. La mezcla se compone de catorce litros de agua y catorce litros de alcohol de color azul de metileno. La actualización de tiempo de reloj se produce merced a una bomba eléctrica controlada por un microordenador.
Este reloj hídrico opera desde 1987; fue diseñado y construido en el taller “Bernard Gitton” en Francia y su precisión es semejante a la de cualquier reloj mecánico.
En la ceremonia de apertura de la “Asamblea Mundial de Sabios del Agua” y en el develamiento del reloj, estaban previstas unas palabras de Mikhail Gorbachev, Presidente Fundador de “Green Cross International”, sin embargo no se pudo contar con su presencia por un retrazo involuntario de última hora, debido a algún inconveniente de vuelos y conexiones aéreas.
Los diálogos sobre el tema de “El agua”, tenían un calendario preciso de muy pocos días, así que, para que un mayor número de personas pudiera observar el famoso “reloj para ver gotear el tiempo” Raymond había previsto ubicarlo en otro lugar del Foro. Eso trajo una serie de complicaciones de logística pues todos los espacios debían ser previamente reservados y no fue factible conseguir una autorización para que este polizón se metiera en algún rincón, sin haber estado programado de antemano.
Raymond consiguió que un Centro Comercial de Barcelona aceptara ubicar el mamotreto en uno de sus pasillo principales y allí cumplió muy bien su propósito, ya que todos los visitantes se amontonaban para ver el ingenioso mecanismo hídrico y las aterradoras cifras digitales de su base que marcaban el aumento constante de la población mundial y cómo los objetivos del milenio se iban quedando retrazados pues los esfuerzo para dotar de agua y saneamiento al mundo, no seguían el mismo ritmo.
Una de esas tardes, asistíamos a alguna de las conferencias y, de pronto, luego de que Raymond recibiera una llamada telefónica, lo vi casi entrar en pánico, le informaron que Gorbachev quien había llegado a Barcelona, pues iba a dar una charla al día siguiente, pero había pedido visitar esa tarde “L'Horloge à voir le temps couler” y ya se estaba trasladando al sitio donde éste se exhibía.
Salimos corriendo -a la velocidad que permitía el gran volumen de mi amigo- tomamos un taxi y nos enrumbamos, apremiando al conductor a cada instante, hacia el Centro Comercial donde estaba el reloj. Llegamos sudorosos y agotados el instante mismo en que el ex líder de la Unión Soviética entraba al vestíbulo donde se ubicaba el aparato.
Raymond atravesó la multitud que pugnaba por ver el reloj y por ver a Gorbachev, empujando a todo el mundo y yo atrás, tratando de escudarme en su gigantesca humanidad.
Llegamos justo a tiempo. Pudimos recibir al ilustre visitante y Raymond hizo un cordial discurso de agradecimiento y bienvenida. Dio la explicación -que yo ya conocía de memoria- sobre el funcionamiento del reloj y cómo éste cumplía el propósito de llamar la atención -de autoridades y ciudadanos- sobre los retos de los Objetivos del Milenio.
Llegamos justo a tiempo. Pudimos recibir al ilustre visitante y Raymond hizo un cordial discurso de agradecimiento y bienvenida. Dio la explicación -que yo ya conocía de memoria- sobre el funcionamiento del reloj y cómo éste cumplía el propósito de llamar la atención -de autoridades y ciudadanos- sobre los retos de los Objetivos del Milenio.
Yo traducía discretamente la intervención de Raymond -del francés al español- al traductor oficial y éste -un sujeto delgado, calvo y bigotón- hacía lo propio -del español al ruso- al oído del personaje, que observaba fascinado el ingenioso aparato.
Al terminar, Gorbachev agradeció la explicación, felicitó la iniciativa y reiteró su decisión de seguir batallando por los temas ambientales y el derecho al agua. El bigotón tradujo su discurso al español y yo hice un breve resumen en francés para mi amigo.
Luego nos tomamos algunas fotos, el público bregaba por hacer lo mismo y nuestro celebre interlocutor se despidió de nosotros con un cordial apretón de manos, felicitándonos por la novedosa iniciativa.
De esa forma tan alocada, esa tarde, puede fungir de improvisado traductor de Mikhail Gorbachev el impulsor de la “Perestroika” y el “Glásnost”.
Por supuesto luego de este singular acontecimiento fuimos en busca de un bar para echarnos unas tantas “cañas” y comentar el exitoso encuentro.
Al día siguiente nadie quería creer esta loca aventura. Pero claro, todo era posible en medio de ese gigantesco evento universal de las culturas, en el que -por supuesto- se podían suceder esos improvisados encuentros -casi mágicos- en medio del gotear continuo y despreocupado del tiempo.
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